jueves, 3 de febrero de 2022

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 - DE FEBRERO – SÁBADO – 4ª – SEMANA DEL T.O. – C SANTA ÁGUEDA

 

 


 

5 - DE FEBRERO – SÁBADO –

4ª – SEMANA DEL T.O. – C

SANTA ÁGUEDA

 

Lectura del primer libro de los Reyes (3,4-15):

 

En aquellos días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.

En Gabaón el Señor se apareció en sueños a Salomón y le dijo:

«Pídeme lo que quieras.»

Respondió Salomón:

«Tú le hiciste una gran promesa a tu siervo, mi padre David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se siente en su trono: es lo que sucede hoy.

Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo inmenso, incontable, innumerable.

Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de gobernar a este pueblo tan numeroso?»

Al Señor le agradó que Salomón hubiera pedido aquello, y Dios le dijo:

«Por haber pedido esto y no haber pedido para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama, mayores que las de rey alguno.»

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 118,9.10.11.12.13.14

 

R/. Enséñame, Señor, tus decretos.

 

¿Cómo podrá un joven andar honestamente?

Cumpliendo tus palabras. R/.

 

Te busco de todo corazón,

no consientas que me desvíe

de tus mandamientos. R/.

 

En mi corazón escondo tus consignas,

así no pecaré contra ti. R/.

 

Bendito eres, Señor,

enséñame tus leyes. R/.

 

Mis labios van enumerando

los mandamientos de tu boca. R/.

 

Mi alegría es el camino de tus preceptos,

más que todas las riquezas. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,30-34):

 

En aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco.»

Porque eran tantos los que iban y venían que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.

Al desembarcar, Jesús vio una multitud y le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a enseñarles con calma.

 

Palabra del Señor

 

1.- Jesús quiso para sus discípulos que tuvieran tiempos de descanso, de paz y de sosiego, alejados del barullo y las angustias de la vida cotidiana, en un sitio tranquilo que invite al reposo y la paz del espíritu. También aquí, entonces como ahora. Y ahora más. Porque la vida se ha complicado, la sociedad, el trabajo, la convivencia, todo se ha puesto más tenso, más agobiante, más insoportable.

Así las cosas, Jesús, precisamente porque es ejemplo cabal de humanidad sin fisuras, es el primero que aprueba y quiere nuestros descansos, donde y como cada cual lo encuentre mejor y según sus posibilidades. Se trata de una necesidad, no es un lujo, ni un capricho. Jesús lo quiso también, como cualquier ser humano lo quiere.

 

2.- Pero, para Jesús, había algo mucho más importante. La primacía, en su vida, no la tenían sus intereses o conveniencias, sino los intereses y conveniencias de los otros. Y es que, en el fondo, Jesús no soportaba ver a la pobre gente. Literalmente, "se le conmovían las entrañas", según dice el texto griego (esplagnísthe).

Porque aquellas gentes iban por la vida "como ovejas sin pastor", desamparados de todo y de todos. Y si aquellas gentes acudían a Jesús, hasta no dejarle ni comer, ni descansar, eso quiere decir que Jesús tenía una fuerza de atracción irresistible.

 

3.- Pocas personas se encuentra uno en la vida con tal fuerza de atracción sobre los últimos de este mundo.  Porque en este mundo hay pocas personas con la humanidad de Jesús.  Hay que decirlo una vez más: solo la humanidad coherente y sin fisuras es la fuerza que puede dar respuesta al dolor y el anhelo de quienes buscan y no encuentran.

 

SANTA ÁGUEDA

 


Padeció el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de Decio (249-251).

Desde la antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia y su nombre fue introducido en el Canon romano.

 

La fama de su virtud heroica- virginidad consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y coercitivos- se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos prodigios después de su muerte.

 

VIDA

Santa Águeda fue una joven cristiana de Catania (o Palermo), en la isla de Sicilia, que murió mártir en el siglo III. Prometida en matrimonio a Quinciano, gobernador de la isla, ella no acepta por haberse consagrado a Dios desde su infancia.

partir de esta negativa las fuentes nos hablan de distintas pruebas que culminaron en su martirio durante la persecución de Decio (Passio Santa Agathae), o durante la de Diocleciano (Aldelmo, De laudibus virginitatis, cap. 42: PL 89, 142). Son, pues, inciertas las fechas de su nacimiento y de su muerte (ca. 251).

El proceso de su martirio se narra en la Passio Santa Agathae. Ante la primera negativa a los requerimientos del gobernador, Águeda es encomendada a una tal Afrodisia que trata de persuadirla durante 30 días. Presentada de nuevo ante el tribunal de Quinciano, se declara cristiana y es condenada a prisión.

Después de algunos días la llevan nuevamente al tribunal y la someten a nuevo interrogatorio. Vuelve a rehusar, haciendo profesión de su fe en Cristo.

Su actitud provoca la ira del gobernador, quien ordena le arranquen los pechos, y la envía una vez más a prisión.

En esta etapa de su encarcelamiento recibe la visita milagrosa y confortante del apóstol San Pedro. La constancia de Águeda encuentra réplica en la tozudez de Quinciano, que vuelve a la carga, haciéndole renovadas instancias y disponiendo, finalmente, suplicios que le acarrearon la muerte.

La fama de su virtud heroica- virginidad consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y coercitivos- se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos prodigios después de su muerte.

 

EL CULTO A SANTA ÁGUEDA

El fervor popular la constituyó patrona de Catania y abogada en las erupciones del Etna. Más adelante se le consideró abogada en caso de incendio.

Finalmente, y por una extensión fácilmente comprensible, pasó a invocarse como patrona de los constructores de campanas (éstas anunciaban la aparición de un fuego).

Las reliquias de Santa Águeda se conservaron primero en Catania, mas, por temor a la profanación sarracena, fueron trasladadas a Constantinopla, de donde se rescataron definitivamente en 1126.

Hay constancia de su culto muy difundido en diversos documentos y monumentos: varias iglesias reciben su nombre. Aparece en el Martirologio Jeronimiano, en el Calendario Cartaginés, y en el Calendario Mozarábigo, en las Sinaxis griegas, y también se inserta su nombre en el Canon de la Misa, probablemente por intervención directa del papa San Gregorio (cfr. J. Jungmann, El sacrificio de la Misa, Madrid 1953, 937).

Los documentos litúrgicos de los siglos VI al X fijan la fecha de celebración de su festividad el 5 de febrero.

El documento fundamental  y más abundante relacionado con su martirio es la Passio Santa Agathae. Existen de esta narración varias recensiones, una latina y dos griegas, que se remontan a una recensión original común del siglo VI que suscita la sospecha de los estudiosos a la hora de pronunciarse sobre su valor histórico.

Ello no obstante, puede afirmarse sin ningún género de duda que, en fuerza de los testimonios monumentales y litúrgicos aducidos, son absolutamente seguros desde el punto de vista histórico tanto el hecho de su martirio y del culto que se le tributó desde muy pronto, como también el lugar de su muerte, aunque algunas particularidades que se dicen acompañaron a su martirio resulten dudosas.

 

 

   

 

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