5 - DE FEBRERO – SÁBADO –
4ª – SEMANA DEL T.O. – C
SANTA ÁGUEDA
Lectura del primer libro de los Reyes
(3,4-15):
En aquellos
días, Salomón fue a Gabaón a ofrecer allí sacrificios, pues allí estaba la
ermita principal. En aquel altar ofreció Salomón mil holocaustos.
En Gabaón el Señor se apareció en sueños
a Salomón y le dijo:
«Pídeme lo que quieras.»
Respondió Salomón:
«Tú le hiciste una gran promesa a tu
siervo, mi padre David, porque caminó en tu presencia con lealtad, justicia y
rectitud de corazón; y le has cumplido esa gran promesa, dándole un hijo que se
siente en su trono: es lo que sucede hoy.
Pues bien, Señor, Dios mío, tú has hecho
que tu siervo suceda a David, mi padre, en el trono, aunque yo soy un muchacho
y no sé desenvolverme. Tu siervo se encuentra en medio de tu pueblo, un pueblo
inmenso, incontable, innumerable.
Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar
a tu pueblo, para discernir el mal del bien, pues, ¿quién sería capaz de
gobernar a este pueblo tan numeroso?»
Al Señor le agradó que Salomón hubiera
pedido aquello, y Dios le dijo:
«Por haber pedido esto y no haber pedido
para ti vida larga ni riquezas ni la vida de tus enemigos, sino que pediste
discernimiento para escuchar y gobernar, te cumplo tu petición: te doy un
corazón sabio e inteligente, como no lo ha habido antes ni lo habrá después de
ti. Y te daré también lo que no has pedido: riquezas y fama, mayores que las de
rey alguno.»
Palabra de Dios
Salmo: 118,9.10.11.12.13.14
R/. Enséñame, Señor, tus decretos.
¿Cómo podrá un
joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R/.
Te busco de
todo corazón,
no consientas que me desvíe
de tus mandamientos. R/.
En mi corazón
escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R/.
Bendito eres,
Señor,
enséñame tus leyes. R/.
Mis labios van
enumerando
los mandamientos de tu boca. R/.
Mi alegría es
el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
(6,30-34):
En aquel
tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús y le contaron todo lo que
habían hecho y enseñado.
Él les dijo:
«Venid vosotros solos a un sitio
tranquilo a descansar un poco.»
Porque eran tantos los que iban y venían
que no encontraban tiempo ni para comer.
Se fueron en barca a un sitio tranquilo
y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas
las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron.
Al desembarcar, Jesús vio una multitud y
le dio lástima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a
enseñarles con calma.
Palabra del Señor
1.- Jesús quiso para sus discípulos que
tuvieran tiempos de descanso, de paz y de sosiego, alejados del barullo y las
angustias de la vida cotidiana, en un sitio tranquilo que invite al reposo y la
paz del espíritu. También aquí, entonces como ahora. Y ahora más. Porque la
vida se ha complicado, la sociedad, el trabajo, la convivencia, todo se ha
puesto más tenso, más agobiante, más insoportable.
Así las cosas, Jesús, precisamente
porque es ejemplo cabal de humanidad sin fisuras, es el primero que aprueba y
quiere nuestros descansos, donde y como cada cual lo encuentre mejor y según
sus posibilidades. Se trata de una necesidad, no es un lujo, ni un capricho.
Jesús lo quiso también, como cualquier ser humano lo quiere.
2.- Pero, para Jesús, había algo mucho
más importante. La primacía, en su vida, no la tenían sus intereses o
conveniencias, sino los intereses y conveniencias de los otros. Y es que, en el
fondo, Jesús no soportaba ver a la pobre gente. Literalmente, "se le
conmovían las entrañas", según dice el texto griego (esplagnísthe).
Porque aquellas gentes iban por la vida
"como ovejas sin pastor", desamparados de todo y de todos. Y si
aquellas gentes acudían a Jesús, hasta no dejarle ni comer, ni descansar, eso
quiere decir que Jesús tenía una fuerza de atracción irresistible.
3.- Pocas personas se encuentra uno en
la vida con tal fuerza de atracción sobre los últimos de este
mundo. Porque en este mundo hay pocas personas con la humanidad de
Jesús. Hay que decirlo una vez más: solo la humanidad coherente y
sin fisuras es la fuerza que puede dar respuesta al dolor y el anhelo de
quienes buscan y no encuentran.
Padeció el martirio en Catania (Sicilia), probablemente en la persecución de
Decio (249-251).
Desde la
antigüedad su culto se extendió por toda la Iglesia y su nombre fue introducido
en el Canon romano.
La fama de su virtud heroica- virginidad
consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y coercitivos-
se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos prodigios
después de su muerte.
VIDA
Santa Águeda fue una joven cristiana de
Catania (o Palermo), en la isla de Sicilia, que murió mártir en el siglo III.
Prometida en matrimonio a Quinciano, gobernador de la isla, ella no acepta por
haberse consagrado a Dios desde su infancia.
A partir de esta negativa
las fuentes nos hablan de distintas pruebas que culminaron en su martirio
durante la persecución de Decio (Passio Santa Agathae), o durante la de
Diocleciano (Aldelmo, De laudibus virginitatis, cap. 42: PL 89, 142). Son,
pues, inciertas las fechas de su nacimiento y de su muerte (ca. 251).
El proceso de su martirio se narra en la
Passio Santa Agathae. Ante la primera negativa a los requerimientos del
gobernador, Águeda es encomendada a una tal Afrodisia que trata de persuadirla
durante 30 días. Presentada de nuevo ante el tribunal de Quinciano, se declara
cristiana y es condenada a prisión.
Después de algunos días la llevan nuevamente
al tribunal y la someten a nuevo interrogatorio. Vuelve a rehusar, haciendo
profesión de su fe en Cristo.
Su actitud provoca la ira del gobernador,
quien ordena le arranquen los pechos, y la envía una vez más a prisión.
En esta etapa de su encarcelamiento recibe la
visita milagrosa y confortante del apóstol San Pedro. La constancia de Águeda
encuentra réplica en la tozudez de Quinciano, que vuelve a la carga, haciéndole
renovadas instancias y disponiendo, finalmente, suplicios que le acarrearon la
muerte.
La fama de su virtud heroica- virginidad
consciente y constante, puesta a prueba de mil modos insinuantes y coercitivos-
se extendió por toda la cristiandad y se confirmó por diversos prodigios
después de su muerte.
EL CULTO A SANTA
ÁGUEDA
El fervor popular la constituyó patrona de
Catania y abogada en las erupciones del Etna. Más adelante se le consideró
abogada en caso de incendio.
Finalmente, y por una extensión fácilmente
comprensible, pasó a invocarse como patrona de los constructores de campanas
(éstas anunciaban la aparición de un fuego).
Las reliquias de Santa Águeda se conservaron
primero en Catania, mas, por temor a la profanación sarracena, fueron
trasladadas a Constantinopla, de donde se rescataron definitivamente en 1126.
Hay constancia de su culto muy difundido en
diversos documentos y monumentos: varias iglesias reciben su nombre. Aparece en
el Martirologio Jeronimiano, en el Calendario Cartaginés, y en el Calendario
Mozarábigo, en las Sinaxis griegas, y también se inserta su nombre en el Canon
de la Misa, probablemente por intervención directa del papa San Gregorio (cfr.
J. Jungmann, El sacrificio de la Misa, Madrid 1953, 937).
Los documentos litúrgicos de los siglos VI al
X fijan la fecha de celebración de su festividad el 5 de febrero.
El documento fundamental y más
abundante relacionado con su martirio es la Passio Santa Agathae. Existen de
esta narración varias recensiones, una latina y dos griegas, que se remontan a
una recensión original común del siglo VI que suscita la sospecha de los
estudiosos a la hora de pronunciarse sobre su valor histórico.
Ello no obstante, puede afirmarse sin ningún
género de duda que, en fuerza de los testimonios monumentales y litúrgicos
aducidos, son absolutamente seguros desde el punto de vista histórico tanto el
hecho de su martirio y del culto que se le tributó desde muy pronto, como
también el lugar de su muerte, aunque algunas particularidades que se dicen
acompañaron a su martirio resulten dudosas.
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