18 - DE
MAYO – MIERCOLES –
5 –
SEMANA DE PASCUA – C –
SAN JUAN –
I
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (15,1-6):
EN aquellos días, unos que bajaron de Judea se pusieron a enseñar a los
hermanos que, si no se circuncidaban conforme al uso de Moisés, no podían
salvarse. Esto provocó un altercado y una violenta discusión con Pablo y
Bernabé; y se decidió que Pablo, Bernabé y algunos más de entre ellos subieran
a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre esta controversia.
Ellos, pues, enviados por la Iglesia provistos de lo necesario, atravesaron
Fenicia y Samaría, contando cómo se convertían los gentiles, con lo que
causaron gran alegría a todos los hermanos. Al llegar a Jerusalén, fueron
acogidos por la Iglesia, los apóstoles y los presbíteros; ellos contaron lo que
Dios había hecho con ellos.
Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían abrazado la fe, se
levantaron, diciendo:
«Es necesario circuncidarlos y ordenarles que guarden la ley de Moisés».
Los apóstoles y los presbíteros se reunieron a examinar el asunto.
Palabra de Dios
Salmo: 121,1-2.4-5
R/. Vamos alegres a la casa del Señor
¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del
Señor»!
Ya están pisando
nuestros pies
tus umbrales,
Jerusalén. R/.
Jerusalén está fundada
como ciudad bien
compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del
Señor. R/.
Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre
del Señor;
en ella están los
tribunales de justicia,
en el palacio de
David. R/.
Lectura del santo evangelio según san Juan (15,1-8):
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que
no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más
fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en
mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así
tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él,
ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece
en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los
echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que
deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis
discípulos míos».
Palabra del Señor
1. Los "frutos" son el resultado de lo que da de sí la
vida. Y son enteramente necesarios para mantener la vida. Por eso
existe una conexión directa entre "fruto" y "vida". De tal
manera que, como explica Jesús en el sermón del monte, por el fruto se ve la
autenticidad del árbol o de la planta (Mt 7, 16 par; Lc 6, 44; Mt 7,17...), lo
que es acentuado por el mismo Jesús, en Mt 7, 21 ss.
La calidad de cada persona se ve por los resultados que da su vida. Hay
gente que se pasa la vida consumiendo los frutos que otros
producen. Como hay personas que rinden más de lo que uno se
puede imaginar.
2. Lo que dice Jesús sobre la vid y los sarmientos, con el fruto que se ha de esperar, se suele aplicar a la vida espiritual y a la religiosidad. Pero no se piensa en la "productividad" en el trabajo, en la vida en general.
Es conocido el tema de Max Weber cuando explica cómo la propia profesión se debe vivir como la vocación a la que Dios llama a cada cual. Está fuera de duda que los países del Norte de Europa, de matriz protestante, han fomentado una religiosidad que les ha llevado a entender la propia profesión como la vocación, mientras que los países del Sur de Europa, más condicionados por la tradición católica, han derivado la religiosidad hacia las prácticas de piedad y ritos sacramentales.
El resultado ha sido el contraste entre la riqueza de los países del Norte
y la pobreza de los países del Sur. Las consecuencias que estamos palpando en la
actual crisis económica están a la vista de todos.
3. Sin duda alguna, tenemos que repensar cómo y hasta qué punto nuestra fe cristiana influye en nuestra productividad, en los frutos que damos, para que este mundo sea más habitable y en él haya menos sufrimiento. La responsabilidad laboral, profesional, ciudadana, hasta en la honradez de nuestra ética económica y financiera, todo eso, entra -tendría que entrar- de lleno en la meditación de la vid y los sarmientos.
(año 526)
Nació en
Toscana, y fue elegido papa en el año 523. Enviado como legado de Teodorico a
Justino, emperador de Constantinopla, fue detenido a su vuelta y encarcelado.
Su gestión no había sido del agrado del monarca. Murió en Rávena en el año 526.
Era italiano, de Toscana. En 523 fue
elegido Sumo Pontífice. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la
herejía de los arrianos. Y sucedió que el emperador Justino de Constantinopla
decretó cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que
los que pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los
arrianos niegan que Jesucristo es Dios y esto es algo muy grave y contrario a
la religión Católica). El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a
Constantinopla y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes
que habían dado contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que
apoyaran a los herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad.
Más de 15,000 fieles salieron en
Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos, y
estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y
claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los
arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos.
Y Teodorico se encendió en furiosa
rabia, y al llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo
hizo encarcelar y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió,
que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos
grandes consejeros, Boecio y Símaco.
Y dicen los historiadores que el rey
Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan
Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el
almuerzo.
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