24 - DE
MAYO – MARTES –
6 –
SEMANA DE PASCUA – C –
Bienaventurada Virgen María,
Madre de la Iglesia
María Auxiliadora
Lectura del libro de los Hechos
de los apóstoles (16,22-34):
EN aquellos
días, la plebe de Filipos se amotinó contra Pablo y Silas, y los magistrados
ordenaron que les arrancaran y que los azotaran con varas; después de molerlos
a palos, los metieron en la cárcel, encargando al carcelero que los vigilara
bien; según la orden recibida, él los cogió, los metió en la mazmorra y les
sujetó los pies en el cepo.
A eso de media noche, Pablo y Silas
oraban cantando himnos a Dios. Los presos los escuchaban. De repente, vino un
terremoto tan violento que temblaron los cimientos de la cárcel. Al momento se
abrieron todas las puertas, y a todos se les soltaron las cadenas. El carcelero
se despertó y, al ver las puertas de la cárcel de par en par, sacó la espada
para suicidarse, imaginando que los presos se habían fugado. Pero Pablo lo
llamó a gritos, diciendo:
«No te hagas daño alguno, que estamos
todos aquí».
El carcelero pidió una lámpara, saltó
dentro, y se echó temblando a los pies de Pablo y Silas; los sacó fuera y les
preguntó:
«Señores, ¿qué tengo que hacer para
salvarme?»
Le contestaron:
«Cree en el Señor Jesús y te salvarás tú
y tu familia».
Y le explicaron la palabra del Señor, a
él y a todos los de su casa.
A aquellas horas de la noche, el
carcelero los tomó consigo, les lavó las heridas, y se bautizó en seguida con
todos los suyos; los subió a su casa, les preparó la mesa, y celebraron una
fiesta de familia por haber creído en Dios.
Palabra de
Dios
Salmo: 137,1-2a.2bc.3.7c-8
R/. Señor, tu derecha me salva
Te doy
gracias, Señor, de todo corazón,
porque escuchaste las palabras de mi boca;
delante de los ángeles tañeré para ti;
me postraré hacia tu santuario. R/.
Daré gracias a
tu nombre
por tu misericordia y tu lealtad.
Cuando te invoqué, me escuchaste,
acreciste el valor en mi alma. R/.
Tu derecha me salva.
El Señor completará sus favores conmigo.
Señor, tu misericordia es eterna,
no abandones la obra de tus manos. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Juan (16,5-11):
EN aquel
tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno
de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?”. Sino que, por haberos dicho esto, la
tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo es la verdad: os
conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el
Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo
acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no
creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una
condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».
Palabra del
Señor
1. Tuvo que ser dolorosa la
despedida de los discípulos y Jesús. Porque no cabe duda de que, entre Jesús y
los discípulos se había creado una relación profunda, fuerte. Pero no era
cuestión solo de amistad. Es que, además de la "amistad",
allí había una vinculación de "fe" y, sobre todo, de
"seguimiento" de los discípulos en relación con Jesús.
Aquellos hombres veían en Jesús la imagen de Dios, la cercanía de Dios, la presencia de Dios. Allí se produjo un fenómeno de unión y experiencia religiosa tan fuerte, que aquello fue el punto de partida de un movimiento humano espiritual que aún perdura, que se ha ido transmitiendo de generación en generación y que sigue vivo en todos los rincones del mundo.
2. Pero, aun siendo tan
fuerte aquel vínculo de amistad y de fe, Jesús les dice que "les
conviene" que él se vaya, que él se quite de en medio. Porque, si Jesús se
queda en este mundo, eso representaría que, en esta tierra nuestra, habría (y
seguiría habiendo) un hombre genial, excelso, profético... Pero, por muy
excelso que fuera, siempre estaría localizado en un solo lugar. Mientras que,
al irse Jesús, al morir, entregó el Espíritu (Jn 19, 30) y cuando resucitó lo
volvió a entregar (Jn 20, 22).
Ahora bien, el Espíritu nunca está limitado
a un solo lugar. Todo lo contrario, el Espíritu es una fuerza de libertad y
expansión, que se derramó sobra toda carne (Hech 2, 17; cf. Joel 3, 1).
Es decir, está y estará en todo ser
mortal. Esto es más importante que la presencia física de Jesús en esta tierra.
3. Pero el hecho es más
profundo. Y más genial.
Dios, mediante la Encarnación, se ha "humanizado". Es decir, se ha hecho presente en "lo humano'. Por eso, sin duda, Jesús dijo que nos conviene su ausencia material. Porque lo que nos interesa a los mortales es su presencia de encarnación por la fuerza del Espíritu.
- ¿Qué quiere decir esto?
Que Jesús está presente en cada ser
humano, en todo ser humano. Por eso, donde hay humanidad, allí está
Jesús: Lo que hicisteis con uno de estos, a mí me lo hicisteis (Mt 25, 40).
A Jesús lo tenemos con nosotros, y nos relacionamos con él, constantemente y sin darnos cuenta de que la humanización de la convivencia es nuestra constante divinización.
María Auxiliadora
María, Auxilio de los Cristianos,
mediadora de la humanidad. Como Madre del Redentor, por fuerza y mérito de la
corredención, Ella es la ayuda de la humanidad necesitada de redención; lo es
también de cada individuo, porque es la Madre espiritual de todos. Patrona de
todos los cristianos, en especial de los salesianos. Defensora de Europa
durante las invasiones musulmanas.
Vida de María Auxiliadora
Los cristianos de la Iglesia de la
antigüedad en Grecia, Egipto, Antioquía, Éfeso, Alejandría y Atenas
acostumbraban llamar a la Santísima Virgen con el nombre de Auxiliadora.-En
griego, se dice con la palabra "Boetéia", que significa "La que
trae auxilios venidos del cielo".
Ya San Juan Crisóstomo, arzobispo de
Constantinopla nacido en 345, la llama "Auxilio potentísimo" de los
seguidores de Cristo. Los dos títulos que más se leen en los antiguos
monumentos de Oriente (Grecia, Turquía, Egipto) son: Madre de Dios y
Auxiliadora. (Teotocos y Boetéia).
En el año 476 el gran orador Proclo
decía: "La Madre de Dios es nuestra Auxiliadora porque nos trae auxilios
de lo alto". San Sabas de Cesarea en el año 532 llama a la Virgen
"Auxiliadora de los que sufren" y narra el hecho de un enfermo
gravísimo que llevado junto a una imagen de Nuestra Señora recuperó la salud y
que aquella imagen de la "Auxiliadora de los enfermos" se volvió
sumamente popular entre la gente de su siglo.
El gran poeta griego Romano Melone, año 518,
llama a María "Auxiliadora de los que rezan, exterminio de los malos
espíritus y ayuda de los que somos débiles" e insiste en que recemos para
que Ella sea también "Auxiliadora de los que gobiernan"
En las iglesias de las naciones de Asia
Menor la fiesta de María Auxiliadora se celebra el 1º de octubre, desde antes
del año mil (En Europa y América se celebre el 24 de mayo). San Sofronio,
Arzobispo de Jerusalén dijo en el año 560: "María es Auxiliadora de los
que están en la tierra y la alegría de los que ya están en el cielo".
San Juan Damasceno, es el primero en
propagar esta jaculatoria: "María Auxiliadora rogad por nosotros". Y
repite: "La "Virgen es auxiliadora para conseguir la salvación.
Auxiliadora para evitar los peligros, Auxiliadora en la hora de la
muerte".
San Germán, Arzobispo de Constantinopla,
año 733, dijo en un sermón: "Oh María Tú eres Poderosa Auxiliadora de los
pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los
ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que
nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu
ayuda".
El emperador Napoleón llevado por la
ambición y el orgullo se atrevió a poner prisionero al Sumo Pontífice, el Papa
Pío VII. Varios años llevaba en prisión el Vicario de Cristo y no se veían
esperanzas de obtener la libertad, pues el emperador era el más poderoso
gobernante de ese entonces. Hasta los reyes temblaban en su presencia, y su
ejército era siempre el vencedor en las batallas. El Sumo Pontífice hizo
entonces una promesa: "Oh Madre de Dios, si me libras de esta indigna
prisión, te honraré decretándote una nueva fiesta en la Iglesia Católica".
Napoleón que
había dicho: "Las excomuniones del Papa no son capaces de quitar el fusil
de la mano de mis soldados", vio con desilusión que, en los fríos campos
de Rusia, helaba las manos de sus soldados, y el fusil se les iba cayendo, y él
que había ido deslumbrante, con su famoso ejército, volvió humillado con unos
pocos y maltrechos hombres. Fue luego expulsado de su país y el que antes se
atrevió a aprisionar al Papa, se vio obligado a pagar en triste prisión el
resto de su vida.
El Papa pudo entonces volver a su sede
pontificia y el 24 de mayo de 1814 regresó triunfante a la ciudad de Roma. En
memoria de este noble favor de la Virgen María, Pío VII decretó que en adelante
cada 24 de mayo se celebrara en Roma la fiesta de María Auxiliadora en acción
de gracias a la madre de Dios.
El 9 de junio de 1868, se consagró en
Turín, Italia, la Basílica de María Auxiliadora. La historia de esta Basílica
es una cadena de favores de la Madre de Dios. su constructor fue San Juan
Bosco, humilde campesino nacido el 16 de agosto de 1815, de padres muy pobres.
A los tres años quedó huérfano de padre. Para poder ir al colegio tuvo que
andar de casa en casa pidiendo limosna.
La Santísima Virgen se le había aparecido
en sueños mandándole que adquiriera "ciencia y paciencia", porque
Dios lo destinaba para educar a muchos niños pobres. Nuevamente se le apareció
la Virgen y le pidió que le construyera un templo y que la invocara con el
título de Auxiliadora.
"Cada ladrillo de este templo corresponde
a un milagro de la Santísima Virgen". Desde aquel santuario empezó a
extenderse por el mundo la devoción a la Madre de Dios bajo el título de
Auxiliadora, y son tantos los favores que Nuestra Señora concede a quienes la
invocan con ese título, que esta devoción ha llegado a ser una de las más
populares.
San Juan Bosco decía: "Propagad la
devoción a María Auxiliadora y veréis lo que son milagros" y recomendaba
repetir muchas veces esta pequeña oración: "María Auxiliadora, rogad por
nosotros".
Oración a María
Auxiliadora
Himno Salve, del mar Estrella, Salve,
Madre sagrada De Dios y siempre virgen, Puerta del cielo santa. Tomando de
Gabriel El «Ave», Virgen alma, Mudando el nombre de Eva, Paces divina trata.
La vista restituye, Las cadenas desata, Todos los males quita, Todos los
bienes causa. Muéstrate, madre, y llegue Por ti nuestra esperanza A quien, por
darnos vida, Nació de tus entrañas.
Entre todas piadosa, Virgen, en nuestras almas, Libres de culpa, infunde
Virtud humilde y casta. Vida nos presta pura, Camino firme allana, Que quien a
Jesús llega Eterno gozo alcanza. Al Padre, al Hijo, al Santo Espíritu
alabanzas; Una a los tres demos, Y siempre eternas gracias. Amén
Dios todopoderoso, que derramaste el Espíritu Santo sobre los apóstoles,
reunidos en oración con María la Madre de Jesús, concédenos, por intercesión de
la Virgen, entregarnos fielmente a tu servicio y proclamar la gloria de tu
nombre con testimonio de palabra y de vida. Por nuestro Señor Jesucristo.
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