9 - DE MAYO
– LUNES –
4 –
SEMANA DE PASCUA – C –
San Gregorio Ostiense
Lectura del libro de los Hechos de
los apóstoles (11,1-18):
EN aquellos
días, los apóstoles y los hermanos de Judea se enteraron de que también los
gentiles habían recibido la palabra de Dios. Cuando Pedro subió a Jerusalén,
los de la circuncisión le dijeron en son de reproche:
«Has entrado en casa de incircuncisos y
has comido con ellos».
Pedro entonces comenzó a exponerles los
hechos por su orden, diciendo:
«Estaba yo orando en la ciudad de Jafa,
cuando tuve en éxtasis una visión: una especie de recipiente que bajaba,
semejante a un gran lienzo que era descolgado del cielo sostenido por los
cuatro extremos, hasta donde yo estaba. Miré dentro y vi cuadrúpedos de la
tierra, fieras, reptiles y pájaros del cielo.
Luego oí una voz que me decía:
“Levántate, Pedro, mata y come”.
Yo respondí:
«De ningún modo, Señor, pues nunca entró
en mi boca cosa profana o impura”.
Pero la voz del cielo habló de nuevo:
«Lo que Dios ha purificado, tú no lo
consideres profano”.
Esto sucedió hasta tres veces, y de un
tirón lo subieron todo de nuevo al cielo.
En aquel preciso momento llegaron a la
casa donde estábamos tres hombres enviados desde Cesarea en busca mía.
Entonces el Espíritu me dijo que me
fuera con ellos sin dudar. Me acompañaron estos seis hermanos, y entramos en
casa de aquel hombre.
Él nos contó que había visto en su casa
al ángel que, en pie, le decía:
“Manda recado a Jafa y haz venir a
Simón, llamado Pedro; él te dirá palabras que traerán la salvación a ti y a tu
casa”.
En cuanto empecé a hablar, bajó sobre
ellos el Espíritu Santo, igual que había bajado sobre nosotros al principio;
entonces me acordé de lo que el Señor había dicho:
“Juan bautizó con agua, pero vosotros
seréis bautizados con Espíritu Santo”.
Pues, si Dios les ha dado a ellos el
mismo don que a nosotros, por haber creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era
yo para oponerme a Dios?».
Oyendo esto, se calmaron y alabaron a
Dios diciendo:
«Así pues, también a los gentiles les ha
otorgado Dios la conversión que lleva a la vida».
Palabra de
Dios
Salmo: 41,2-3;42,3.4
R/. Mi alma tiene sed de ti, Dios
vivo
Como busca la
cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a ti, Dios mío;
mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo:
¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? R/.
Envía tu luz y
tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R/.
Me acercaré al
altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Juan (10,1-10):
EN aquel tiempo,
dijo Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: el que no
entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte,
ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las
ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va
llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera.
Cuando ha sacado todas las suyas camina
delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz: a un extraño
no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los
extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero
ellos no entendieron de qué les hablaba.
Por eso añadió Jesús:
«En verdad, en verdad os digo: yo soy la
puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y
bandidos; pero las ovejas no los escucharon.
Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y
encontrará pastos.
El ladrón no entra sino para robar y
matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan
abundante».
Palabra del
Señor
1. Este evangelio se
comprende mejor echando mano de algo que, a primera vista, parece absurdo. Se
trata de esto: si vemos una casa, en la que hay personas que no entran por la
puerta, sino que saltan por las ventanas, lógicamente
decimos: esa gente, o son ladrones o están locos de remate. Esta
es la lógica de Jesús cuando dice de sí mismo: Yo soy la puerta (Jn 10, 7).
Al decir esto, Jesús contrapone el
"pastor" con el "ladrón". El ladrón es el que se apropia de
lo que no le pertenece. Por tanto, Jesús afirmó, sin rodeos, que, antes de él,
cuando él andaba por la tierra, y después de él hasta el fin de los tiempos, la
comunidad de los creyentes (la "Iglesia") se vio, se ve, y se verá
sometida al peligro de ser asaltada por ladrones y bandidos. Ser asaltada y
saqueada por todos los que, invocando el título de pastores, en realidad lo que
hacen es "carrera", como "funcionarios" de una empresa en
la que se vive bien, se es importante y no se trabaja mucho.
2. Pero ¿qué es en realidad
apropiarse de lo ajeno en la Iglesia?
Es ladrón y bandido todo el que no entra
por la puerta. Y la puerta es Jesús. Por tanto, todo el que, usando el título
de pastor, vive, dice o hace lo que no vivía, ni decía, ni hacía Jesús, ese es
un bandido, en ese tipo tenemos un ladrón.
3. Es un lenguaje duro. Pero
- ¿hasta cuándo le vamos a tener miedo
al lenguaje del propio Jesús?
- ¿Por qué le tememos tanto al
Evangelio?
- ¿No se nos cae la cara de
vergüenza?
- ¿No será que, a fin de cuentas y en la
intimidad de nuestra conciencia, sabemos que vivimos y hablamos de forma que no
entramos por la puerta?
Este es el hecho. ¿Hasta cuándo va a
durar?
Gregorio
Ostiense, obispo († c. a. 1044). Abad del monasterio de san Cosme y san Damián,
en Roma. Obispo de Ostia. Vivió varios años en España como legado papal.
Vida de San Gregorio Ostiense
Son bastante confusas las noticias que
tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de La Rioja y Navarra.
Se le conoce como abad del monasterio de
san Cosme y san Damián, en Roma.
El papa Juan XVIII lo hace obispo de
Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario Apostólico,
puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno de la
Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política exterior al
tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.
Parece ser que vino a España en la
primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y
Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones
relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que
se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era
origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de
jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos.
Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y
para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido
eclesial.
Era asunto difícil y espinoso por los
muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta
cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de
Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo,
fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en
torno a sí a todos los obispados circundantes.
También en el sur de Pamplona, en torno a
Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya había
aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el
925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren
Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado,
durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada
una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San
Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera maraña,
complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares u honorarios
hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su antigua capitalidad,
aglutinando a las mencionadas.
No siempre dieron buen fruto, o el fruto
apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse sin
discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde
luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.
Gregorio no olvidó nunca lo principal de
su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y
Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus
pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la
ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía,
sirviéndole de paje.
Se cuenta que en cierta ocasión libró los
campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores
de una manera especial contra la langosta.
Vivió alrededor de cinco años en España.
Agotado y enfermo se retiró a Logroño
donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera en la
iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.
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