martes, 10 de septiembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 12 - DE SEPTIEMBRE – JUEVES – 23ª – SEMANA DEL T.O. – B – Dulce Nombre de María

 

 


12 - DE SEPTIEMBRE – JUEVES –

23ª – SEMANA DEL T.O. – B –

Dulce Nombre de María

 

   Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (8,1b-7.11-13):

   El conocimiento engríe, lo constructivo es el amor. Quien se figura haber terminado de conocer algo, aún no ha empezado a conocer como es debido. En cambio, al que ama a Dios, Dios lo reconoce. Vengamos a eso de comer de lo sacrificado. Sabemos que en el mundo real un ídolo no es nada, y que Dios no hay más que uno; pues, aunque hay los llamados dioses en el cielo y en la tierra –y son numerosos los dioses y numerosos los señores–, para nosotros no hay más que un Dios, el Padre, de quien procede el universo y a quien estamos destinados nosotros, y un solo Señor, Jesucristo, por quien existe el universo y por quien existimos nosotros. Sin embargo, no todos tienen ese conocimiento: algunos, acostumbrados a la idolatría hasta hace poco, comen pensando que la carne está consagrada al ídolo y, como su conciencia está insegura, se mancha. Así, tu conocimiento llevará al desastre al inseguro, a un hermano por quien Cristo murió. Al pecar de esa manera contra los hermanos, turbando su conciencia insegura, pecáis contra Cristo. Por eso, si por cuestión de alimento peligra un hermano mío, nunca volveré a comer carne, para no ponerlo en peligro.

 

Palabra de Dios

 

Salmo: 138,1-3.13-14ab.23-24

 

R/. Guíame, Señor, por el camino eterno

Señor, tú me sondeas y me conoces;

me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. R/.

Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.

      Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras. R/.

Señor, sondéame y conoce mi corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno. R/.

 

  Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,27-38):

  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

  «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian.

   Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica.

  A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

  ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

 

Palabra del Señor

 

  1.  La primera convicción de Jesús, que queda patente en este discurso, es que el mundo no se transforma (se hace más humano y habitable) cambiando estructuras políticas y económicas. Eso es importante, es fundamental incluso. Pero no es lo decisivo.

   El mundo se transforma cambiando a las personas. Por eso Jesús, en este discurso, que es central en el Evangelio, no dice no palabra de luchas políticas o económicas. Estamos cansados de ver cambios políticos y económicos en los que siempre ocurre lo mismo: los que están arriba viven bien y los que están abajo siguen en la miseria.

 

  2.  Jesús vio que lo decisivo en la vida es la humanización de los seres humanos.

  Decimos que "es humano" odiar, injuriar, humillar, robar, pensar mal para acertar. Todo eso "es inhumano".  Porque lo humano químicamente puro no existe.

Lo humano siempre está mezclado con lo inhumano.  Por eso Jesús propuso como modelo de humanidad, el amor que vence al odio, la mansedumbre que vence a la injuria, la aceptación de la ofensa que vence a la humillación, la renuncia a lo propio que vence al robo, el juicio bueno que vence al mal pasado.

Estamos, pues, ante el "escándalo" de la renuncia a los propios derechos humanos para que los derechos   humanos alcancen a todos y lleguen a universales.

 

3. ¿Qué quiere decir todo esto?

Solo la bondad es digna de fe. Porque la bondad es lo más propio, lo más original y lo más específico del ser humano.  Por eso se explica que únicamente lo verdaderamente humano es lo que nos hace felices. De forma que solo donde hay humanidad hay paz, respeto, tolerancia, amistad, gozo y disfrute de la vida para todos. De ahí que la consecuencia es patente: el Evangelio, antes que un libro de religión o de espiritualidad, es un gran tratado de humanidad. Lo que ocurre es que la "humanidad para todos", solo se alcanza mediante la "autoestigmatización".  Es   exactamente lo que hizo Jesús: aceptó la función más baja que una sociedad puede adjudicar: la de delincuente ejecutado" (Gerd Theissen). 

 

Dulce Nombre de María

 




Ha sido Lucas en su evangelio quien nos ha dicho el nombre de la doncella que va a ser la Madre de Dios: "Y su nombre era María". El nombre de María, traducido del hebreo "Miriam", significa, Doncella, Señora, Princesa.

  Estrella del Mar, feliz Puerta del cielo, como canta el himno Ave maris stella. El nombre de María está relacionado con el mar pues las tres letras de mar guardan semejanza fonética con María. También tiene relación con "mirra", que proviene de un idioma semita. La mirra es una hierba de África que produce incienso y perfume.

  En el Cantar de los Cantares, el esposo visita a la esposa, que le espera con las manos humedecidas por la mirra. "Yo vengo a mi jardín, hermana y novia mía, a recoger el bálsamo y la mirra". "He mezclado la mirra con mis aromas. Me levanté para abrir a mi amado: mis manos gotean perfume de mirra, y mis dedos mirra que fluye por la manilla de la cerradura". Los Magos regalan mirra a María como ofrenda de adoración. "Y entrando a la casa, encontraron al niño con María, su madre, y postrándose, lo adoraron y abriendo sus cofres, le ofrecieron oro, incienso y mirra". La mirra, como María, es el símbolo de la unión de los hombres con Dios, que se hace en el seno de María. Maria es pues, el centro de unión de Dios con los hombres. Los lingüistas y los biblistas desentrañan las raíces de un nombre tan hermoso como María, que ya llevaba la hermana de Moisés, y muy común en Israel. Y que para los filólogos significa hermosa, señora, princesa, excelsa, calificativos todos bellos y sugerentes.

 

EL NOMBRE Y LA MISION

En la Historia de la Salvación es Dios quien impone o cambia el nombre a los personajes a quienes destina a una misión importante. A Simón, Jesús le dice: "Tú te llamas Simón. En adelante te llamarás Kefá, Pedro, piedra, roca, porque sobre esta roca edificaré mi Iglesia". María venía al mundo con la misión más alta, ser Madre de Dios, y, sin embargo, no le cambia el nombre. Se llamará, simplemente, MARIA, el nombre que tenía, y cumple todos esos significados, pues como Reina y Señora la llamarán todas las generaciones. María, joven, mujer, virgen, ciudadana de su pueblo, esposa y madre, esclava del Señor. Dulce mujer que recibe a su niño en las condiciones más pobres, pero que con su calor lo envuelve en pañales y lo acuna. María valiente que no teme huir a Egipto para salvar a su hijo. Compañera del camino, firme en interceder ante su hijo cuando ve el apuro de los novios en Caná, mujer fuerte con el corazón traspasado por la espada del dolor de la Cruz de su Hijo y recibiendo en sus brazos su Cuerpo muerto. Sostén de la Iglesia en sus primeros pasos con su maternidad abierta a toda la humanidad. María, humana. María, decidida y generosa. María, fiel y amiga. María fuerte y confiada. María, Inmaculada, Madre, Estrella de la Evangelización.

Jesús Marí Ballester

 

 

 

 

 


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