10 - DE
SEPTIEMBRE – MARTES –
23ª – SEMANA DEL T.O. – B –
San Nicolás de
Tolentino
Lectura de la primera carta del apóstol san
Pablo a los Corintios (6,1-11):
Cuando uno de vosotros está en pleito con otro, ¿cómo tiene el descaro de llevarlo
a un tribunal pagano y no ante los santos? ¿Habéis olvidado que los santos
juzgarán el universo? Pues si vosotros vais a juzgar al mundo, ¿no estaréis a
la altura de juzgar minucias?
Recordad que
juzgaremos a ángeles: cuánto más asuntos de la vida ordinaria. De manera que
para juzgar los asuntos ordinarios dais jurisdicción a ésos que en la Iglesia
no pintan nada.
¿No os da vergüenza? ¿Es que no hay entre
vosotros ningún entendido que sea capaz de arbitrar entre dos hermanos?
No señor, un hermano tiene que estar en
pleito con otro, y además entre no creyentes. Desde cualquier punto de vista ya
es un fallo que haya pleitos entre vosotros. ¿No estaría mejor sufrir la
injusticia? ¿No estaría mejor dejarse robar? En cambio, sois vosotros los injustos
y los ladrones, y eso con hermanos vuestros.
Sabéis muy bien que la gente injusta no heredará el reino de Dios. No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, afeminados, invertidos, ladrones, codiciosos, borrachos, difamadores o estafadores no heredarán el reino de Dios.
Así erais algunos antes. Pero os lavaron,
os consagraron, os perdonaron en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y por
Espíritu de nuestro Dios.
Palabra
de Dios
Salmo:
149,1-2.3-4.5-6a.9b
R/. El
Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo, resuene
su alabanza en la asamblea de los fieles; que se alegre Israel por su Creador, los
hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con
danzas,
cantadle con tambores y cítaras; porque el Señor ama a su pueblo y adorna con
la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen
su gloria y canten jubilosos en filas: con vítores a Dios en la boca; es un
honor para todos sus fieles. R/.
Lectura del santo evangelio según San
Lucas (6, 12-19):
Sucedió que por aquellos días se fue él
al monte a orar, y se pasó la noche en la oración de Dios. Cuando se hizo de
día, llamó a sus discípulos, y eligió doce de entre ellos, a los que llamó
también apóstoles.
A
Simón, a quien llamó Pedro, y a su hermano Andrés; a Santiago y Juan, a Felipe y Bartolomé, a Mateo y Tomás, a Santiago de Alfeo y
Simón, llamado Zelotes; a Judas de Santiago, y a Judas Iscariote, que llegó a
ser un traidor.
Bajando con ellos se detuvo en un paraje
llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del
pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, que
habían venido para oírle y ser curados de sus enfermedades. Y los que eran
molestados por espíritus inmundos quedaban curados.
Toda la gente procuraba tocarle, porque
salía de él una fuerza que sanaba a todos.
Palabra del Señor
1. Lo primero que se debe destacar
es el hecho de que Jesús, ante una próxima decisión importante, se retira a una
montaña lejana y allí pasa la noche entera en oración.
Jesús no era un asceta, que vivía convencido
de que a Dios se le encuentra alejándose de la convivencia con la gente. No hay
datos para suponer que esa era la intención de Jesús.
Se comprende que, como hacemos todos cuando
vamos a tomar una decisión importante, buscamos estar aislados, poder pensar,
etc. Pero hay una cosa llamativa: Jesús jamás se fue al Templo a orar. No quiso
eso. Prefirió irse al campo o al monte. A la naturaleza.
En todo caso, hay que pensar en la
concentración total de Jesús en lo único que él veía
como decisivo; hacer las cosas como Dios quiere que se hagan, no según otras
conveniencias o intereses (F. Bovon).
2. Lo que Jesús hace, a la
mañana siguiente, es elegir a los Doce, cuya lista de nombres se indica.
Del conjunto del N. T. se deduce claramente
que no puede haber comunidades cristianas sin responsables (¿dirigentes?). Pero
estos no se sitúan ni "sobre" la comunidad, ni -menos aún-
"frente a" la comunidad.
La designación de los responsables, en el
caso de Jesús, tuvo que ser él mismo quien los designó. Pero no
confundamos el momento original fundante con lo que ha sucedido
después. Los Doce que designó Jesús no tuvieron una pervivencia
institucional para siempre. Sabemos que Judas lscariote se suicidó y fue
sustituido por Matías (Hech 1, 15-26).
A partir de Pentecostés, se fueron muriendo,
pero no fueron sustituidos. La llamada "sucesión
apostólica" tiene sus orígenes, por un proceso lento, desde finales del s.
II. Y en cuanto a la forma de designación, durante diez siglos, se hizo por elección democrática en la que participaba la comunidad. Fue
en el s. XI (Gregorio VII) cuando el papado se apropió el derecho de
designar a los obispos.
Por lo demás, tanto en Mateo como en Lucas,
la enseñanza de Jesús se presenta precedida de un sumario de curaciones de
enfermos y alivio de sufrimientos y dolencias.
3. Mientras
que el evangelio de Mateo sitúa el sermón programático de Jesús en un "monte" (Mt 5, 1), Lucas lo pone en un
"llano" (Lc 6, 17). Es discutible esta distinta ubicación, pero no es
indiferente. Mientras que el monte, en la Biblia, indica el lugar del
encuentro con Dios, Lucas habla de un llano, lugar del trabajo y de la
convivencia.
Por lo demás,
tanto en Mateo como en Lucas, la enseñanza de Jesús se presenta precedida de un
sumario de curaciones de enfermos y
alivio de sufrimientos y dolencias.
El Evangelio
"ilumina la mente", pero antes que eso "remedia el dolor"
humano. Ambas cosas tendrían que ir siempre unidas en la actividad apostólica y
pastoral de la Iglesia.
Año 1305
Obra santa y piadosa es orar por los
difuntos, para
que descansen de sus penas (2 Macab.)
El nombre Nicolás significa: "Victorioso
con el pueblo" (Nico = victorioso. Laos = pueblo).
El sobrenombre Tolentino le vino de la ciudad
italiana donde trabajó y murió.
Sus papás después de muchos años de
matrimonio no tenían hijos, y para conseguir del cielo la gracia de que les
llegara algún heredero, hicieron una peregrinación al santuario de San Nicolás
de Bari. Al año siguiente nació este niño y en agradecimiento al santo que les
había conseguido el regalo del cielo, le pusieron por nombre Nicolás.
Ya desde muy pequeño le gustaba alejarse del
pueblo e irse a una cueva a orar. Cuando ya era joven, un día entró a un templo
y allí estaba predicado un famoso fraile agustino, el Padre Reginaldo, el cual
repetía aquellas palabras de San Juan: "No amen demasiado el mundo ni las
cosas del mundo. Todo lo que es del mundo pasará". Estas palabras lo
conmovieron y se propuso hacerse religioso. Pidió ser admitido como agustino, y
bajo la dirección del Padre Reginaldo hizo su noviciado en esa comunidad.
Ya religioso lo enviaron a hacer sus estudios
de teología y en el seminario lo encargaron de repartir limosna a los pobres en
la puerta del convento. Y era tan exagerado en repartir que fue acusado ante
sus superiores. Pero antes de que le llegara la orden de destitución de ese
oficio, sucedió que impuso sus manos sobre la cabeza de un niño que estaba
gravemente enfermo diciéndole: "Dios te sanará", y el niño quedó
instantáneamente curado. Desde entonces los superiores empezaron a pesar de que
sería de este joven religioso en el futuro.
Ordenado de sacerdote en el año 1270, se hizo
famoso porque colocó sus manos sobre la cabeza de una mujer ciega y le dijo las
mismas palabras que había dicho al niño, y la mujer recobró la vista
inmediatamente.
Fue a visitar un convento de su comunidad y
le pareció muy hermoso y muy confortable y dispuso pedir que lo dejaran allí,
pero al llegar a la capilla oyó una voz que le decía: "A Tolentino, a
Tolentino, allí perseverarás". Comunicó esta noticia a sus superiores, y a
esa ciudad lo mandaron.
Al llegar a Tolentino se dio cuenta de que la
ciudad estaba arruinada moralmente por una especie de guerra civil entre dos
partidos políticos, lo güelfos y los gibelinos, que se odiaban a muerte. Y se
propuso dedicarse a predicar como recomienda San Pablo. Oportuna e
inoportunamente". Y a los que no iban al templo, les predicaba en las
calles.
A Nicolás no le interesaba nada aparecer
como sabio ni como gran orador, ni atraerse los aplausos de los oyentes. Lo que
le interesaba era entusiasmarlos por Dios y obtener que cesara las rivalidades
y que reinara la paz. El Arzobispo San Antonino, al oírlo exclamó: "Este
sacerdote habla como quien trae mensajes del cielo. Predica con dulzura y
amabilidad, pero los oyentes estallan en lágrimas al oírle. Sus palabras
penetran en el corazón y parecen quedar escritas en el cerebro del que escucha.
Sus oyentes suspiran emocionados y se arrepienten de su mala ida pasada".
Los que no deseaban dejar su antigua vida de
pecado hacían todo lo posible por no escuchar a este predicador que les traía
remordimientos de conciencia.
Uno de esos señores se propuso irse a la
puerta del templo con un grupo de sus amigos a boicotearle con sus gritos y
desórdenes un sermón al Padre Nicolás. Este siguió predicando como si nada
especial estuviera sucediendo. Y de un momento a otro el jefe del desorden hizo
una señal a sus seguidores y entró con ellos al templo y empezó a rezar
llorando, de rodillas, muy arrepentido. Dios le había cambiado el corazón. La
conversión de este antiguo escandaloso produjo una gran impresión en la ciudad,
y pronto ya San Nicolás empezó a tener que pasar horas y horas en el
confesionario, absolviendo a los que se arrepentían al escuchar sus sermones.
Nuestro santo recorría los barrios más pobres
de la ciudad consolando a los afligidos, llevando los sacramentos a los
moribundos, tratando de convertir a los pecadores, y llevando la paz a los
hogares desunidos.
En las indagatorias para su beatificación,
una mujer declaró bajo juramento que su esposo la golpeaba brutalmente, pero
que desde que empezó a oír al Padre Nicolás, cambió totalmente y nunca la
volvió a tratar mal. Y otros testigos confirmaron tres milagros obrados por el
santo, el cual cuando conseguía una curación maravillosa les decía: "No
digan nada a nadie". "Den gracias a Dios, y no a mí. Yo no soy más
que un poco de tierra. Un pobre pecador".
Murió el 10 de septiembre de 1305, y cuarenta
años después de su muerte fue encontrado su cuerpo incorrupto. En esa ocasión
le quitaron los brazos y de la herida salió bastante sangre. De esos brazos,
conservados en relicarios, ha salido periódicamente mucha sangre. Esto ha hecho
más popular a nuestro santo.
San Nicolás de Tolentino vio en un sueño que
un gran número de almas del purgatorio le suplicaban que ofreciera oraciones y
misas por ellas. Desde entonces se dedicó a ofrecer muchas santas misas por el
descanso de las benditas almas. Quizás a nosotros nos quieran pedir también ese
mismo favor las almas de los difuntos.
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