8 - DE SEPTIEMBRE
– DOMINGO –
23ª – SEMANA DEL T.O. – B
NATIVIDAD DE LA VIRGEN
MARIA
SANTA MARIA DE LA
VICTORIA PATRONA DE MALAGA
Lectura del libro
de Isaías (35,4-7a):
Decid a los cobardes de corazón:
«Sed fuertes,
no temáis. Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona,
resarcirá y os salvará.»
Se despegarán
los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán saltará como un ciervo el
cojo, la lengua del mudo cantar. Porque han brotado aguas en el desierto,
torrentes en la estepa el páramo será un estanque, lo reseco un manantial.
Palabra de Dios
Salmo:
145,7.8-9a.9bc-10
R/. Alaba, alma
mía, al Señor
Que mantiene su fidelidad perpetuamente, que hace
justicia a los oprimidos, que da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R/.
El Señor abre los ojos al ciego, el Señor
endereza a los que ya se doblan, el Señor ama
a los justos, el Señor guarda a los peregrinos. R/.
Sustenta al huérfano y a la viuda y trastorna
el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente, tu Dios,
Sión, de edad en edad. R/.
Lectura de la
carta del apóstol Santiago (2,1-5):
No juntéis la
fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo. Por ejemplo: llegan
dos hombres a la reunión litúrgica. Uno va bien vestido y hasta con anillos en
los dedos; el otro es un pobre andrajoso.
Veis al bien
vestido y le decís:
«Por favor,
siéntate aquí, en el puesto reservado.»
Al pobre, en
cambio:
«Estate ahí
de pie o siéntate en el suelo.»
Si hacéis
eso, ¿no sois inconsecuentes y juzgáis con criterios malos?
Queridos hermanos, escuchad:
¿Acaso no ha
elegido Dios a los pobres del mundo para hacerlos ricos en la fe y herederos
del reino, que prometió a los que lo aman?
Palabra de Dios
Lectura
del santo evangelio según san Marcos (7,31-37):
En aquel
tiempo, dejó Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del lago de
Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo que, además,
apenas podía hablar; y le piden que le imponga las manos.
Él, apartándolo de la gente a un lado, le
metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua. Y, mirando al
cielo, suspiró y le dijo:
«Effetá», esto es: «Ábrete.»
Y al momento se le abrieron los oídos, se le
soltó la traba de la lengua y hablaba sin dificultad. Él les mandó que no lo
dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo
proclamaban ellos. Y en el colmo del asombro decían:
«Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos
y hablar a los mudos.»
Palabra del Señor
¿Es Jesús un mago, o el Mesías?
La dificultad de
curar a un sordo
Cuando
llegamos al final del capítulo 7 del evangelio de Marcos, Jesús ha curado ya a
muchos enfermos: un leproso, un paralítico, uno con la mano atrofiada, una
mujer con flujo de sangre; incluso ha resucitado a la hija de Jairo, aparte de
las numerosas curaciones de todo tipo de dolencias físicas y psíquicas. Ninguno
de esos milagros le ha supuesto el menor esfuerzo. Bastó una palabra o el
simple contacto con su persona o con su manto para que se produjese la
curación.
Ahora, al final del capítulo 7, la curación
de un sordo le va a suponer un notable esfuerzo. El sordo, que además habla con
dificultad (algunos dicen que los sordos no pueden hablar nada, pero prescindo
de este problema), no viene por propia iniciativa, como el leproso o la
hemorroisa. Lo traen algunos amigos o familiares, como al paralítico, y le
piden a Jesús que le aplique la mano. Así ha curado a otros muchos enfermos.
Jesús, en cambio, realiza un ritual tan complicado, tan cercano a la magia, que
Mateo y Lucas prefirieron suprimir este relato.
Conviene
advertir cada una de las acciones que realiza Jesús:
1) toma al
sordo de la mano;
2) lo aparta
de la gente y se quedan a solas;
3) le mete
los dedos en los oídos;
4) se escupe
en sus dedos;
5) toca con
la saliva la lengua del enfermo;
6) levanta la
vista al cielo;
7) gime;
8) pronuncia
una palabra, effatá (se discute si hebrea o aramea),
misteriosa para el lector griego del evangelio.
Desde el punto de vista de la medicina de la
época, lo único justificado sería el uso de la saliva, a la que se concede un
poder curativo. Las otras acciones, el gemido, la palabra en lengua extraña nos
recuerdan al mundo de la magia.
Sin embargo, los espectadores no piensan que
Jesús sea un mago. Se quedan estupefactos, pero no relacionan el milagro con la
magia sino con la promesa hecha por Dios en el libro de Isaías, que leemos en
la primera lectura:
«Entonces se despegarán los ojos de los
ciegos, y las orejas de los sordos se abrirán. Entonces
saltará el cojo como ciervo, y la lengua del mudo lanzará
gritos de júbilo.»
La curación demuestra que con Jesús ha
comenzado la era mesiánica, la época de la salvación.
La dificultad de curar a un ciego
Si la selección de los textos litúrgicos
hubiera estado bien hecha (¡ojalá la Comisión de liturgia realice algún día su
revisión!), dentro de dos o tres domingos habríamos leído un milagro parecido,
de igual o mayor dificultad, y fundamental para entender el evangelio de hoy:
la curación de un ciego. Como no se lee, recuerdo lo que cuenta Marcos en
8,22-26. Le presentan a Jesús un ciego y le piden que lo toque. Exactamente
igual que ocurrió con el sordo.
Jesús:
1) lo toma de
la mano;
2) lo saca de
la aldea;
3) le unta
con saliva los ojos;
4) le aplica
las manos;
5) le
pregunta si ve algo; el ciego responde que ve a los hombres como árboles;
6) Jesús
aplica de nuevo las manos a los ojos y se produce la curación total.
Los relatos
no coinciden al pie de la letra (aquí falta el gemido y la palabra en lengua
extraña) pero se parecen mucho. No extraña que Mateo y Lucas supriman también
este episodio.
La sordera y
ceguera de los discípulos
¿Por qué detalla Marcos la dificultad de
curar a estos dos enfermos? La clave parece encontrarse en el relato
inmediatamente anterior a la curación del ciego, cuando Jesús reprocha a los
discípulos: «¿Tenéis la mente embotada? Tenéis ojos, ¿y no veis?
Tenéis oídos, ¿y no oís?» (Mc 8,17-18).
Ojos que no ven y oídos que no oyen.
Ceguera y sordera de los discípulos, enmarcadas por las difíciles curaciones de
un sordo y un ciego. Ambos relatos sugieren lo difícil que fue para Jesús
conseguir que Pedro y los demás terminaran viendo y oyendo lo que él quería
mostrarles y decirles. Pero lo consiguió, como veremos el domingo 30, cuando
Jesús cure al ciego Bartimeo.
1ª lectura: Las maravillas de la época
mesiánica (Isaías 35,4-7)
Ha sido elegida por la promesa de que
«los oídos de los sordos se abrirán», que se ve realizada en el milagro de
Jesús. De hecho, el texto del libro de Isaías se centra en la situación de los
judíos desterrados en Babilonia, sin esperanza de verse liberados. Y, aunque se
diese esa liberación, tienen miedo de volver a Jerusalén. Se consideran una
caravana de gente inútil: ciegos, sordos, cojos, mudos, que deben atravesar un
desierto ardiente, sin una gota de agua y con guarida de chacales. El profeta
los anima, asegurándoles que Dios los salvará y cambiará esa situación de forma
maravillosa. Estas palabras terminaron convirtiéndose en una descripción ideal
de la época del Mesías y fueron muy importantes para los primeros cristianos.
2ª
lectura: Un milagro más difícil todavía (Carta de Santiago 2,1-5)
Aunque sin
relación con el evangelio, este texto puede leerse como una visión realista,
nada milagrosa, de la época mesiánica. Aquí el pueblo de Dios no está formado
por gente que se considera inútil y débil. Al contrario, está dividido entre
personas con anillos de oro, elegantemente vestidas, y pobres con vestidos
miserables. Y lo peor es que el presidente de la asamblea concede a los ricos
el puesto de honor, mientras relega a segundo plano a los pobres.
El nuevo milagro, la nueva época mesiánica,
será cuando los cristianos seamos conscientes de que «Dios ha elegido a
los pobres para hacerlos ricos en la fe».
Reflexión final
Tomado por sí solo, en el evangelio de hoy
destaca la reacción final del público: «Todo lo ha hecho bien». Recuerda
las palabras que pronunciará Pedro el día de Pentecostés, cuando dice que
Jesús «pasó haciendo el bien». El público se fija en la promesa mesiánica;
Pedro, en la bondad de Jesús. Ambos aspectos se complementan.
Pero quien desea conocer el mensaje de Marcos
no puede olvidar la relación de este milagro con la curación del ciego. Debe
verse reflejado en esos discípulos con tantas dificultades para comprender a
Jesús, pero que siguen caminando con él.
La segunda
lectura, en la situación actual de la Iglesia, cuando tantos escándalos parecen
sumirla en un desierto sin futuro, supone una invitación a la esperanza. Pero
el milagro será imposible mientras las personas que tienen mayor
responsabilidad en la Iglesia sigan luchando por los primeros puestos, los
anillos de oro y los capelos cardenalicios.
NATIVIDAD DE LA VIRGEN
MARIA
La celebración de la fiesta de la
Natividad de la Santísima Virgen María, es conocida en Oriente desde el siglo
VI. Fue fijada el 8 de septiembre, día con el que se abre el año litúrgico
bizantino, el cual se cierra con la Dormición, en agosto. En Occidente fue
introducida hacia el siglo VII y era celebrada con una procesión-letanía, que
terminaba en la Basílica de Santa María la Mayor.
El Evangelio no nos da datos del
nacimiento de María, pero hay varias tradiciones. Algunas, considerando a María
descendiente de David, señalan su nacimiento en Belén. Otra corriente griega y
armenia, señala Nazareth como cuna de María.
Sin embargo, ya en el siglo V existía en
Jerusalén el santuario mariano situado junto a los restos de la piscina
Probática, o sea, de las ovejas. Debajo de la hermosa iglesia románica,
levantada por los cruzados, que aún existe -la Basílica de Santa Ana- se hallan
los restos de una basílica bizantina y unas criptas excavadas en la roca que
parecen haber formado parte de una vivienda que se ha considerado como la casa
natal de la Virgen.
Esta tradición, fundada en apócrifos muy
antiguos como el llamado Protoevangelio de Santiago (siglo II), se vincula con
la convicción expresada por muchos autores acerca de que Joaquín, el padre de
María, fuera propietario de rebaños de ovejas. Estos animales eran lavados en
dicha piscina antes de ser ofrecidos en el templo.
La fiesta tiene la alegría de un anuncio
premesiánico. Es famosa la homilía que pronunció San Juan Damasceno (675-749)
un 8 de septiembre en la Basílica de Santa Ana, de la cual extraemos algunos
párrafos:
"¡Ea, pueblos todos,
hombres de cualquier raza y lugar, de cualquier época y condición, celebremos
con alegría la fiesta natalicia del gozo de todo el Universo. Tenemos razones
muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual
todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre,
Eva, se ha transformado en gozo. Ésta escuchó la sentencia divina: parirás con
dolor. A María, por el contrario, se le dijo: Alégrate, llena de gracia!
¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes
está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación
ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre,
la única que fue digna del Creador. ¡Oh felices entrañas de Joaquín, de las que
provino una descendencia absolutamente sin mancha! ¡Oh seno glorioso de Ana, en
el que poco a poco fue creciendo y desarrollándose una niña completamente pura,
y, después que estuvo formada, fue dada a luz! Hoy emprende su ruta la que es
puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por
encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente.
Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor
dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los
hombres".
Si pensamos por cuántas cosas podemos hoy
alegrarnos, cuántas cosas podemos festejar y por cuántas cosas podemos alabar a
Dios; todos los signos, por muchos y hermosos que sean, nos parecerán tan sólo
un pálido reflejo de las maravillas que el Espíritu de Dios hizo en la Virgen
María, y las que hace en nosotros, las que puede seguir haciendo... si lo
dejamos.
HISTORIA DE SANTA MARIA DE
LA VICTORIA PATRONA DE MALAGA Y SU DIOCESIS
La vinculación de Santa María de la Victoria
con la ciudad de Málaga nace en agosto de 1487, cuando después de tres meses de
asedio, las tropas de Castilla y Aragón no conseguían conquistar la ciudad.
Según cuenta la tradición el rey Fernando poseía en su oratorio una imagen
mariana. La imagen de Santa María de la Victoria data del siglo XV Se
encontraba en el oratorio que Fernando el Católico tenía en su campamento
durante el asedio de la ciudad de Málaga y por su estilo se puede decir que fue
hecha por un escultor alemán. Según la tradición, la imagen le fue entregada al
rey aragonés por el emperador Maximiliano I.
En un sueño del rey, un anciano intercedía y
pedía ante la Virgen por la consecución de la conquista. Ese mismo día llegaron
a las estancias reales unos religiosos enviados por San Francisco de Paula,
para pedir el permiso de fundación en España de la Orden de los Frailes
Mínimos. Al mismo tiempo llevaban una carta del fundador en la que a modo de
profecía indicaba al rey, que no levantase el cerco porque en tres días la
ciudad caería en sus manos. El monarca entendió su sueño como una revelación
divina y reconoció en el anciano a San Francisco de Paula y por tanto que la
responsable de la victoria, era la imagen de la Virgen que tenía en su
oratorio. Tres días después, 19 de agosto, la ciudad comenzaba un nuevo
capítulo de su historia.Imagen.
Descripción
La imagen de Santa María de la Victoria es
una escultura ejecutada en madera policromada, sedente sobre roca y con Niño en
el regazo. Su autoría es una incógnita, si bien se barajan hipótesis entorno a
Pedro Millán y Juan de Figueroa (Siglo XV). Destacan su frontalidad de gran
empaque mayestático, rostro oval de serena expresión realista y pliegues
angulosos de los vestidos. En la mano derecha porta un cetro y sobre la
izquierda lleva posado un pajarito; a los pies figura la inscripción de rasgos
gotizantes de finales del siglo XV
Patronazgo
La Virgen de la Victoria es Patrona Principal
de Málaga y su Diócesis desde el día 12 de diciembre de 1.867. Por un “breve”
otorgado por el papa Pío IX. Era Obispo de Málaga Don Juan Nepomuceno
Cascallana.
Coronación Canónica
En 1940 el Papa Pío XII concedió la
Coronación Canónica a la imagen de Santa María de la Victoria. En 1941 se
constituye la junta pro-coronación, encargada de organizar los actos y buscar
fondos necesarios. La Virgen fue coronada el 8 de febrero de 1943 por el nuncio
de su Santidad, D. Cayetano Cicognani, en el Paseo del Parque junto a la fuente
de las Tres Gracias. Era Obispo de Málaga Don Balbino Santos y Olivera.
En diversos tronos de la Semana Santa de
Málaga se destaca una capilla para la Virgen de la Victoria. Es en el trono de
la Virgen del Rocio donde aparece por primera vez reflejada una reproducción de
la patrona de la ciudad malacitana.
Por breve del Papa Pío IX fechado el 8 de
diciembre de 1867 fue declarada oficialmente Patrona Principal de toda la
diócesis de Málaga. Fue oficialmente coronada por el nuncio de Su Santidad, don
Cayetano Cicognani, el 8 de febrero de 1943.
El 8 de septiembre se celebra la fiesta de
Santa María de la Victoria, día festivo local en Málaga. En esta fecha, la
Iglesia celebra la Natividad de Nuestra Señora, día en el que se concentran
muchas advocaciones marianas.
Con motivo de su fiesta, el último domingo de
agosto se traslada su imagen desde la Basílica y Real Santuario de Santa María
de la Victoria hasta la Santa Iglesia Catedral Basílica de Málaga donde se le
rinde culto en una novena. A la novena asiste gente de todas las edades, niños
cofrades que se acercan a ver a su patrona.
El mencionado día 8 de septiembre tiene lugar
una procesión en la que se porta la imagen desde la catedral hasta el Santuario
de la Victoria, templo donde se halla habitualmente.
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