7 - DE SEPTIEMBRE
– SÁBADO –
22ª – SEMANA DEL T.O. - B
Santa Regina, mártir
Lectura de la primera carta del apóstol san
Pablo a los Corintios (4,6b-15):
Aprended de
Apolo y de mí a jugar limpio y no os engriáis el uno contra el otro. A ver,
¿quién te hace tan importante? ¿Tienes algo que no hayas recibido? Y, si lo has
recibido, ¿a qué tanto orgullo, como si nadie te lo hubiera dado? Ya tenéis
todo lo que ansiabais, ya sois ricos, habéis conseguido un reino sin nosotros.
¿Qué más quisiera yo? Así reinaríamos juntos.
Por lo que veo, a nosotros, los apóstoles,
Dios nos coloca los últimos; parecemos condenados a muerte, dados en
espectáculo público para ángeles y hombres. Nosotros, unos locos por Cristo,
vosotros, ¡qué cristianos tan sensatos! Nosotros débiles, vosotros fuertes;
vosotros célebres, nosotros despreciados; hasta ahora hemos pasado hambre y sed
y falta de ropa; recibimos bofetadas, no tenemos domicilio, nos agotamos
trabajando con nuestras propias manos; nos insultan, y les deseamos
bendiciones; nos persiguen, y aguantamos; nos calumnian, y respondemos con
buenos modos; nos tratan como a la basura del mundo, el deshecho de la
humanidad, y así hasta el día de hoy. No os escribo esto para avergonzaros,
sino para haceros recapacitar, porque os quiero como a hijos; ahora que sois
cristianos tendréis mil tutores, pero padres no tenéis muchos; por medio del
Evangelio soy yo quien os ha engendrado para Cristo Jesús.
Palabra de Dios
Salmo:
144,17-18.19-20.21
R/. Cerca está el
Señor de los que lo invocan
El Señor es justo en todos sus caminos, es bondadoso
en todas sus acciones; cerca está el Señor de los que lo
invocan, de los que lo invocan sinceramente. R/.
Satisface los
deseos de sus fieles, escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman, pero destruye
a los malvados. R/.
Pronuncie mi boca la alabanza del Señor, todo viviente
bendiga su santo nombre por siempre jamás. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(6,1-5):
Un sábado,
Jesús atravesaba un sembrado; sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas
con las manos, se comían el grano. Unos fariseos les preguntaron:
«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está
permitido?»
Jesús les replicó:
«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando
él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, tomó los panes
presentados, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y les dio a sus
compañeros.»
Y añadió:
«El Hijo del hombre es señor del sábado.»
Palabra del Señor
1. A la vista de un texto como
este y de un incidente como el que se relata aquí, a cualquiera se le ocurre
pensar en el empeño que suelen mostrar las religiones
por controlar, lo más posible, a la gente, a las personas, los grupos humanos y
las instituciones.
Aquí se trata del control del tiempo: casi
todas las religiones tienen días, horas, fechas señaladas en las que mandan y
prohíben cosas muy fundamentales. Controlan el trabajo y el descanso, la
alimentación y la vida sexual, las relaciones humanas, el cuidado del cuerpo o la
mortificación de este. Y sobre todo controlan la conciencia, los sentimientos
de culpa, esa zona profunda e íntima, que es el secreto de la propia identidad,
la zona de la soledad inconfesable, en la que uno se ve a sí mismo como una
persona normal o, por el contrario, como un perdido y hasta como un delincuente peligroso.
2. Jesús hizo saltar por los
aires este empeño de dominación. Porque, si se piensa despacio, es lo que más
nos humilla a todos y a cada uno. Es una agresión, hecha en nombre de Dios. Y,
por tanto, un imperativo que, para personas creyentes, se convierte en palabra
incuestionable. Lo genial de Jesús es que se atrevió a cuestionar todo
este montaje, que, como un cuerpo extraño a la vida, se incrusta en la vida, la
complica, la hace más difícil y más dura, a veces demasiado dura, a cambio de
no sé qué extraño sentimiento de paz interior.
Pero un sentimiento engañoso porque, junto a
él, el observante religioso se siente superior, se ve a sí mismo como elegido,
como preferido y amado por el Altísimo.
Es muy
peligroso todo esto. Porque la paz, la seguridad y el sentimiento de superioridad pueden ser el origen de gente mala
que, además, comete sus "maldades" con buena conciencia.
3. Lo más notable de estos
relatos, en los que Jesús quebranta las normas religiosas, es que combatió ese
modelo de religión, no con discursos, sino con hechos. No dijo que había que
desobedecer esas torturas, sino que las desobedeció. Y así nos liberó. Es
peligroso ir por la vida limitándose a la predicación.
Todo lo que sea el mero hablar, pero no
acompañado y garantizado por el hacer, eso es un peligro y un engaño, que no va
a ninguna parte.
Santa Regina, mártir
Santa Regina fue una doncella virgen mártir que entregó su vida defendiendo
su castidad por amor a Dios.
Nació en Autun, Francia, de un pagano llamado Clemente.
Su madre murió en su nacimiento y su padre la repudió. Luego fue a vivir
con una enfermera cristiana que la bautizó. Santa Regina ayudó cuidando a las
ovejas. Ella se comunicaba con Dios en la oración y meditaba en las vidas de
los santos.
Estaba prometida al procónsul Olybrius, pero se negó a renunciar a su fe
para casarse con él, por lo que fue torturada y decapitada en Alesia, en la
diócesis de Autun.
Santa
Regina es considerada la patrona de las pastoras, de las víctimas de la tortura
y contra la pobreza.
Vida de Santa Regina
de Autun
Los niños piden -al
menos así lo hacían en tiempos pasados- a los mayores que les cuenten un cuento
a la hora de dormir. La condescendencia de los que les quieren, procurando su
bien dormir, les lleva a ilustrar su imaginación con historias que unas veces
son sólo producto del genio humano y otras... adornan la verdad de hechos
ocurridos en la ordinariez de la vida con amplificaciones que hacen fantástica,
amable y hasta apasionante la historia real. No sé si la historia de Regina
servirá para rellenar esos momentos previos al descanso nocturno de los
pequeños, pero no me cabe duda de que sí servirán a los adultos para que
detengamos un momento nuestro ardoroso caminar.
Regina es palabra
latina que se vierte al castellano por Reina. Así se llamaba nuestra
protagonista de hoy. Fue una francesita hija de padre romano y de madre gala.
Era el tiempo del Imperio. Cuando tenía quince años conoció a Cristo y le
entregó su corazón, se bautizó y decidió darle para siempre su virginidad.
Es hermosa en demasía. El prefecto romano
se enamoró de ella al verla. En su presencia, Regina confiesa su fe.
Desde este momento comienzan las
dificultades para la fidelidad. Fue puesta en la cárcel y con una amenaza: al
regreso del prefecto, que necesariamente ha de ausentarse, ella debe haber
cambiado de religión o conocerá el furor romano.
Sucede a la vuelta del personaje lo
previsible con la gracia de Dios. Ella se niega a sacrificar a los ídolos,
llegan las torturas, los hierros arañan y cortan su carne. También hay
prodigios del Cielo: se producen terremotos, se oyen voces celestiales... hasta
una paloma se acerca para consolarla, darle ánimos y curarla.
El ejemplo es tan llamativo que la gente
se convierte a centenares. Por fin, es degollada.
La candidez de la historia narrada,
pletórica de elementos hiperbólicos y de adornos donados por la fantasía,
expone un drama común y diario de mucha gente que bien merece la atención y el
mimo del poeta, me refiero a todos esos que están dispuestos en serio a dar la
vida por la fe que tienen y, llegado el momento, darla.
(Fuente:
archimadrid.es)
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