16 - DE
NOVIEMBRE – SÁBADO –
32ª – SEMANA DEL T.O. – B –
Santa Margarita de
Escocia
Lectura de la tercera carta del
apóstol san Juan (5-8):
Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los
hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante
la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece;
ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los
gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando
así en la propagación de la verdad.
Palabra de Dios
Salmo:111,1-2.3-4.5-6
R/. Dichoso quien teme al Señor
Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R/.
En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R/.
Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):
En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar
siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:
«Había un juez en una ciudad que ni
temía a Dios ni le importaban los hombres.
En la misma ciudad había una viuda
que solía ir a decirle:
"Hazme justicia frente a mi
adversario."
Por algún tiempo se negó, pero
después se dijo:
"Aunque ni temo a Dios ni me
importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no
vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió:
«Fijaos en lo que dice el juez
injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y
noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero,
cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»
Palabra del Señor
1.- “El Presbítero” escribe a Gayo con
alegría por las buenas noticias que tiene de él. “Querido, te portas fielmente
en tu conducta con los hermanos, y eso que son extranjeros”. Pagándoles
incluso su viaje. Y todo ello para la difusión “de la obra de la verdad”.
Siempre hemos de gloriarnos de la difusión de la buena noticia de Jesús, que ofrece
siempre la salvación. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”.
2.- En el pasaje evangélico de hoy, Jesús insiste
en “Orar siempre sin desfallecer”. Sabemos que la oración es una comunicación
amorosa con quien nos ama. Escuchar a Dios y hablar a Dios, buscando siempre
conocer y cumplir la voluntad de Dios. Y lo tenemos que hacer en nuestra doble
dimensión de personas comunitarias y personas individuales. Con tonos
distintos. En la oración comunitaria debemos exponerle nuestras necesidades
comunitarias y en la oración personal exponerle aquello que necesitamos
personalmente para ser buenos seguidores de Jesús.
3.- En nuestra sociedad algunos presumen de tener
amigos de gran talla, muy importantes. Nosotros los cristianos podemos presumir
que entre nuestros amigos tenemos, ni más ni menos, que a Cristo Jesús, el
Hijo de Dios, que es capaz de adentrarse en nuestro corazón: “el que me ama
guardará mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en
él”.
Pero lo nuestro, como hemos
dicho, da un paso más… le escuchamos, le hablamos y le hacemos caso en todo lo
que nos dice para encontrar la alegría de vivir, siempre limitada en nuestra
estancia terrena, y plena después de nuestra muerte y resurrección.
Santa Margarita de Escocia
Santa
Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, que dio
a luz ocho hijos, fue sumamente solícita por el bien del reino y de la Iglesia,
y a la oración y a los ayunos añadía la generosidad para con los pobres, dando
así un óptimo ejemplo como esposa, madre y reina.
Vida de Santa Margarita de Escocia
De estirpe regia y
de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza inglesa y por parte de
madre con la de Hungría. Los santos son, por parte de padre, san Eduardo
Confesor que era su bisabuelo y, por parte de madre, san Esteban, rey de
Hungría.
Nació del
matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha difícil de
determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado por la nobleza
inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el Conquistador invade sus
tierras, se corona rey e impone el juramento de fidelidad; al poco tiempo murió
Eduardo de muerte natural.
Pero esta
situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de Escocia por
casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la familia
regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su esposo y, bien
sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por la confianza en la
buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que atracaron en Escocia y
allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se casó con ella.
Es una mujer
ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la conoce delicada en
el cumplimiento de sus obligaciones de esposa; esmerada en la educación de los
hijos, les dedica todo el tiempo que cada uno necesita; sabe estar en el sitio
que como a reina le corresponde en el trato con la nobleza y asume
responsabilidades cristianas que le llenan el día. Señalan sus hagiógrafos las
continuas preocupaciones por los más necesitados: visita y consuela enfermos
llegando a limpiar sus heridas y a besar sus llagas; ayuda habitualmente a
familias pobres y numerosas; socorre a los indigentes con bienes propios y de
palacio hasta vender sus joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo
que es mejor ¡se esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca
las luces y las fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice
decorado con primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del
río en que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).
También se ocupó
de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la edificación de la
abadía de Dunferline.
Puso también
empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en materia religiosa y
se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones; para ello, convocó
concilios con la intención de que los obispos determinaran el modo práctico de
exponer todo y sólo lo que manda la Iglesia y las enseñanzas de los Padres.
"Gracias, Dios mío,
porque me das paciencia para soportar tantas desgracias juntas". Esta fue
su frase cuando le comunicaron la muerte de su esposo y de su hijo Eduardo en
una acción bélica. Fue cuando marcharon a recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland,
del que se había apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos
momentos la larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093,
en Edimburgo.
Es la reina
Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa Inociencio IV en el año
1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por desconocerse el lugar donde
reposan. Por la manía que tenían los antiguos de desarmar los esqueletos de los
santos, su cráneo —que perteneció a María Estuardo— se perdió con la Revolución
francesa, porque lo tenían los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron
muy bien parados sus bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo
pidió Gelliers, arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se
trasladó a España por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El
Escorial para los restos de Margarita y de su esposo.
Fuente: http://es.catholic.net/santoral/
No hay comentarios:
Publicar un comentario