jueves, 14 de noviembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 16 - DE NOVIEMBRE – SÁBADO – 32ª – SEMANA DEL T.O. – B – Santa Margarita de Escocia

 

 


 

16 - DE NOVIEMBRE – SÁBADO –

32ª – SEMANA DEL T.O. – B –

Santa Margarita de Escocia

 

  Lectura de la tercera carta del apóstol san Juan (5-8):

  Querido amigo Gayo, te portas con plena lealtad en todo lo que haces por los hermanos, y eso que para ti son extraños. Ellos han hablado de tu caridad ante la comunidad de aquí. Por favor, provéelos para el viaje como Dios se merece; ellos se pusieron en camino para trabajar por él sin aceptar nada de los gentiles. Por eso debemos nosotros sostener a hombres como éstos, cooperando así en la propagación de la verdad.

 

Palabra de Dios

 

  Salmo:111,1-2.3-4.5-6

  R/. Dichoso quien teme al Señor

Dichoso quien teme al Señor y ama de corazón sus mandatos.

       Su linaje será poderoso en la tierra, la descendencia del justo será bendita. R/.

En su casa habrá riquezas y abundancia, su caridad es constante, sin falta.

       En las tinieblas brilla como una luz el que es justo, clemente y compasivo. R/.

Dichoso el que se apiada y presta, y administra rectamente sus asuntos.

       El justo jamás vacilará, su recuerdo será perpetuo. R/.

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

  En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola:

  «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

  En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

  "Hazme justicia frente a mi adversario."

  Por algún tiempo se negó, pero después se dijo:

  "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»

  Y el Señor añadió:

  «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

 

Palabra del Señor

 

      1.-  “El Presbítero” escribe a  Gayo con alegría por las buenas noticias que tiene de él. “Querido, te portas fielmente en tu conducta con los hermanos, y eso que son extranjeros”.  Pagándoles incluso su viaje. Y todo ello para la difusión “de la obra de la verdad”. Siempre hemos de gloriarnos de la difusión de la buena noticia de Jesús, que ofrece siempre la salvación. “Id por todo el mundo y predicad el evangelio”.

 

      2.-  En el pasaje evangélico de hoy, Jesús insiste en “Orar siempre sin desfallecer”. Sabemos que la oración es una comunicación amorosa con quien nos ama. Escuchar a Dios y hablar a Dios, buscando siempre conocer y cumplir la voluntad de Dios. Y lo tenemos que hacer en nuestra doble dimensión de personas comunitarias y personas individuales. Con tonos distintos. En la oración comunitaria debemos exponerle nuestras necesidades comunitarias y en la oración personal exponerle aquello que necesitamos personalmente para ser buenos seguidores de Jesús.

      3.-  En nuestra sociedad algunos presumen de tener amigos de gran talla, muy importantes. Nosotros los cristianos podemos presumir que entre nuestros amigos tenemos, ni más ni menos, que a Cristo Jesús, el Hijo de Dios, que es capaz de adentrarse en nuestro corazón: “el que me ama guardará mis mandamientos y mi Padre y yo vendremos a él y haremos morada en él”. 

       Pero lo nuestro, como hemos dicho, da un paso más… le escuchamos, le hablamos y le hacemos caso en todo lo que nos dice para encontrar la alegría de vivir, siempre limitada en nuestra estancia terrena, y plena después de nuestra muerte y resurrección.

 

Santa Margarita de Escocia

 



 

Santa Margarita, nacida en Hungría y casada con Malcolm III, rey de Escocia, que dio a luz ocho hijos, fue sumamente solícita por el bien del reino y de la Iglesia, y a la oración y a los ayunos añadía la generosidad para con los pobres, dando así un óptimo ejemplo como esposa, madre y reina.

Vida de Santa Margarita de Escocia

 

  De estirpe regia y de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza inglesa y por parte de madre con la de Hungría. Los santos son, por parte de padre, san Eduardo Confesor que era su bisabuelo y, por parte de madre, san Esteban, rey de Hungría.

  Nació del matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha difícil de determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado por la nobleza inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el Conquistador invade sus tierras, se corona rey e impone el juramento de fidelidad; al poco tiempo murió Eduardo de muerte natural.

  Pero esta situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de Escocia por casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la familia regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su esposo y, bien sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por la confianza en la buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que atracaron en Escocia y allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se casó con ella.

  Es una mujer ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la conoce delicada en el cumplimiento de sus obligaciones de esposa; esmerada en la educación de los hijos, les dedica todo el tiempo que cada uno necesita; sabe estar en el sitio que como a reina le corresponde en el trato con la nobleza y asume responsabilidades cristianas que le llenan el día. Señalan sus hagiógrafos las continuas preocupaciones por los más necesitados: visita y consuela enfermos llegando a limpiar sus heridas y a besar sus llagas; ayuda habitualmente a familias pobres y numerosas; socorre a los indigentes con bienes propios y de palacio hasta vender sus joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo que es mejor ¡se esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca las luces y las fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice decorado con primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del río en que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).

  También se ocupó de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la edificación de la abadía de Dunferline.

  Puso también empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en materia religiosa y se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones; para ello, convocó concilios con la intención de que los obispos determinaran el modo práctico de exponer todo y sólo lo que manda la Iglesia y las enseñanzas de los Padres.

  "Gracias, Dios mío, porque me das paciencia para soportar tantas desgracias juntas". Esta fue su frase cuando le comunicaron la muerte de su esposo y de su hijo Eduardo en una acción bélica. Fue cuando marcharon a recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland, del que se había apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos momentos la larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093, en Edimburgo.

  Es la reina Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa Inociencio IV en el año 1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por desconocerse el lugar donde reposan. Por la manía que tenían los antiguos de desarmar los esqueletos de los santos, su cráneo —que perteneció a María Estuardo— se perdió con la Revolución francesa, porque lo tenían los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron muy bien parados sus bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo pidió Gelliers, arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se trasladó a España por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El Escorial para los restos de Margarita y de su esposo.

Fuente: http://es.catholic.net/santoral/

 

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