domingo, 3 de noviembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 5 - DE NOVIEMBRE – MARTES – 31ª – SEMANA DEL T.O. – B – Santa Ángela de la Cruz

 

 


5 - DE NOVIEMBRE – MARTES –

 31ª – SEMANA DEL T.O. – B –

Santa Ángela de la Cruz

 

      Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses 2, 5-11

 

       Hermanos:
      Tened entre vosotros los sentimientos propios de Cristo Jesús.
       El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres.
        Y así, reconocido como hombre por su presencia, se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz.
        Por eso Dios lo exaltó sobre todo y le concedió el Nombre-sobre-todo-nombre; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

 

Palabra de Dios

 

        Salmo 21, 26b-27. 28-30a. 31-32

       El Señor es mi alabanza en la gran asamblea. R/.

 

       Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
        Los desvalidos comerán hasta saciarse, alabarán al Señor los que lo buscan.
         ¡Viva su corazón por siempre!
R/.

 

         Lo recordarán y volverán al Señor hasta de los confines del orbe; en su presencia se postrarán las familias de los pueblos. R/.

 

       Porque del Señor es el reino,
Él gobierna a los pueblos.
       Ante él se postrarán los que duermen en la tierra.
R/.

 

       Mi descendencia le servirá;
hablarán del Señor a la generación futura, contarán su justicia al pueblo que ha de nacer: «Todo lo que hizo el Señor».
R/.

 

       Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,15-24):

 

  En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
       «¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».
        Jesús le contestó:
       «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:
     “Venid, que ya está preparado”.
      Pero todos a una empezaron a excusarse.
       El primero le dijo:
       «He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”.
       Otro dijo:
      «He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas.          Dispénsame, por favor”.
       Otro dijo:
       “Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”.
       El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:
“Sal aprisa a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.
       El criado dijo:
       “Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”.
Entonces el señor dijo al criado:
“Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».

 

Palabra del Señor

 

       1.-  San Pablo urge a los cristianos que actúen con ánimo humilde y fraterno en sus relaciones comunitarias, y les pone delante el mejor modelo: "tened entre vosotros los sentimientos propios de una vida en Cristo Jesús".

       Y nos transmite un himno cristológico, que la comunidad conocía y cantaba. Es un himno que en pocas líneas expresa el misterio pascual de Cristo, su muerte y su resurrección, su humillación y su glorificación por Dios: “se despojó de su rango... se rebajó incluso hasta la muerte... por eso Dios lo levantó sobre todo... como Señor de cielo y tierra”.

         Pablo nos trae aquí este himno para que aprendamos una lección de humildad y entrega por los demás. Igual que Jesús no “hizo alarde de su categoría de Dios”, se hizo igual a nosotros y se rebajó hasta una muerte de cruz, nosotros también debemos estar abiertos a los demás, sin creernos superiores a nadie ni pretender grandezas. Al contrario, abajándonos como los últimos “como el que sirve”.

Invitados y queridos: si oís la voz del Señor, no endurezcáis vuestro corazón.

 

        2.-  Con esta parábola Jesús nos enseña cómo son las relaciones de Dios con nosotros. Siempre a base de invitaciones. Y la invitación nos puede llegar a través de: un acontecimiento, de una lectura del Evangelio… de muchas maneras. La invitación de Dios siempre respeta la libertad.

       Y si hay libertad, hay responsabilidad. Porque podemos decidir que nuestros proyectos son mejores que los de Dios. Y entonces, nosotros mismos nos excluimos del banquete de, de la gracia que Dios nos tenía preparada. Aún así, Dios no cambia de sistema. Lo suyo es invitar, desea tener a sus hijos en torno a la mesa de su reino.

 

        3.-  Pero, los que entran a la sala del banquete son los pobres, aquellos a quienes no se les pasa por la cabeza que lo que ellos tienen pueda ser mejor que lo que Dios les ofrece. Dios seguirá enviando invitaciones, incluso a los que no habían respondido a la primera vez. Pero el sentarse a la mesa de Dios sigue dependiendo de nosotros.  

       Pidamos al Señor apreciar, sobre todo lo que Él nos ofrece, los bienes de su Reino.

 

Santa Ángela de la Cruz

 


Santa Ángela de la Cruz Guerrero González

 María de los Ángeles Guerrero González nació en Sevilla el 30 de enero de 1846 y murió también allí el 2 de marzo de 1932. Humilde religiosa española, fundó la congregación religiosa llamada Compañía de las Hermanas de la Cruz dedicada a ayudar a los pobres y a los enfermos.

Fue canonizada en Madrid por san Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003.

   Ángela Guerrero González, Sor Ángela de la Cruz, Madre de los pobres, nació el 30 de enero de 1846 en Sevilla en el seno de una familia sencilla. Sus padres, Francisco Guerrero y Josefa González, tuvieron catorce hijos, pero sólo seis llegaron a mayores de edad a causa de la terrible mortalidad infantil, aún persistente durante todo el s. XIX.

  Sus padres eran—hasta la exclaustración de los religiosos en 1836—los cocineros del Convento de los Padres Teatinos de Sevilla. Su padre murió pronto. Sin embargo, la madre llegara a ver la obra de su hija, y las Hermanitas de la Cruz la llamaran con el dulce nombre de "la abuelita" y quedaran admiradas de las muchas virtudes que florecían en el jardín de su alma. Ella supo trasplantarlas al jardín del alma de su hija Ángela. Se dice que un día, siendo aún muy pequeña, desapareció y todos la buscaron. Todos menos su madre que enseguida adivinó donde estaba: en la iglesia. Allí la encontraron rezando y recorriendo los altares. Ya mayor dirá: "Yo, todo el tiempo que podía, lo pasaba en la iglesia, echándome bendiciones de altar como hacen las chiquillas".

  Por carecer de recursos, apenas puede aprender a leer y escribir. Ángela, que crecía en un piadoso ambiente familiar, pronto daría cumplidas pruebas de bondad natural. Ya de joven, nadie osaba hablar mal o pronunciar blasfemias en su presencia. Si hablaban algo menos puro, al verla llegar, decían, cambiando de conversación: "Callad, que viene Angelita".

  Ángela necesita trabajar desde los doce años para ayudar a su familia, cuando apenas ha tenido ocasión de asistir a la escuela: en el taller de calzado de doña Antonia Maldonado, en la calle del Huevo, trabajó durante algún tiempo como zapatera. Dña. Antonia estaba encantada de ella y exhortaba a las demás a que la imitaran. Hacia rezar el rosario y rendían más que antes.

   El Padre Torres Padilla era muy amigo de la familia donde trabajaba como zapatera. Le habían hablado de la maravilla de aquella joven.

   De 1862 a 1865, Ángela, que asombra por sus virtudes a cuantos la conocen, reparte su jornada entre su casa, el taller, las iglesias donde reza y los hogares pobres que visita. En 1865 se cierne una oleada de cólera sobre Sevilla que azota a las familias pobres hacinadas en los "corrales de vecindad". Ángela se multiplica para poder ayudar a estos hombres, mujeres y niños castigados tan duramente por la miseria. Y en ese mismo año pone en conocimiento de su confesor, el padre Torres, su voluntad de "meterse a monja". Cuenta ahora con diecinueve años.

   Quiso entrar en las Carmelitas Descalzas del barrio de Santa Cruz de Sevilla, aunque no la admitieron por temor a que no pudiera soportar los duros menesteres del convento en su cuerpo menudo y débil.

   Después ingresó en las Hermanas de la Caridad. Llegó a vestir el hábito, pero hubo de salir del convento al enfermar. Viendo que no podía ser monja en el convento, se dijo a sí misma: "Seré monja en el mundo" e hizo los Votos religiosos. Un billete de 1º de noviembre de 1871 nos revela que "María de los Ángeles Guerrero, a los pies de Cristo Crucificado" promete vivir conforme a los consejos evangélicos: ya que le ha fallado ser monja en el convento, será monja fuera. Dos años más tarde, Ángela pone en manos del doctor Torres Padilla unas reflexiones personales en las que se propone, no vivir siguiendo a Jesús con la cruz de su vida, sino vivir permanentemente clavada en ella junto a Jesús. De ahora en adelante se llamará Ángela de la Cruz.

   Ángela comienza a afirmarse en una idea que le ha venido con fuerza: "hay que hacerse pobre con los pobres".

   En invierno de 1873 Ángela formula votos perpetuos fuera del claustro, y por el voto de obediencia queda unida al padre Torres. Pero su mente y su corazón inquietos comienzan a "reinar" en una idea que continuamente le asalta: formar la "Compañía de la Cruz". Obstinada en su empeño el 17 de enero de 1875 comienza a trazar su proyecto, que, como toda obra noble, se verá colmado por el éxito, más ante los ojos de Dios que ante los ojos de los hombres.

   Ángela ha encontrado tres compañeras: Josefa de la Peña, una terciaria franciscano "pudiente", que ha decidido dar el paso que su contacto con los pobres le está pidiendo; Juana María Castro y Juana Magadán, dos jóvenes pobres, sencillas y buenas. Con el dinero de Josefa Peña alquilan su "convento": un cuartito con derecho a cocina en la casa número 13 de la calle San Luis, y desde allí organizan su servicio de asistencia a los necesitados a lo largo del día y de la noche. Poco después se trasladan al número 8 de la calle Hombre de Piedra, y comienzan a adquirir notable consistencia en el clima religioso de Sevilla. Estrenan hábito y sus compañeras comienzan a llamarle "Madre", cuando aún no se ha borrado de su rostro la primavera de la niñez. Entre duras penitencias y mortificaciones, fieles a la causa de los pobres, consiguen obtener en 1876 la admisión y bendición del Cardenal Spinola.

   Todo el resto de su vida estaría marcado por el signo doliente de la Cruz, pero también por la felicidad de quien se siente "luz en el mundo mostrando una razón para vivir". La Compañía va a crecer, y con ella el agradecimiento del pueblo sevillano y de todos los rincones de Andalucía a donde llega el espíritu de Sor Ángela. Como afirma José María Javierre en su preciosa obra Madre de los pobres: 'Que yo sepa, es el único caso en el mundo. Existe una ciudad donde pronunciáis el nombre de una persona y todos los habitantes, todos, sonríen: -Era buena, era una santa."

   La siguen bastantes jóvenes y mayores que quieren imitar a Sor Ángela y seguir su mismo género de vida. Todos caben en sus casas. La austeridad será nota distintiva de sus casas. Roma da aprobación a su Obra.

 

Fallecimiento

   Falleció el 2 de marzo de 1932 como consecuencia de un accidente cerebrovascular, personas de todas las clases sociales rindieron homenaje a la hoy Santa que, por privilegio del Gobierno de la Segunda República Española, fue sepultada en la cripta de la Casa Madre en Sevilla.

   Dos días después el Ayuntamiento republicano de la ciudad de Sevilla, presidido por el alcalde don José González Fernández de Labandera, decidió por unanimidad que constase en acta el sentimiento de la Corporación por la muerte de la religiosa y decidió se rotulase con su nombre la entonces llamada calle Alcázares, donde estaba y continúa el convento. Esta decisión tiene gran importancia, si tenemos en cuenta las ideas anticlericales imperantes en la época.

                       

Canonización

   El Papa Juan Pablo II la beatificó el 5 de noviembre de 1982. El 20 de diciembre de 2002, la Iglesia reconoció oficialmente su santidad, al aprobar el milagro que le había sido atribuido, la curación, científicamente inexplicada, de un niño que sufría una obstrucción de la arteria central de la retina del ojo derecho y recuperó repentinamente la visión. Fue canonizada por Juan Pablo II el 4 de mayo de 2003 en la madrileña Plaza de Colón, con el nombre de Santa Ángela de la Cruz.

   El 7 de mayo de 2003, el cuerpo incorrupto de la Santa es trasladado desde la Casa Madre hasta la Catedral de Sevilla, donde presidió los actos en su honor, por la Canonización. Una gran multitud se concentró a su paso, adornándose los templos y calles del recorrido para la ocasión.

   En 2012, la Compañía de la Cruz tiene más de cincuenta conventos, 700 hermanas y unas 50 novicias que realizan el noviciado en Sevilla. Los países donde se encuentra son España, Argentina e Italia. En España en las comunidades autónomas de Andalucía, Extremadura, Canarias, Madrid, Comunidad Valenciana, Castilla y León, Castilla La Mancha y Galicia.

 

Oración a Santa Ángela de la Cruz

Dios de toda bondad, que iluminaste a Santa Ángela virgen, con la sabiduría de la cruz, para que reconociese a tu Hijo Jesucristo en los pobres y enfermos abandonados, y los sirviese como humilde esclava, concédenos la gracia que te pedimos por su intercesión, en esta novena.

Así también, inspira en nosotros el deseo de seguir su ejemplo, abrazando cada día nuestra propia cruz, en unión con Cristo crucificado y sirviendo a nuestros hermanos con amor.

Te lo pedimos por el mismo Jesucristo, Hijo tuyo y Señor nuestro.

Amén.

 

 

(Fuente: hermandades-de-sevilla.org y wikipedia)

 

 

 

 

 

 

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