martes, 5 de noviembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 7 - DE NOVIEMBRE – JUEVES – 31ª – SEMANA DEL T.O. – B – San Ernesto

 

 


7 - DE NOVIEMBRE – JUEVES –

 31ª – SEMANA DEL T.O. – B –

San Ernesto

 

    Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (3,3-8a):

   Los circuncisos somos nosotros, que damos culto con el Espíritu de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús, sin confiar en la carne. Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para confiar en la carne, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más, circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo; si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por la ley, era irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.

Palabra de Dios

 

   Salmo: 104,2-3.4-5.6-7

   R/. Que se alegren los que buscan al Señor

   Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al Señor. R/.

   Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente su rostro.

        Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

   ¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su elegido!

       El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R/.

 

   Lectura del santo evangelio según san Lucas (15,1-10):

 

  En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los escribas murmuraban entre ellos:

   «Ése acoge a los pecadores y come con ellos.»

   Jesús les dijo esta parábola:

  «Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le pierde una, - ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra?   Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la oveja que se me había perdido."

   Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

  Y si una mujer tiene diez monedas y se le pierde una, - ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra?   Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la moneda que se me había perdido."

    Os digo que la misma alegría habrá entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»

Palabra del Señor

 

      1.-  Parece que San Pablo está en medio de la lucha entre circuncisión o no circuncisión, y nos deja bastante claro que lo importante no es una señal en la carne, de la que él se siente orgulloso, sino el seguimiento de Cristo.

       La fe en el Señor, el hacer de Cristo, el arranque, el movimiento y la meta de nuestras vidas es realmente lo importante. Poco importa ser circuncisos o no, lo importante es el seguimiento del Señor.

Pablo nos señala su vida dentro del judaísmo más ortodoxo como una pérdida comparada con la excelencia que supone el seguimiento de Cristo.

       - ¿Cómo es para nosotros el seguimiento de Cristo?

       - ¿Lo consideramos una ganancia frente a todo lo que nos rodea?

       Creo que debemos pensar por dónde vamos en nuestra vida cristiana, y seguir a Cristo, cueste lo que cueste.

 

       2.-  Este acoge a los pecadores y come con ellos.

       Es posiblemente este un fragmento de San Lucas donde podemos encontrar los signos más evidentes de la misericordia divina.

        Ante la maledicencia de los “perfectos”, Jesús nos da una verdadera lección de misericordia, de caridad fraterna y de amor al prójimo. Y puede que nosotros no estemos tan lejos de aquellos fariseos tan puros, tan religiosos, tan cumplidores de la ley.

       - ¿Cuántas veces hemos predicado que una manzana podrida puede estropear todo el cesto y conviene apartarla?

       Esto, que yo confieso haber practicado en mi vida de catequista, pesa como una losa sobre mi conciencia.

       - ¿Qué derecho tenía yo para juzgar a aquel muchacho revoltoso, desesperante, y apartarlo sin más del grupo?

       - ¿Se parece algo mi acción a la que lleva a cabo el dueño de las ovejas?

       Es evidente que no y solo espero que aquella acción equivocada, realizada porque así me habían enseñado que había que hacer, no haya producido un daño irreparable a alguna oveja del rebaño del Señor.

 

       3.-  No veamos en la actitud de los fariseos una acción malvada. Termina siendo mala, pero la intención es preservar la pureza de la Ley. Una Ley de la que está ausente la misericordia. Jesús es para ellos el enemigo de la Ley y por eso lo acusan. Jesús quiere dar una lección de la verdad de Dios. Un Dios que se entrega a la búsqueda de la oveja descarriada o de la moneda perdida, celebrando cuando las encuentra. Si seguimos leyendo este capítulo de San Lucas, nos vamos a encontrar con la parábola, que mal llamamos, “del Hijo Pródigo” cuando su nombre real debería ser la parábola “del Padre misericordioso”.

        Saquemos conclusiones y llegaremos fácilmente a descubrir que Dios está siempre buscándonos, porque somos con frecuencia las ovejas que se descarrían, los hijos que se alejan del hogar, y siempre estamos necesitados de la misericordia y el abrazo del Padre. Pero ¿estamos nosotros listos para recibir el regalo del amor que se nos ofrece gratuitamente?

 

San Ernesto

 


Nace en Suiza (actual Alemania) en el siglo XII. Fue abad del monasterio benedictino de Zwiefalten en la región de Wurttemberg entre 1141 y 1146. Renuncia para ir a la segunda cruzada. Predica en Persia y Arabia. Es apresado por los sarracenos, torturado y muere en La Meca en 1148 mártir.

 

Vida de San Ernesto

  El joven Ernesto, muerto en el año 1147, vivió de lleno en la época de la primera cruzada (1099).

  Fue ella la que permitió abrir nuevos caminos para los Lugares santos a todos los peregrinos. Y, además, permitió la fundación de cuatro pequeños estados cristianos en tierras del Islám: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli. Sin embargo, desde 1144, la caída de Edesa mostró que los musulmanes podían volver a coger lo que los franceses les habían arrebatado anteriormente, incluida Jerusalén. Esto dio lugar a la segunda cruzada (1147-1149).

  Se sabe por la historia que fue un desatino.

  De los 200.000 hombres y mujeres que partieron para el Oriente, volvieron sólo algunos miles.

  Ernesto de Steisslingen fue uno de ellos. En su juventud entró de monje en la abadía de Zwiefalten, que da al bello lago de Constanza.

Lo eligieron abad durante cinco años para dirigir humana y espiritualmente a los sesenta y dos monjes que la habitaban.

  Al término de su mandato, se marchó de nuevo a la cruzada con el ejército alemán, comandado por el emperador Conrado III.

   Cuando se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: "Creo que no volveré a veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de Cristo".

   Sus predicciones se cumplieron. Y desde entonces no se supo nunca cómo y dónde murió.

 

 

 


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