7 - DE NOVIEMBRE
– JUEVES –
31ª – SEMANA DEL T.O. – B –
San Ernesto
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a
los Filipenses (3,3-8a):
Los circuncisos somos nosotros, que damos
culto con el Espíritu de Dios, y que ponemos nuestra gloria en Cristo Jesús,
sin confiar en la carne. Aunque, lo que es yo, ciertamente tendría motivos para
confiar en la carne, y si algún otro piensa que puede hacerlo, yo mucho más,
circuncidado a los ocho días de nacer, israelita de nación, de la tribu de
Benjamín, hebreo por los cuatro costados y, por lo que toca a la ley, fariseo;
si se trata de intransigencia, fui perseguidor de la Iglesia, si de ser justo por
la ley, era irreprochable. Sin embargo, todo eso que para mí era ganancia lo
consideré pérdida comparado con Cristo; más aún, todo lo estimo pérdida
comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él
lo perdí todo, y todo lo estimo basura con tal de ganar a Cristo.
Palabra de Dios
Salmo: 104,2-3.4-5.6-7
R/. Que se alegren los que buscan al Señor
Cantadle al son de instrumentos, hablad de sus
maravillas; gloriaos de su nombre santo, que se alegren los que buscan al
Señor. R/.
Recurrid al Señor y a su poder, buscad continuamente
su rostro.
Recordad las maravillas que hizo, sus prodigios, las sentencias de su
boca. R/.
¡Estirpe de Abrahán, su siervo; hijos de Jacob, su
elegido!
El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la tierra. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(15,1-10):
En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús
todos los publicanos y los pecadores a escucharle. Y los fariseos y los
escribas murmuraban entre ellos:
«Ése acoge a los pecadores y come con
ellos.»
Jesús les dijo esta parábola:
«Si uno de vosotros tiene cien ovejas y se le
pierde una, - ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la
descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra,
se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los
amigos y a los vecinos para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la
oveja que se me había perdido."
Os digo que así también habrá más alegría en
el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos
que no necesitan convertirse.
Y si una mujer tiene diez monedas y se le
pierde una, - ¿no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado,
hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las
amigas y a las vecinas para decirles: "¡Felicitadme!, he encontrado la
moneda que se me había perdido."
Os digo que la misma alegría habrá
entre los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta.»
Palabra del Señor
1.- Parece que San Pablo está en medio de la
lucha entre circuncisión o no circuncisión, y nos deja bastante claro que lo
importante no es una señal en la carne, de la que él se siente orgulloso, sino
el seguimiento de Cristo.
La fe en el Señor, el hacer
de Cristo, el arranque, el movimiento y la meta de nuestras vidas es realmente
lo importante. Poco importa ser circuncisos o no, lo importante es el
seguimiento del Señor.
Pablo nos señala su vida dentro del judaísmo más ortodoxo como una
pérdida comparada con la excelencia que supone el seguimiento de Cristo.
- ¿Cómo es para nosotros el
seguimiento de Cristo?
- ¿Lo consideramos una
ganancia frente a todo lo que nos rodea?
Creo que debemos pensar por
dónde vamos en nuestra vida cristiana, y seguir a Cristo, cueste lo que cueste.
2.- Este acoge a los
pecadores y come con ellos.
Es posiblemente este un
fragmento de San Lucas donde podemos encontrar los signos más evidentes de la
misericordia divina.
Ante la maledicencia de
los “perfectos”, Jesús nos da una verdadera lección de misericordia, de caridad
fraterna y de amor al prójimo. Y puede que nosotros no estemos tan lejos de
aquellos fariseos tan puros, tan religiosos, tan cumplidores de la ley.
- ¿Cuántas veces hemos
predicado que una manzana podrida puede estropear todo el cesto y conviene
apartarla?
Esto, que yo confieso haber
practicado en mi vida de catequista, pesa como una losa sobre mi conciencia.
- ¿Qué derecho tenía yo
para juzgar a aquel muchacho revoltoso, desesperante, y apartarlo sin más del
grupo?
- ¿Se parece algo mi acción
a la que lleva a cabo el dueño de las ovejas?
Es evidente que no y solo
espero que aquella acción equivocada, realizada porque así me habían enseñado
que había que hacer, no haya producido un daño irreparable a alguna oveja del
rebaño del Señor.
3.- No veamos en la actitud de los fariseos una
acción malvada. Termina siendo mala, pero la intención es preservar la pureza
de la Ley. Una Ley de la que está ausente la misericordia. Jesús es para ellos
el enemigo de la Ley y por eso lo acusan. Jesús quiere dar una lección de la
verdad de Dios. Un Dios que se entrega a la búsqueda de la oveja descarriada o
de la moneda perdida, celebrando cuando las encuentra. Si seguimos leyendo este
capítulo de San Lucas, nos vamos a encontrar con la parábola, que mal llamamos,
“del Hijo Pródigo” cuando su nombre real debería ser la parábola “del Padre
misericordioso”.
Saquemos conclusiones y llegaremos
fácilmente a descubrir que Dios está siempre buscándonos, porque somos con
frecuencia las ovejas que se descarrían, los hijos que se alejan del hogar, y
siempre estamos necesitados de la misericordia y el abrazo del Padre. Pero
¿estamos nosotros listos para recibir el regalo del amor que se nos ofrece
gratuitamente?
Nace en Suiza (actual
Alemania) en el siglo XII. Fue abad del monasterio benedictino de Zwiefalten en
la región de Wurttemberg entre 1141 y 1146. Renuncia para ir a la segunda
cruzada. Predica en Persia y Arabia. Es apresado por los sarracenos, torturado y
muere en La Meca en 1148 mártir.
Vida de San Ernesto
El joven Ernesto, muerto en
el año 1147, vivió de lleno en la época de la primera cruzada (1099).
Fue ella la que permitió
abrir nuevos caminos para los Lugares santos a todos los peregrinos. Y, además,
permitió la fundación de cuatro pequeños estados cristianos en tierras del
Islám: Jerusalén, Antioquía, Edesa y Trípoli. Sin embargo, desde 1144, la caída
de Edesa mostró que los musulmanes podían volver a coger lo que los franceses
les habían arrebatado anteriormente, incluida Jerusalén. Esto dio lugar a la
segunda cruzada (1147-1149).
Se sabe por la historia que
fue un desatino.
De los 200.000 hombres y
mujeres que partieron para el Oriente, volvieron sólo algunos miles.
Ernesto de Steisslingen fue
uno de ellos. En su juventud entró de monje en la abadía de Zwiefalten, que da
al bello lago de Constanza.
Lo eligieron abad durante cinco años para
dirigir humana y espiritualmente a los sesenta y dos monjes que la habitaban.
Al término de su mandato,
se marchó de nuevo a la cruzada con el ejército alemán, comandado por el
emperador Conrado III.
Cuando
se despidió de sus hermanos religiosos, les dijo: "Creo que no volveré a
veros en esta tierra, pues Dios me concederá que vierta mi sangre por él. Poco
importa la muerte que me reserva, si me permite sufrir por el amor de
Cristo".
Sus
predicciones se cumplieron. Y desde entonces no se supo nunca cómo y dónde
murió.
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