sábado, 2 de noviembre de 2024

Párate un momento: El Evangelio del dia 4 - DE NOVIEMBRE – LUNES – 31ª – SEMANA DEL T.O. – B – SAN CARLOS BORROMEO

 

 


4 - DE NOVIEMBRE – LUNES –

 31ª – SEMANA DEL T.O. – B –

SAN  CARLOS  BORROMEO

 

      Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Filipenses (2,1-4):

       Si queréis darme el consuelo de Cristo y aliviarme con vuestro amor, si nos une el mismo Espíritu y tenéis entrañas compasivas, dadme esta gran alegría: manteneos unánimes y concordes con un mismo amor y un mismo sentir.

        No obréis por rivalidad ni por ostentación, dejaos guiar por la humildad y considerad siempre superiores a los demás. No os encerréis en vuestros intereses, sino buscad todos el interés de los demás.

 

Palabra de Dios

 

       Salmo: 130,1.2.3
       R/. Guarda mi alma en la paz junto a ti, Señor.


       Señor, mi corazón no es ambicioso, ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas que superan mi capacidad. 
R/.

       Sino que acallo y modero mis deseos, como un niño en brazos de su madre. R/.

      Espera Israel en el Señor
ahora y por siempre. R/.

 

         Lectura del santo evangelio según san Lucas (14,12-14):

 

   En aquel tiempo, dijo Jesús a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

  «Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

  Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagarán cuando resuciten los justos.»

 

Palabra del Señor

 

        1.-  La primera lectura recoge un deseo entrañable de san Pablo: que tengan los sentimientos de Cristo. El sentimiento es el del amor. Se manifiesta feliz, porque ha sentido el amor que le profesan los cristianos de Filipos; que es el mismo que sienten entre ellos. Les pide que se mantengan en esa actitud; que no se dejen llevar por envidias, deseos de superioridad, que no se encierren en los intereses exclusivos de cada uno. Que el interés desborde el propio yo y se extienda a los demás. Todo ello permitirá vivir en la paz del Señor, como se proclama en el salmo responsorial.

 

        2.-  En el texto del Evangelio de hoy Jesús no habla a sus discípulos ni a los que viene a escucharle, sino a “uno de los principales fariseos, que le había invitado”. El texto en una primera lectura no tiene mucho sentido: ¿cómo no se va a invitar a familiares, a amigos…?  El sentido del texto se encuentra en la referencia a la búsqueda de correspondencia en aquellos a los que invita. Jesús quiere que cuando se sea generoso, es decir: se haga el bien a alguien, o se diga bien de alguien, no se busque que los demás sean lo mismo de generosos con uno.

       La generosidad es una de las actitudes más nobles, más “humanas”: pertenece al gens humano, como algo esencial y noble. Tiene valor en sí misma, engrandece nuestra condición, la constituye: sin generosidad no somos “humanos”. La paga de la generosidad es ennoblecer nuestro ser. Lo que se reconocerá cuando el juicio sea el de Dios.

 

      3.-  ¿Nos hemos examinado del nivel de nuestra generosidad? Si abundan en nosotros los sentimientos de la primera lectura, la generosidad brotará de modo espontáneo. La verdad de lo que somos son nuestros sentimientos. De los más nobles brota ser generoso.

 

SAN  CARLOS  BORROMEO

 




  Nació en Arona (Lombardía) en el año 1538; después de haberse graduado en ambos derechos, fue agregado al colegio cardenalicio por su tío Pío IV y nombrado obispo de Milán. Fue un verdadero pastor de su grey; visitó varias veces toda su diócesis, convocó sínodos, decretó muchas disposiciones orientadas a la salvación de las almas y fomentó en gran manera las costumbres cristianas.

  Murió el día 3 de noviembre del año 1584.

  San Carlos Borromeo, un santo que tomó muy en serio las palabras de Jesús; "Quien ahorra su vida, la pierde, pero el que gasta su vida por Mí, la ganará".

  Era de familia muy rica. Su hermano mayor, a quien correspondía la mayor parte de la herencia, murió repentinamente al caer de un caballo. El consideró la muerte de su hermano como un aviso enviado por el cielo, para estar preparado porque el día menos pensado llega Dios por medio de la muerte a pedirnos cuentas. Renunció a sus riquezas y fue ordenado sacerdote y más tarde arzobispo de Milán. Aunque no faltan las acusaciones de que su elección fue por nepotismo (era sobrino del Papa), sus enormes frutos de santidad demuestran que fue una elección del Espíritu Santo.

  Como obispo, su diócesis que reunía a los pueblos de Lombardía, Venecia, Suiza, Piamonte y Liguria. Los atendía a todos. Su escudo llevaba una sola palabra: "Humilitas", humildad.  El, siendo noble y riquísimo, vivía cerca del pueblo, privándose de lujos. Fue llamado con razón "padre de los pobres"

         San Carlos Borromeo Decía que un obispo demasiado cuidadoso de su salud no consigue llegar a ser santo y que a todo sacerdote y a todo apóstol deben sobrarle trabajos para hacer, en vez de tener tiempo de sobra para perder.

   Para con los necesitados era supremamente comprensivo. Para con sus colaboradores era muy amigable y atento, pero exigente. Y para consigo mismo era exigentísimo y severo.

  Fue el primer secretario de Estado del Vaticano (en el sentido moderno).

  Fue blanco de un vil atentado, mientras rezaba en su capilla, pero salió ileso, perdonando generosamente al agresor.

   Fundó seminarios para formar sacerdotes bien preparados, y redactó para esos institutos unos reglamentos tan sabios, que muchos obispos los copiaron para organizar según ellos sus propios seminarios.

  Fue amigo de San Pío V, San Francisco de Borja, San Felipe Neri, San Félix de Cantalicio y San Andrés Avelino y de varios santos más.

  Murió joven y pobre, habiendo enriquecido enormemente a muchos con la gracia. ……murió diciendo: "Ya voy, Señor, ya voy". En Milán casi nadie durmió esa noche, ante la tremenda noticia de que su queridísimo Cardenal arzobispo, estaba agonizando.

 

 

 

 

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