13 - DE
ENERO – LUNES –
1ª-
SEMANA DE T.O. – C –
San Hilario de
Poitiers
Comienzo de la carta a los Hebreos
(1,1-6):
EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los
padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado
por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha
realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria,
impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y,
habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de
la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más
sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás:
«Hijo mío eres tú, yo te he
engendrado hoy»; y en otro lugar:
«Yo seré para él un padre, y él será para mí un hijo?».
Asimismo, cuando introduce en el
mundo al primogénito, dice:
«Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Palabra de Dios
Salmo: 96,1.2b.6.7c.9
R/. Adorad a Dios todos sus ángeles.
V/. El Señor reina, la tierra goza, se alegran
las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su
trono. R/.
V/. Los cielos pregonan su justicia, y todos los
pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles. R/.
V/. Porque tú eres, Señor, Altísimo sobre toda la tierra, encumbrado sobre todos los dioses. R/.
Lectura del santo evangelio según
san Marcos (1,14-20):
DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús
se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está
cerca el reino de Dios.
Convertíos y creed en el
Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea,
vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues
eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré
pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo
siguieron.
Un poco más adelante vio a
Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando
las redes. A continuación, los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca
con los jornaleros y se marcharon en pos de él.
Palabra del Señor
1.-
La carta a los Hebreos trata de poner
de relieve el fundamento que tiene Jesucristo dentro de todo el plan de
salvación que el Padre ha trazado sobre la historia humana. Va haciendo un
recorrido sobre el origen de todo. Y, en ese origen ya estaba el Hijo junto al
Padre para crearlo todo. Un origen inmemorial y eterno el de este Dios.
Los profetas van hablando de parte
de Dios a un pueblo que es de dura cerviz. Con lo cual se va mostrando que el
seguimiento de Cristo no es nada fácil. El pueblo elegido de Israel se va
enfrentando a la fragilidad de la fe. Conocen otros pueblos, otras tradiciones,
al igual que otros dioses, en los que alguna que otra vez el pueblo se relaja y
corrompe la relación con su Dios. La tarea de los profetas es llamar al pueblo
a que mire al verdadero Dios.
Por ello, en la etapa última, envía
a su Hijo, que es Palabra: «El Verbo se hizo carne». Y la Palabra en los
orígenes de la humanidad fue lo que dio consistencia a la creación entera. Al
inicio solo aparece el caos que se cernía sobre todo hasta que se comienza a
pronuncia una palabra: «que exista la luz»... Es interesante el juego que
aparece entre origen y palabra. Jesucristo lo sostiene todo mediante su
poderosa Palabra. Lo que va a dar consistencia a todo es la misma Palabra hecha
carne.
Así también se ve la estrecha relación que
existe en las relaciones trinitarias. Padre, Hijo y Espíritu Santo se
relacionan desde el amor. Es su amor lo que da consistencia al universo y lo
que da plenitud al ser humano. El amor circula regenerándolo todo, haciéndolo
nuevo todo, fecundando aquello que no tiene vida. Ahora no hace falta que
hablen los profetas, sino que tanto amó Dios al mundo que ha enviado a su Hijo
para que obtengamos la salvación.
2.- Se nos presenta en el pasaje
del evangelio la densidad que debe tener la vida del discipulado. La llamada
que Jesús hace para su Proyecto del Reino es concreta, en la que se necesitan
las actitudes de autenticidad, ya que hay que enfrentarse a determinadas
experiencias a las que no se puede responder con medias tintas. La
disponibilidad, la libertad y el ser capaz de estar desprendidos de todo, son
la columna vertebral del seguimiento. Todo ello, lleva a seguir profundizando
en las pautas necesarias para el seguimiento, como lo son la continua revisión
de vida, es decir, cada mañana, se necesita un espíritu de conversión. De
reconocimiento de la miseria para trabajarla y de la gracia que se recibe para
tener un corazón agradecido.
Estar despiertos para reconocer el
paso de Jesús por tu vida, como la apertura suficiente para saber leer la
fragilidad de tu vida a la luz de la voz del amor del que te llama a ponerte en
camino. La llamada exige coherencia y fidelidad, sin las cuales, no se llegaría
muy lejos por los caminos áridos de la rutina, del desánimo, del conflicto, del
ser perseguidos, del abandono. El que grita al interior de tú corazón habla de
un mandato, que muestra la exigencia del amor desde la clave de dar la propia
vida, por ello, se necesita un convencimiento personal para abrazar libremente
ese estado de vida. El arte de pesca del que habla Jesús tiene como telón de
fondo la compasión, echar las redes, es un arte un tanto arriesgado si no va
impregnado de la mirada de ternura con la que mira Jesús a los discípulos
cuando pasa por el mar de Galilea y le pide que se dediquen a sus hermanos los
hombres necesitados.
3.- Sin el entusiasmo y la alegría
que brotan del encuentro interpersonal con Jesús la misión fracasará. Lo vemos
después de la pasión, muerte del Maestro, el desanimó se apoderó de los
pescadores, que volvieron a la labor de toda la vida. Fue necesario un proceso
de tiempo para acomodar cada cosa en su sitio de lo vivido. Y otro
encuentro. Esta vez, Cristo se presenta vivo, y les ofrece unos peces. Lo
reconocen, vuelven a sentir en sus vidas el fuego del encuentro, el amor
primero, y, en adelante, ya no habrá obstáculos para anunciar la Buena Noticia
del Reino hasta la entrega de la vida en el martirio.
San Hilario de Poitiers
Nació en Poitiers, Francia, a principios del
siglo IV; Sus padres eran nobles gentiles. Fue bautizado el año 345 y desde
entonces vivió santamente. Fue elegido obispo de Poitiers el año 350.
Gran defensor de la fe en la divinidad de
Cristo frente a los arrianos. En su tratado sobre la Trinidad «De Trinitate»
defiende la doctrina del Concilio de Nicea y demuestra que las Sagradas
Escrituras dan testimonio claro de la divinidad del Hijo. En otros libros
interpreta también los sucesos del Antiguo Testamento como prefiguraciones de
la venida de Cristo al mundo.
El punto de partida de la reflexión de
Hilario es la fe en Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, recibida en el bautismo.
Dios Padre, que es amor, comunica plenamente su divinidad al Hijo. Éste
compartió nuestra condición humana, de tal manera que sólo en Cristo, Verbo
encarnado, la humanidad encuentra la salvación. Asumiendo la naturaleza humana,
Él ha unido a sí a todo hombre. Por eso, el camino hacia Cristo está abierto
para todos, aunque por nuestra parte se requiere siempre la conversión
personal.
San Hilario combatió herejías del arriano
Auxencio de Milán. Los arrianos lograron que el emperador Constancio, también
arriano, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, a fines del
año 356. Su comentario fue: "Permanezcamos siempre en el destierro con tal
que se predique la verdad". Desde el destierro envió a Occidente su
tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se
considera su mejor obra.
Asistió al concilio de Seleucia de Isauria,
ciudad del Asia Menor, en la región de Tauro. Allí trató Hilario sobre
misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta
al emperador como un anticristo.
Sus enemigos, convencidos de que Hilario les
era más problema en el Oriente, le permitieron regresar a Poitiers. San
Jerónimo comenta sobre el gran júbilo con que fue recibido por los católicos.
Allí realizó una importante labor de exégesis, escribiendo tratados sobre los
grandes misterios de la fe, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también
himnos y algunos le atribuyeron el "Gloria in excelsis".
Según san Isidoro de Sevilla, Hilario fue el
primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente. Años más tarde
San Ambrosio introducirá esa costumbre en su catedral de Milán y los herejes lo
acusarán ante el gobierno diciendo que por los cantos tan hermosos que entona
en su iglesia le quita a ellos sus clientes que se van a donde los católicos
porque allá cantan más y mejor.
San Hilario murió el 13 de enero del año 367.
Sus reliquias estuvieron en Poitiers hasta el
año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes.
Se le ha dado el título de Atanasio de
Occidente.
Entre sus ilustres discípulos está San Martín
de Tours. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe.
El Papa Pío IX, a petición de los obispos
reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario Doctor de la Iglesia
por sus enseñanzas sobre la divinidad de Cristo.
Oración
Señor Jesucristo: Te pedimos que, así como tu
amigo San Hilario nosotros empleemos también nuestra vida y nuestras fuerzas en
hacerte conocer y amar más y más. Amén.
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