15 - DE
ENERO – MIERCOLES –
1ª-
SEMANA DE T.O. – C
San Mauro
Lectura
de la carta a los Hebreos (2,14-18):
LO mismo que los hijos
participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra
carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es
decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera
como esclavos.
Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por
eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote
misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del
pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede
auxiliar a los que son tentados.
Palabra de Dios
Salmo:
104,1-2.3-4.6-7.8-9
R/.
El Señor se acuerda de su alianza eternamente.
V/. Dad gracias al Señor,
invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de
instrumentos, hablad de sus maravillas. R/.
V/. Gloriaos de su nombre
santo, que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su
poder, buscad continuamente su rostro. R/.
V/. ¡Estirpe de Abrahán,
su siervo; hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios, él gobierna toda la
tierra. R/.
V/. Se acuerda de su
alianza eternamente, de la palabra dada, por mil generaciones; de la alianza sellada con Abrahán, del juramento hecho a
Isaac. R/.
Lectura del santo evangelio según san
Marcos 1, 29-30
En aquel tiempo, al salir Jesús de la
sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón
estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la
mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le
llevaron todos los enfermos y poseídos. La población entera se agolpaba a la
puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y
como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada,
se marchó al descampado y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron y,
al encontrarlo, le dijeron:
"Todo el mundo te busca'.
Él les respondió:
"Vámonos a otra parte, a las aldeas
cercanas, para predicar también allí; que para eso he venido".
Así recorrió toda Galilea, predicando, en
las sinagogas y expulsando los demonios.
Palabra del Señor
1.- El autor de la Carta a los Hebreos define con una gran claridad
en qué consiste la Salvación que Jesús nos trae, una Salvación integral,
definitiva. Jesús, Hijo de Dios se hace hombre con todas las consecuencias,
asume nuestra carne, nuestra vida y también nuestra muerte y es desde nuestra
realidad donde nos salva de manera definitiva del mal, del pecado, de la
influencia del príncipe de las tinieblas.
Jesús nos descubre así al Dios Liberador, al
Dios Misericordia que por Amor y desde el Amor nos ofrece, más que una
Esperanza, una Realidad plena de Alegría si, de su mano, con la ayuda de la
Gracia, nos fiamos de su Palabra Hecha Carne, nuestra pobre carne, llena de
imperfecciones, de dudas, de miedos, de continuas caídas...
2.- Ciertamente,
tanto entonces como ahora, “todo el mundo busca a Jesús”, incluso si no lo
conoce propiamente, bien porque nadie le haya hablado de Él, bien, porque,
incluso habiendo sido educado en un ambiente cristiano, no lo ha experimentado
ni en su vida ni en la de quienes le han hablado de Él.
San Marcos nos relata las primeras
predicaciones de Jesús en Cafarnaúm y los primeros signos o milagros... que
devuelven la salud perdida. Desde una primera esfera familiar, la suegra, a “la
población entera”, todos recobran la salud, es decir, son “salvados” del mal en
todas sus expresiones corporales y morales. De ahí la referencia a los
demonios.
3.- Jesús
se nos presenta como una referencia de Vida y en esa misión implica a sus
discípulos, aunque estos no terminan de comprenderlo y se dejan llevar por la
“fama” del Maestro más que por sus signos de Salvación. Por eso Marcos nos
introduce, de la mano de Jesús, en el origen y fundamento de todo: Dios, el
Dios que busca en lo escondido, en la oscuridad de la noche, en la soledad que
es plenitud de Gracia con esa oración que tantas veces olvidamos y es la que da
origen y sentido a la predicación, a los signos.
Jesús precisa de cada uno de nosotros en la
Misión de anunciar al mundo que la Salvación ha llegado y, fiados de su
Palabra, también a nosotros nos acompañarán signos y serán muchos los que nos
buscarán: no ciertamente por nuestras personas sino por Él y quizá así en
verdad los cristianos podamos humildemente revelar y no velar la fe en Él.
«Nuestra vocación de discípulos de Cristo es
la caridad. En la madre Teresa de Calcuta tenemos un recuerdo permanente y
cercano a nuestras vidas de lo que somos; ella es recuerdo de Cristo que se
quiere seguir acercando a todos los hombres, es un compromiso con los más
pobres y descartados de la vida. ¿Salgo en búsqueda de los hombres igual que el
Señor salió a buscarme a mí? ¿Reparo en todos, en quienes han perdido la fe o
viven como si Dios no existiera, en los jóvenes que no viven con ideales y en
las familias en crisis? ¿Me inclino ante los enfermos, encarcelados,
refugiados, inmigrantes? ¿Atiendo a los abandonados, niños y mayores, enfermos
o sanos? Mi vida, como la de Jesús, tiene que estar disponible para acercarme a
todos como santa Teresa de Calcuta, comprometiéndome en la acogida y en la
defensa de la vida humana, tanto la no nacida como la abandonada y descartada».
(Carta Pastoral de Carlos
Osoro, cardenal-arzobispo de Madrid, tras la canonización en 2016)
Nació en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su
adolescencia bajo la dirección de San Benito. Su gran espíritu de penitencia le
impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del
583.
Breve Biografía
Nació
en Roma de una familia ilustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo
la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser
Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.
Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los
menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los
monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien
morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.
Al no constar el tiempo en
que llegaron sus reliquias a Extremadura, sólo se puede afirmar ser muy antigua
su veneración. El Sínodo diocesano de 1501 se expresa en estos términos:
"Y así mismo, mandamos que en el lugar de Almendral se denuncie por fiesta
de guardar el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo". El
Arcipreste de Santa Justa en Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya
se celebraba su memoria en Almendral según costumbres de muchos años antes, que
en opinión de Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no
compartida hoy.
Cuando él es visitador
general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto y recoge la tradición de
que los benedictinos fueron sus portadores, aunque no hay papeles de bulas
pontificias que lo acrediten debido a la desaparición de documentos por un
incendio.
Fueron trasladadas dichas
reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la
Zerda el 1643, continuando parte en Almendral, como lo fuera en Fosano,
Montecasino y Marsella. La guerra con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a
dicho traslado por los motivos de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al
cabildo entregar el cuerpo de San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la
hacen el 29 del mismo mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó
una reliquia en la Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la
depositara en el relicario.
La Iglesia y obispado de
Badajoz celebraba el 15 de Enero al Santo Abad.
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