1 - DE FEBERO
– SÁBADO –
3ª-
SEMANA DE T.O. – C
Santa Brígida de Irlanda
Lectura
de la carta a los Hebreos (11,1-2.8-19):
HERMANOS:
La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.
Por ella son recordados los antiguos.
Por
la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir
en heredad. Salió sin saber adónde iba.
Por
fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo
mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad
de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.
Por
la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo “vigor para concebir” cuando ya le
había pasado la edad, porque consideró fiel al que se lo prometía.
Y
así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las
estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.
Con
fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, sino viéndolas y
saludándolas de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.
Es
claro que los que así hablan están buscando una patria; pues si añoraban la
patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver. Pero ellos ansiaban
una patria mejor, la del cielo. Por eso Dios no tiene reparo en llamarse
su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.
Por
la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el
destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu
descendencia». Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los
muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.
Palabra de Dios
Salmo: Lc 1,69-70.71-72.73-75
R/.
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
V/. Suscitándonos una
fuerza de salvación en la casa de David, su siervo, según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos
profetas. R/.
V/. Es la salvación que
nos libra de nuestros enemigos y de la mano de todos los que nos odian; realizando la
misericordia que tuvo con nuestros padres, recordando su santa alianza. R/.
V/. Y el juramento que
juró a nuestro padre Abrahán, para concedernos que, libres de temor, arrancados
de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia, en su presencia, todos nuestros
días. R/.
Lectura del santo evangelio según san Marcos
4,35-40
Aquel día, al atardecer, dijo Jesús a sus
discípulos:
"Vamos a la otra orilla'.
Dejando a la gente, se lo llevaron en
barca, como estaba; otras barcas los acompañaban. Se levantó un fuerte huracán
y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba a
popa, dormido sobre un almohadón.
Lo despertaron, diciéndole:
"Maestro, ¿no te importa que nos
hundamos?".
Se puso en pie, increpó al viento y
dijo al lago: "¡Silencio,
cállate!".
El viento cesó y vino una gran calma.
Él les dijo:
"¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no
tenéis fe?".
Se quedaron espantados y se decían unos a
otros: "Pero ¿quién es este? ¡Hasta el viento y las aguas le
obedecen!".
Palabra del Señor
1.- Machaconamente, el autor de la carta a los Hebreos nos repite
hoy “por la fe, por la fe, por la fe”. Es la enseñanza que quiere mover
nuestros corazones a hacer lo mismo, vivir de fe. Que la fe sea el sustento y
el apoyo de todas nuestras decisiones, de todos nuestros proyectos, de todas
nuestras acciones. Que la fe nos ayude a atravesar todas las noches oscuras que
nos puedan sobrevenir. Que la fe sea, en definitiva, la que nos permita aceptar
la voluntad de Dios y ponernos en camino con una obediencia confiada en Dios,
autor de todas las promesas.
2.- Hoy
tendríamos que preguntarnos, ¿qué es lo que esperamos? ¿En dónde está puesta
nuestra fe? Todos los ejemplos que cita la carta a los hebreos, nuestros padres
en la fe pusieron su mirada en el cielo, por eso fueron capaces de arrostrar
todas las dificultades, fueron capaces de salir de su tierra, incluso salir de
sí mismos y dirigirse a la tierra que Dios les prometió. Y, ¿por qué lo
hicieron? No porque ellos fueran unos súper hombres, todo lo contrario, sino
porque Dios es fiel, y en Él ponemos toda nuestra confianza.
3.- Jesús
nos ha invitado hoy a pasar a la otra orilla; me gusta pensar que ir a la otra
orilla es emprender el camino sinuoso de la fe. Por eso dice Jesús “pasemos”,
porque este paso entra en el terreno de lo pascual, de la muerte y la vida, del
paso del no creer y estar en la muerte, a creer y recobrar la vida.
Jesús nos invita y Él se duerme, ¡qué
bonito!, ¿nos deja solos en este camino? Eso puede parecer, pero incluso cuando
Jesús duerme, como en esta travesía por el lago, incluso entonces, “el guardián
de Israel” está cuidando de su pueblo, está sosteniendo nuestra fe, está a la
espera de que todos los signos y milagros que hemos visto, toda la enseñanza
que hemos escuchado mueva nuestros corazones y los inunde de confianza, de
abandono, de disponibilidad hacia la voluntad de Dios. ¿Por qué sois tan
cobardes? La pregunta de Jesús resuena en nuestro corazón, porque, es verdad,
¡qué cobardes somos, Señor! ¡Cuánto nos cuesta creer! ¡Qué poca fe tenemos en
Ti!
4.- Estamos más preocupados por no morir y
seguir sobreviviendo, que por entregar la vida hasta el extremo y recobrarla
para la vida eterna. La pregunta de Jesús atraviesa los siglos y llega hasta ti
y hasta mí para que despertemos de una vez y comencemos esta travesía hacia la
otra orilla, confiados en su promesa, la promesa de una patria mejor, la
futura, la del cielo.
¿En qué tienes puesta la fe? ¿Dónde se apoya
y cimienta tu vida? ¿Qué cosas te impiden creer y abandonarte en
Dios? Cuando la cobardía te esclaviza y te impide vivir en la voluntad de
Dios, ¿a quién o a qué acudes para salir de esa situación?
Vida de Santa Brígida
de Irlanda
Patrona de Irlanda junto
con San Patricio y Santa Columba.
Parece una contradicción,
pero a pesar de su gran fama que la hace pasar por la santa más conocida de
Irlanda y de estar unidos a su figura gran cantidad de elementos festivos y
folclóricos se conocen muy pocos hechos históricos sobre su vida.
Fue Cogitosus que vivió del
620 al 680 su primer biógrafo, pero -lastimosamente- poco escribe acerca de la
vida terrena de la santa; su escrito se pierde en descripciones sociales y
religiosas en torno al monasterio de Kindale, probablemente mixto y con
jurisdicción quasi-episcopal, fundado por Brígida.
También existen himnos y
poemas irlandeses de los siglos VII y VIII que en sí mismos testimonian el
culto que se tributaba a la santa irlandesa.
Un poco más adelante, el
obispo de Fiésole, Donatus, a mitad del siglo IX, escribe su vida en verso y
este debió ser el vehículo de la rápida difusión de su culto por Europa.
Pero de esta carencia de
datos que impiden el diseño de un perfil hagiográfico completo; la religiosidad
popular y el calor de las gentes por su santa ha suplido con creces la grandeza
de su vida fiel al Evangelio y entregada a su vocación religiosa.
Del hecho de pertenecer
Brígida a una tribu inferior en su tiempo, concretamente la de Forthairt, la
fantasía la hace nacer del fruto de la unión -extraña al matrimonio- de su
padre, Duptaco, con una bellísima esclava, con todos los problemas que esto produce
en el entorno familiar legítimo, desde el disgusto de la esposa hasta la
proposición de su venta. Claro que de esto se sacará la noble lección de que
Dios puede tener planes insospechados para los espúreos inculpables que pueden
llegar a las cimas más altas de la santidad y dejar tras de sí una estela de
bien para la gente.
Heredada la extrahermosura
de su madre, para no ser ocasión de pecado y no ser ya más pedida en
matrimonio, pide a Dios que la haga fea. ¿Para qué quiere la hermosura quien
sólo piensa en Dios? Ha decidido entrar en religión. Derrama lágrimas
abundantes y son escuchados sus ruegos con un reventón del ojo; por este favor
da gracias a Dios que luego le devuelve todo su esplendor. La lección está
clara: quien posee al Amor desprecia lo que a tantas vuelve locas y vanas para
alcanzar un amor.
También los pobres están
presentes en el relato; no podría concebirse santidad sin caridad. Y ahora es
la vaca su cómplice; nunca se secaron las ubres, una y otra vez ordeñadas por
Brígida, cuando había que remediar a un menesteroso. La vaca ha quedado presente,
como emblema, en las representaciones pictóricas de los artistas, junto a la
imagen de la santa.
Y aún hay más; sí, son
inagotables los relatos de bondades. Se habla de leprosos curados y de monjas
tibias descubiertas; la muda Doria comienza a hablar y termina sus días como
religiosa en el convento; frustra asesinatos; da vista a ciegos y... como
expresión del estilo de un pueblo ¡convierte el agua de su baño en cerveza para
apagar la sed!
Los himnos, versos, poemas
y canciones populares -con sencillez y regocijo- muestran el calor de un pueblo
por su santa y dice con sus leyes lo que las de la crítica histórica ni puede
ni debe decir.
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