10 de
Noviembre - MARTES –
XXXIIª –
Semana del Tiempo Ordinario
“San
León Magno.
Papa
y Doctor de la Iglesia”.
Evangelio: Lc 17,7-10
En aquel tiempo, dijo el Señor: “Suponed que un criado vuestro trabaja
como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le
dice: “Enseguida, ven y pon te a la mesa”.
¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y
bebo: y después
comerás y beberás tú?” ¿Tenéis que estar agradecidos al criado
porque ha hecho lo mandado? Lo mismo
vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: “Somos unos pobres siervos,
hemos hecho lo que teníamos que hacer”.
1. Siempre que
en este texto aparecen los términos “siervo” o “criado” hay que traducir esas
palabras por “esclavo” (doulos). En
tiempo de Jesús, existía en Palestina la esclavitud. Había mercados de esclavos. Los esclavos paganos eran más caros porque
su situación de esclavitud era perpetua, mientras que los esclavos judíos solo
se compraban para un tiempo limitado de seis años (J. JeremiaS;
Str.-Billerbeck). Lo que a nosotros nos
interesa, en este momento, es caer en la cuenta de que, por más que la esclavitud
se prohibiera en el s. XIX, sigue habiendo esclavos. Y esclavos que se compran y se venden. Baste pensar en los niños, las mujeres, los ciudadanos
de países pobres que no tienen más salida en la vida que vender su tiempo, su
trabajo, su libertad, su cuerpo, todo eso o algo de
eso, para seguir malviviendo. Así es, aunque nos dé miedo pensar que esto
se está haciendo en miles y miles de seres humanos. Para
disfrute y ganancia de los ricos. Nuestro
mundo es más cruel que el mundo antiguo.
2. Por lo que
cuenta este relato, el esclavo no tenía ni derechos, ni tiempo limitado de
servicio. Estaba a disposición del amo todo el día, toda
la noche, y para todo lo que se le pidiera hacer. Y además no podía protestar, ni exigir nada. Lo más duro en la vida es perder la libertad. Quizá más costoso que perder la salud.
3. Así las
cosas, el principio ético que debe regir la conducta del cristiano tiene que
ser, no solo la lucha contra las injusticias, sino sobre todo la bondad con
todos. Y la libertad para denunciar lo
que sabemos que es injusto y causa de tantos sufrimientos. Y esto,
ante Dios y ante los demás. Es la
postura utópica de entera disponibilidad, sin quejas ni exigencias. A no
ser las quejas y exigencias que debemos mostrar ante los causantes de tanto
dolor. Una ética así y una espiritualidad
así producen una hondura de humanidad inexplicable.
San León Magno, el Papa que enfrentó a Atila y Alarico
León fue nombrado papa en 440, fue literalmente un papa de
«choque». Guardián intransigente de la ortodoxia católica que hizo callar a las
otras tendencias y herejías de la época.
Lo llaman “Magno porque fue
grande en obras y en santidad. San León Magno Es el Pontífice más
importante de su siglo. Tuvo que luchar fuertemente contra dos clases de
enemigos: los externos que querían invadir y destruir a Roma, y los internos
que trataban de engañar a los católicos con errores y herejías.
Considerado campeón del dogma y
campeón de la disciplina eclesiástica, que empezó a reafirmar frente a Bizancio
y África, la primacía de Roma. Sus Tomus a Flavino desarrollan medidas litúrgicas,
sacramentos y medidas políticas.
En 452, ante el avance de
Atila, rey de los Hunos, sobre Roma, sale a su encuentro y habla con él. Una
conversación misteriosa que no ha trascendido a la historia, pero que fue lo
suficientemente convincente para que el bárbaro Huno decidiese no invadir Roma.
También se enfrentó a Alarico, rey de los vándalos en 455.
Desafortunadamente, no existen
muchas noticias biográficas de él. Al papa León no le gustaba hablar mucho de
si en sus escritos. Tenía una idea elevadísima de su función: sabía que
encamaba la dignidad, el poder y la solicitud de Pedro, jefe de los apóstoles.
Pero su posición de autoridad y
la fama de rigidez y hieratismo no le impedían comunicar el calor humano y el
entusiasmo de un hombre de Dios, que se notan por los 96 sermones y más de 173
cartas en las que aparecen todos los problemas del pontificado, sobre todo las
homilías nos muestran al papa paternalmente dedicado al bien espiritual de sus
hijos. Murió en Roma y fue enterrado en San Pedro. Declarado Doctor de la
Iglesia en 1754.
Es patrón de los músicos y los
cantores. Su festividad se celebra el 10 de noviembre.
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