jueves, 12 de noviembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 13 de Noviembre - VIERNES – XXXIIª – Semana del Tiempo Ordinario San Leandro, obispo


       

13 de Noviembre  - VIERNES –
XXXIIª – Semana del Tiempo Ordinario
San Leandro, obispo
Evangelio: Lc 17,26-37
   En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: “Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del Hombre: comían, bebían y se casaban, hasta el día que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.   Lo mismo sucedió en tiempo de Lot: comían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.   Así sucederá el día que se manifieste el Hijo del Hombre.   Aquel día, si uno está en la azotea y tiene sus cosas en casa, que no baje por ellas; si uno está en el campo, que no vuelva.   Acordaos de la mujer de Lot.   El que pretenda guardarse su vida, la perderá; y el que la pierda, la recobrará.   Os digo esto: aquella noche estarán dos en una cama: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos en el campo: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde, Señor?” Él contestó: “Donde está el cadáver se reunirán los buitres”.

1. Se ha dicho con razón que no podemos afirmar con seguridad que Jesús pronunció estas palabras, camino de Jerusalén.   De forma que esta instrucción sobre “los días del Hijo del Hombre”, con su sombría tonalidad escatológica (lo que se refiere al fin de los tiempos), es una añadidura del propio Lucas ante el evidente retraso de la venida del Señor, venida que la comunidad cristiana esperaba, pero que no llegaba (J. A. Fitzmyer).

2. Con frecuencia las religiones orientan sus discursos en la dirección de amenazas tremendistas que no pueden tener otra finalidad que atemorizar a los fieles.   El contenido de este discurso, que Lucas puso en labios de Jesús, tiene claramente esta orientación.   A eso sin duda se refieren los recuerdos tenebrosos de Noé y el diluvio, de Lot y el fuego que arrasó Sodoma, el recuerdo de la mujer de Lot convertida en estatua de sal, etc.  Por desgracia y desde muy pronto, el cristianismo tomó el camino de la sombría temática de “el pecado y el miedo”, que tan profundamente ha marcado la cultura de Occidente (J. Delumeau).
3. El Padre del Cielo, que se nos reveló en Jesús, no coincide con este Dios del terror.   Todo este pasaje nos viene a decir, en definitiva, que, a juicio del redactor de este evangelio (Lucas), “no habrá gloria sin crucifixión, no habrá futuro sin pasado, ni gloria sin humildad” (F. Bovon).

San Leandro de Sevilla 








(Cartagenac. 534 – Sevilla13 de marzo de596.). Obispo católico y Santo nacido de una notable familia hispanorromana.  Su padre era hispanorromano, y su madre era, alegadamente, visigoda, o mismo hija de Teodorico, rey de los Ostrogodos, pero eso es falso, puesto que los matrimonios mixtos eran prohibidos.   Fue hermano de San Isidoro.   Su padre se llamaba Severiano o Severino y se le adjudica el título de dux (si bien su hermano Isidoro menciona que era simplemente un ciudadano), y su madre era Teodora o Túrtura.  San Leandro es reconocido, porque fue el que consiguió que se convirtieran al catolicismo las tribus visigodas que invadieron España y que su rey Recaredo I se transformara en fervoroso creyente.
Biografía
Fue arzobispo de Sevilla desde el año 578 hasta el año 600, en el que es sustituido por su hermano menor San Isidoro de Sevilla, y está considerado como uno de los grandes impulsores del catolicismo en la España visigoda de su tiempo.
Debió nacer hacia el año 534, en la ciudad de Cartagena, en el Levante español, en el seno de una importante familia, de madre alegadamente visigoda y de padre hispanorromano.
Con la invasión bizantina de su tierra levantina en el año 554, la familia se marchó a Sevilla, ciudad donde Leandro completó su formación, quizás motivada por la conversión de su madre a la religión católica.
Al morir sus padres Leandro se queda al cuidado de sus hermanos menores, ingresando años más tarde en un convento.  Fue nombrado obispo de Sevilla en el año 578 e influyó activamente en la rebelión del joven Hermenegildo contra su padre, el rey Leovigildo, siendo quizás quien le asesorara para su conversión al catolicismo.
Leandro vivió tres años en Constantinopla, mandado por el propio Hermenegildo para obtener ayudas para su causa; allí mantuvo estrecha relación con san Gregorio Magno y llegó a escribir su Expositio in Librum Job.
De vuelta a Sevilla sufrió la persecución de Leovigildo, siendo de nuevo desterrado por unos años; un tiempo en el que escribió diversas obras contrarias al arrianismo.  Cuando de nuevo regresó a tierras hispalenses llegó a instruir a Recaredo, hijo de Leovigildo, en la religión católica.  La conversión de Recaredo y posteriormente la de todo el pueblo visigodo en el año 586, fue celebrada tres años más tarde por el obispo Leandro con la convención del III Concilio de Toledo.
Considerado uno de los Padres de la iglesia y fundador de la escuela teológica de Sevilla, tuvo especial interés en la enseñanza oral y escrita del catolicismo y en la formación de los religiosos.
Su gran importancia histórica para la iglesia se hace patente en la estatua de barro cocido a tamaño natural que le representa en la Puerta del Bautismo de la Catedral de Sevilla, formando pareja y frente a la de su hermano y también obispo de Sevilla, San Isidoro. Aparece también, junto a San Isidoro, en el escudo de Sevilla.




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