domingo, 29 de noviembre de 2015

Párate un momento: Evangelio del día 30 de Noviembre – LUNES – SAN ANDRÉS, Apóstol





30 de Noviembre – LUNES –
SAN  ANDRÉS, Apóstol

Primera lectura: Romanos 10, 9-18

            Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: “Nadie que cree en él quedará defraudado”. Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues “todo el que invoca el nombre del Señor se salvará”. Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: “¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!”. Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: “Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?”. Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: ¿Es que no lo han oído?”. Todo lo contrario: “A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje”

Salmo 18, 2-3. 4-5
R// A toda la tierra alcanza su pregón.

• El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.  R//

• Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón,
y hasta los límites del orbe su lenguaje.  R//

Evangelio: Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: “Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres”. Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron”.

Comienza la llamada. Comienza nuestra preparación. Jesús nos llama por nuestro nombre como lo hizo con sus discípulos junto al lago de Galilea. Nos llama para que lo sigamos, para que asumamos nuestra condición de discípulos. Somos los herederos de aquellas gentes que lo seguían por los pueblos camino de Jerusalén. Somos los transmisores, como lo fueron los discípulos, de su mensaje. Somos sus corresponsales, los enviados especiales para transmitir la buena noticia. En nuestras manos está el anuncio del Reino de los cielos, la buena noticia de la salvación, la vida eterna. ¿A qué estamos esperando para anunciar a todo el mundo esta noticia de alcance?

SAN  ANDRÉS, Apóstol
De acuerdo con los Evangelios, Andrés fue uno de los 12 apóstoles que seguían a Jesús de Nazaret. Hermano de Simón, llamado Pedro, e hijo de un pescador llamado Jonás, fue discípulo de san Juan el Bautista; al bautizar éste a Jesús, Andrés exclamó "¡He ahí al cordero de Dios!" y decidió seguir a Jesucristo, siendo el primer apóstol en ser llamado. Según Orígenes, Andrés predicó en Grecia, el Mar Negro y el Cáucaso; fue el primer obispo de Bizancio, un cargo que finalmente se convertiría en el Patriarcado de Constantinopla. Por ello, es considerado cabeza de la Iglesia Ortodoxa Griega, como Pedro lo es de la Iglesia Católica Romana y San Marcos el Evangelista de la Iglesia Ortodoxa Copta de Egipto.

La tradición cuenta que fue crucificado en una cruz en forma de "X" (crux decussata), sin clavos sino amarrado, donde estuvo predicando dos días. Sus restos habrían reposado en Patrás, desde donde habrían sido trasladados a Constantinopla. Los cruzados católicos tomaron Constantinopla en el siglo XIII; poco después, las reliquias ortodoxas fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia. Su cabeza fue trasladada a Roma en 1462 y fue colocada en la Basílica de San Pedro. El papa Pablo VI, como gesto ecuménico, la devolvió a la Iglesia Ortodoxa en 1964. San Andrés es santo patrono de Rusia, Rumania, Escocia, Huasquiña (norte de Chile I región) y de la ciudad de Pica en Chile.

A partir de finales de la Edad Media, a San Andrés se le reconoce por la cruz en forma de aspa que tomará su nombre: Cruz de San Andrés, crucifixión imaginada como pareja a la de su hermano, San Pedro; sin embargo, se basa en una tradición que no se apoya en ninguna fuente documental. Caravaggio, no obstante, lo representa en una cruz latina, al contrario que Rubens, que sí lo hace en la propia de aspa. Otros episodios de su pasión (arresto, flagelación, crucifixión, descendimiento de la cruz...) también han sido representados, así como de su advocación en la que se le representa con red de pescador, casi siempre con su hermano Pedro.





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