23 de Noviembre – LUNES –
XXXIVª – Semana del Tiempo
Ordinario
Santos Clemente I y Columbano
Evangelio: Lc 21, 1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los
ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; vio
también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo: “Sabed que esta pobre
viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les
sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir”.
1. El motivo
por el que Jesús elogia a esta pobre viuda no necesita muchas explicaciones. La
fe de esta mujer, manifestada en su desprendimiento, es ejemplar. Porque cuando
la fe llega a tocar el bolsillo, y lo toca hasta tal extremo que el creyente se
quita de la boca lo que da, entonces no cabe la menor duda de que la fe de esa
persona es tan enorme, que está por encima incluso de la propia subsistencia.
2. Pero en
este breve relato hay algo que hace pensar, y pensar mucho. Cuando se trata de los
donativos a la religión (representada en el templo), lo que interesa no es la
cantidad que se da, sino la generosidad con que se da. Porque la religión (el templo,
la Iglesia...) no es una empresa, cuyo éxito se mide por las ganancias y la
acumulación de capital, sino que es un sacramento, es decir, un símbolo que
debe centrar nuestra atención y nuestras aspiraciones, no en el interés, sino
en el desinterés, o sea, en la generosidad y el desprendimiento.
3. Los donativos
religiosos de los ricos tienen un peligro, a saber: que mediante tales donativos
pueden tranquilizar sus conciencias. Es decir, pueden pretender que la caridad
con Dios (que no necesita ninguna caridad) borre o tape las negras manchas de
la injusticia con el prójimo (que sí necesita que se le haga justicia).
Santos Clemente I y Columbano
Testigo inmediato de la
tradición de los apóstoles, había nacido en Roma y fue el tercer sucesor de San
Pedro en el gobierno de la Iglesia del año 88 al 97/101. Reorganizó la
comunidad de Roma, dividió la ciudad en siete sectores, encomendados a siete
diáconos, y mandó redactar con cuidado las Actas de los Mártires. Escribió una
importante carta a los cristianos de Corinto para restaurar entre ellos la paz
y la concordia. Esta carta es el primer testimonio escrito que tenemos del
ministerio papal como solicitud por la unidad en la fe y la caridad de todas
las Iglesias. Selló con su sangre el testimonio de su fe. Según una antigua
tradición, fue desterrado por el emperador Trajano a tierras del Ponto,
concretamente al Quersoneso, actual península de Crimea, y condenado a trabajos
forzados, picar piedra en las canteras de mármol, junto con muchos cristianos,
a los que sirvió de guía y consuelo. Hoy se conmemora el sepelio de su cuerpo
en Roma.
-Oración: Dios todopoderoso y eterno, que te
muestras admirable en la gloria de tus santos, concédenos celebrar con alegría
la fiesta de san Clemente, sacerdote y mártir de tu Hijo, que dio testimonio
con su muerte de los misterios que celebraba y confirmó con el ejemplo lo que
predicó con su palabra. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
SAN COLUMBANO.
Nació en Irlanda, en la primera mitad del siglo VI.
Después de abrazar la vida monástica, se trasladó al Continente acompañado de
otros monjes y fundó monasterios en Francia, Suiza, Alemania e Italia, que
gobernó con austera disciplina; entre ellos, el de Luxeuil en Francia, el de
San Galo en Suiza y el de Bobbio en Italia. Además de ser un modelo como
cristiano y como religioso, supo adaptar la vida monástica a la obra de
evangelización de pueblos muchas veces aún paganos; los monasterios se
convirtieron en focos de irradiación cristiana, y de educación y cultura.
Compuso una Regla, que actualizaba la de San Benito, y un Penitencial con
normas apropiadas para la confesión individual secreta, que estaba en uso en
Irlanda y que fue de gran utilidad en el resto de la Iglesia. Murió en Bobbio
(Piacenza, Italia) el 23 de noviembre del año 615.
Oración: Señor, Dios nuestro, que has unido
de modo admirable en el abad san Columbano la tarea de la evangelización y el
amor a la vida monástica, concédenos, por su intercesión y su ejemplo, que te
busquemos a ti sobre todas las cosas y trabajemos por la propagación de tu
reino. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario