13 de Enero – MIÉRCOLES-
1ª Semana del Tiempo
Ordinario
San
Hilario, obispo y doctor de la Iglesia
PRIMERA LECTURA
Habla, Señor, que tu siervo escucha
Lectura del primer libro de Samuel 3, 1-10. 19-20
Habla, Señor, que tu siervo escucha
Lectura del primer libro de Samuel 3, 1-10. 19-20
En aquel tiempo, el joven Samuel servía al
Señor al lado de Elí.
La palabra del Señor era rara en aquellos días tiempo y no eran frecuentes las visiones.
Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzado a debilitarse y no podía ver.
La lámpara de Dios, aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.
Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió:
-«Aquí estoy.»
Corrió donde estaba Elí y dijo:
-«Aquí estoy, porque me has llamado.»
Respondió:
-«No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Fue y se acostó.
El Señor volvió a llamar a Samuel.
Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y le dijo:
-«Aquí estoy; porque me has llamado.»
Respondió:
-«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte.»
Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había sido manifestado todavía la palabra del Señor.
El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue a donde estaba Elí y dijo:
- «Aquí estoy; porque me has llamado.»
Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:
-«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue a acostarse en su sitio.
El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:
-«¡Samuel, Samuel!»
Respondió Samuel:
-«Habla, que tu siervo escucha.»
Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era un autentico profeta del Señor.
La palabra del Señor era rara en aquellos días tiempo y no eran frecuentes las visiones.
Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos comenzado a debilitarse y no podía ver.
La lámpara de Dios, aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.
Entonces el Señor llamó a Samuel. Este respondió:
-«Aquí estoy.»
Corrió donde estaba Elí y dijo:
-«Aquí estoy, porque me has llamado.»
Respondió:
-«No te he llamado; vuelve a acostarte.»
Fue y se acostó.
El Señor volvió a llamar a Samuel.
Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y le dijo:
-«Aquí estoy; porque me has llamado.»
Respondió:
-«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte.»
Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había sido manifestado todavía la palabra del Señor.
El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue a donde estaba Elí y dijo:
- «Aquí estoy; porque me has llamado.»
Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:
-«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: "Habla, Señor, que tu siervo te escucha."» Samuel fue a acostarse en su sitio.
El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:
-«¡Samuel, Samuel!»
Respondió Samuel:
-«Habla, que tu siervo escucha.»
Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan hasta Berseba, supo que Samuel era un autentico profeta del Señor.
Palabra
de Dios.
SALMO RESPONSORIAL 39, 2
y 5. 7-8a. 8b-9. 10
R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños. R.
Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños. R.
Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.
« - Como está escrito en mi libro
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R.
para hacer tu voluntad.»
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R.
He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor,
tú lo sabes. R.
EVANGELIO
Curó a muchos enfermos de diversos males
Lectura del santo evangelio según San Marcos 1, 29-39
Curó a muchos enfermos de diversos males
Lectura del santo evangelio según San Marcos 1, 29-39
En aquel tiempo, al salir Jesús de la
sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
-«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
- «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios
La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.
Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.
Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:
-«Todo el mundo te busca.»
Él les respondió:
- «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios
1.-
Este relato es un resumen reducido de
cómo era un día de –sin duda uno de tantos-
en la vida de Jesús. Según lo que aquí se indica, Jesús convivía con la
gente, sanaba a los enfermos, expulsaba las fuerzas del mal que causaban tanto
sufrimiento, comía con los demás (así se indica al relatar que la suegra de
Pedro “se puso a servirles” (Mc. 1,31), acogía a todo el mundo, y se retiraba a
sitios solitarios para dedicar tiempo prolongado y sin prisa a la oración.
2.-
Jesús no suprimió la religión, sino que desplazó la religión. Es decir, la
modificó. Cambió de sitio el hecho religioso. Lo sacó de los templos y lugares
sagrados. Se lo arrancó de las manos a los sacerdotes y funcionarios del culto.
Jesús puso el hecho religioso en la vida. En el centro de la vida que llevamos
y anhelamos los seres humanos. Pero sabemos que lo central en la vida es la
felicidad humana.
3.-
Por eso la religiosidad de Jesús se expresó en las tres preocupaciones que
continuamente manifestó en su vida:
1)
La salud humana. 2) La alimentación de
los humanos en la forma de comida compartida (comensalía). 3) Las mejores relaciones humanas posibles;
pero dedicarse a esto siempre no es humanamente posible; por eso necesitó
dedicar tanto tiempo a la oración al Padre.
San
Hilario, obispo y doctor de la Iglesia
San Hilario, obispo y doctor de la Iglesia,
que fue elevado a la sede de Poitiers, en Aquitania (hoy Francia), en tiempo
del emperador Constancio, quien había abrazado la herejía arriana, y luchó
denodadamente en favor de la fe nicena acerca de la Trinidad y de la divinidad
de Cristo, siendo desterrado, por esta razón, durante cuatro años a Frigia.
Compuso unos comentarios muy célebres sobre los Salmos y sobre el evangelio de
san Mateo (367).
2. En Singidón, en Mesia (hoy Rumanía), santos mártires Hermilio y Estratonico, que, después de crueles tormentos, fueron precipitados en el río Ister (hoy Danubio), en tiempo del emperador Licinio (c. 310).
3. En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Alemania), san Agricio, obispo, que convirtió en iglesia el palacio que le regaló santa Elena (c. 330).
4. En la ciudad de Reims, también en la Galia Bélgica (hoy Francia), muerte de san Remigio, obispo, que después de iniciar al rey Clodoveo en la fuente bautismal y en los sacramentos de la fe, convirtió a Cristo a todo el pueblo franco y, después de más de sesenta años en el episcopado, falleció célebre por su vida y su santidad (c. 530).
5. En Glasgow, ciudad de Escocia, san Kentigerno, obispo y abad, que estableció en aquel lugar su sede, y de él se cuenta que reunió una gran comunidad de monjes, para imitar la vida de la primitiva Iglesia (603/612).
6. En la ciudad de Capitolias, en Batanea (hoy Israel), san Pedro, presbítero y mártir, que acusado ante Walid, príncipe de los sarracenos, de predicar en público la fe en Cristo, consumó su martirio clavado en una cruz, después de que se le amputasen lengua, manos y pies (713).
7. En Córdoba, ciudad de la región hispánica de Andalucía, santos mártires Gumersindo, presbítero, y Servideo, monje, los cuales, reconociéndose como cristianos ante los príncipes y jueces musulmanes, perdieron su vida por la fe en Cristo (852).
8. En el monasterio de Ilbenstad, en Alemania, san Godofredo, que, siendo conde de Cappenberg, deseó una vida más perfecta, para lo cual convirtió su castillo en monasterio y, habiendo tomado el hábito canonical, se entregó a servir a pobres y enfermos (1127).
9. Cerca de Huy, en la región de Lieja, en Bélgica, santa Juta o Iveta, la cual, habiendo quedado viuda, se dedicó a curar leprosos y, más tarde, se recluyó en una celda cerca de ellos (1228).
10. En Milán, de Lombardía (hoy Italia), beata Verónica de Binasco Negroni, virgen, que entró en el monasterio de santa Marta, donde se seguía la Regla de san Agustín, alcanzando una profunda contemplación (1497).
11. En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín (hoy Vietnam del Norte), santos mártires Domingo Pham Trong (An) Kham, Lucas (Cai) Thin, su hijo, y José Pham Trong (Cai) Tá, todos los cuales, en tiempo del emperador Tu Duc, prefirieron los tormentos y la muerte antes que pisotear la cruz (1859).
12. En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Emilio Szramek, presbítero y mártir, que siendo oriundo de Polonia, durante la guerra fue enviado a este lugar por defender la fe en Cristo, y allí falleció después de haber sido atormentado de diversas maneras (1942).
2. En Singidón, en Mesia (hoy Rumanía), santos mártires Hermilio y Estratonico, que, después de crueles tormentos, fueron precipitados en el río Ister (hoy Danubio), en tiempo del emperador Licinio (c. 310).
3. En Tréveris, ciudad de la Galia Bélgica (hoy Alemania), san Agricio, obispo, que convirtió en iglesia el palacio que le regaló santa Elena (c. 330).
4. En la ciudad de Reims, también en la Galia Bélgica (hoy Francia), muerte de san Remigio, obispo, que después de iniciar al rey Clodoveo en la fuente bautismal y en los sacramentos de la fe, convirtió a Cristo a todo el pueblo franco y, después de más de sesenta años en el episcopado, falleció célebre por su vida y su santidad (c. 530).
5. En Glasgow, ciudad de Escocia, san Kentigerno, obispo y abad, que estableció en aquel lugar su sede, y de él se cuenta que reunió una gran comunidad de monjes, para imitar la vida de la primitiva Iglesia (603/612).
6. En la ciudad de Capitolias, en Batanea (hoy Israel), san Pedro, presbítero y mártir, que acusado ante Walid, príncipe de los sarracenos, de predicar en público la fe en Cristo, consumó su martirio clavado en una cruz, después de que se le amputasen lengua, manos y pies (713).
7. En Córdoba, ciudad de la región hispánica de Andalucía, santos mártires Gumersindo, presbítero, y Servideo, monje, los cuales, reconociéndose como cristianos ante los príncipes y jueces musulmanes, perdieron su vida por la fe en Cristo (852).
8. En el monasterio de Ilbenstad, en Alemania, san Godofredo, que, siendo conde de Cappenberg, deseó una vida más perfecta, para lo cual convirtió su castillo en monasterio y, habiendo tomado el hábito canonical, se entregó a servir a pobres y enfermos (1127).
9. Cerca de Huy, en la región de Lieja, en Bélgica, santa Juta o Iveta, la cual, habiendo quedado viuda, se dedicó a curar leprosos y, más tarde, se recluyó en una celda cerca de ellos (1228).
10. En Milán, de Lombardía (hoy Italia), beata Verónica de Binasco Negroni, virgen, que entró en el monasterio de santa Marta, donde se seguía la Regla de san Agustín, alcanzando una profunda contemplación (1497).
11. En la ciudad de Nam Dinh, en Tonquín (hoy Vietnam del Norte), santos mártires Domingo Pham Trong (An) Kham, Lucas (Cai) Thin, su hijo, y José Pham Trong (Cai) Tá, todos los cuales, en tiempo del emperador Tu Duc, prefirieron los tormentos y la muerte antes que pisotear la cruz (1859).
12. En el campo de concentración de Dachau, cercano a Munich, de Baviera, en Alemania, beato Emilio Szramek, presbítero y mártir, que siendo oriundo de Polonia, durante la guerra fue enviado a este lugar por defender la fe en Cristo, y allí falleció después de haber sido atormentado de diversas maneras (1942).
No hay comentarios:
Publicar un comentario