16 enero -SÁBADO-
SAN FULGENCIO, obispo
1ª Semana de Tiempo Ordinario
EVANGELIO
No he venido a llamar a los
justos, sino a pecadores
Lectura del santo evangelio
según San Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de
nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de
Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
-«Sígueme.»
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él
sentado a la mesa en casa, de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban
con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que los seguían.
Los escribas de los fariseos, al
ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
-«¿Por qué come con publicanos y
pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
-«No necesitan médico los sanos,
sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores».
1.- El punto capital de este relato está en el
hecho de que Jesús “comía con publicanos y pecadores”. Sabemos que esto no
ocurrió una sola vez… No. Comer con publicanos y pecadores era una práctica
frecuente en la vida de Jesús. Cosa que, además, fue motivo de murmuraciones y
escándalos para las personas de buena reputación. Así lo destaca expresamente
el evangelio de Lucas (Lc 15,1-2). Esta costumbre de Jesús era escandalosa (y
daba que hablar) porque indica la práctica normal y frecuente de comer con
otros, que eran vistos como gentes de un estatus inferior al propio. Lo que en aquella cultura era inadmisible. (D. E. Smith).
2.- Además de las consideraciones, que se
suelen hacer cuando se comenta este episodio en los libros religiosos, hay algo
que nunca se tiene en cuenta, pero que es capital. Entre los emperadores Marco
Aurelio y Constantino (años 161-306) se vivió en el mundo occidental la crisis
más grave de su historia. La gente advertía que todo su entorno se desmoraba:
el Imperio, las Instituciones, la vida social, la economía y la religión. Y fue
precisamente en ese tiempo cuando la Iglesia vivió su prodigiosa expansión.
¿por qué?
3.- Porque los cristianos tomaron en serio el
Evangelio. Y vieron, en las costumbres de Jesús, la solución para la crisis. La
Iglesia ofrecía todo lo necesario para construir una especie de seguridad
social: cuidaba a los enfermos, a los huérfanos, a las viudas, atendía a los
ancianos y discapacitados, a los que carecían de medios de vida… (Aristides,
Justino, Dionisio de Corinto, Eusebio de Ces; cf. A. Harnack). El profesor E.
R. Dodds nos recuerda cómo “Epicteto describe el horrible desamparo que puede
experimentar un hombre en medio de sus semejantes. Debieron ser muchos los que
experimentaron este desamparo: los bárbaros urbanizados, los campesinos llegados a las ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los
rentistas arruinados por la inflación y los esclavos emancipados. Por todas
estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía ser el
único medio de conservar el respeto hacia sí mismo y dar a la propia vida algún
sentido”. En sus situaciones de crisis profunda, solo el Evangelio puede dar la
clave de solución. Para la sociedad. Y para la Iglesia.
SAN FULGENCIO, obispo
En la ciudad de Écija, en la provincia romana
de Bética (hoy España), san
Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su
hermano Isidoro le dedicó su tratado "De los oficios eclesiásticos".
(556-630).
San Fulgencio. Obispo. Nacido en Cartagena en el siglo VI y fallecido en
el año 630.
Hijo de Severiano y Túrtura. Su padre fue un noble visigodo. San Fulgencio
fue el segundo de cinco hermanos, cuatro de los cuales son considerados santos
por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Sus otros hermanos canonizados
son san Isidoro, san Leandro y santa Florentina. Todos ellos son conocidos como
los Cuatro Santos de Cartagena.
San Fulgencio nació en Cartagena en torno al año 540 y pronto su familia
se traslada a Sevilla. En dicha ciudad serían arzobispos sus hermanos san
Leandro y san Isidoro.
San Fulgencio fue obispo de Écija, y como tal asistió al II Concilio
Hispalense (610).
Hombre elocuente y gran orador, Recaredo le encomendó diversas misiones
para su reino.
Fue considerado un hombre sabio, siendo elevado al rango de doctor de la
Iglesia en 1880 por Pío IX.
San Fulgencio es patrón de la diócesis de Cartagena y, desde el siglo XVI,
también da nombre al seminario diocesano de Murcia. Es además patrón de la
ciudad de Plasencia y su diócesis.
La festividad de San Fulgencio se celebra el 16 de enero.
Sus Reliquias, La mayor parte están en la iglesia de San Juan Bautista de
Berzocana (Cáceres), junto con las de su hermana santa Florentina. También hay
reliquias en la catedral de Murcia, veneradas junto a las de sus tres hermanos
santos. Por decisión de Felipe II, en San Lorenzo del Escorial hay alguna
reliquia menor.
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