viernes, 15 de enero de 2016

Párate un momento: Evangelio del día 16 enero -SÁBADO- SAN FULGENCIO, obispo






16 enero -SÁBADO-
SAN FULGENCIO, obispo
1ª Semana de Tiempo Ordinario

EVANGELIO
No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores

Lectura del santo evangelio según San Marcos 2, 13-17
En aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.
Al pasar, vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:
-«Sígueme.»
Se levantó y lo siguió.
Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa, de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que los seguían.
Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:
-«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».
Jesús lo oyó y les dijo:
-«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a los justos, sino a pecadores».

1.- El punto capital de este relato está en el hecho de que Jesús “comía con publicanos y pecadores”. Sabemos que esto no ocurrió una sola vez… No. Comer con publicanos y pecadores era una práctica frecuente en la vida de Jesús. Cosa que, además, fue motivo de murmuraciones y escándalos para las personas de buena reputación. Así lo destaca expresamente el evangelio de Lucas (Lc 15,1-2). Esta costumbre de Jesús era escandalosa (y daba que hablar) porque indica la práctica normal y frecuente de comer con otros, que eran vistos como gentes de un estatus inferior al propio. Lo que en aquella cultura era inadmisible. (D. E. Smith).

2.- Además de las consideraciones, que se suelen hacer cuando se comenta este episodio en los libros religiosos, hay algo que nunca se tiene en cuenta, pero que es capital. Entre los emperadores Marco Aurelio y Constantino (años 161-306) se vivió en el mundo occidental la crisis más grave de su historia. La gente advertía que todo su entorno se desmoraba: el Imperio, las Instituciones, la vida social, la economía y la religión. Y fue precisamente en ese tiempo cuando la Iglesia vivió su prodigiosa expansión. ¿por qué?

3.- Porque los cristianos tomaron en serio el Evangelio. Y vieron, en las costumbres de Jesús, la solución para la crisis. La Iglesia ofrecía todo lo necesario para construir una especie de seguridad social: cuidaba a los enfermos, a los huérfanos, a las viudas, atendía a los ancianos y discapacitados, a los que carecían de medios de vida… (Aristides, Justino, Dionisio de Corinto, Eusebio de Ces; cf. A. Harnack). El profesor E. R. Dodds nos recuerda cómo “Epicteto describe el horrible desamparo que puede experimentar un hombre en medio de sus semejantes. Debieron ser muchos los que experimentaron este desamparo: los bárbaros urbanizados, los campesinos llegados a las ciudades en busca de trabajo, los soldados licenciados, los rentistas arruinados por la inflación y los esclavos emancipados. Por todas estas gentes, el entrar a formar parte de la comunidad cristiana debía ser el único medio de conservar el respeto hacia sí mismo y dar a la propia vida algún sentido”. En sus situaciones de crisis profunda, solo el Evangelio puede dar la clave de solución. Para la sociedad. Y para la Iglesia.

SAN FULGENCIO, obispo
En la ciudad de Écija, en la provincia romana
de Bética (hoy España), san Fulgencio, obispo, hermano de los santos Leandro, Isidoro y Florentina. Su hermano Isidoro le dedicó su tratado "De los oficios eclesiásticos". (556-630).
San Fulgencio. Obispo. Nacido en Cartagena en el siglo VI y fallecido en el año 630.
Hijo de Severiano y Túrtura. Su padre fue un noble visigodo. San Fulgencio fue el segundo de cinco hermanos, cuatro de los cuales son considerados santos por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Sus otros hermanos canonizados son san Isidoro, san Leandro y santa Florentina. Todos ellos son conocidos como los Cuatro Santos de Cartagena.
San Fulgencio nació en Cartagena en torno al año 540 y pronto su familia se traslada a Sevilla. En dicha ciudad serían arzobispos sus hermanos san Leandro y san Isidoro.
San Fulgencio fue obispo de Écija, y como tal asistió al II Concilio Hispalense (610).
Hombre elocuente y gran orador, Recaredo le encomendó diversas misiones para su reino.
Fue considerado un hombre sabio, siendo elevado al rango de doctor de la Iglesia en 1880 por Pío IX.
San Fulgencio es patrón de la diócesis de Cartagena y, desde el siglo XVI, también da nombre al seminario diocesano de Murcia. Es además patrón de la ciudad de Plasencia y su diócesis.
La festividad de San Fulgencio se celebra el 16 de enero.

Sus Reliquias, La mayor parte están en la iglesia de San Juan Bautista de Berzocana (Cáceres), junto con las de su hermana santa Florentina. También hay reliquias en la catedral de Murcia, veneradas junto a las de sus tres hermanos santos. Por decisión de Felipe II, en San Lorenzo del Escorial hay alguna reliquia menor.

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