23 de enero
– sábado-
San
INDELFONSO, obispo
2ª Semana
del Tiempo Ordinario
EVANGELIO
Su familia decía que estaba fuera de sí
Su familia decía que estaba fuera de sí
Lectura del santo evangelio según san Marcos 3, 20-21
En aquel tiempo, Jesús
llega a casa con sus discípulos y de nuevo se junta tanta gente que no los
dejaban ni comer.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.
1.-
Lo más fuerte y duro, que aquí queda patente, es que los parientes de Jesús
pensaban de él que estaba loco. Por otra parte, en Juan, le dicen a Jesús:
“Tienes un demonio dentro y estás loco”. Como algo semejante les dijeron a los
primeros cristianos (Hch 26,24-25; 2Cor 5,13..).
2.-
¿Estaba Jesús realmente loco? ¿Qué motivo podían tener los que le conocían de cerca
para pensar, de Jesús, semejante cosa? Loco está (o se piensa que está) el que,
en su conducta y en sus formas de comportamiento, no se adapta ni se ajusta a
lo que, en una sociedad y en una cultura determinada, se tiene y se considera
como “normal”. El que hace eso es el “anormal”. Y, por tanto, el que da pie a
que se piense y se diga de él que está loco. Ahora bien, ¿qué significa esto en
el caso concreto de Jesús?
3.-
Para responder a esta cuestión, hay que afrontar una pregunta: ¿No ocurrirá,
más bien, que el que está loco de remate es el mundo en que vivimos y el modelo
de civilización y de sociedad que hemos organizado? En pocas palabras, este
mundo se ha ido “desarrollando” de manera que, según el último informe de
Intermón-Oxfam, los 85 individuos más ricos del mundo tienen el mismo dinero
que la mitad más pobre del planeta. Y conste que el acaparamiento de los ricos
y el despojo de los pobres crecen cada semana. De ahí que cerca de la mitad de
la riqueza mundial ya está en manos del uno por ciento de la población, que
acumula 110 billones de dólares (81 billones de euros). No es de extrañar que
ahora mismo haya más de mil millones de seres humanos abocados a una muerte
rápida e inevitable. ¿No es de locos un mundo que funciona así? Así las cosas,
Jesús se puso de parte de los pobres y unió su suerte al destino de los
subversivos. ¿quién estaba loco? ¿Jesús? ¿Quiénes vemos como “normal” este
estado de cosas? El evangelio es inquietante. Pero es lo que nos puede salvar.
San
INDELFONSO, obispo
Nació en Toledo el año
606 o el 607, hijo de
Esteban y Lucía, nobles visigodos,
parientes del Rey Atanagildo; educado desde niño al lado de su tío san Eugenio
III, pasó, ya entrado en la pubertad, a Sevilla, confiado a san Isidoro, en
cuya Escuela cursó, con gran aprovechamiento, la Filosofía y las Humanidades,
llegando a tanto el amor que su maestro le profesaba, que cuando quiso volver a
Toledo, aquél se lo impidió por algún tiempo, llegando hasta encerrarle para
obligarle a desistir.
Llegó por fin a Toledo, y la fama que entonces tenía el monasterio Agaliense le
arrastró a aquel retiro, impulsado además por su fuerte vocación. Sabedor su
padre de esta resolución, reúne algunos amigos e invade en su compañía el
convento, teniendo san Ildefonso que ocultarse para escapar a una violencia. La
intercesión de su madre y de san Eugenio hicieron por fin al padre consentir, y
san Ildefonso, monje, pudo dedicarse a la oración y al estudio, recibiendo las
sagradas ordenanzas mayores de manos de san Eladio, y san Eugenio le nombró
después arcediano de su iglesia.
Los monjes del monasterio de san Cosme y san Damián le nombraron su abad,
dignidad que también obtuvo a la muerte de Deusdedit en el monasterio donde
había profesado, haciéndose admirar por el celo que desplegó en la reforma de
su Orden, por su fe y su inagotable caridad. Muertos sus padres fundó con su
pingüe herencia un convento de monjas en cierto heredamiento que le pertenecía
en el pago llamado Deibia o Deisla, no conociéndose hoy en qué parte del
término de Toledo estaba situado.
A la muerte de su tío, san Eugenio III, fue nombrado Arzobispo de Toledo, cuya
silla ocupó el 1 de diciembre del año 659, no sin haberla con insistencia
rehusado. Compuso, apenas elevado a la nueva dignidad, un libro que tituló
"De virginitate perpetua Sanctae Mariae adversus tres infidelis",
para combatir los errores de la secta joviniana. La tradición asegura que la
Virgen María se le apareció y le impuso una casulla.
Su cuerpo fue sepultado en la iglesia de Santa
Leocadia, por haber nacido en santo en unas casas pertenecientes a aquella
colación, no lejos de la parroquia de san Román, en lo que fue luego casa de
los jesuitas. Cuando la invasión de los árabes, los toledanos, que con las
reliquias de sus santos y los sagrados vasos huyeron hacia las montañas de
Asturias trasladaron el cuerpo del santo a Zamora.
Dejó escritos, además del tratado "De virginitate", antes mencionado, otro con el título "De cognitione baptismi, De itinere vel progresso espirituali diserti quo pergitur post baptismum", la continuación de libro de los "Ilustres varones", de san Isidoro, y dos cartas, respuestas a otras que le dirigió Quirico, Obispo de Barcelona.
Dejó escritos, además del tratado "De virginitate", antes mencionado, otro con el título "De cognitione baptismi, De itinere vel progresso espirituali diserti quo pergitur post baptismum", la continuación de libro de los "Ilustres varones", de san Isidoro, y dos cartas, respuestas a otras que le dirigió Quirico, Obispo de Barcelona.
Nacido en el 607, durante el reinado de Witerico en Toledo, de estirpe
germánica, era miembro de una de las distintas familias regias visigodas. Según
una tradición que recoge Nicolás Antonio (Bibliotheca Hispana Vetus, PL 96,11),
fue sobrino del obispo de Toledo San Eugenio III, quien comenzó su educación.
Por el estilo de sus escritos y por los juicios emitidos en su De viris
illustribus sobre los personajes que menciona, se deduce que recibió una
brillante formación literaria. Según su propio testimonio fue ordenado de
diácono (ca. 632-633) por Eladio, obispo de Toledo (De vir. ill. 7: PL 96,202).
En un pasaje interpolado del Elogium, se dice que siendo aún muy niño, ingresó
en el monasterio Agaliense, en los arrabales de Toledo, contra la voluntad de
sus padres.
Más adelanté se afirma
que «se deleitaba con la vida de los monjes», frase que debe interpretarse
siguiendo a Flórez (V,276) en el sentido de que desde niño se inclinó al estado
religioso. Ildefonso estuvo muy vinculado a este monasterio, como él mismo
recuerda al hablar de Eladio, y como se deduce del De vir. ill. con el que
pretende exaltar la sede toledana y quizá mostrar el papel privilegiado que
correspondía al monasterio Agaliense. Estando ya en el monasterio, funda un
convento de religiosas dotándolo con los bienes que hereda, y en fecha
desconocida (650?), es elegido abad. Firma entre los abades en los Concilios
VIII y IX de Toledo, no encontrándose su firma, en cambio, en el X (656).
Muerto el obispo Eugenio III es elegido obispo de Toledo el a. 657, y según el
Elogium obligado a ocupar su sede por el rey Recesvinto. En la correspondencia
mantenida con Quirico, obispo de Barcelona, se lamenta de las dificultades de
su época. A ellas atribuye el Elogium que dejase incompletos algunos escritos.
Muere el 667, siendo
sepultado en la iglesia de Santa Leocadia de Toledo, y posteriormente
trasladado a Zamora. Su fiesta se celebra el 23 de enero.
Es patrón de la ciudad
Zamora, en cuya Iglesia Arciprestal de San Pedro y San Ildefonso, reposan sus
restos; de Toledo y de Herreruela de Oropesa, en la misma provincia, donde sus
fiestas se celebran cada año con bastante fervor. También es el santo patrón de
la ciudad de Mairena del Aljarafe en la provincia de Sevilla. La Orden de
Caballeros Cubicularios se encarga de la custodia de sus reliquias en la citada
iglesia zamorana.
No hay comentarios:
Publicar un comentario