21 de octubre – viernes –
29ª – Semana del T. O.-C
Santa Úrsula y compañeras
mártires
Lectura del santo evangelio
según san Lucas (12,54-59):
En aquel tiempo, decía
Jesús a la gente:
«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís
en seguida: "Chaparrón tenemos", y así sucede.
Cuando sopla el sur, decís: "Va a hacer
bochorno", y lo hace.
Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la
tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no
sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer?
Cuando te diriges al tribunal con el que te pone
pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino;
no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al guardia, y el
guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no
pagues el último céntimo.»
1.- Con
frecuencia (y con razón) nos quejamos de que la predicación de sacerdotes, teólogos
y obispos suena casi siempre lo mismo. Lo
cual explica por qué lo que se dice en las Iglesias nos suena a cosas que
siempre dicen lo mismo, que no se entienden o que no dicen nada. Esto es más
frecuente de lo que nos imaginamos. Son discursos “intemporales”, que lo mismo
que se predican ahora se podrían haber predicado hace un siglo o varios siglos.
Así se produce el “escapismo del tiempo” (J. B. Metz).
Lo que equivale a un escapismo de la
realidad. Una salida cómoda para los que no quieren complicarse la vida. Ya que
el evangelio, vivido y predicado para lo que ocurre en este momento, es un
riesgo y hasta un peligro enorme. Como lo fue para el propio Jesús.
2.- Por
eso Jesús habla aquí del “discernimiento” que debemos hacer los cristianos
constantemente. Se trata de “discernir”, cada día y en cada situación, lo que
tenemos que pensar y lo que tenemos que decir. No podemos seguir “sacando del
tiempo” el mensaje de Jesús. El Evangelio es siempre una “palabra en el tiempo”.
Es decir, es una palabra que Jesús dijo a las gentes de la Palestina del s. I.
Y es una palabra que Jesús dirige a quienes vivimos en este momento.
3.- Uno
de los problemas más complicados, que tenemos en la Iglesia actualmente, es que
el control de las autoridades jerárquicas, sin decirlo ni quizás pretenderlo,
obliga a teólogos y sacerdotes a hablar de Dios, de Jesús y del Evangelio de
forma que, a la inmensa mayoría de la gente, no le interesa ni le dice nada el
pensamiento y el lenguaje eclesiástico. Los cristianos tenemos el derecho y el
deber de pedir a los dirigentes de la Iglesia que nos hablen “a nosotros”, no a
las gentes de la Edad Media o a los católicos del siglo pasado. Más aún, uno de
los temas más apremiantes en la Iglesia actual es que la teología y la liturgia
siguen manteniendo la misma estructura y hasta el mismo lenguaje que en la Edad
Media o hace doscientos años. Se modifican algunas cosas superficiales, pero el
esquema doctrinal y los rituales sagrados se mantienen invariables, siempre lo
mismo y los mismos. La Palabra de Dios es eso una “palabra”. Y lo primero que
ha de tener una “palabra” (para que no pierda su condición de “comunicación”)
es que se entienda, que interese, que diga algo a alguien. Si no hacemos eso,
es que hemos desnaturalizado el contenido básico de lo que Dios nos dice o nos
quiere decir. Y esto es grave. Y nos afecta a todos, no solo a los sacerdotes o
a los predicadores.
Santa Úrsula y compañeras
mártires
En
el siglo IX se descubrió en Colonia, Alemania, en una iglesia del siglo VI, un
epígrafe enrollado que comienza así:" Martirio de Úrsula y 11.000
vírgenes". Parece que fueron muchas menos.
Es
un documento que engloba el martirio de estas vírgenes en el lugar sobre el que
se construyó una preciosa iglesia.
En
la “Pasión” teatral inventada para narrar su historia, se puede ver que ellas
provenían de Inglaterra con Úrsula, hija del rey, escapando de los sajones
paganos que estaban invadiendo el país. Cuando su barco llegó a Colonia, Atila
el terrible estaba por entonces allí con los Hunos.
Atila,
duro, fuerte, de mal carácter y muy pasional quiso casarse con la bella joven Úrsula.
Las otras se las entregaría a sus soldados para que las violaran o hicieran lo
que quisieran con ellas. Pero el fanfarrón no esperaba la respuesta de estas
chicas. Cuando se les acercó y les hizo sus proposiciones, éstas respondieron
todas al unísono con la negativa más rotunda que se puede imaginar. Enfurecido
Atila, las mandó matar de la manera más dura posible.
Durante
toda la Edad Media corría de pueblo en pueblo un romance en el que se contaba
la historia de estas mártires. Tuvo un éxito increíble.
El
Instituto de Ángela de Mérici, ursulinas, la tomó como patrona de sus obras de
apostolado. Gracias a un cementerio descubierto en Colonia, se pudieron ver los
restos de estas valientes chicas que prefirieron la muerte antes que ofender al
Señor. Sus reliquias abundan en muchos templos.
El
culto a santa Úrsula y a sus compañeras se extendió muy pronto, y se levantaron
muchas iglesias en su honor.
En
el siglo XIII la Sorbona la adoptó como patrona y lo mismo ocurrió en las
universidades de Coímbra y de Viena.
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