viernes, 28 de octubre de 2016

Parate un momento: El Evangelio del dia 29 DE OCTUBRE - SÁBADO 30ª - SEMANA DEL T.O.-C San Narciso de Jerusalén




29 DE OCTUBRE - SÁBADO
30ª - SEMANA DEL T.O.-C
San Narciso de Jerusalén

Evangelio según san Lucas14, 7-11
       En aquel tiempo, entró Jesús un sábado en casa de uno de los principales fariseos
para comer, y ellos le estaban espiando.
Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les propuso este ejemplo:
"Cuando te conviden a una boda, no te
   sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría
que tú; y vendrá el que os convidó a ti y al otro, y te dirá: "Cédele el puesto a este".
Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:
        "Amigo, sube más arriba".
 Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.
       Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido”.

1. Como ya se ha dicho, repetidas veces, el banquete ("simposio") era, en las culturas mediterráneas de la Antigüedad, el acto social más significativo y elocuente a la hora de fijar el puesto que cada cual ocupaba en la sociedad, la importancia que tenía una persona o su capacidad de influencia en los asuntos públicos. Esto es lo que explica, en gran medida, la significación y la importancia que representa este relato.
Por tanto, los que se reclinaban (en divanes) en un banquete estaban indicando su status social en general. Así consta en el Banquete de Platón, en el de Luciano o en las discusiones de Plutarco sobre los diferentes modos en que griegos y romanos   manifestaban la posición que cada  cual desempeñaba   en la sociedad (Dennis E. Smith).

2. Estas costumbres y hábitos de convivencia social fueron también determinantes en la sociedad de Israel, en tiempos de Jesús. Por eso, en lo que se refiere a este evangelio, lo que tenemos delante no es simplemente un problema de  soberbia o humildad. Se trata, sobre todo, de que los criterios de Jesús sobre la importancia  social y el papel que cada cual desempeña en una sociedad determinada, eran criterios opuestos a los que tenían las clases sociales más altas entre los judíos.

3. Pues bien, estando así las cosas, se comprende  que este relato trasciende la
ascética, la espiritualidad, la religiosidad y, en general, los problemas y los temas que se suelen tratar en un retiro espiritual o en una casa de espiritualidad.
Lo que Jesús afirma, cuando habla de irse al último puesto en la mesa, lo que en realidad
estaba diciendo es que quienes están abajo, en la escala social, son los más influyentes y determinantes, para bien o para mal, en una sociedad determinada.
Jesús opta por los últimos. Porque ve claramente que es desde ellos de donde se producen las transformaciones sociales que más condicionan la prosperidad o la desgracia de un pueblo o de un país entero. Y lo más importante de todo está en comprender aquí
la felicidad o la desgracia de un pueblo es un tema central en el mensaje de Jesús. Porque es así, y mediante eso, como los humanos tenemos que buscar y encontrar, Dios y el futuro de nuestra esperanza en toda su plenitud y todas sus dimensiones

San Narciso de Jerusalén



   San Narciso Jerusalén obispo abogado contra habladurias

Obispo de Jerusalén. Presidió un consejo en donde se decidió que la fiesta de celebración de la Pascua debía ser siempre en Domingo 
San Narciso de Jerusalén. Patrono contra las habladurías
Fiesta: 29 de octubre
Martirologio romano: Conmemoración de San Narciso, obispo de Jerusalén, con una santidad ejemplar, paciencia y fe de que, en total acuerdo con el Papa San Víctor en la fecha de la celebración de la Pascua, dijo que el misterio de la Resurrección del Señor sólo podía celebrarse el día Domingo y en la madurez de su vida, a los ciento dieciséis años, pasó felizmente a la Gloria del Señor.

Biografía
San Narciso desde su juventud se dedicó con gran cuidado al estudio de las disciplinas religiosas y humanas. Él luego, decidió ingresar a la vida eclesiástica, y en él se vieron todas las virtudes sacerdotales en su perfección; fue llamado el santo sacerdocio.
Estuvo rodeado de gran estima en su pueblo, pero fue consagrado obispo de Jerusalén alrededor del año 180, cuando ya era un octogenario.
Gobernó la Iglesia con un vigor que era como el de un hombre joven, y su vida austera y penitente estuvo totalmente dedicada al bienestar de la iglesia.
En el año 195, con Teófilo de Cesarea, presidió un consejo sobre la fecha de la celebración de la Pascua; se decidió entonces que esta gran fiesta siempre se debería celebrar el día domingo y no en el día de la antigua Pascua.

Los milagros en su vida
Dios le hizo testigo de sus méritos con muchos milagros, los cuales, los cristianos de Jerusalén, celebraron en su memoria por largo tiempo.
Un sábado Santo los fieles fueron puestos en apuro, porque no se podía encontrar aceite para las lámparas de la iglesia que iban a ser utilizados en la vigilia pascual. San Narciso ordenó que extrajeran agua de un buen vecino y después de que él la bendijera, la pusieran en las lámparas. Inmediatamente el agua se transformó en aceite. Mucho tiempo después, algunos de estos aceites aún se conservan en Jerusalén en memoria de este milagro.

El momento de la prueba
La virtud de este Santo, con el tiempo le trajo enemigos. Tres hombres miserables, afanados por el poder, lo acusaron de un crimen atroz. Alimentaron su falso testimonio con imprecaciones terribles. Los tres de ellos juraron ante Dios que lo que decían era cierto y cada uno se impuso un castigo si las acusaciones contra el obispo eran encontrada falsas. El primero rogó a Dios que lo dejase morir por el fuego, el segundo juró que se muriera infestado por la lepra y el tercero dijo que quedase ciego. El santo obispo, quien desde hacía tiempo había deseado una vida de soledad, tomó esta prueba con humildad y decidió que lo mejor era retirarse al desierto y dejar a la Iglesia en paz.
Poco tiempo después, Dios intervino en nombre de Su amado siervo, cuando los tres acusadores del obispo sufrieron las penalidades que ellos mismos habían invocado.
Desde ese entonces, Narciso no pudo resistir las peticiones de su pueblo; quienes lo llamaban con gran vehemencia para que regresara a Jerusalén y volviera a tomar las riendas de la Iglesia. Y así lo hizo por muchos años, hasta que, ya entrado en años, murió en la vejez extrema

Oración
Dios, Tú hizo San Narciso un ejemplo sobresaliente de amor divino y la fe que vence al mundo, y lo agrega al papel de pastores santos. Concesión por su intercesión para que podamos perseverar en la fe y el amor y ser partícipes de su gloria. Amén




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