18 de octubre, Martes
29ª – Semana del T. O. – C
San Lucas, evangelista
Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo (4,9-17a):
Dimas me ha dejado, enamorado
de este mundo presente, y se ha marchado a Tesalónica; Crescente se ha ido a
Galacia; Tito, a Dalmacia; sólo Lucas está conmigo.
Coge a Marcos y tráetelo contigo, ayuda bien en la
tarea. A Tíquico lo he mandado a Éfeso. El abrigo que me dejé en Troas, en casa
de Carpo, tráetelo al venir, y los libros también, sobre todo los de pergamino.
Alejandro, el metalúrgico, se ha portado muy mal
conmigo; el Señor le pagará lo que ha hecho. Ten cuidado con él también tú,
porque se opuso violentamente a mis palabras. La primera vez que me defendí,
todos me abandonaron, y nadie me asistió. Que Dios los perdone. Pero el Señor
me ayudó y me dio salud para anunciar íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran
los gentiles.
Sal 144,10-11.12-13ab.17-18
R/.
Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado
· Que todas tus criaturas te den gracias,
Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R/.
· Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R/.
· El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente. R/.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (10,1-9):
En aquel tiempo, designó el
Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los
pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros
pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en
camino!
Mirad que os mando como corderos en medio de lobos.
No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a
nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a
esta casa." Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra
paz; si no, volverá a vosotros.
Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que
tengan, porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si
entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los
enfermos que haya, y decid: "Está cerca de vosotros el reino de
Dios."»
1.- Después de celebrar a Santa Teresa de Jesús y
a San Ignacio de Antioquia, hoy celebramos a San Lucas. De su persona sabemos
muy pocas cosas, pero nos ha quedado una obra maravillosa en dos partes: el
tercer evangelio (dedicado al tiempo de Jesús) y los Hechos de los Apóstoles
(dedicados al tiempo del Espíritu, que es el tiempo de la iglesia). Leyendo
esta obra se pueden adivinar algunas cosas de este cristiano culto y
perseverante. Hay dos cosas que me llaman la atención: 1. " La misericordia" y 2. "El
camino".
2.- Es imposible que Lucas tuviera mal carácter.
El Jesús que él nos transmite es el rostro visible de un Dios misericordioso.
Sólo Lucas nos transmite, por ejemplo, las parábolas del buen samaritano y del
hijo pródigo. Sólo Lucas nos transmite algunos rasgos de María, la madre de
Jesús, que caen también dentro de "La misericordia". Su manera de
entender y transmitir el evangelio de Jesús conecta bien con los hombres y
mujeres de nuestro tiempo, a menudo heridos en el camino que "baja de
Jerusalén a Jericó", o pródigos que han emigrado de la casa paterna, o
discípulos desalentados que huyen de Jerusalén y buscan refugio en su Emaús de
siempre.
3.- "El camino" se advierte en su
evangelio (que está concebido como un camino que va de Galilea a Jerusalén) y
en el libro de los Hechos (que está también concebido como un camino que parte
de Jerusalén y expande el evangelio por Judea, Samaría y hasta los confines de
la tierra). Pero, más allá de este primer significado "geográfico",
el camino es una concepción de la vida cristiana, una manera de entender el
seguimiento de Jesús como proceso de configuración con él. También esto conecta
con nuestra sensibilidad moderna. Hoy, que somos tan conscientes de nuestros
límites, nos alegra saber que no podemos con "todo" el evangelio en
"todo" momento, pero que podemos ir dando pasos cada día, que podemos
colocarnos junto al grupo de hombres y de mujeres que iban poniendo sus pies
sobre las huellas dejadas por el Maestro.
San Lucas, evangelista
(San Lucas Evangelista; siglo I)
Autor
del tercer Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles. Se ignoran los detalles
de su biografía, si bien la tradición indica que nació en Siria y que fue
discípulo de San Pablo, quien se refiere a él como su ayudante e iluminador.
De
sus obras se infiere que acompañó a San Pablo a lo largo de toda su vida, que
dedicó a la enseñanza y a la predicación. Se le atribuye la autoría del tercer
Evangelio y de los Hechos de los Apóstoles, obras que en realidad conforman un
mismo libro. Su prosa, muy rica, denota una alta formación académica y es, sin
duda alguna, la más literaria de los autores del Nuevo Testamento. Escrito en
griego, su evangelio relata la predicación y los hechos de Jesús, aunque afirma
que no fue testigo de sus obras. Por ello, y también por el estilo y
vocabulario utilizado, la crítica suele fechar sus escritos alrededor del año
70 d.C. Patrón de pintores y de médicos, puesto que la tradición lo describe
como amigo de artistas y con conocimientos de medicina, la Iglesia Católica lo
venera el 18 de octubre.
Son
escasos los datos que se conocen acerca de San Lucas. Contra la tradición, que
lo supone oriundo de Antioquía (Siria), parece haber nacido en la ciudad de
Filipos, o al menos en Macedonia; los pasajes donde habla en primera persona se
refieren, precisamente, a acontecimientos de estos lugares, por él mejor
conocidos que los restantes. El nombre de Lucas, seguramente abreviación de Lucano
o Lucio, puede ser el de un liberto entregado al estudio.
Las
primeras referencias a su persona están contenidas en las epístolas de San
Pablo, en las que se le cita como «colaborador» y como «querido médico». En los
Hechos de los Apóstoles, San Lucas habla de sí mismo usando el plural
«nosotros». En ese mismo libro aparece acompañando a San Pablo en su segunda
misión, en el viaje que éste hizo de Troas a Filipos. Después de permanecer en
aquella ciudad por espacio de unos seis años, volvió a acompañar a San Pablo en
un viaje a Jerusalén, y nuevamente cuando aquél fue conducido prisionero a
Roma. En la víspera de su martirio, San Pablo recordó que «sólo Lucas está
conmigo» (II Timoteo 4:11).
La
tradición lo considera médico de profesión, así como dotado para la pintura;
probablemente, sin embargo, tal noticia no es sino la transposición al campo
pictórico del arte con que Lucas supo describir a los personajes en sus textos.
Su símbolo como evangelista es el toro.
Son diversas las versiones sobre su muerte: unas tradiciones lo hacen sufrir
martirio en Patrás; otras, en Roma; otras, en fin, en Tebas de Beocia.
El
propio San Lucas se excluye a sí mismo de las personas que fueron testigos
directos de Cristo. Interesado por la verdad histórica, San Lucas reprodujo en
su Evangelio aquello que había oído directamente a los apóstoles y discípulos
de Jesús: «... según nos lo transmitieron los que fueron desde el principio
testigos oculares y luego servidores de la palabra, también yo, después de
haber investigado con exactitud todos esos sucesos desde su origen, me he
determinado a escribírtelos ordenadamente...» (Lucas 1:2-2).
El
Evangelio de San Lucas es el más extenso de los cuatro y también es el de
expresión y composición literaria más culta y elegante, debido a la preparación
cultural de su autor, aunque éste huye del lenguaje clásico para hacerlo más
comprensible al pueblo, acomodándose al lenguaje común. Aunque no fue testigo
de todos los acontecimientos, su relato es exacto y está lleno de afecto y sentimiento.
Después de una breve introducción, Lucas inicia su relato con el nacimiento y
los primeros años de la vida de Jesús, y lo finaliza con la ascensión de Cristo
a los cielos, enlazándolo de esta forma con el versículo inicial de los Hechos
de los Apóstoles.
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