20
DE FEBRERO - LUNES –
7ª
SEMANA DEL T.O.-A
SAN
LEÓN, Obispo
Evangelio según san Marcos 9, 13-28
En aquel tiempo, cuando Jesús hubo bajado
del monte, al llegar adonde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente
alrededor, y a unos letrados discutiendo con ellos. Al ver a Jesús, la gente se
sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó:
"¿De qué
discutís?"
Uno le contestó:
"Maestro, te he
traído a mi hijo; tiene un espíritu que no le deja hablar; y cuando lo agarra,
lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda tieso.
He pedido a tus discípulos
que lo echen, y no han sido capaces".
Él les contestó:
"¡Gente sin fe!
¿Hasta cuándo estaré con
vosotros?
¿Hasta cuándo os tendré
que soportar?
Traédmelo".
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio
a Jesús, retorció al niño; cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
"¿Cuánto tiempo hace
que le pasa esto?"
Contestó él:
"Desde pequeño. Y
muchas veces hasta lo ha echado al fuego y el agua para acabar con él.
Si algo puedes, ten
lástima de nosotros y ayúdanos".
Jesús replicó:
"¿Si puedo? Todo es
posible al que tiene fe".
Entonces el padre del muchacho
gritó:
"Tengo fe, pero dudo,
ayúdame".
Jesús, al ver que acudía
gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
"Espíritu mudo y
sordo, yo te lo mando: Vete y no vuelvas a entrar en él".
Gritando y sacudiéndolo
violentamente, salió. El niño se quedó como un cadáver, de modo que la multitud
decía que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano, y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus
discípulos le preguntaron a solas:
"¿Por qué no pudimos
echarlo nosotros?" Él les respondió:
"Esta especie solo
puede salir con oración
y ayuno".
1.
Después de la Transfiguración (Mc 9, 2-8), Jesús vuelve al mundo del
sufrimiento y el dolor. Es lo primero que sucede, en cuanto Jesús desciende del
monte en el que se ha transfigurado.
En
realidad, lo que aquí se palpa es (que el Transfigurado" es el Dios
"humanizado".) El Dios que se ocupa del dolor humano. Porque tal es
el comportamiento de Jesús en cuanto desciende del monte de la teofanía.
Dios
se manifiesta sanando al niño enfermo de epilepsia, ya que eso es lo que indica
el relato al describir las características de enfermedad. Como ya se ha dicho a propósito de otros
relatos de endemoniados, hablar de "espíritus inmundos", en las culturas
antiguas, era la forma de expresar ciertos tipos de enfermedad.
2. Pero, en este caso, no se trataba de una
enfermedad cualquiera. Más que eso, se trataba de una fuerza de muerte, que
lanzaba a la criatura al fuego para acabar con el muchacho.
Al
presentar este relato inmediatamente después de la Transfiguración, el
evangelio de Marcos está diciendo que el "Transfigurado", que es
plenitud de vida, defiende la vida y libera de las amenazas de muerte donde las
haya.
Por
tanto, creer en Jesús transfigurado
y resucitado es ir por la
vida luchando contra tantos peligros de muerte y exterminio, que por desgracia
encontramos con tanta frecuencia por todas partes.
3. Pero esto se consigue a base de tener una fe
sólida y consecuente. No se trata de no tener dudas. Se puede tener una fe con
dudas, y las inseguridades y oscuridades, como le ocurría al padre del niño
epiléptico. Y como nos
ocurre al común de los
mortales. Lo importante es tener la actitud de aquel padre que, desde la
oscuridad y la debilidad de una fe sin claridad alguna, pide ayuda, muestra el
deseo, el anhelo del que se siente débil.
Es
la actitud de la fe que alcanza lo que necesita. En los problemas de fe, lo
importante
no es la claridad y la
seguridad, sino la búsqueda que nunca se cansa de buscar.
SAN
LEÓN, Obispo
San León de Catania, Obispo
Febbrero 20
Martirologio Romano: En Catania, de Sicilia, san León, obispo,
que se ocupó sobre todo del cuidado de los pobres (c. 787).
San León, obispo de Catania, en Sicilia, había nacido en
Rávena, hacia la mitad del siglo VIII. Fue llamado el Taumaturgo, por los
muchos milagros que hacía. Sus padres le educaron para las glorias humanas.
Pero eran distintas las aspiraciones de León. Se puso bajo la
dirección del obispo de Rávena, quien, viendo su pureza de costumbres y su celo
apostólico, decidió conferirle la ordenación sacerdotal.
Pudo disfrutar de él poco tiempo, pues muerto Sabino, obispo
de Catania, se decidieron los electores por León, no sin antes haber pedido a
Dios acierto en la elección. León se oponía, pero le obligaron a aceptar.
Después de su resistencia, puso todo su empeño en cumplir su
misión apostólica. Se dedicó a la reforma de costumbres, a la instrucción
religiosa de sus fieles, a defender la verdad ante los herejes, al cuidado de
todos.
Vivía, como dichas para él, las recomendaciones de San Pedro
en su primera Carta: "Apacentad el rebaño de Dios que os ha sido confiado,
no por fuerza sino con blandura, según Dios. Ni por sórdido lucro, sino con
prontitud de ánimo. No como dominadores sobre la heredad, sino sirviendo de ejemplo
al rebaño. Así recibiréis la corona inmarcesible de la gloria".
De todas partes acudían a verle y oírle. Todos querían tocar
su manto para ser curados. Los emperadores consiguieron que acudiera a
Constantinopla, para tenerle cerca, para escuchar sus sabios consejos y pedirle
oraciones ante Dios.
Rigió la diócesis como un verdadero sucesor de los apóstoles
durante 16 años y hacia finales del siglo VIII, lleno de merecimientos, se
durmió en el Señor. El pueblo lloró su muerte como la de un padre y celoso
pastor. Fue sepultado en un monasterio que él mismo había hecho construir fuera
de las murallas de Catania. Su sepulcro fue muy venerado, sobre todo antes que
los árabes ocupasen Sicilia. La fama de sus virtudes y de sus muchos milagros
lo convirtió en centro de muchas peregrinaciones.
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