8
DE FEBRERO - MIÉRCOLES
5ª
- SEMANA DEL T.O.-A
San
Jerónimo Emiliani
Evangelio según san Marcos 7, 14-23
En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a
la gente y les dijo:
"Escuchad y entended
todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de
dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga".
Cuando dejó a la gente y
entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación. Él les
dijo:
"¿Tan torpes sois
también vosotros? ¿Por qué no comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer
impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en
la letrina" (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
"Lo que sale de
dentro, del corazón del hombre, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del
corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos,
homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia,
difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al
hombre impuro”.
1. La enseñanza central que Jesús propone en
esta declaración, que fue pronunciada con cierta solemnidad, es esta:
"Escuchad y entended todos" el ser humano no se acerca a Dios (o se
aleja de Él) por lo que es exterior al propio ser humano. Por tanto, ni por los
alimentos que come, ni por los lugares que visita, ni por las vestimentas que
se pone, ni por el cargo que ocupa, ni por el sitio en que vive..., por nada de
eso o por cualquier cosa que no pueda salir corazón, nadie se acerca o se aleja
de Dios.
Esto
ha sido importante siempre. Pero lo es más ahora. Porque ahora se han súper-desarrollado los medios
de propaganda, de publicidad, la cultura de la imagen, el simple hecho de hacer
fotografías y enseñarlas a todo el mundo, el interés por el
"parecer", sea como
sea el "ser"...
2. Esta tesis, tan radical, la completa Jesús diciendo:
"Lo que sale del corazón del hombre, eso es lo que mancha, es decir, nos
aleja de Dios".
Jesús,
por tanto, defiende una religiosidad interior. De forma que solamente los
comportamientos que brotan de la interioridad son los que nos acercan o alejan
de Dios.
En
última instancia, esto equivale a defender una religiosidad laica. Es decir,
una religiosidad que se basa en algo que es común a todo el "pueblo"
o "población" (Iciós).
Por
otra parte, es también una religiosidad que no se basa en nada externo o en la
"imagen social" que cada cual proyecta, sino en lo que
cada cual lleva en la
intimidad de su corazón y se traduce en comportamientos de honradez, bondad, respeto,
generosidad, deseo de igualdad, exclusión de todo fanatismo o intolerancia,
etc.
3. Este planteamiento de la religiosidad debió
ser tan novedoso y tan difícil de entender que, ya en los evangelios se
suaviza: si se compara Mc 7, 21-22 con Mt 15, 19, se advierte que Mt suaviza el
problema.
Por
otra parte, la idea de que Jesús declaró puros todos los alimentos, no fue
aceptada ni por Pedro (Hech 10, 14; 11, 8) y fue objeto de serios problemas en
la Iglesia primitiva. Es más,
todavía hay personas que
siguen haciendo problema de si se puede
comer carne o pescado en determinados días de cuaresma o de Semana Santa...
Sin
duda alguna, somos más religiosos que cristianos.
San
Jerónimo Emiliani
Nació
en Venecia el año 1486. Abandonó la carrera de las armas para consagrarse al
servicio de los pobres entre quienes distribuyó sus bienes. Fundó la Orden de
los Clérigos Regulares de Somasca, para socorrer a los niños huérfanos y
pobres. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.
Vida de San Jerónimo Emiliani
San
Jerónimo Emiliani, que en su juventud se dejó llevar por la cólera y la
lujuria, pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se
entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y
enfermos.
Junto
con los compañeros que logró reunir, dio inicio a la Congregación llamada de
los Clérigos Regulares de Somasca, y después, mientras atendía a los enfermos
en esa misma población de Somasca, cerca de Bérgamo, en Lombardía, contrajo la
peste y falleció piadosamente.
San
Jerónimo Emiliani (o Miani) nació en Venecia el 1486. Huérfano de padre en
tierna edad, fue sabiamente educado en la fe cristiana por la madre, Dionora
Morosini, mujer de sentimientos muy elevados. En 1506, entró en la vida
pública, dedicándose sobre todo al ejercicio de las armas. Pasó a ser soldado
de la Serenísima República, y en 1511 fue enviado a la fortaleza de Castelnuovo
de Quero, situada a la orilla del Piave, con carácter de Gobernador regente.
En
el Santuario de la 'Madonna Grande' en Treviso, Jerónimo promete solemnemente
de entregarse totalmente al servicio de Dios y del prójimo. Al volver a
Venecia, repartió su patrimonio a los pobres y se asoció a la Compañía del
Divino Amor, que se dedicaba, en particular, a la asistencia de los enfermos
'incurables'. También él contrajo, en este servicio, una grave enfermedad, que
superó gracias a su robusta fibra, y con nuevas energías volvió al servicio de
la caridad.
Su
corazón, muy sensible a todas las miserias humanas quedó profundamente
impresionado viendo la deplorable condición de muchísimos niños, faltos de
padres y abandonados al destino. Empezó a dar asilo a unos de estos huérfanos,
en su propia casa; y en seguida, como el número iba aumentando, abrió para
ellos una casa cerca de la Iglesia de San Basilio y otra cerca de la Iglesia de
San Roque, en Venecia. A los huérfanos, el Santo enseñaba los primeros
elementos del saber y al mismo tiempo las nociones fundamentales de la fe
cristiana. Además, procuraba que aprendieran un oficio, para que pudieran
entrar a formar parte de la sociedad, como elementos vivos y activos, aptos
para desenvolver con dignidad su personalidad humana y cristiana. Fundó y
asistió muchos orfelinatos en todo Italia y también en algunas regiones fuera
de ella.
Cuando
el Santo se dio cuenta que se iba debilitando físicamente y que tenía que dejar
ya sus andanzas apostólicas de caridad, escogió como morada predilecta el
pequeño pueblo de Somasca, cerca de Lecco. En este lugar, su ardiente fervor
espiritual, podía contar con soledad, oración y meditación. Murió santamente al
amanecer del 8 de Febrero de 1537 a la edad de 51 años, víctima de su misma
caridad. Beatificado en 1747, fue proclamado Santo en el año 1767. El Papa Pío
XI lo proclamó "Patrono Universal de los huérfanos y de la Juventud
abandonada". Su Fiesta se celebra cada año el 8 de Febrero, día de su
tránsito al cielo.
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