martes, 7 de febrero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 DE FEBRERO - MIÉRCOLES 5ª - SEMANA DEL T.O.-A San Jerónimo Emiliani



8 DE FEBRERO - MIÉRCOLES
5ª - SEMANA DEL T.O.-A
San Jerónimo Emiliani

Evangelio según san Marcos 7, 14-23
    En aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:
"Escuchad y entended todos: Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre. El que tenga oídos para oír que oiga".
Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la comparación. Él les dijo:
"¿Tan torpes sois también vosotros? ¿Por qué no comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón sino en el vientre y se echa en la letrina" (Con esto declaraba puros todos los alimentos).
Y siguió:
"Lo que sale de dentro, del corazón del hombre, eso sí mancha al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los malos propósitos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, injusticias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro”.

1.  La enseñanza central que Jesús propone en esta declaración, que fue pronunciada con cierta solemnidad, es esta: "Escuchad y entended todos" el ser humano no se acerca a Dios (o se aleja de Él) por lo que es exterior al propio ser humano. Por tanto, ni por los alimentos que come, ni por los lugares que visita, ni por las vestimentas que se pone, ni por el cargo que ocupa, ni por el sitio en que vive..., por nada de eso o por cualquier cosa que no pueda salir corazón, nadie se acerca o se aleja de Dios.
Esto ha sido importante siempre. Pero lo es más ahora. Porque ahora se han                  súper-desarrollado los medios de propaganda, de publicidad, la cultura de la imagen, el simple hecho de hacer fotografías y enseñarlas a todo el mundo, el interés por el "parecer", sea como
sea el "ser"...

2.  Esta tesis, tan radical, la completa Jesús diciendo: "Lo que sale del corazón del hombre, eso es lo que mancha, es decir, nos aleja de Dios".
Jesús, por tanto, defiende una religiosidad interior. De forma que solamente los comportamientos que brotan de la interioridad son los que nos acercan o alejan de Dios.
En última instancia, esto equivale a defender una religiosidad laica. Es decir, una religiosidad que se basa en algo que es común a todo el "pueblo" o "población" (Iciós).
Por otra parte, es también una religiosidad que no se basa en nada externo o en la "imagen social" que cada cual proyecta, sino en lo que
cada cual lleva en la intimidad de su corazón y se traduce en comportamientos de honradez, bondad, respeto, generosidad, deseo de igualdad, exclusión de todo fanatismo o intolerancia, etc.

3.  Este planteamiento de la religiosidad debió ser tan novedoso y tan difícil de entender que, ya en los evangelios se suaviza: si se compara Mc 7, 21-22 con Mt 15, 19, se advierte que Mt suaviza el problema.
Por otra parte, la idea de que Jesús declaró puros todos los alimentos, no fue aceptada ni por Pedro (Hech 10, 14; 11, 8) y fue objeto de serios problemas en la Iglesia primitiva. Es más,
todavía hay personas que siguen haciendo   problema de si se puede comer carne o pescado en determinados días de cuaresma o de Semana Santa...
Sin duda alguna, somos más religiosos que cristianos.

San Jerónimo Emiliani
Nació en Venecia el año 1486. Abandonó la carrera de las armas para consagrarse al servicio de los pobres entre quienes distribuyó sus bienes. Fundó la Orden de los Clérigos Regulares de Somasca, para socorrer a los niños huérfanos y pobres. Murió en Somasca (Bérgamo) el año 1537.

Vida de San Jerónimo Emiliani
San Jerónimo Emiliani, que en su juventud se dejó llevar por la cólera y la lujuria, pero, tras ser encarcelado por sus enemigos, se convirtió a Dios y se entregó al cuidado de los más necesitados, especialmente de los huérfanos y enfermos.
Junto con los compañeros que logró reunir, dio inicio a la Congregación llamada de los Clérigos Regulares de Somasca, y después, mientras atendía a los enfermos en esa misma población de Somasca, cerca de Bérgamo, en Lombardía, contrajo la peste y falleció piadosamente.
San Jerónimo Emiliani (o Miani) nació en Venecia el 1486. Huérfano de padre en tierna edad, fue sabiamente educado en la fe cristiana por la madre, Dionora Morosini, mujer de sentimientos muy elevados. En 1506, entró en la vida pública, dedicándose sobre todo al ejercicio de las armas. Pasó a ser soldado de la Serenísima República, y en 1511 fue enviado a la fortaleza de Castelnuovo de Quero, situada a la orilla del Piave, con carácter de Gobernador regente.
En el Santuario de la 'Madonna Grande' en Treviso, Jerónimo promete solemnemente de entregarse totalmente al servicio de Dios y del prójimo. Al volver a Venecia, repartió su patrimonio a los pobres y se asoció a la Compañía del Divino Amor, que se dedicaba, en particular, a la asistencia de los enfermos 'incurables'. También él contrajo, en este servicio, una grave enfermedad, que superó gracias a su robusta fibra, y con nuevas energías volvió al servicio de la caridad.
Su corazón, muy sensible a todas las miserias humanas quedó profundamente impresionado viendo la deplorable condición de muchísimos niños, faltos de padres y abandonados al destino. Empezó a dar asilo a unos de estos huérfanos, en su propia casa; y en seguida, como el número iba aumentando, abrió para ellos una casa cerca de la Iglesia de San Basilio y otra cerca de la Iglesia de San Roque, en Venecia. A los huérfanos, el Santo enseñaba los primeros elementos del saber y al mismo tiempo las nociones fundamentales de la fe cristiana. Además, procuraba que aprendieran un oficio, para que pudieran entrar a formar parte de la sociedad, como elementos vivos y activos, aptos para desenvolver con dignidad su personalidad humana y cristiana. Fundó y asistió muchos orfelinatos en todo Italia y también en algunas regiones fuera de ella.
Cuando el Santo se dio cuenta que se iba debilitando físicamente y que tenía que dejar ya sus andanzas apostólicas de caridad, escogió como morada predilecta el pequeño pueblo de Somasca, cerca de Lecco. En este lugar, su ardiente fervor espiritual, podía contar con soledad, oración y meditación. Murió santamente al amanecer del 8 de Febrero de 1537 a la edad de 51 años, víctima de su misma caridad. Beatificado en 1747, fue proclamado Santo en el año 1767. El Papa Pío XI lo proclamó "Patrono Universal de los huérfanos y de la Juventud abandonada". Su Fiesta se celebra cada año el 8 de Febrero, día de su tránsito al cielo.



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