16
DE FEBRERO - JUEVES –
6ª
- SEMANA DEL T.O.-A
Beato
José Allamano
Evangelio según san Marcos 8, 27-33
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos
se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus
discípulos:
"¿Quién dice la gente
que soy yo?"
Ellos le contestaron:
"Unos, Juan Bautista;
otros, Elías, y otros, uno de los profetas".
Él les preguntó:
"Y vosotros, ¿quién
decís que soy?"
Pedro le contestó:
"Tú eres el
Mesías".
Él les prohibió
terminantemente decírselo a nadie. Y empezó
a instruirlos:
"El Hijo del Hombre
tiene que padecer mucho, tiene que ser condenado por los senadores, sumos
sacerdotes y letrados, ser ejecutado y resucitar a los tres días".
Se lo explicaba con toda
claridad.
Entonces Pedro se lo llevó
aparte y se puso a increparlo.
Jesús se volvió, y de cara
a los discípulos increpó a Pedro:
"¡Quítate de mí
vista, Satanás!
¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!"
1. Este relato es central en los cuatro evangelios.
Porque, con formulaciones distintas, es el momento en el que los discípulos,
representados por su portavoz (Pedro), reconocen y confiesan que Jesús es el Mesías (Mt 16, 13-20; Mc 8, 27-30; Lc 9,
18-21; in 6, 66-69).
Por
eso, este episodio marca un antes y un
después en el conjunto del
Evangelio (J. D. G. Dunn).
A
partir de este momento, el gran relato del Evangelio se orienta hacia el
destino final de Jesús en Jerusalén: su conflicto definitivo, su fracaso y su
muerte.
2. Pero el relato está redactado de manera que
aquí se nos presentan dos hechos y dos momentos que son literalmente contradictorios.
Porque, en primer lugar, se relata la confesión de la fe de Pedro. Y, en
segundo lugar, se nos presenta a Pedro como "Satanás", como algo que
Jesús no quiere ni ver.
¿Por
qué esta contradicción?
Porque
Pedro reconoce a Jesús como Mesías. Pero no tolera que Jesús sea un Mesías que
termina fracasando.
Pedro,
por lo visto, quería un Mesías triunfante y glorioso. Pero el proyecto de Jesús
era exactamente lo contrario.
Jesús
sabía y aceptaba que iba a morir como un delincuente ajusticiado, o sea en el
fracaso total.
3. Y en esto tenemos el dato más elocuente de
este relato. En el enfrentamiento directo de Jesús con Pedro, aparece que Pedro
fue quien con más fuerza manifestó su oposición al fracaso final de Jesús.
Y
a él fue a quien Jesús rechazó como si fuera el mismísimo Satanás. Lo cual
quiere decir que las pretensiones de poder son pretensiones satánicas. Es lo
que con más energía, y de forma más tajante rechaza Jesús. Por el contrario,
las pretensiones de Jesús son de cercanía y de identificación con quienes
carecen de poder. La verdadera
revolución del movimiento de Jesús
consiste en esto. Hasta tal
punto que, solo desde esta
toma de postura, decidida y decisiva en la vida, es posible entender a Jesús,
asumir su Evangelio, y poder comunicarlo a otros.
Querer
explicar el Evangelio, y la fe en él, desde pretensiones de poder o desde posiciones
de privilegio, es lo mismo que intentar hacer posible la cuadratura del
círculo.
Hacer
eso es vivir en la contradicción. Es lo que vemos en la Iglesia, en el
Vaticano, en las catedrales, en las curias episcopales, en no
pocas parroquias, etc.
¿Y
nos sorprende que la Iglesia se vea marginada, desautorizada, sin credibilidad?
Beato José Allamano
José Allamano nace en Castelnuovo d'Asti
un 21 de enero de 1851 en el seno de una familia campesina. Fue el cuarto de
cinco hijos, a los tres años se quedaron huérfanos de padre. Además de la
madre, tres personas tienen un papel fundamental en su formación: su maestra
Benedetta Savio, San José Cafasso (su tío) y San Juan Bosco.
El
20 de septiembre de 1873 se ordena sacerdote. Tiene 22 años. Los seis primeros
años de sacerdote los pasa de formador en el seminario, pero su mayor deseo es
ir a una parroquia.
En
1880 se le abren nuevos caminos... el arzobispo busca un rector para el
Santuario de la Consolata, patrona de Turín y piensa en él.
En
1882, junto a su amigo el p. Santiago Camisassa, comienza la recuperación del
Santuario y del Convictorio eclesiástico, donde se formarán los jóvenes
sacerdotes.
En
1900 cae gravemente enfermo, y gracias al empuje del Cardenal Richelmy y las
oraciones a la Consolata se cura milagrosamente. Diez años antes Allamano había
escrito una carta pidiendo la fundación de un instituto misionero... Pero la
autorización no llegó hasta el 29 de enero de 1901, justo un año después de su
milagrosa curación.
Rondando
los 20 años de edad parten los cuatro primeros misioneros para Kenia: P. Gays,
Hno. L. Falda, P. F. Perlo, Hno. C. Lusso.
La
fundación de las Misioneras de la Consolata será nueve años más tarde, el 29 de
enero de 1910. La audiencia con el Papa Pío X, en 1909, le ayudó a ver
claramente la voluntad de Dios "...si no tiene vocación para fundar
religiosas, te la doy yo". A mediados de 1913, sale ya el primer grupo de
monjas para las misiones.
Hoy
día los dos institutos están formados por hombres y mujeres unidos por la misma
vocación misionera, el mismo fundador, la misma madre -la Consolata- el mismo
fin: la evangelización.
Consagrados
para la evangelización en la obediencia, castidad y pobreza para la formación
de comunidades adultas, visita a las familias, diálogo, promoción humana,
justicia y paz, comunión...
La
Eucaristía y María Consolata son el centro de nuestra espiritualidad que se
centra en el "Espíritu de familia, Espíritu de fe, Espíritu de caridad,
Espíritu de sacrificio". Y se resume en palabras del Beato José Allamano:
"primero santos, después misioneros".
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