domingo, 26 de febrero de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE FEBRERO - LUNES 8ª SEMANA DEL T.O.-A SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso



27 DE  FEBRERO  -  LUNES
8ª SEMANA DEL T.O.-A
SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso

Evangelio según san Marcos 10,17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló y le preguntó:
"Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?".
Jesús le contestó:
"¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre”. 
Él replicó:
"Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño".
Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo:
"Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo—, y luego, sígueme".
A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
"¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el Reino de Dios!"
Los discípulos se extrañaron de estas palabras.
 Jesús añadió:
"Hijos, ¡qué difícil les es entrar en el Reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el Reino de Dios".
Ellos se espantaron y comentaban:
"Entonces, ¿quién puede salvarse?"
Jesús se les quedó mirando y les dijo:
"Es imposible para los hombres, no para Dios.
Dios lo puede todo".

1.  Este (seguramente un joven) era un laico al que Jesús llama para que le siga. El "seguimiento" de Jesús no es un privilegio para los clérigos, sino que es una llamada para todos los cristianos.
Como resulta que la espiritualidad cristiana ha sido pensada y escrita por teólogos, monjes y clérigos en general, los clérigos "espirituales" han utilizado este relato para justificar su superioridad sobre los laicos "mundanos". Esto no se ha hecho por motivos de orgullo, sino por sentimientos de responsabilidad apostólica. Por eso ha sido tan difícil cambiar esta mentalidad.
En este relato, Jesús no llama a un cristiano para que se haga sacerdote o fraile, sino que llama a un israelita para que se haga cristiano. La llamada al seguimiento de Jesús es para todos los creyentes en Jesús. La "fe" se define por el "seguimiento" de Jesús.

2.  El relato se interpreta mal también cuando se dice que Jesús quiere que todos seamos pobres. La pobreza es sufrimiento y humillación. Y Jesús no quiere eso.
Lo que Jesús quiere es que la economía se gestione de manera que la sociedad y las instituciones públicas funcionen de manera que nadie sufra porque carece de trabajo, de jornal, de seguros, de derechos... La llamada de Jesús al "seguimiento" es la exigencia de trabajar para que esta situación sea un hecho.

3.  Es una equivocación entender el "seguimiento de Jesús" como "ascética privada", como "pobreza y renuncia privada", como mera "espiritualidad interior". Todo eso puede ser compatible con una vida segura y bien respaldada por una institución (la Iglesia, la Orden religiosa) económicamente fuerte. En
tal caso, el "seguimiento" se convierte en un engaño.
Seguir a Jesús es renunciar a lo que le da a uno la riqueza (prestigio, seguridad, bienestar...), para darlo a los pobres, es decir, para que el prestigio, la seguridad y el bienestar
estén al alcance de todos, no por imposición del poder totalitario, sino por la fuerza de nuestras convicciones éticas.

SAN GABRIEL DE LA DOLOROSA, religioso
El 1 El primero de marzo de 1838 nació en el pueblecito de Asís (Italia) un niño llamado Francisco que, como el famoso fundador de los franciscanos, llegó a ser santo. Era el undécimo de trece hermanos y quedó huérfano de madre a los cuatro años.
Francisco (que tomó más tarde como nombre religioso Gabriel de la Dolorosa) tenía un "temperamento suave, jovial, insinuante, decidido y generoso, poseía también un corazón sensible y lleno de afectividad... Era de palabra fácil apropiada, inteligente, amena y llena de una gracia que sorprendía..." De estatura más bien alta (medía 1,70 metros), tenía "buena voz, era ágil y bien formado" (ib.).
 Con su familia se trasladó a Spoleto donde, como el otro Francisco, era un líder de los jóvenes. Allí fue a la escuela de los hermanos de las Escuelas Cristianas, y al liceo clásico con los jesuitas. Le agradaba mucho el canto, y consiguió premios en poesía latina y en las veladas teatrales.  Era un joven dinámico, con una gran pasión por su fe cristiana. En su habitación había colocado una escultura de la Piedad para su veneración íntim .
Cuando iba al teatro Meliso con su padre, muchas veces salía a escondidas para ir a rezar bajo el pórtico de la catedral, que estaba muy cerca; después regresaba antes de que concluyera la función para salir con los demás espectadores. Algunas veces usaba cilicio y se sabe que en una ocasión rechazó las proposiciones deshonestas de un libertino, amenazándole con una navaja.

Interviene la Virgen María
El 22 de agosto de 1856 estaba asistiendo a la procesión de la "Santa Icone", una imagen mariana venerada en Spoleto, cuando la Virgen María le habló al corazón para invitarle con apremio: "Tú no estás llamado a seguir en el mundo. ¿Qué haces, pues, en él? Entra en la vida religiosa". El 10 de septiembre de 1856 entró en el noviciado pasionista de Morrovalle (Macerata) y tomó el nombre religioso de Gabriel. Tenía solo 18 años. Su entrega fue con todo su corazón y en la vida religiosa encontró su felicidad: "La alegría y el gozo que disfruto dentro de estas paredes son indecibles". Sus mayores amores eran Jesús Crucificado, la Eucaristía y la Virgen María.

Muerte
En el convento de Isola, cuando los primeros rayos del sol entraban por la ventana de su Ex-voto celda en la mañana del 27 de febrero de 1862, Gabriel, sumido en éxtasis de amor y rodeado por los religiosos que lloraban junto a su lecho, abandonó la tierra y fue al cielo, invitado por la Virgen María.
Treinta años más tarde, El 17 de octubre de 1892, se iniciaron los trámites para inscribirlo entre los santos ya que la devoción de los fieles y los milagros que realizaba eran muchos.
Fue canonizado por Benedicto XV en 1920.
Declarado copatrón de la juventud católica italiana, 1926
Patrón principal de Abruzo en 1959.



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