jueves, 31 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 1 DE SEPTIEMBRE - VIERNES - 21ª - SEMANA DEL T. O. – A SAN JOSUE





1  DE  SEPTIEMBRE - VIERNES -
21ª - SEMANA  DEL T. O. – A

Evangelio según san Mateo 25, 1-13
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
"El Reino de los Cielos se parecerá a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas.
Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz:
"¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!"
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas:
"Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas".
Pero las sensatas contestaron:
"Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis'.
Mientras iban a comprarlo llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo:
"Señor, señor, ábrenos".
Pero él respondió:
"Os lo aseguro: no os conozco".
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora".

1.  Esta parábola resulta incomprensible si se le da una interpretación de orden moral. La prueba más clara de esto es que la parábola no habla de doncellas "buenas" y "malas", sino "necias" (moral) y "prudentes" (phrónimoi).
Dos términos que no remiten directamente a la maldad o la bondad, sino a la actitud que se tiene para acoger o no acoger las palabras de Jesús (Mt 7, 24-27; 24, 45; Billerbeck I, 547 s).
Por otra parte, si pensamos en comportamientos
éticos, no sería ni humano ni caritativo negarse a prestar un poco de aceite a unas compañeras que se ven necesitadas. Como igualmente sería una grosería dar con la puerta en las narices a unas chicas que han esperado durante horas para ver al novio, pero resulta que este ha tardado tanto, que a algunas de las invitadas se les han apagado las velas.

2.    ¿Qué enseña esta parábola?
Una cosa hay clara: algunas de las invitadas se
sentían seguras de que ellas entraban en la boda, estuvieran o no estuvieran debidamente preparadas, porque ellas estaban invitadas. Mientras que las
otras se dieron cuenta de que, si querían entrar a la boda, tenían que tenerlo todo bien preparado.
Es decir, el problema estaba en la seguridad que algunas personas tienen porque ellos se ven como los elegidos, los llamados, los invitados. Eso puede resultar fatal. Porque se puede convertir en un engaño espantoso, que le cierra a uno las puertas del encuentro   con Dios. Es lo que pasó en aquel banquete.

3.  Con esto, Jesús no pretendió dar una "lección moral", en el sentido de que "te puedes condenar".   
Nada de eso. Jesús solo quiso romper las falsas
seguridades de los que se ven como los elegidos, los preferidos o los selectos. Que era lo que sentían muchos israelitas de aquel tiempo. Así, esta parábola encaja en los enfrentamientos de denuncia profética que Jesús mantuvo con los dirigentes religiosos de Israel, que se sentían seguros de que ellos eran los selectos y escogidos por Dios.
Ninguna elección da derecho a desoír las palabras de Jesús.

4.  Por tanto y resumiendo: esta parábola no es un aviso sobre la venida inesperada del fin del mundo. 
Tampoco es una parábola de juicio final o algo
parecido. 
Es una advertencia, comparable con las parábolas de la construcción de la torre y de la guerra (Lc 14, 28-32): el que quiera seguir a Jesús en la alegría del Reino tendrá que poner de su parte, y no imaginarse que él es un selecto elegido (U. Luz, A. Puig i Tarrech, C. Riniker).

SAN  JOSUE

Patriarca

Martirologio Romano: Conmemoración de san Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, que al recibir la imposición de manos por Moisés, fue lleno del espíritu de sabiduría, y a la muerte de Moisés introdujo de modo maravilloso al pueblo de Israel, cruzando el Jordán, en la tierra de promisión (Jos, 1, 1).Muerto Moisés, Josué es el capitán que introducirá a su gente Tierra Prometida. Ya era la hora de poseer la tierra que Dios prometió a los israelitas al sacarlos de Egipto. Han pasado cuarenta años. Es un pueblo joven el que está en las proximidades de Canán. Son los hijos de los que Yavé sacó con mano poderosa. Se han curtido en el desierto inhóspito donde han vivido del mimo de Dios y presenciando a diario sus grandezas. Tienen esculpida en su alma la idea de que sólo en la fidelidad a la Alianza tienen garantía de la protección de Dios.

Breve Reseña
Josué es un varón pletórico de fe y casto, joven y fuerte, que mantiene la seguridad de que será Dios quien vencerá a los poderosos habitantes de la tierra que se les da en posesión. Tienen que pelearla, pero sólo Dios les dará la victoria.

Jericó es la plaza fuerte que les abrirá las puertas a la conquista. Posee murallas duras y sus habitantes están aprestados a defenderla.

Es Dios quien habla ahora con Josué, como antes lo hiciera con Moisés, dándole instrucciones para la empresa. No se le pedirá pasividad, sino una disposición absoluta al misterio. La táctica guerrera sugerida es la más impensada y la menos descrita en las praxis de la guerra: hay que dar vueltas a la ciudad, cantando y tocando las trompetas. Así se caerán las potentes murallas de defensa.
Sin un "pero" de Josué y con la presteza originada por la fe sucede como Dios dice. Y es que Dios se ríe de las encuestas, la lógica humana se ve superada en su potencia y las estadísticas de los hombres se tornan enanas en su presencia. Sin embargo, la fe hace que se derriben las más altas murallas de la tierra.



miércoles, 30 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 DE AGOSTO - JUEVES – 21ª- SEMANA DEL T. O. - A SAN RAMON NONATO





31  DE AGOSTO - JUEVES –
21ª- SEMANA DEL     T. O. - A

Evangelio según san Mateo 24,42-51
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de la casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del Hombre.
- ¿Dónde hay un criado fiel y cuidadoso, a quien el amo encarga de dar a su servidumbre la comida a sus horas?
Pues dichoso ese criado, si el amo, al llegar, lo encuentra portándose así.
Os aseguro que le confiará la administración de todos sus bienes. Pero si el criado es un canalla y, pensando que su amo tardará, empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espere, llegará el amo y lo hará pedazos, como se merecen los hipócritas.
     Allí será el llanto y el rechinar de dientes'.

1.  Este evangelio tiene claramente dos partes:
1) La llamada a estar "vigilantes".
2) El "comportamiento" ético que debe acompañar    esa vigilancia.
En cuanto a lo primero, Jesús dice: "Estad vigilantes". ¿Qué significa esto? El verbo "gregorein", con el que se expresa el imperativo de la vigilancia, es llamativamente frecuente en el Nuevo Testamento.   Aparece en la oración de Getsemaní (Mc 14,34-38 par). También se encuentra en los llamamientos para estar preparados ante un posible final inminente (Mc 13, 34-37; 1 Tes 5, 6; Hech 16, 15). Y además se repite para indicar la actitud cristiana propia de los creyentes en Jesús (1 Cor 16, 13; Col 4, 2; 1 Pe 5, 8; Ap 3, 2 s; Hech 20, 31).
- ¿Por qué esta insistencia?

2.  El uso de este verbo es una "novedad cristiana", ya que antes apenas se había utilizado en la literatura religiosa (cf. Prov 8, 34; Edo 33, 36: LXX) (U. Luz).
La explicación más razonable de este uso frecuente parece ser la que relaciona la utilización de este verbo con la costumbre de "vigilias de oración", que practicaban los cristianos y que luego pasaron a ser como una expresión de la actitud que debe tener el creyente en el comportamiento general de su vida.
Esto quiere decir que la fe en Jesús, si es auténtica, lleva directamente a dos cosas:
1) Orar en la comunidad cristiana.
2) Con tal que sea una oración que lleva a vivir en actitud de una conducta vigilante, para que sea siempre   una actitud coherente y justa.

3.  Esto es lo que explica Jesús mediante la parábola del "criado fiel y cuidadoso".
La parábola está redactada de forma que la "vigilancia" del creyente se traduce en no tolerar jamás degenerar en la forma de vida propia de un "canalla", que se dedica a la buena vida ("comer y beber") y a maltratar a quienes están con él ("pegar a sus compañeros").
Jesús, por tanto, resume en este evangelio los componentes de la vida cristiana: la oración vigilante en comunidad; y la conducta honrada con los que convivimos.

SAN  RAMON  NONATO

San Ramón Nonato - Cardenal -Año 1240

San Ramón Nonato: te rogamos
por todos los católicos que tienen que sufrir
por defender nuestra santa religión.
Se le llama Nonato (no-nacido) porque nació después de morir su madre. Ella murió al dar a luz. Después de la muerte le hicieron cesárea para que el niño pudiera nacer.
Ramón significa: "protegido por la divinidad" (Ra=divinidad. Mon=protegido).
San Ramón nació en Cataluña, España, en 1204. Muy joven entró en la Congregación de Padres Mercedarios que se dedicaban a rescatar cautivos que los mahometanos habían llevado presos a Argel. Lo recibió el mismo San Pedro Nolasco, fundador de la Comunidad.
Pocos años después de haber entrado de religioso fue enviado con una gran cantidad de dinero a rescatar a los católicos que estaban esclavizados por los musulmanes en África. Allá gastó todo el dinero en conseguir la libertad de muchos cristianos y enviarlos otra vez a su patria, de donde habían sido llevados secuestrados por los enemigos de nuestra religión.
Cuando se le acabó el dinero se ofreció el mismo a quedarse como esclavo, con tal de que libertaran a algunos católicos que estaban en grave peligro de perder su fe y su religión por causa de los atroces castigos que los mahometanos les infligían.
Como entre los musulmanes está absolutamente prohibido hablar de la religión católica, y Ramón se dedicó a instruir en la religión a sus compañeros de esclavitud y aun hasta a algunos mahometanos, le dieron terribles tormentos y lo azotaron muchas veces hasta dejarlo casi muerto. Y al fin, como no se callaba, le amarraron la cara a una correa a la cual le echaron candado, para que no pudiera hablar, y no abrían el candado sino cuando iba a comer.
El jefe musulmán, con la esperanza de que Ramón volviera a España y le llevara más dinero para rescatar cristianos, lo dejó en libertad. Pero se dedicó a hablar de nuestra religión a cuantas más personas podía. Esto hizo arder en cólera a los mahometanos y lo volvieron a encarcelar y a atormentar. Al fin San Pedro Nolasco envió a algunos de sus religiosos con una fuerte suma de dinero y pagaron su rescate y por orden de sus superiores volvió a España.
Como premio de tantos heroísmos, el sumo Pontífice Gregorio IX lo nombró Cardenal. Pero San Ramón siguió viviendo humildemente como si fuera un pobre e ignorado religioso.
El Santo Padre lo llamó a Roma para que le colaborara en la dirección de la Iglesia, y el humilde Cardenal emprendió el largo viaje a pie. Pero por el camino lo atacaron unas altísimas fiebres y murió. Era el año 1240. Apenas tenía 36 años. Pero había sufrido y trabajado muy intensamente, y se había ganado una gran corona para el cielo.
A San Ramón le rezan las mujeres que van a tener un hijo, para que les conceda la gracia de dar a luz sin peligro ni tormentos.




martes, 29 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 3O DE AGOSTO – MIÉRCOLES – 21ª - SEMANA DEL T. O. – A SANTA JUANA JUGAN





3O DE AGOSTO – MIÉRCOLES –
21ª -  SEMANA  DEL T. O. – A

      Evangelio según san Mateo 23, 27-32
      En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
"¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros encalados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crímenes.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo:
      "¡Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas!"
Con esto atestiguáis en contra vuestra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas.
¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!"

1.  Jesús insiste en denunciar el problema más grave que los representantes de la religión le plantean a la misma religión. Se trata del problema de la claridad y la transparencia.
La gravedad de este problema está en que los representantes religiosos, al carecer, en tantos casos y en tantas personas, de claridad y de transparencia, por eso mismo carecen también de credibilidad y autoridad.
La gravedad de este asunto consiste en que hay   muchísima gente que, al no fiarse de los obispos y de los curas, en último término de quien no se fían es de Dios. Al no creer en los curas, son muchos los que no creen en
Dios. O lo que seguramente es peor: al desfigurarse la imagen de los clérigos, desfigura igualmente la imagen de Dios.
2.    Se puede objetar que esto no tiene por qué ser así. Ni, de hecho, es así. En teoría, por supuesto: se puede creer en Dios y no creer en el clero o en la iglesia. Pero, en la práctica diaria de la vida, las cosas suceden de otra manera   - ¿Por qué?
Jesús les echa en cara, a los representantes religiosos, que son sepulcros blanqueados": por fuera, pueden ser auténticos monumentos; pero por dentro son muerte y putrefacción. Y lo malo es que la gente lo nota y lo ve.
En la Iglesia es muy frecuente cuidar la imagen externa, al tiempo que  quien, aparece como modelo de ejemplaridad y respeto, es en realidad un indeseable:  orgulloso, egoísta, ambicioso, envidioso y hasta mala  persona.
Curias, sacristías y conventos saben mucho de este tipo de conductas.

3.  Y para terminar, Jesús denuncia la contradicción que evidencian los que, al actuar o hablar en público, se identifican con los antiguos profetas y con Jesús, pero hacen eso precisamente cuando están cometiendo los mismos abusos y maldades que denunciaron los profetas y Jesús.
Es el caso del que condena la hipocresía siendo él un hipócrita. O del que denuncia el lujo de los ricos estando él vestido lujosamente sobre un trono solemne.
Y peor aún: es frecuente oír homilías y sermones en los que habla contra los ricos quien vive de sólidas
cuentas corrientes que cotizan en bolsa, en las empresas financieras que nos han arruinado a casi todos y aumentan sus capitales en los más seguros paraísos fiscales.
Quien vive de esa manera,   -¿puede permitirse  la desfachatez de ponerse a hablar de Jesús?

SANTA  JUANA  JUGAN


Juana Jugan, nació el 25 octubre de 1792 en Cancale, un puerto pesquero situado en la costa del norte de Bretaña (Francia). Cuando aún no tenía cuatro años su padre desapareció en el mar como tantos otros marinos. Juana y sus hermanos aprendieron de su madre a vivir en la pobreza con honestidad y valentía, en la fe y el Amor a Dios.
Trabajó como sirvienta y cocinera en una casa cerca de Cancale y también como enfermera en un hospital de Saint Servan, otra población de la costa bretona. Juana rechazó una propuesta de matrimonio de un joven marinero diciendo: "Dios me quiere para Él, me guarda para una obra desconocida, para una obra que aún no ha sido fundada.". Estas palabras proféticas que pronunció a la edad de 24 años, se realizaron 23 años después en Sain Servan, cuando un día de invierno de 1839, descubrió a una anciana ciega y paralítica que había sido abandonada; la tomó en sus brazos, la llevo a su casa y le dio su propia cama.

Comedor en St. Servant
Este gesto la comprometería para siempre y a esta primera anciana le seguirían muchos más... Pobre, ella misma, y obligada a trabajar duramente para vivir, Juana es sensible a la miseria de los ancianos que encuentra en las calles y comparte con ellos su salario, su pan y el tiempo de que dispone.

Juana Jugan
Animada por un Hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, inaugura la colecta y va a pedir por y para los ancianos, para poder mantener así a su familia de adopción que crece sin cesar.
A la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, Juana Jugan debe también el "voto de hospitalidad" por el cual el servicio de los Ancianos pobres es elevado a la dignidad de un acto de la virtud de religión.
Ella quiere solamente servir a Dios en el prójimo sobre todo en los pobres, manteniéndose fiel a su ideal de imitar a Jesús y María, como San Juan Eudes enseñó a los miembros de la Tercera Orden de la Madre Admirable, asociación fundada en el siglo XVII, a la que Juana Jugan estaba unida desde los 25 años.
En 1843 Juana acogía ya a 40 ancianas y tres jóvenes compañeras se unieron a su causa escogiendo a Juana como superiora de la pequeña asociación que se encaminaba hacia una auténtica vida religiosa. Juana se convirtió en Sor María de la Cruz, pero no fue sólo en su nombre de religión que ella llevó la Cruz, ya que pronto le robaron su obra siendo destituida del cargo de superiora por un sacerdote que como Vicario parroquial se había comprometido a seguir los inicios de esta pequeña familia, proclamándose como fundador de la Obra y reduciendo la actividad de Juana a la dura labor de la colecta.
A la injusticia Juana responde con silencio, humildad y abandono. Poco a poco la sombra del olvido se va extendiendo sobre Juana Jugan y ella deberá pasar los últimos 27 años de su vida en la casa madre, sin ser conocida como la fundadora por las hermanitas, las novicias y las postulantes con las que vivía y trabajaba, pero transmitiendo providencialmente de esa manera, con su silenciosa influencia, el carisma inicial y el auténtico espíritu de los orígenes. Ella fue el grano de trigo que cae en tierra y muere percibiendo sin duda en su interior la unión vital que existía entre esa muerte vivida en su interior, y la vida que brotaba en su familia religiosa. Nadie le prestaba atención, pero ella veía crecer la obra bendecida por Dios, alegrándose de su expansión misionera y sintiendo en su interior un gozo profundo.

Habitación donde murió
Falleció el 29 de agosto de 1879 como una hermanita más y hasta 1902 no empezó a salir a la luz la verdad respecto a los comienzos.
Beatificada el 3 de octubre de 1982, por el Papa Juan Pablo II, anunciamos ya con profunda alegría la fecha de su próxima canonización el 11 de octubre del 2009 en la ceremonia presidida por el Santo Padre Benedicto XVI en Roma.
Su tumba en la Cripta de la Capilla de la Casa Madre en Tour Saint Joseph (Saint Pern, Francia) atrae a numerosos peregrinos que visitan también su casa natal de Cancale, la Mansarde en Saint Servant en dónde acogió la primera anciana, y la también la casa fundada en Saint-Servan (Francia).


lunes, 28 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 29 DE AGOSTO - MARTES – 21 ª - SEMANA DEL T. O. - A MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA




29  DE  AGOSTO - MARTES –
21 ª - SEMANA DEL T. O. - A
MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA

Lectura del libro de Jeremías (1,17-19):
En aquellos días, recibí esta palabra del Señor:
«Cíñete los lomos, ponte en pie y diles lo que yo te mando. No les tengas miedo, que, si no, yo te meteré miedo de ellos. Mira; yo te convierto hoy en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce, frente a todo el país: frente a los reyes y príncipes de Judá, frente a los sacerdotes y la gente del campo. Lucharán contra ti, pero no te podrán, porque yo estoy contigo para librarte.»
Oráculo del Señor.

Salmo: 70,1-2.3-4a.5-6ab.15ab.17

R/. Mi boca contará tu auxilio
A ti, Señor, me acojo:
no quede yo derrotado para siempre;
tú que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído, y sálvame. R/.
Sé tú mi roca de refugio,
el alcázar donde me salve,
porque mi peña y mi alcázar eres tú, Dios mío,
líbrame de la mano perversa. R/.
Porque tú, Dios mío, fuiste mi esperanza
y mi confianza, Señor, desde mi juventud.
En el vientre materno ya me apoyaba en ti,
en el seno tú me sostenías. R/.
Mi boca contará tu auxilio,
y todo el día tu salvación.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas. R/.

Lectura del santo evangelio según san Marcos (6,17-29):
En aquel tiempo, Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel, encadenado.
El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener la mujer de su hermano. Herodías aborrecía a Juan y quería quitarlo de en medio; no acababa de conseguirlo, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía. Cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado, y lo escuchaba con gusto.
La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea. La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados.
El rey le dijo a la joven:
«Pídeme lo que quieras, que te lo doy.»
Y le juró:
«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino.»
Ella salió a preguntarle a su madre:
«¿Qué le pido?»
La madre le contestó:
«La cabeza de Juan, el Bautista.»
Entró ella en seguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:
«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan, el Bautista.»
El rey se puso muy triste; pero, por el juramento y los convidados, no quiso desairarla. En seguida le mandó a un verdugo que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre. Al enterarse sus discípulos, fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

1-   Hace ya tiempo que se distinguió entre poder e influencia. Una mujer, Carmen Alborch, ministra en tiempos de Felipe González, recordaba hace varios años una precisión, formulada en estos términos: “los hombres tienen el poder; las mujeres, la influencia”. (Ahora ya, en ciertos países, las mujeres tienen también unas cuotas importantes de poder.) Quizá no sea necesario acotar una definición exacta de esos dos términos para comprender lo que se quiere decir. Nos basta con volver sobre el episodio evangélico de hoy para entender la diferencia.

2.    Herodes manda decapitar a Juan; pero lo hace subyugado por la hija de Herodías, rendido ante la perfecta ejecución de la danza. El deseo de una mujer ha sido orden para un hombre que está aún bajo su embrujo y que no se siente con ánimo para volverse atrás de su juramento. Así se teje la red de complicidades humanas.

3.    Aquí no nos interesa saber si las cosas sucedieron exactamente como se narran en el evangelio; pero reconozcamos que el relato refleja algo muy real. Por suerte, también pueden juntarse el poder y la influencia en orden a lo bueno, a la conquista de formas de vida mejores, de comportamientos ejemplares y envidiables. Podemos poner otro ejemplo evangélico: la escena de Caná. La situación es bochornosa para las familias que celebran la boda. María se percata de lo que sucede e interviene ante Jesús, que al final secunda el deseo de “la mujer”. Incluso se entiende la función de María glorificada como la de la gran intercesora que obtiene del Señor, en favor nuestro, dones de salvación.

4.    En ocasiones no tenemos nada, ni podemos hacer nada; nos sentimos totalmente impotentes para sacar algo a flote o para encauzar de forma creadora y favorable una situación. En otras ocasiones tenemos alguna influencia: no tiene por qué ser una influencia turbia, acaso sea sólo la de una palabra cargada de sentido y de fuerza para sacudir las conciencias; así era la palabra profética de Juan el Bautista. En fin, otras veces tenemos poder para ejecutar o mandar ejecutar determinadas acciones que cambian una circunstancia o situación de signo negativo. Lo importante es saber discernir y actuar en consecuencia.

MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA
Cada 29 de agosto la Iglesia Católica conmemora el Martirio de San Juan Bautista, quien murió decapitado por anunciar y denunciar la verdad. Juan Bautista es el único santo en la Iglesia a quien se le celebra su nacimiento (24 de junio) y su muerte por medio del martirio.

Esta memoria “se remonta a la dedicación de una cripta de Sebaste, en Samaria, donde, ya a mediados del siglo IV, se veneraba su cabeza. Su culto se extendió después a Jerusalén, a las Iglesias de Oriente y a Roma, con el título de Decapitación de san Juan Bautista”, según explicó Benedicto XVI en 2013.

Añadió que “en el Martirologio romano se hace referencia a un segundo hallazgo de la preciosa reliquia, transportada, para la ocasión, a la iglesia de San Silvestre en Campo Marzio, en Roma. Estas pequeñas referencias históricas nos ayudan a comprender cuán antigua y profunda es la veneración de San Juan Bautista”.
El relato de la muerte de San Juan Bautista está en el Evangelio de San Marcos, capítulo 6, del 17 al 29, en el que narra el banquete ofrecido por Herodes por su cumpleaños, donde danzó Salomé, hija de Herodías, la esposa de su hermano con quien tenía una relación adúltera.
Según el relato del evangelio, "Herodes había mandado poner preso a Juan Bautista, y lo había llevado encadenado a la prisión, por causa de Herodías, esposa de su hermano Filipos, con la cual Herodes se había ido a vivir en unión libre. Porque Juan le decía a Herodes: 'No le está permitido irse a vivir con la mujer de su hermano'. Herodías le tenía un gran odio por esto a Juan Bautista y quería hacerlo matar, pero no podía porque Herodes le tenía un profundo respeto a Juan y lo consideraba un hombre santo, y lo protegía y al oírlo hablar se quedaba pensativo y temeroso, y lo escuchaba con gusto".
El baile le gustó tanto a Herodes que le prometió a la joven cumplirle cualquier deseo. Por eso ella, a sugerencia de su madre, pide la cabeza de Juan Bautista, la cual le fue entregada en una bandeja.

San Juan Bautista, mártir de la verdad
El 30 de agosto de 2012, Benedicto XVI dedicó su catequesis de la Audiencia General a esta memoria. "La Iglesia celebra hoy la memoria del Martirio de San Juan Bautista, el precursor de Jesús, que testimonia con su sangre su fidelidad a los mandamientos de Dios. Su vida nos enseña que cuando la existencia se fundamenta sobre la oración, sobre una constante y sólida relación con Dios, se adquiere la valentía de permitir que Cristo oriente nuestros pensamientos y nuestras acciones", dijo.

Benedicto XVI destacó que "celebrar el martirio de san Juan Bautista nos recuerda también a nosotros, cristianos de nuestro tiempo, que no se puede descender a negociar con el amor a Cristo, a su Palabra, a la Verdad. La Verdad es verdad y no hay componendas".
"La vida cristiana exige, por decirlo de alguna manera, el 'martirio' de la fidelidad cotidiana al Evangelio, es decir, el valor de dejar que Cristo crezca en nosotros y sea Él quien oriente nuestro pensamiento y nuestras acciones. Pero esto sólo puede suceder en nuestra vida si la relación con Dios es sólida".
"La oración no es tiempo perdido, no es robar espacio a las actividades, incluso a las apostólicas, sino que es exactamente lo contrario: sólo si somos capaces de una vida de oración fiel, constante y confiada, será el mismo Dios quien nos dará la capacidad y la fuerza para vivir de modo feliz y sereno, para superar las dificultades y testimoniarlo con valor. Que san Juan Bautista interceda por nosotros, a fin de que sepamos conservar siempre la primacía de Dios en nuestra vida", agregó.



domingo, 27 de agosto de 2017

Parate un momento: El Evangelio del dia 28 DE AGOSTO - LUNES – 21ª - SEMANA DEL T. O. - A SAN AGUSTIN





28 DE  AGOSTO - LUNES –
21ª - SEMANA DEL T. O. - A

Evangelio según san Mateo 23, 13-22
       En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
"¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que devoráis los bienes de las viudas con pretexto de largas oraciones! Vuestra sentencia será por eso más severa.
¡Ay de vosotros, letrados y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno del fuego el doble que vosotros!
¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: ¡Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga!
¡Necios y ciegos! ¿Qué, es más, el oro o el templo que consagra el oro? O también: jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga. ¡Ciegos! ¿Qué, es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda?
Quien jura por el altar, jura también por todo lo que está sobre él; quien jura por el templo, jura también por él y por Aquel que lo habita; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él".

1.  En este largo discurso de denuncia, que "el profeta Jesús de Nazaret" (Mt 21, 11) profirió contra los dirigentes judíos de su tiempo, se afirman siete "ayes"
o malaventuranzas (Mt 23 13-36), que indican lo que Jesús no tolera, al igual que las ocho bienaventuranzas del sermón del monte (Mt 5, 3-10) definen lo que Jesús desea, sobre todo.

2.  Lo primero que Jesús denuncia es el comportamiento, en general, de aquellos dirigentes. Y Jesús denuncia tal comportamiento, no por lo que es en
sí, sino por la consecuencia que tiene. Es lo peligroso que entraña la conducta de los dirigentes religiosos: se trata de una conducta que repercute en el destino definitivo de la gente.
Por supuesto, puede repercutir para bien. Pero, en
el caso de los hombres a los que Jesús desenmascara era un comportamiento que repercutía para mal, para el peor de todos los males: la vida de aquellos clérigos le cerraba a la gente la puerta de su salvación, de su esperanza.

3.  La denuncia de Mt 23,14 es una interpolación tardía, tomada de Mc 12, 40 y Lc 20, 47. Rechaza lo que tantas veces hacen los "hombres de la religión" cuando venden sus rezos para sacarle dinero a la gente.
Baste pensar ahora en la venta de misas, bodas, bautizos...
La tercera denuncia acusa el afán de proselitismo, que tenían algunos de aquellos dirigentes religiosos. Jesús no puso reparos al esfuerzo misionero. Lo que reprocha es que a los conversos los sometían a sus observancias y así los hacían tan fanáticos como eran ellos.
Por último, Jesús condena la casuística de los juramentos religiosos, que habían degenerado en auténticas contradicciones. Cuando una persona se somete a esas extrañas casuísticas, además de hacer el ridículo, lo peor que hacen es presentar una imagen ridícula y absurda de Dios.

SAN  AGUSTIN

Obispo de Hipona y Doctor de la iglesia (354-430)
Uno de los cuatro doctores mas reconocidos de la Iglesia Latina.
Llamado "Doctor de la Gracia".

BIOGRAFÍA DE SAN AGUSTÍN - 354-430
       Una de las autobiografías más famosas del mundo, las Confesiones de San Agustín, comienza de esta manera: “Grande eres Tú, Oh Señor, digno de alabanza … Tu nos has creado para Ti, Oh Señor, y nuestros corazones estarán errantes hasta que descansen en Ti” (Confesiones, Capítulo 1). Durante mil años, antes de la publicación de la Imitación de Cristo, Confesiones fue el manual más común de la vida espiritual. Dicho libro ha tenido más lectores que cualquiera de las otras obras de San Agustín. El mismo escribió sus Confesiones diez años después de su conversión, y luego de ser sacerdote durante ocho años. En el libro, San Agustín se confiesa con Dios, narrando el escrito dirigido al Señor. San Agustín le admite a Dios: “Tarde te amé, Oh Belleza siempre antigua, siempre nueva. Tarde te amé” (Confesiones, Capítulo 10).  Muchos aprenden a través de su autobiografía a acercar sus corazones al corazón de Dios, el único lugar en donde encontrar la verdadera felicidad … ¿Quién fue este ‘pecador que llegó a ser un santo’ en la Iglesia?  
Los primeros años
San Agustín nació en África del Norte en 354, hijo de Patricio y Santa Mónica. Él tuvo un hermano y una hermana, y todos ellos recibieron una educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y poco después de su muerte San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora incluyendo consejos acerca de la futura dirección de la congregación. Esta carta llego a ser posteriormente la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual San Agustín es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa.
       Patricio, el padre de San Agustín fue pagano hasta poco antes de su muerte, lo cual fue una respuesta a las fervientes oraciones de su esposa, Santa Mónica, por su conversión. Ella también oró mucho por la conversión de su entonces caprichoso hijo, San Agustín. San Agustín dejó la escuela cuando tenía diez y seis años, y mientras se encontraba en esta situación se sumergió en ideas paganas, en el teatro, en su propio orgullo y en varios pecados de impureza. Cuando tenía diez y siete años inició una relación con una joven con quien vivió fuera del matrimonio durante aproximadamente catorce años. Aunque no estaban casados, ellos se guardaban mutua fidelidad.  Un niño llamado Adeodatus nació de su unión, quien falleció cuando estaba próximo a los veinte años. San Agustín enseñaba gramática y retórica en ese entonces, y era muy admirado y exitoso. Desde los 19 hasta los 28 años, para el profundo pesar de su madre, San Agustín perteneció a la secta herética de los Maniqueos. Entre otras cosas, ellos creían en un Dios del bien y en un Dios del mal, y que solo el espíritu del hombre era bueno, no el cuerpo, ni nada proveniente del mundo material.  

La conversión de San Agustín
A través de la poderosa intercesión de su madre Santa Mónica, la gracia triunfó en la vida de San Agustín. El mismo comenzó a asistir y a ser profundamente impactado por los sermones de San Ambrosio en el cristianismo. Asimismo, leyó la historia de la conversión de un gran orador pagano, además de leer las epístolas de San Pablo, lo cual tuvo un gran efecto en el para orientar su corazón hacia la verdad de la fe católica. Durante un largo tiempo, San Agustín deseó ser puro, pero el mismo le manifestó a Dios, “Hazme puro … pero aún no” (Confesiones, Capítulo 8).  Un día cuando San Agustín estaba en el jardín orando a Dios para que lo ayudara con la pureza, escuchó la voz de un niño cantándole: “Toma y lee; toma y lee” (Confesiones, Capítulo 8). Con ello, él se sintió inspirado a abrir su Biblia al azar, y leyó lo primero que llego a su vista. San Agustín leyó las palabras de la carta de San Pablo a los Romanos capítulo 13:13-14: “nada de comilonas y borracheras; nada de lujurias y desenfrenos … revestíos más bien del Señor Jesucristo y no os preocupéis de la carne para satisfacer sus concupiscencias.” Este acontecimiento marcó su vida, y a partir de ese momento en adelante él estuvo firme en su resolución y pudo permanecer casto por el resto de su vida. Esto sucedió en el año 386. Al año siguiente, 387, San Agustín fue bautizado en la fe católica. Poco después de su bautismo, su madre cayó muy enferma y falleció poco después de cumplir 56 años, cuando San Agustín tenía 33. Ella le manifestó a su hijo que no se preocupara acerca del lugar en donde sería enterrada, sino que solo la recordara siempre que acudiera al altar de Dios. Estas fueron unas palabras preciosas evocadas desde el corazón de una madre que tenía una profunda fe y convicción. 

Obispo de Hipona
 Luego de la muerte de su madre, San Agustín regresó al África. El no deseaba otra cosa sino la vida de un monje – vivir un estilo de vida silencioso y monástico. Sin embargo, el Señor tenía otros planes para él. Un día San Agustín fue a la ciudad de Hipona en África, y asistió a una misa. El Obispo, Valerio, quien vio a San Agustín allí y tuvo conocimiento de su reputación por su santidad, habló fervientemente sobre la necesidad de un sacerdote que lo asistiera. La congregación comenzó de esa manera a clamar por la ordenación de San Agustín. Sus plegarias pronto fueron escuchadas. A pesar de las lágrimas de San Agustín, de su resistencia y de sus ruegos en oposición a dicho pedido, el vio en todo esto la voluntad de Dios. Luego dio lugar a su ordenación. Cinco años después fue nombrado Obispo, y durante 34 años dirigió esta diócesis. San Agustín brindó generosamente su tiempo y su talento para las necesidades espirituales y temporales de su rebaño, muchos de los cuales eran gente sencilla e ignorante. El mismo escribió constantemente para refutar las enseñanzas de ese entonces, acudió a varios consejos de obispos en África y viajó mucho a fin de predicar el Evangelio. Pronto surgió como una figura destacada del cristianismo.

El amor de San Agustín hacia la verdad a menudo lo llevo a controversias con diversas herejías. Por ejemplo, las principales herejías contra las cuales habló y escribió fueron las de los Maniqueos, de cuya secta había pertenecido anteriormente; de los cismáticos Donatistas que se habían apartado de la iglesia; y, durante los veinte años restantes de su vida, contra los Pelagianos, que exageraban la función del libre albedrío para hacer caso omiso a la función de la gracia en la salvación de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia especialmente debido a sus intervenciones con los Pelagianos. En esta línea, el mismo escribió mucho también acerca del pecado original y sus efectos, del bautismo de niños pequeños y de la predestinación. 

Escritos
       San Agustín fue un escritor prolífico, que escribió más de cien títulos separados. Según lo mencionado anteriormente, San Agustín escribió su famosa autobiografía titulada Confesiones.  El mismo escribió además un gran tratado durante un período de 16 años titulado Sobre la Trinidad, meditando sobre este gran misterio de Dios casi diariamente. San Agustín escribió además la Ciudad de Dios, que comenzaba como una simple y breve respuesta a la acusación de los paganos de que el cristianismo era el responsable de la caída de Roma.
       Dicha obra fue escrita entre los años 413-426, y es una de las mejores obras de apologética con respecto a las verdades de la fe católica. En ella, la ‘ciudad de Dios’ es la Iglesia Católica. La premisa es que los planes de Dios tendrán resultado en la historia en la medida en que las fuerzas organizadas del bien en esta ciudad derroten gradualmente a las fuerzas del orden temporal que hacen la guerra a la voluntad de Dios. Una línea de este libro se puede apreciar a continuación: “Por tanto dos ciudades han sido construidas por dos amores: la ciudad terrenal por el amor del ego hasta la exclusión de Dios; la ciudad celestial por el amor de Dios hasta la exclusión del ego. Una se vanagloria en si mismo, la otra se gloría en el Señor. Una busca la gloria del hombre, la otra encuentra su mayor gloria en el testimonio de la conciencia de Dios” (Ciudad de Dios, Libro 14).

Conclusión de su vida
En 430 San Agustín se enfermó y falleció el 28 de agosto de ese mismo año. Su cuerpo fue enterrado en Hipona, y fue trasladado posteriormente a Pavia, Italia. San Agustín ha sido uno de los más grandes colaboradores de las nuevas ideas en la historia de la Iglesia Católica. Él es un ejemplo para todos nosotros – un pecador que se hizo santo y que nos da esperanza a todos. San Agustín es actualmente uno de los treinta y tres doctores de la Iglesia. Su fiesta se celebra el 28 de agosto.