lunes, 7 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 DE AGOSTO - MARTES – 18ª - SEMANA DEL T.O.-A Santo DOMINGO DE GUZMAN





8 DE  AGOSTO   - MARTES –
18ª - SEMANA DEL  T.O.-A

Evangelio según san Mateo 15, 1-2. 10-14
       En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y letrados de Jerusalén y le preguntaron:
"¿Por qué tus discípulos desprecian la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?
Y, llamando a la gente, les dijo:
"Escuchad y entended: No mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de/a boca, eso es lo que mancha al hombre'.
Se acercaron los discípulos y le dijeron:
"¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?"
      Respondió él:
"La planta que no haya plantado mi Padre del cielo, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo".

1.  "La tradición de los mayores" consistía en "ciertas regulaciones transmitidas por generaciones anteriores y no recogidas en la Ley de Moisés". Así
explica lo que eran tales tradiciones Flavio Josefo (Ant. 13.297).
En la historia de las religiones, ocurre que se imponen observancias y prohibiciones que no constan en los libros sagrados originales. Pero, con frecuencia, esas observancias y esas prohibiciones son más determinantes que lo que pueda mandar o prohibir el mismo Dios. Sin ir más lejos, en la Iglesia ocurre que se les da más importancia a ciertas normas rituales que a la palabra del Evangelio.
-       ¿Por qué ocurre esto tantas veces?
-       ¿Por qué será que incluso esta contradicción se ve y se vive como la cosa más natural del mundo?

2.  El cristianismo nació a partir de una innovación tan asombrosa como sorprendente, que no fue posible mantener por mucho tiempo. La novedad del cristianismo estuvo en que Dios se reveló y se dio a conocer en un hombre, Jesús de Nazaret. O sea, en Jesús, Dios se nos comunicó, de tal manera que, en la medida en que seguimos a Jesús: y nos identificamos con el modo de vida de Jesús, en esa misma medida es como encontramos a Dios.
Esto quiere decir que a Dios no lo encontramos -ni  nos relacionamos con Él-,  primordialmente y esencialmente, ni en la fidelidad a unas verdades, ni en la observancia de unas normas, ni mediante el cumplimiento de unos rituales, ni en el ámbito de lo sagrado, ni en la sumisión a unas jerarquías.
Por esto, y porque los dirigentes religiosos del tiempo de Jesús y de la sociedad en que vivió Jesús, no
entendieron esto ni toleraron esto, por este motivo se produjo el gran conflicto.
 El conflicto que relatan los evangelios, que fue el conflicto de Jesús con la religión. Con el Templo, con los sumos sacerdotes, con la observancia del sábado, con los ayunos y la amistad con los pecadores, las tensiones con los maestros de la Ley... Un conflicto que se agravó hasta el extremo de terminar en la pasión y la muerte.

3.  Retomando el evangelio de hoy, lo que daña al ser humano no es lo que come o deja de comer, sino las acciones y convicciones que brotan de sus deseos más profundos, es decir, de su corazón.
El fariseísmo sigue vivo, a veces demasiado vivo, entre nosotros. Porque las observancias cumplidas con rigor producen tranquilidad y sentimientos de cierto orgullo religioso inconfesable. Todo eso es pura ceguera. Y enseñar eso es actuar como "guías de ciegos", según afirma el propio Jesús. Además, una religiosidad así se hace odiosa y hace intolerable la religión, aleja a la gente de Dios y no mejora la conducta de las personas. Este tipo de observancias son el cáncer de la religión y es lo que rechazó Jesús.

Santo DOMINGO DE GUZMAN


Nació en Caleruega (Burgos) en 1170, en el seno de una familia profundamente creyente y muy encumbrada. Sus padres, don Félix de Guzmán y doña Juana de Aza, parientes de reyes castellanos y de León, Aragón, Navarra y Portugal, descendían de los condes-fundadores de Castilla. Tuvo dos hermanos, Antonio y Manés.
Durante siete años fue educado por su tío el Arcipreste don Gonzalo de Aza, hasta los catorce años en que fue a vivir a Palencia: seis cursos estudiando Artes (Humanidades superiores y Filosofía); cuatro, Teología; y otros cuatro como profesor del Estudio General de Palencia. Al terminar la carrera de Artes en 1190, recibida la tonsura, se hizo Canónigo Regular en la Catedral de Osma. Fue en el año 1191, ya en Palencia, cuando en un rasgo de caridad heroica vende sus libros, para aliviar a los pobres del hambre que asolaba España.
Santo Domingo vivió una época de cambio con numerosos desafíos a los que intentó dar respuesta
Al finalizar sus cuatro cursos de docencia y Magisterio universitario, con veintiocho años, se recogió en su Cabildo, en el que enseguida, por sus relevantes cualidades intelectuales y morales, el Obispo le encomienda la presidencia de la comunidad de canónigos y del gobierno de la diócesis en calidad de Vicario General de la misma.
En 1205, por encargo del Rey Alfonso VIII de Castilla, acompaña al Obispo de Osma, Diego, como embajador extraordinario para concertar en la corte danesa las bodas del príncipe Fernando. Con este motivo, tuvo que hacer nuevos viajes, y en sus idas y venidas a través de Francia, conoció los estragos que en las almas producía la herejía albigense. De acuerdo con el Papa Inocencio III, en 1206, al terminar las embajadas, se estableció en el Langüedoc como predicador de la verdad entre los cátaros. Rehúsa a los obispados de Conserans, Béziers y Comminges, para los que había sido elegido canónicamente.
Para remediar los males que la ignorancia religiosa producía en la sociedad, en 1215 establecen en Tolosa la primera casa de su Orden de Predicadores, cedida a Domingo por Pedro Sella, quien con Tomás de Tolosa se asocia a su obra. En 1215 asiste al Concilio de Letrán donde solicita la aprobación de su Orden. Será un año después, el 22 de Diciembre de 1216, cuando reciba del Papa Honorio III la Bula “Religiosam Vitam” por la que confirma la Orden de Frailes Predicadores.
Al año siguiente retorna a Francia y en el mes de agosto dispersa a sus frailes, enviando cuatro a España y tres a París, decidiendo marchar él a Roma. Meses después enviará los primeros Frailes a Bolonia.
En la Fiesta de Pentecostés de 1220 asiste al primer Capítulo General de la Orden, celebrado en Bolonia. En él se redactan la segunda parte de las Constituciones. Un año después, en el siguiente Capítulo celebrado también en Bolonia, acordará la creación de ocho Provincias.
Con su Orden perfectamente estructurada y más de sesenta comunidades en funcionamiento, agotado físicamente, tras breve enfermedad, murió el 6 de agosto de 1221, a los cincuenta y un años de edad, en el convento de Bolonia, donde sus restos permanecen sepultados. En 1234, su gran amigo y admirador, el Papa Gregorio IX, lo canonizó.



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