16 DE AGOSTO -
MIÉRCOLES –
19ª - SEMANA DEL T.
O. - A
Evangelio según san Mateo 18, 15-20
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Si tu hermano peca, repréndelo a solas
entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso,
llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca
de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no
hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un
publicano.
Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra
quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado
en el cielo.
Os aseguro, además, que,
si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará
mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos".
1. Cuando Jesús dice: "Si tu hermano
peca", no se refiere a cualquier clase de posible pecado, sino que habla
del pecado "contra ti" (eís sé). Es decir, la traducción exacta debe
ser: "Si tu hermano te ofende". Se trata, pues, del enfrentamiento
entre los miembros de la comunidad cristiana.
La cuestión, que aquí
plantea el evangelio de Mateo, no se refiere a un concepto de pecado genérico y
abstracto, sino al pecado, tal como de hecho existe, que es el acto que hace daño
a alguien.
Porque a Dios
directamente, nosotros los mortales,
no podemos ofenderlo, como ya dijo Tomás de
Aquino (Sum. contra gent. 122).
El pecado es siempre
pecado "contra alguien", contra otro ser humano.
Hacer daño a alguien,
sea como sea, eso es pecar.
2. Si el pecado es ofender a otro, el perdón del
pecado tiene que realizarse mediante la reconciliación con el otro. Jesús afirma,
en este sentido e inmediatamente, "lo que atéis en la tierra quedará atado
en el cielo, y lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo".
Aquí ya no se trata,
como en Mt 16, 19, de decisiones doctrinales, sino que se trata del perdón de
la ofensa. Ese perdón se lo conceden los miembros de la comunidad unos a otros.
"Los discípulos, al perdonar o retener, atan al cielo, es decir, a Dios,
no solo ahora sino también en sus sentencias del juicio final" (Ulrich
Luz).
3. La solución, que
Jesús le da al problema del perdón de los pecados, es la más lógica y razonable.
No tiene sentido que un hombre ofenda a su mujer, y luego vaya a pedirle perdón
a un sacerdote. La idea de Jesús es que, quien busca sinceramente el perdón,
tiene que pedirlo a la persona ofendida. Y así, en todo cuanto es pecado, es
decir, en todo cuanto es hacer daño a alguien, ofender a alguien.
Los confesores y sus
confesionarios pueden convertirse en justificantes engañosos de perdones que
nunca se conceden. Pero ocurre que, al
pasar por el confesionario, ese ceremonial crea una falsa conciencia de perdón
que, en realidad, no se produce. Dios no puede perdonar y reconciliar a los que
no se han perdonado y reconciliado.
4. Nunca deberíamos olvidar que el pecado ha
sido utilizado por la Iglesia como un instrumento directamente relacionado con
el miedo (al infierno, a
que Dios castigue al pecador, a posibles
desgracias, a verse menospreciado socialmente...).
El "miedo de Occidente"
es uno de los grandes temas que ha estudiado la historia de la Edad Media
(I Delumeau, J. M. Laboa). Pero, por
otra parte, el miedo ha sido, a su vez, el gran instrumento del poder de los
"hombres de la religión". Un poder que se ha ejercido mediante el
sacramento de la penitencia, en el que la confesión de los pecados ha tenido
una fuerza de sometimiento de lo más íntimo de cada creyente al poder
sacerdotal.
Sin duda, Jesús no
pensó en semejante cosa. Ni ese poder clerical, ni ese instrumento de sumisión,
tienen fundamento en el Evangelio de Jesús. Son tradiciones que introdujo el
tiempo y los intereses clericales.
Por más que la
confesión haya dado paz a tantas personas y siga ayudando a no poca gente.
San Roque
San Roque es un de los grandes santos populares que ha suscitado
devoción en todo el mundo. Existen levantadas muchísimas capillas y en
diferentes iglesias tienen una imagen de él, gracias a los favores que a lo
largo de los siglos ha concedido, principalmente en épocas de enfermedades y de
peste.
Sus primeros años y el deseo de ser pobre.
Según el gran historiador de vidas de santos, Martirià Brugada,
uno de los textos más fidedignos que nos narra la vida de este buen amigo es el
"Acta Brevoria", un escrito anónimo y posiblemente redactado en la
zona italiana de la Lombardía hacia el 1430. Para este sacerdote gerundense, de
este texto derivan las narraciones posteriores, en las que según ellas, el
nacimiento de Roque habría sido fruto de un voto hecho por sus padres que sufrían
por no tener hijos.
Cuenta la historia que Roque habría nacido por el año 1.300 en la
ciudad francesa de Montpellier. Quedó huérfano muy pronto y vendió toda la
herencia familiar para entregar los beneficios a los pobres. De alguna manera,
nuestro santo habría hecho realidad aquella cita del evangelio de Mateo que
dice: "Vende lo que tienes, da el dinero a los pobres y así tendrás un
tesoro en el cielo y luego vente conmigo". Con este deseo de seguir en la
pobreza a Jesús y también de enseñar la fe cristiana, inició su peregrinación a
Roma.
En la zona de la Toscana, Roque se hospedó en la ciudad de
Acquapendente y, en el hospital, se puso a servir a todas aquellas personas que
estaban infectadas de la peste, logrando, cómo no, curaciones admirables e
inexplicables. Seguramente, San Roque aprendió nociones de Medicina en su
ciudad natal, que puso luego en práctica durante sus peregrinaciones.
Recordemos, amigo cibernauta, que Montpellier es una de las ciudades más
prestigiosas de Europa en temas médicos, allí hay la reconocida Universidad de
Montpellier, que fue fundada en el siglo XIII. Se cuenta que en la ciudad
italiana de Cesanea, antes de llegar a Roma, nuestro santo curó a un cardenal,
y que este lo presentó luego al Papa.
Cuando se dispuso a regresar a su país, pasó por Rímini, hoy
convertida en una de las grandes zonas "pijas" de veraneo de Italia.
Allí, Roque no se dedicó a tomar el sol en la playa, ni a tomar helados, ni
tampoco a tomar copas en una terraza de un bar, sino que predicó el evangelio y
continuó curando de la peste a aquellas personas que podía. Tantas curaciones y
tanto contacto con los infectados, propició que en la ciudad de Piacenza él
mismo quedara contagiado y se viera obligado a retirarse en un bosque de las
afueras de la ciudad.
El perro y San Roque
Seguro que tus padres o tus abuelos te habrán ya contado la
preciosa narración del perro de San Roque. Si te fijas en la estampa, nuestro
santo va acompañado de un simpático chucho. ¿Quién fue este perro?. Pues ...
fue su salvador. Cuando hoy en día, sobre todo en verano, se abandonan por las
calles tantos perros que nos han mostrado su cariño a lo largo del año, bueno
será explicarles a aquellos que hacen este tipo de salvajadas la historia de
este animal que le salvó la vida a un santo tan importante como fue Roque.
Se explica, que cuando nuestro santo se trasladó al bosque para
no infectar de esta manera a los vecinos de Piacenza, recibía cada día la
visita de un perro que le llevaba un panecillo. El animalito lo tomaba cada día
de la mesa de su amo, un hombre bien acomodado llamado Gottardo Pallastrelli,
el cuál, después de ver la escena repetidamente, decidió un día seguir a su
mascota. De esta forma, penetró en el bosque donde encontró al pobre moribundo.
Ante la sorpresa, se lo llevó a casa, lo alimentó y le hizo las curaciones
oportunas. El mismo Gottardo, después de comprobar la sencillez de aquél hombre
y de haber escuchado las palabras del evangelio que le enseñó, decidió
peregrinar como el. La curación definitiva de Roque fue gracias a un ángel que
se le apareció. Cabe decir que otras versiones populares afirman que fue el
mismo perro quien le curó, después de lamerle la herida de su pierna varias
veces cuando el santo estaba en el bosque. También cabe añadir, que para
algunos historiadores, el redactor de la "Acta brevoria" sería el
mismo Gottardo.
Una vez curado, Roque decidió volver definitivamente a
Montpellier, pero en el norte de Italia, en el pueblo Angera, a orillas del
lago Maggiore, unos soldados, acusándolo de espía, lo arrestaron. Fue encerrado
y moriría en prisión entre los años 1376 y 1379. Algunos cuentan que tenía 32
años de edad.
Cabe decir que San Roque había pertenecido a la Tercera Orden de
los franciscanos, una rama de esta congregación reservada a las personas laicas
que quieren vivir bajo la espiritualidad de San Francisco de Asís. Así lo
reconoció el Papa Pío IV en 1547.
Otras versiones de la vida de San Roque
A pesar de todo, la historia de San Roque es bastante difusa. Ya
te he comentado anteriormente que el texto más fidedigno es la "Acta
brevoria" y que aproxima su nacimiento a mediados del año 1.300. Pero, a
lo largo de los años se han publicado diferentes textos biográficos. Por
ejemplo, el veneciano Francesco Diedo redactó en 1478 una biografía en la que
San Roque habría nacido en 1295 y muerto en 1327. Pero para muchos, dicha
tesis, que es la más popular y la más difundida, es un error, ya que la gran peste
en la que Roque se vio involucrado no empezó hasta 1347.
Las leyendas cuentan que Roque era hijo del gobernador del rey de
Mallorca en Montpellier llamado Juan y que, en el momento del nacimiento,
llevaba una cruz roja en el pecho prefigurando su destino. Su madre se llamaba
Liberia. Otros investigadores como A. Maurino sitúa la vida del santo entre el
1345 y 1376 y A. Fliche lo hace entre el 1350 y 1379.
También es confuso el lugar de su muerte, mientras que para
algunos fue en Angera tal y como hemos visto, otros la sitúan en la misma
Montpellier. En esta ciudad francesa, que antes de 1349 había pertenecido a la
Corona de Aragón y al Reino de Mallorca, fue arrestado por mendigo y estuvo 5
años en la cárcel hasta que murió de flaqueza. Se cuenta que el mismo tío de
Roque, entonces gobernador de Montpellier, al ver que aquel moribundo era su
sobrino hizo levantar un templo en su honor.
Es todavía más dudosa la ubicación de su tumba, aunque con toda
probabilidad Roque falleció en Anguera, una hipótesis señala que su cuerpo
habría sido trasladado a Venecia en 1485. Otros historiadores del sur de
Francia vuelven a reafirman en que el santo habría retornado a Montpellier para
morir en su ciudad natal y que habría sido sepultado en un convento de los
hermanos dominicos y que sus reliquias se trasladaron más tarde a Arles.
Lógicamente, y está comprobado, el Convento de los Trinitarios de Arles y la
ciudad de Venecia fueron dos de los centros de más veneración a San Roque.
Después de tantas confusiones, nos tiene que quedar claro que San
Roque nació en Montpellier y que fue un peregrino que se desplazó a Roma. Que
recorrió Italia y que se dedicó a curar a todos los infectados de la peste y
que falleció en olor a santidad. Su vida la tenemos que fechar con toda seguridad,
a partir de la mitad del siglo XIV según el texto más fidedigno, las "Acta
brevoria" y que su muerte, lo más probable es que fuera en Anguera, a
pesar de la hipótesis de Montpellier.
El culto y la devoción
Aunque la documentación que se tiene de San Roque lleve a
confusiones, no hay que negar que la devoción hacia él fue muy rápida a partir
del siglo XV. Desde Venecia se extendió el culto hacia el mundo germánico y a
los Países Bajos. En 1477, en ocasión de otra epidemia de peste, se fundó en
Venecia una cofradía que bajo su honor se dedicó al hospedaje de enfermos de
peste y que fue conocida como Confraternità o Scuole di San Rocco. Dicha
agrupación fomentó la devoción al santo construyendo capillas y más centros de
acogida por toda Italia. Una de las iglesias conocidas que le están dedicadas
es en París, muy cerca del museo del Louvre, que hizo edificar Luis XIV en
1563. Y como no... toda Europa quedó sembrada de templos que le fueron
dedicadas, incluso en la América Latina.
Desde finales del siglo XIV, se convierte en uno de los santos
más populares para pedir su intercesión ante Dios. Es el abogado por excelencia
contra la peste y todo tipo de epidemias. El Papa Gregorio XIII lo declaró
santo en el siglo XVI y en muchos pueblos y ciudades lo veneran con gran
devoción después de que él haya intercedido entre los habitantes. Tal y como he
comentado al principio, son muchas las iglesias parroquiales que tienen una
imagen de San Roque en los altares. Si en tu iglesia existe una, hay un 80% de
posibilidades que los vecinos de tu pueblo lo invocaran hace siglos ante una
epidemia e hiciesen un voto de villa, un acto que consiste en hacer una promesa
al santo si éste les concede una petición.
En la diócesis de Girona, a pesar de existir muchas imágenes
suyas en las iglesias parroquiales, solamente hay una que le esté dedicada y
que está situada en Olot. Hay también 4 ermitas emplazadas en los pueblos de
Gaüses, Massanes y Sant Aniol de Finestres. También cabe destacar la de
Vilablareix, construida en el siglo XV. El 21 de julio del 2002 se inaguraron
los trabajos de rehabilitación que permite restituir el culto al templo después
de 60 años en desuso. Se celebra un "aplec" el segundo domingo de
Cuaresma.
Los dos principales templos de todo el mundo dedicados a San
Roque están en Montpellier y en Venecia, a parte del ya mencionado de París.
También en muchas poblaciones hay pequeñitas hornacinas con la imagen del santo
que en forma de capillitas están instaladas en las calles.
Tradiciones
La voz popular ha creado tradiciones sin fundamento alguno pero
que han contribuido muy positivamente a fomentar la devoción. Muchas de estas
tradiciones quieren aproximar un santo a la vida misma del pueblo y no nos ha
de extrañar que se diga que el propio San Roque hizo el camino de Santiago, que
visitó Compostela o que incluso pisó Barcelona. Se cuenta que cuando San Roque
entró en la ciudad catalana, todos los infectados de peste se recuperaron.
Según cuenta el "Costumari Català" de Joan Amades, hace
siglos, en la ciudad de Barcelona, se tenía una gran devoción al perro del
santo. El día después de la onomástica de San Roque, se continuaban llevando
cirios a los templos que tenían una imagen suya, pero con la diferencia de que
dichos cirios votivos no iban dedicados a San Roque, sino ¡al perro!. Se
cantaban oraciones, gozos y todo tipo de intenciones para el
"chucho". Era tanta la devoción al perro de San Roque, que incluso,
aquél día estaba permitida la entrada de estos animales en las iglesias de
Barcelona. Claro está, que estamos hablando de hace muchos siglos. Este aprecio
venía apoyado gracias a una leyenda que decía que en el día de San Roque el
perro del santo visitaba la ciudad condal y que los otros canes que tenían la
rabia, marchaban velozmente al verlo. Se cuenta que quien maltrata a un perro,
se atrae toda la antipatía de San Roque para siempre.
En algunas poblaciones de Catalunya, la verdad es que no conozco
el motivo, era tradición hace mucho tiempo, que el día de la fiesta del santo,
las parejas de novios anunciaran oficialmente su compromiso a los padres.
¡Pobre San Valentín. Espero que no cogiera celos!.
También en algunas zonas de Lleida, tenían a San Roque por patrón
contra la gandulería. Hace muchos años, en el pueblo de Prat de Compte y en
otras villas vecinas, los hombres tenían el derecho de poder levantar de la
cama a aquellas mujeres que no eran bastante madrugadoras a juicio del
vecindado masculino. A primera hora de la mañana, los hombres, divididos en
grupos, uno de solteros y otro de casados, iban por las casas. Llegaban hasta
la cama y tenían el derecho de llevarse las mantas y de hacer levantar a
aquellas mozas que aún estaban durmiendo. Por cierto ... ¡los hombres casados
se encargaban de levantar a las casadas y los solteros a las solteras, supongo con
la supervisión de algún miembro de la familia!. Este acto, hace ya muchos años
que se ha perdido. Pero ... ¿a que es guay?. Y yo me pregunto ... ¿que tiene
que ver San Roque con todo eso?.
Onomástica y patronazgo
San Roque es junto a San Sebastián el abogado por excelencia
contra la peste y todo tipo de epidemias. San Antonio Abad, patrón de los
animales, y debido al gran trabajo que tiene en proteger a los muchos que hay
en el mundo, da permiso a San Roque para que se ocupe de los perros, es por ese
motivo que es el protector de todos los canes. Se le puede pedir amparo para
que no sean abandonados ni maltratados. También en algunos países es el patrón
de los picapedreros y marmolistas. La onomástica es el 16 de agosto.
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