jueves, 17 de agosto de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 DE AGOSTO - VIERNES – 19ª -SEMANA DEL T. O. - A Santa ELENA




18 DE AGOSTO  -  VIERNES –
19ª -SEMANA DEL T. O. - A

  Evangelio según san Mateo 19, 3-12
       En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron para ponerlo a prueba:
“¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?"
    Él les respondió:
"¿No habéis leído que el Creador en el principio los creó hombre y mujer, y dijo: "Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne?" De modo que ya no son dos sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre".
Ellos insistieron:
"¿Y por qué mandó Moisés darle acta de repudio y divorciarse?"
Él les contestó:
"Por lo tercos que sois os permitió Moisés divorciaros de vuestras mujeres; pero al principio no era así. Ahora os digo yo que si uno se divorcia de su mujer —no hablo de prostitución— y se casa con otra comete
    adulterio.”
Los discípulos le replicaron:
"Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse".
Pero él les dijo:
"No todos pueden, con esto sino los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos por el Reino de los Cielos.
El que pueda con esto, que lo haga".

1.  La pregunta de los fariseos se refiere a las interpretaciones (la de Hillel y la de Shammai) que  se daban, en tiempo  de Jesús, sobre la ley de Moisés
(Deut 24, 1) relativa al derecho unilateral del hombre para repudiar a la mujer y echarla a la calle y casarse con otra.
- Según Hillel, que era muy liberal, el marido podía repudiar a la mujer por el solo hecho de que no le gustaba (Bi 313).
- Según Shammai, que era rigorista, solo podía haber divorcio en caso de que la mujer fuera adúltera.
- Según Josefo, podía haber muchos motivos para
el divorcio (Ant. 4, 253).
-Filón era muy crítico con cualquier clase de    divorcio (Spec.  Leg. 3, 79-82).
Así las cosas, lo que hace Jesús, con su respuesta,
defender la igualdad de derechos del hombre y de la mujer.
Para Jesús, mujer no tiene menos derechos matrimoniales que el hombre.

2.  Jesús no instituyó al sacramento del matrimonio. Ni, por tanto, tampoco estableció su indisolubilidad.
Hasta el s. IX, los cristianos seguían los mismos
usos, por lo que concierne al matrimonio, que los paganos. Las misas para matrimonios de laicos aparecen en el s. X.
En todo el primer milenio, para la validez del matrimonio, no hacía falta ni la presencia ni la bendición del sacerdote Duss-Von  Werdt).
En aquellos siglos, el matrimonio de los cristianos no era indisoluble. El 726, el papa Gregorio II le escribe a san Bonifacio (obispo) diciéndole que un hombre, cuya esposa había enfermado, debe ser atendida económicamente, pero que puede casarse con otra (PL 89, 525. Cf. J. Gaudemet).

3.  Las leyes sobre el matrimonio deben cuidar la igualdad de derechos de los esposos. La fidelidad en el amor es asunto (y la tarea capital) de los propios esposos, que, mediante una "relación pura", basada en la comunicación emocional y en la transparencia (A. Giddens), deben construir una convivencia gozosa  y estable, capaz de hacerse felices mutuamente y también de supera las inevitables dificultades que lleva consigo la vida. Pero teniendo en cuenta que la igualdad debe alcanzar a los derechos económicos, sociales y jurídico
en general.
En este sentido, hay que decir que es bello y ejemplar lo que dijo el papa Francisco en su Exhortación Amoris Laetitia (concretamente, en el cap.
IV). Pero se echa de menos, en este documento, una afirmación fuerte y clara sobre la igualdad de derechos del hombre y de la mujer.
Los problemas de la familia se empezarán a resolver, a fondo, el día que la igualdad jurídica y
económica esté asegurada.

Santa ELENA


Elena significa: "antorcha resplandeciente".
Esta gran santa se ha hecho famosa por haber sido la madre del emperador que les concedió la libertad a los cristianos, después de tres siglos de persecución, y por haber logrado encontrar la Santa Cruz de Cristo en Jerusalén.
Nació ella en el año 270 en Bitinia (hacia el sur de Rusia, junto al Mar Negro). Era hija de un hotelero, y especialmente hermosa.
Y sucedió que llegó por esas tierras un general muy famoso del ejército romano, llamado Constancio Cloro y se enamoró de Elena y se casó con ella. De su matrimonio nació un niño llamado Constantino que se iba a hacer célebre en la historia por ser el que concedió la libertad a los cristianos.
Cuando ya llevaban un buen tiempo de matrimonio sucedió que el emperador de Roma, Maximiliano, ofreció a Constancio Cloro nombrarlo su más cercano colaborador, pero con la condición de que repudiara a su esposa Elena y se casara con la hija de Maximiliano. Constancio, con tal de obtener tan alto puesto repudió a Elena. Y así ella tuvo que estar durante 14 años abandonada y echada a un lado. Pero esto mismo la llevó a practicar una vida de santidad.
Pero al morir Constancio Cloro, fue proclamado emperador por el ejército el hijo de Elena, Constantino, y después de una fulgurante victoria obtenida contra los enemigos en el puente Milvio en Roma (antes de la cual se cuenta que Constantino vio en sueños que Cristo le mostraba una cruz y le decía: "Con este signo vencerás"), el nuevo emperador decretó que la religión católica tendría en adelante plena libertad (año 313) y con este decreto terminaron tres siglos de crueles y sangrientas persecuciones que los emperadores romanos habían hecho contra la Iglesia de Cristo.
Constantino amaba inmensamente a su madre Elena y la nombró Augusta o emperatriz, y mandó hacer monedas con la figura de ella, y le dio plenos poderes para que empleara el dinero del gobierno en las obras buenas que ella quisiera.
Elena, que se había convertido al cristianismo, se fue a Jerusalén, y allá, con los obreros, que su hijo, el emperador, le proporcionó, se dedicó a excavar en el sitio donde había estado el monte Calvario y allá encontró la cruz en la cual habían crucificado a Jesucristo (por eso la pintan con una cruz en la mano).
Dice San Ambrosio que Santa Elena aunque era la madre del emperador, vestía siempre con mucha sencillez y se mezclaba con la gente pobre y aprovechaba de todo el dinero que su hijo le daba para hacer limosnas entre los necesitados. Que era supremamente piadosa y pasaba muchas horas en el templo rezando.
En Tierra Santa hizo construir tres templos: uno en el Calvario, otro en el monte de los Olivos y el tercero en Belén.

Gastó su vida en hacer obras buenas por la religión y los pobres, y ahora reina en el cielo y ruega por nosotros que todavía sufrimos en la tierra.

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