jueves, 30 de noviembre de 2017

Párate un momento: El evangelio del dia 1 DE DICIEMBRE - VIERNES 34ª - SEMANA DEL T. O.-A SAN ELOY





1 DE DICIEMBRE - VIERNES
34ª - SEMANA DEL T. O.-A

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 29-33
      En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos:
"Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando   echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios.
Os aseguro que antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán".

1.  Estas palabras de Jesús dan mucho que pensar. Porque dan a entender, con suficiente claridad, que él esperaba la llegada del Reino como un acontecimiento inminente y seguramente visible, patente, con fuerza, como una manifestación ostentosa del poder y del amor de Dios. Y, además, hay razones para sospechar que Jesús estaba persuadido de que esto acontecería en su
vida mortal, de inmediato.  
Que el Reino estaba próximo, Jesús lo dio a entender en más de una ocasión (Mc 1, 15; Mt 3, 17), incluso que ya había llegado (Lc 17, 21). Esta convicción se vio reforzada por la mentalidad apocalíptica de su tiempo (Lc 22, 29-30; Mt 19, 28; Mc 13, 30). Y hasta llegó a decir, como se afirma en este pasaje, que aquella generación sería testigo de todo esto.

2.  No entramos en la cuestión teológica que se refiere a si Jesús estaba o no estaba equivocado. De eso, poco puede decir la teología con seguridad, puesto que no tenemos los elementos de juicio necesarios para asegurar lo que, en su intimidad profunda, sentía y pensaba Jesús. En todo caso, de sus palabras se deduce   que -al parecer- él esperaba una intervención portentosa y palpable de Dios que ocurriría de forma inminente.

3.  Pero el hecho es que tal intervención, en favor de Jesús y del Reino que él anunciaba, no se produjo. En otras palabras, Jesús vivió la efervescencia de la inminente irrupción del Reino. Pero la dura realidad es que él fue dándose cuenta de que lo que llegaba no era el Reino, sino su muerte (L. Boff). Y una muerte humillante, degradante y en extremo violenta. Tal fue el motivo de su grito en la cruz y la razón de su total entrega a Dios. El grito del abandono: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" (Mt 27, 46 par; cf. Sal 22, 2) no fue solo la recitación de un Salmo. Fue eso. Pero, en eso, Jesús dejó claro que se murió con el convencimiento de que había fracasado. Y, además, con un fracaso total. Y sin embargo, también es cierto (lo más cierto y seguro) es que aquel final, sobrepasando todo límite humano, fue el paso a la plenitud de la vida.
Para él. Y para todos los humanos que buscamos   nuestra propia humanidad.

SAN ELOY

San Eloy: Orfebre Año 660

      San EloyEloy (o Eligio, que es lo mismo) significa: "el elegido, el preferido".
San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII (orfebre es el que labra objetos de plata u oro).
Dios le concedió desde muy pequeño unas grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia). Su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y lo puso a aprenderlo bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.
Cuando ya aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París y se hizo amigo del tesorero del rey. Clotario II le encomendó a Eloy que le fabricara un trono adornado con oro y piedras preciosas. Pero con el material recibido el joven artista hizo dos hermosos tronos. El rey quedó admirado de la honradez, de la inteligencia, la habilidad y las otras cualidades de Eloy y lo nombró jefe de la casa de moneda (todavía se conservan monedas de ese tiempo que llevan su nombre).
Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán. La habilidad del artista y su amistad con el monarca hicieron de él un personaje muy conocido en su siglo.
Eloy se propuso no dejarse llevar por las costumbres materialistas y mundanas de la corte. Y así, aunque vestía muy bien, como alto empleado, sin embargo, era muy mortificado en el mirar, comer y hablar. Y era tan generoso con los necesitados que cuando alguien preguntaba: "¿Dónde vive Eloy?", le respondían: "siga por esta calle, y donde vea una casa rodeada por una muchedumbre de pobres, ahí vive Eloy".
Un día Clotario le pidió a nuestro santo que como todos los demás empleados jurara fidelidad al rey. Él se negaba porque había leído que Cristo recomendaba: "No juren por nada". Y además tenía miedo de que de pronto al monarca se le antojara mandarle cosas que fueran contra su conciencia. Al principio el rey se disgustó, pero luego se dio cuenta de que un hombre que tenía una conciencia tan delicada no necesitaba hacer juramentos para portarse bien.
Eloy se propuso ayudar a cuanto esclavo pudiera. Y con el dinero que conseguía pagaba para que les concedieran libertad. Varios de ellos permanecieron ayudándole a él durante toda su vida porque los trataba como un bondadoso padre.
Al santo le llamaba mucho la atención alejarse del gentío a dedicarse a rezar y meditar. Y entonces el nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. Y a sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas. Al cercar el terreno que el rey le había regalado en París, se apropió de unos metros más de los concedidos, y al darse cuenta fue donde el monarca a pedirle perdón por ello. El rey exclamó: "Otros me roban kilómetros de terreno y no se les da nada. En cambio este bueno hombre viene a pedirme perdón por unos pocos metros que se le fueron de más". Con esto adquirió tan grande aprecio por él que lo nombró embajador para tratar de obtener la paz ante un gobierno vecino que le quería hacer la guerra.
Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Predicaba constantemente donde quiera que podía. Al principio aquellos bárbaros se burlaban de él, pero su bondad y su santidad los fueron ganando y se fueron convirtiendo. Cada año el día de Pascua bautizaba centenares de ellos. Se conservan 15 sermones suyos, y en ellos ataca fuertemente a la superstición, a la creencia en maleficios, sales, lectura de naipes o de las manos, y recomienda fuertemente dedicar bastante tiempo a la oración, asistir a la Santa Misa y comulgar; hacer cada día la señal de la cruz, rezar frecuentemente el Credo y el Padrenuestro y tener mucha devoción a los santos. Insistía muchísimo en la santificación de las fiestas, en asistir a misa cada domingo y en descansar siempre en el día del Señor. Prohibía trabajar más de dos horas los domingos.
Cuando ya llevaba 19 años gobernando a su diócesis, supo por revelación que se le acercaba la hora de su muerte y comunicó la noticia a su clero. Poco después le llegó una gran fiebre. Convocó a todo el personal que trabajaba en su casa de obispo y se despidió de ellos dándoles las gracias y prometiéndoles orar por cada uno. Todos lloraban fuertemente y esto lo conmovió a él también. Y el 1º. de diciembre del año 660 murió con la tranquilidad de quien ha dedicado su vida a hacer el bien y a amar a Dios.




miércoles, 29 de noviembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 30 de NOVIEMBRE – JUEVES- SAN ANDRES, APÓSTOL




30 de NOVIEMBRE – JUEVES-

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (10,9-18):

Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación.
Dice la Escritura:
«Nadie que cree en él quedará defraudado.»
Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, - ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; - ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y - ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y - ¿cómo van a proclamar si no los envían?
Lo dice la Escritura:
«¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!»
Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías:
 «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?»
Así pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo.
Pero yo pregunto:
 «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje.»

Salmo: 18,2-3.4-5

R/. A toda la tierra alcanza su pregón

El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R/.

Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (4,18-22):

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.»
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

1.    ¿Cómo te encuentras en tus tareas o, si la tienes, en tu profesión?
Andrés, de quién hoy celebramos su fiesta, parece que se encontraba a gusto. Ahí le tenemos, echando el copo en el lago. Lo que había visto hacer a su padre, lo que antes había hecho el padre de su padre… Una tarea útil, que aporta alimento para otros… Una forma honrada de ganarse la vida. No era un alto cargo, pero te permitía vivir.
Pero he aquí que pasa Jesús y le llama. Y le ofrece un nuevo oficio: ser “pescador de hombres”. Seguirá siendo pescador: habrá que seguir esforzándose, madrugar y embarcar; habrá que seguir teniendo una sensibilidad fina como para saber cuándo y dónde echar la red; habrá que seguir teniendo fuerza como para tirar cuando haga falta; habrá que seguir repartiendo el fruto del trabajo, unos días más y otros menos… Pero ya no serán los peces el centro de la vida, sino las personas. Ya no habrá redes, sino palabras. Y ya no habrá una pequeña barca, sino que se trata de que todos vayamos en el mismo barco en las cosas importantes, en las cosas de Dios.

2.    ¿Cómo les sonaría a aquellos primeros discípulos la llamada a ser “pescadores de hombres”? ¿Qué tendría la mirada y la llamada de Jesús, para que lo dejaran todo y le siguieran?
Jesús también hoy sigue llamando. Como hace dos mil años, a algunos les pide que cambien de oficio. A otros, que sigan en el que están, pero de otra manera. Seamos lo que seamos, el evangelio nos invita a percibir la mirada que hoy Jesús nos dirige y la llamada que nos hace. Desde donde estemos. Contando con lo que somos y tenemos. Y tenerlo como patrón del nuevo negocio que nos ofrece.

3.    Escucharle y responderle. Es algo que no se hace de una vez para siempre, sino que se repite una y otra vez a lo largo de la vida. Eso es el seguimiento de Jesús. En ello estamos.

SAN ANDRES, APOSTOL


Uno de los doce Apóstoles, hermano de Simón Pedro.
Murió mártir en una cruz en forma de X
Patrono de Rusia y Escocia
SAN ANDRES nació en Betsaida, población de Galilea situada a orillas del lago de Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La Sagrada Escritura no especifica si era mayor o menor que éste. La familia tenía una casa en Cafarnaún y en ella se alojaba Jesús cuando predicaba en esa ciudad. 
Discípulo de Juan Bautista
Cuando San Juan Bautista empezó a predicar la penitencia, Andrés se hizo discípulo suyo. Precisamente estaba con su maestro, cuando Juan Bautista, después de haber bautizado a Jesús, le vio pasar y exclamó: "¡He ahí al cordero de Dios!" Andrés recibió luz del cielo para comprender esas palabras misteriosas. Inmediatamente, él y otro discípulo del Bautista siguieron a Jesús, el cual los percibió con los ojos del Espíritu antes de verlos con los del cuerpo. Volviéndose, pues, hacia ellos, les dijo: "¿Qué buscáis?" Ellos respondieron que querían saber dónde vivía y Jesús les pidió que le acompañasen a su morada.

Apóstol de Jesús
Andrés y sus compañeros pasaron con Jesús las dos horas que quedaban del día. Andrés comprendió claramente que Jesús era el Mesías y, desde aquel instante, resolvió seguirle. Así pues, fue el primer discípulo de Jesús. Por ello los griegos le llaman "Proclete" (el primer llamado). Andrés llevó más tarde a su hermano a conocer a Jesús, quien le tomó al punto por discípulo, le dio el nombre de Pedro. Desde entonces, Andrés y Pedro fueron discípulos de Jesús.

Al principio no le seguían constantemente, como habían de hacerlo más tarde, pero iban a escucharle siempre que podían y luego regresaban al lado de su familia a ocuparse de sus negocios. Cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Pedro y Andrés pescando en el lago y los llamó definitivamente al ministerio apostólico, anunciándoles que haría de ellos pescadores de hombres. Abandonaron inmediatamente sus redes para seguirle y ya no volvieron a separarse de EI.
Al año siguiente, nuestro Señor eligió a los doce Apóstoles; el nombre de Andrés figura entre los cuatro primeros en las listas del Evangelio.
También se le menciona a propósito de la multiplicación de los panes (Juan, 6, 8-9) y de los gentiles que querían ver a Jesús (Juan, 12, 20-22)

Después de Pentecostés
Aparte de unas cuantas palabras de Eusebio, quien dice que San Andrés predicó en Scitia, y de que ciertas "actas" apócrifas que llevan el nombre del apóstol fueron empleadas por los herejes, todo lo que sabemos sobre el santo procede de escritos apócrifos. Sin embargo, hay una curiosa mención de San Andrés en el documento conocido con el nombre de "Fragmento de Muratori", que data de principios del siglo III: "El cuarto Evangelio (fue escrito) por Juan, uno de los discípulos. Cuando los otros discípulos y obispos le urgieron (a que escribiese), les dijo: "Ayunad conmigo a partir de hoy durante tres días, y después hablaremos unos con otros sobre la revelación que hayamos tenido, ya sea en pro o en contra. Esa misma noche, fue revelado a Andrés, uno de los Apóstoles, que Juan debía escribir y que todos debían revisar lo que escribiese".
Teodoreto cuenta que Andrés estuvo en Grecia; San Gregorio Nazianceno especifica que estuvo en Epiro, y San Jerónimo añade que estuvo también en Acaya. San Filastrio dice que del Ponto pasó a Grecia, y que en su época (siglo IV) los habitantes de Sínope afirmaban que poseían un retrato auténtico del santo y que conservaban el ambón desde el cual había predicado en dicha ciudad. Aunque todos estos autores concuerdan en la afirmación de que San Andrés predicó en Grecia, la cosa no es absolutamente cierta.
En la Edad Media era creencia general que San Andrés había estado en Bizancio, donde dejó como obispo a su discípulo Staquis (Rom. 14,9). El origen de esa tradición es un documento falso, en una época en que convenía a Constantinopla atribuirse un origen apostólico para no ser menos que Roma, Alejandría y Antioquía. (El primer obispo de Bizancio del que consta por la historia, fue San Metrófanes, en el siglo IV).

Martirio
El género de muerte de San Andrés y el sitio en que murió son también inciertos. La "pasión" apócrifa dice que fue crucificado en Patras de Acaya. Como no fue clavado a la cruz, sino simplemente atado, pudo predicar al pueblo durante dos días antes de morir. Según parece, la tradición de que murió en una cruz en forma de "X" no circuló antes del siglo IV.
En tiempos del emperador Constancio II (+361), las presuntas reliquias de San Andrés fueron trasladadas de Patras a la iglesia de los Apóstoles, en Constantinopla. Los cruzados tomaron Constantinopla en 1204, y, poco después las reliquias fueron robadas y trasladadas a la catedral de Amalfi, en Italia.
San Andrés es el patrono de Rusia y de Escocia.
Según una tradición que carece de valor, el santo fue a misionar hasta Kiev. Nadie afirma que haya ido también a Escocia, y la leyenda que se conserva en el Breviario de Aberdeen y en los escritos de Juan de Fordun, no merece crédito alguno. Según dicha leyenda, un tal San Régulo, que era originario de Patras y se encargó de trasladar las reliquias del apóstol en el siglo IV, recibió en sueños aviso de un ángel de que debía trasportar una parte de las mismas al sitio que se le indicaría más tarde. De acuerdo con las instrucciones, Régulo se dirigió hacia el noroeste, "hacia el extremo de la tierra"". El ángel le mandó detenerse donde se encuentra actualmente Saint Andrews, Régulo construyó ahí una Iglesia para las reliquias, fue elegido primer obispo del lugar y evangelizó al pueblo durante treinta años. Probablemente esta leyenda data del siglo VIII. El 9 de mayo se celebra en la diócesis de Saint Andrews la fiesta de la traslación de las reliquias.
El nombre de San Andrés figura en el canon de la misa, junto con los de otros Apóstoles. También figura, con los nombres de la Virgen Santísima y de San Pedro y San Pablo, en la intercalación que sigue al Padrenuestro. Esta mención suele atribuirse a la devoción que el Papa San Gregorio Magno profesaba al santo, aunque tal vez data de fecha anterior.
-Vidas de los Santos de Butler, Vol. IV. 



martes, 28 de noviembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 29 DE NOVIEMBRE - MIÉRCOLES 34ª - SEMANA DEL T.O.-A San Saturnino




29 DE NOVIEMBRE - MIÉRCOLES
34ª - SEMANA DEL T.O.-A

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 12-19
      En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio.
Haced propósito de no preparar vuestra defensa; porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrán hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas'.

1.  Hablar de persecución es hablar de violencia. De ahí que la lectura de este texto plantea una pregunta lógica y necesaria: - ¿por qué se va a ejercer tanta violencia contra los discípulos de Jesús? 
Si el Evangelio es un mensaje de rectitud ética, de generosidad, de libertad y de esperanza, ¿qué hay de
malo en todo eso como para perseguir a muerte a quienes trasmiten tal mensaje?
Es más, ¿por qué los portadores de un mensaje anti-violento van a tener que soportar la violencia, el abandono y hasta el odio de todos, incluidos los familiares y amigos más íntimos?

2.  La violencia es un fenómeno complejo y, por eso mismo, difícil de explicar. Porque son muy diversos los factores que desencadenan la violencia de unos seres    humanos contra otros. En el texto de este evangelio, Jesús se refiere a la violencia que procede de dos frentes:
1) El frente político ("reyes y gobernadores");
2) El frente de la familia y los amigos. 
Esto supuesto, se puede asegurar que Jesús pensaba en la violencia que proviene de quienes amenazan o alteran el "orden establecido". 
Toda sociedad organizada se mantiene como tal sobre la base del "orden". Pero el "orden" es posible solamente en la medida en que se vence el "caos". Lo que supone que quienes tienen el poder (político o familiar), por eso mismo se sienten con el derecho y el deber de someter y castigar a quien altera el orden. 
Ahora bien, tal como somos los humanos, esto significa que "el proyecto del orden ha traído a los
hombres un aumento sin fin de la violencia" (W. Sofsky).

3.  Así las cosas, si el mensaje del Evangelio se toma en serio, se asume responsablemente y de él se extraen las debidas consecuencias, es inevitable la persecución y la violencia. Porque la "utopía" del Evangelio no encaja en el "orden" que se sustenta sobre la base del poder que, mediante el miedo, domina, castiga o excluye a todo el que no se le somete.  
Los insumisos al orden son los marginales, que, por ser marginales, son estigmatizados, recluidos o excluidos. La cárcel, el desprestigio y la soledad son el precio de la libertad. Un precio que, a veces, lleva a los excluidos hasta la tumba. Jesús fue así el "jefe de fila" de los creyentes.

San Saturnino


Saturnino, obispo de Tolosa, es uno de los santos más populares en Francia y en España. La Passio Saturnini es ante todo un documento muy importante para el conocimiento de la antigua Iglesia de la Galia. Según el autor de la Pasión, escrita entre el 430 y el 450, Saturnino fijó su residencia en Tolosa en el 250, bajo el consulado de Decio y Grato. En ese tiempo, refiere el autor, en Galia había pocas comunidades cristianas, con escaso número de fieles, mientras los templos paganos se llenaban de fieles que sacrificaban a los ídolos.
Saturnino, que había llegado desde hacía poco a Tolosa, probablemente de África (el nombre es efectivamente africano) o de Oriente, como se lee en el Missale Gothicum, había ya reunido los primeros frutos de su predicación, atrayendo a la fe en Cristo a un buen número de ciudadanos. El santo obispo, para llegar a un pequeño oratorio de su propiedad, pasaba todas las mañanas frente al Capitolio, es decir, el principal templo pagano, dedicado a Júpiter Capitolino, en donde los sacerdotes paganos ofrecían en sacrificio al dios pagano un toro para obtener las gracias que pedían los fieles.
Parece que la presencia de Saturnino volvía mudos a los dioses y de esto los sacerdotes paganos acusaron al obispo cristiano, cuya irreverencia habría irritado la susceptibilidad de las divinidades paganas. Un día la multitud rodeó amenazadora a Saturnino y le impuso que sacrificara un toro sobre el altar de Júpiter. Ante el rechazo del obispo de sacrificar el animal, que poco después se convertiría en el instrumento inconsciente de su martirio, y sobre todo por lo que consideraban los paganos un ultraje a la divinidad, pues Saturnino dijo que no les tenía miedo a los rayos de Júpiter, ya que era impotente porque no existía, lo agarraron enfurecidos y lo ataron al cuello del toro, al que picaron para que corriera escaleras abajo del Capitolio arrastrando al obispo.
Saturnino, con el cuerpo despedazado, murió poco después y su cuerpo quedó abandonado en la calle, de donde lo recogieron dos piadosas mujeres y le dieron sepultura «en una fosa muy profunda». Sobre esta tumba, un siglo después, San Hilario construyó una capilla de madera que pronto fue destruida y se perdió por algún tiempo su recuerdo, hasta cuando en el siglo VI el duque Leunebaldo, volviendo a encontrar las reliquias del mártir, hizo edificar en ese lugar la iglesia dedicada a San Saturnino, en francés Saint-Sernin-du-Taur, que en el Trescientos tomó el actual nombre de Notre-Dame du Taur.




lunes, 27 de noviembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 28 DE NOVIEMBRE - MARTES 34ª - SEMANA DEL T. O.-A Stª- Catalina Labouré





28  DE NOVIEMBRE  -  MARTES
34ª - SEMANA DEL T. O.-A

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 5-11
      En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos.
Jesús les dijo:
"Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido".
Ellos le preguntaron:
"Maestro, ¿cuándo va a ser esto?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?"
Él contestó:
"Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos   vendrán usando mi nombre, diciendo: "Yo soy", o bien "el momento está cerca"; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá enseguida".
Luego les dijo:
"Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo".

1.  Lo primero que Jesús anuncia, en este evangelio, es la destrucción del boato, la ostentación y la suntuosidad como signos de la presencia de Dios y como   medios para relacionarse con Dios. Es la destrucción de la idea según la cual lo mejor, lo más valioso, lo má rico y refinado, debe ser para el Señor: para adornar su templo, su sagrario, sus imágenes... O también para el
esplendor de los representantes de Dios en la tierra: el esplendor del Papa y sus cardenales, la excelencia de los palacios episcopales, el lujo de no pocas liturgias... Todo eso, que en otros tiempos impresionaba a la gente, cada día impresiona menos. Y ya hay muchas personas para quienes toda esa farándula produce los efectos de un vomitivo.

2.  También habla Jesús de los agoreros que van por ahí anunciando el fin del mundo o poco menos.  El papa Juan XXIII, en su discurso de apertura del conocido Vaticano II, se lamentaba de "quienes en los   tiempos modernos no ven otra cosa que prevaricación y ruina". Y el Papa añadía:  "Nos parece necesario decir disentimos de esos profetas de calamidades que siempre están anunciando adustos sucesos".
Jesús no fue un "profeta de calamidades". Al contrario, les dijo a sus discípulos: "Cuidado con que nadie os engañe'. Hoy abundan los fundamentalistas apocalípticos, que ven ruina y devastación en todo lo que no cuadra con su personal visión de las cosas. Eso no es "evangelio". Eso es "fanatismo" intolerante.

3.  El anuncio de guerras, terremotos, calamidades   y epidemias, no es sino el ropaje de los profetas de Israel, cuando en el destierro de Babilonia anuncian la caída del poder opresor, de donde resultará un viraje en la historia "Jer 4, 20-23; Ez 32, 7 s; cf. Joel 2, 10; 3, 4; 4, 15; Am 8, 9) (J. Mateos).
Jesús no amenaza con desgracias, sino que abre puertas a la esperanza. Y así motiva incesantemente a la utopía del reinado de Dios: el triunfo de la humanidad sobre la deshumanización. Tal tiene que ser el talante de los discípulos de Jesús.

Stª- Catalina Labouré

Religiosa - Año 1876

Oh María sin pecado concebida:
Ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
Santa Catalina Labouré. Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Stma. Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.
Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a la Stma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición.
Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.
A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: "Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos". La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.
Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dio cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.
Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica y le recomendó que el mes de Mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.
      Santa Catalina y la Santísima Virgen. Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Stma. Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora, así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase "Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti". Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.
Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo, el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Sr. arzobispo a consultarle el caso. El Sr. arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros.
Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración "Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti", conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también.
En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote, renunció a sus errores masónicos y terminó sus días como creyente católico.
      La Medalla Milagrosa. Catalina le preguntó a la Stma. Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: "Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden". Y añadió: "Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden".
Después de las apariciones de la Stma. Virgen, la joven Catalina vivió el resto de sus años como una cenicienta escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130,000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un librito narrando lo que la Virgen Santísima había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.
En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera: el rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó esto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora vio que se le aparecía la Virgen Santísima y le sonreía. Con esto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar también la Medalla de Nuestra Señora (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).
Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido (y al verla, aunque es una imagen hermosa, ella exclamó: "Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen").
Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales (quien se humilla será enaltecido).
 Santa Catalina Labouré en su tumba. Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado.
En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, y con esa declaración quedó también confirmado que lo que ella contó acerca de las apariciones de la Virgen sí era Verdad.




domingo, 26 de noviembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 27 DE NOVIEMBRE - LUNES 34ª- SEMANA DEL T.O.-A Ntra. Sra. de la Medalla milagrosa





27   DE NOVIEMBRE - LUNES 
34ª- SEMANA DEL T.O.-A

Lectura del santo evangelio según san Lucas 21, 1-4
     En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos, vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; y también una viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:
"Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir".

1.   Se sabe con seguridad que el templo de Jerusalén era un edificio suntuoso en el que entraba mucho dinero, por los impuestos que cobraban los sacerdotes y por los donativos que daban los fieles.
El más conocido estudioso de este asunto, J. Jeremías, dice que "tan grande debe haber sido la riqueza de oro de Jerusalén, y sobre todo del templo, que, después de la
conquista de la ciudad, inundó la provincia de Siria una gigantesca oferta de oro; lo que trajo como    consecuencia, según Josefo (De Bell. VI, 6. 1, 317), que la libra de oro se vendiese a la mitad de precio que antes".
El templo y sus funcionarios, como ha ocurrido en todas las religiones de todos los tiempos, han sido con frecuencia ávidos de dinero.

2.   Esta avidez pecuniaria ha creado en muchos fieles y devotos una especie de "conciencia mercantil" en la relación con Dios y, en general, en la religiosidad. 
En el catolicismo se ha fomentado esta forma de conciencia, con las mejores intenciones, pero con no   tan buenas consecuencias. A Dios no se le compra con dinero.
En las relaciones con Dios, lo que importa no es la
"cantidad" que se da, sino la "generosidad" de la persona. Por eso pudo decir Jesús que la viuda pobre, al desprenderse solo de dos reales, había dado más que todos los ricos.

3.   No es lo mismo "dar" que "darse".  Son muchos los que están dispuestos a dar, sobre todo a dar de lo que les sobra. Darse es ponerse uno, por completo y sin condiciones, a disposición de alguien, de los demás, de una causa, de un proyecto...
Con frecuencia, como no estamos dispuestos a darnos a nosotros mismos a los demás, les damos cosas. Es la "técnica" de los regalos, que la sociedad del   comercio y del consumo sabe manejar hábilmente. Así,
nos sacan todo lo que pueden. Y lo damos gustosamente, con tal de no darnos nosotros mismos, en el amor, la generosidad y la bondad sin reservas.
El tiempo que no damos a la familia, a los niños, a los mayores, lo queremos suplir con regalos, con cosas, que muchas veces no sirven para nada. Estos "detalles" ocultan una inmensa "miseria".

Ntra. Sra. de la Medalla milagrosa


ORIGEN DE LA MEDALLA MILAGROSA
Las dos apariciones origen de la advocación de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa Catalina Labouré en Paris (Francia)

PRIMERA APARICIÓN
En la calle del Bac, número 140, en pleno centro de París, está la casa madre de la Compañía de las Religiosas Hijas de la Caridad, que fundaran san Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillach.
En esta casa habitaba en 1830 una novicia llamada sor Catalina Labouré, a quien la Santísima Virgen confió un mensaje salvador para todos los que con confianza y fervor lo aceptaran y practicaran.

Mensaje escrito por la misma santa Catalina Labouré.
"La noche del 18 de julio de 1830, a eso de las 23'30, me oí llamar: "¡Sor Labouré, sor Labouré!" Desperté y miré el lado de donde venía la voz, y veo un niño vestido de blanco, de unos 4 a 5 años, que me dice: "VENGA A LA CAPILLA." Me levanté y guiada por el niño me fui a la capilla: la puerta se abrió apenas el niño la tocó con la mano. Sentada en un sillón, junto al altar, estaba la Virgen. Yo dudaba que fuese la Virgen. Pero el niño me dijo: "¡ESA ES LA SANTA VIRGEN!" Entonces la miré y di un salto hacia ella, arrodillándome a sus pies y poniendo las manos sobre sus rodillas. Me dijo:

"HIJA Mía, EL BUEN DIOS QUIERE ENCOMENDARTE UNA MISIÓN. TENDRÁS MUCHAS PENAS QUE SUPERARÁS, PENSANDO QUE LO HACES POR LA GLORIA DEL BUEN DIOS.

VENID A LOS PIES DE ESTE ALTAR: AQUÍ SE DISTRIBUIRÁN LAS GRACIAS A TODOS CUANTOS LAS PIDAN CON CONFIANZA Y FERVOR."

La Virgen mostró su deseo de que se fundara la Asociación de las Hijas de María, para celebrar el mes de mayo a ella dedicado, con gran solemnidad. Me dijo:
"YO GUSTO MUCHO DE ESAS FIESTAS Y CONCEDO MUCHAS GRACIAS."

Dijo esto y desapareció por el lado de la tribuna.
Me alcé de las gradas del altar y observé al niño donde lo había dejado. Me dijo: "SE HA IDO."
Volví al lecho a las 2 de la mañana, oí dar la hora, pero ya no me dormí. "

SEGUNDA APARICIÓN
Leamos la aparición y el mensaje que en ella se nos comunica, escrito por la misma santa Catalina Labouré.
El día 27 de noviembre de 1830, a las 5'30 de la tarde, en medio de un profundo silencio, de nuevo la Virgen se le aparece a sor Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie sobre la esfera del mundo a sus plantas con un globo en las manos, y le dijo:

""ESTE GLOBO QUE VES REPRESENTA EL MUNDO ENTERO Y CADA ALMA EN PARTICULAR."
La figura de la Santísima Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.
Advertí que sus dedos se llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían se difundían por todas partes.
Se me dijo:
"ESTOS RAYOS DE LUZ SON EL SÍMBOLO DE LAS GRACIAS QUE LA SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A TODOS LOS QUE SE LAS PIDEN."
Se formó un cuadro un poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de oro que decía:
¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS!
"HAZ ACUÑAR UNA MEDALLA IGUAL A ESTE MODELO. TODAS LAS PERSONAS QUE LA LLEVEN CON CONFIANZA, COLGADA AL CUELLO, RECIBIRÁN GRANDES GRACIAS.""

En el reverso de la medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.
Una vez acuñada la medalla, y propagada profusamente, los acontecimientos dieron pruebas del origen divino de su mensaje.
A vista de los hechos extraordinarios, el Arzobispo de París Mons. de QUELEN mandó hacer una investigación oficial sobre el origen y los hechos de la Medalla de la Calle del Bac. He aquí la conclusión:
"La rapidez extraordinaria con la cual esta medalla se ha propagado, el número prodigioso de medallas que han sido acuñadas y distribuidas, los hechos maravillosos y las Gracias singulares que los fieles han obtenido con su confianza parecen verdaderamente los signos por los cuales el Cielo ha querido confirmar la realidad de las apariciones, veracidad del relato de la vidente y la difusión de la
medalla".
Y en Roma, en 1846, como consecuencia de la ruidosa conversión del Judío Alfonso de Ratisbona, el Papa Gregorio XVI confirmaba con toda su autoridad las conclusiones del Arzobispo de París.
Llevar la santa medalla es proclamar nuestra fe en la súplica de la Santísima Virgen María, como medianera universal ante la presencia de Dios.

LOURDES Y LA MEDALLA MILAGROSA
La Medalla, Milagrosa es conocida en el mundo entero . Pero con frecuencia se ignora que las apariciones de la Capilla de la Calle del Bac prepararon los grandes acontecimientos de Lourdes.
"La Señora de la Gruta se me ha aparecido tal como está representada en la Medalla Milagrosa", declaró Santa Bernadita. que llevaba al cuello la Medalla de la Calle del Bac.

La invocación de la Medalla. .
"OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A VOS",
Difundida por todas partes por la Medalla Milagrosa, suscitó el gran movimiento de fe que "movió al Papa Pío IX en 1854, a definir el dogma de la Inmaculada Concepción. Cuatro años después,. la aparición de Massabielle confirmaba de manera inesperada la definición de Roma.
En 1954, con ocasión del centenario de esta definición, la Santa Sede hizo acuñar una medalla conmemorativa. En el reverso de la misma, la imagen de la Medalla Milagrosa y la de la gruta de Lourdes, asociadas estrechamente, ponían de relieve el lazo íntimo que une las dos apariciones de la Virgen con la definición de¡ dogma de la Inmaculada Concepción..
Lo, mismo que Lourdes es una fuente inagotable de Gracias, la Medalla Milagrosa es siempre el instrumento de la incansable bondad de la Santísima Virgen con todos los pecadores y desdichados de la tierra.
Los Cristianos que sepan meditar su significado encontrarán en ella el simbolismo de toda la doctrina de la Iglesia sobre el lugar providencia¡ que María ocupa en la Redención, y en particular su mediación universal.