jueves, 9 de noviembre de 2017

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 DE NOVIEMBRE - VIERNES 31ª - SEMANA DEL T.O.-A SAN LEON MAGNO




10  DE NOVIEMBRE  -  VIERNES
31ª -  SEMANA DEL  T.O.-A
SAN  LEON  MAGNO

Lectura del santo evangelio según san Lucas 16, 1-8
     En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: "¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido".
El administrador se puso a echar sus cuentas: "¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa".
Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero:
     "¿Cuánto debes a mi   amo?"
Este respondió:
"Cien barriles de aceite".
Él le dijo:
       "Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe cincuenta".
Luego dijo a otro:
       "Y tú, ¿cuánto debes?"
Él contestó:
"Cien fanegas de trigo".
Le dijo:
"Aquí está tu recibo: Escribe ochenta".
Y el amo felicitó al administrador injusto, por la     astucia con que había procedido.
Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz".

1.  Para entender el significado de esta parábola, hay que tener en cuenta el sitio en el que Lucas la coloca.  En el capítulo 16 de su evangelio, Lucas recuerda dos parábolas que se refieren a un mismo tema: el dinero. Se trata de la parábola del administrador perverso (Lc 16, 1-8) y la del rico  comilón y el pobre Lázaro (Lc 16, 19-31).
Pero justamente entre estas dos   parábolas, el mismo Lucas puso la sentencia tajante de Jesús: "No podéis servir a Dios y al dinero".
El significado de este bloque de   enseñanzas, sobre la incompatibilidad entre Dios y el dinero, viene a completar lo que el mismo Jesús ha enseñado en las tres parábolas de la misericordia, en el capítulo anterior del evangelio de Lucas. Lo cual quiere decir que donde hay misericordia, no puede   haber complicidad con el afán de acumular riqueza.

2.  Por tanto, lo primero que es necesario deducir, de lo dicho, es que la parábola del administrador perverso no se puede interpretar en el sentido de que debemos administrar bien la "riqueza espiritual" que Dios nos concede (J. D. M. Cerrett).
Una interpretación al servicio de la tranquilidad de conciencia de todos los perversos, que pretenden conciliar sus perversiones ambiciosas con las fortunas que acumulan. Fortunas que, tal como están las cosas, se acumulan a base de empobrecer a miles de gentes    desamparadas y sin posibilidad de defenderse.

3.  Entonces, ¿qué sentido tiene esta extraña parábola?  La parábola no pretende elogiar la sinvergonzonería   del administrador. Y menos aún, esta parábola pretendería decirnos que "el hombre rico", que elogió al sinvergüenza, es la imagen de Dios.
¿Pero no hemos quedado en que Dios es incompatible con el afán de riqueza?
No. Lo que la parábola viene a enseñar es que el dinero pervierte de tal manera, que, tanto el rico propietario como el administrador de sus propiedades, por causa de su apego al dinero eran tan canallas, que consideraban digno de elogio al que miente, engaña y hace trampas. 
 O sea, la enseñanza de Jesús es tan clara como fuerte y dura: la riqueza pervierte los criterios y la mentalidad de la gente hasta el extremo de que elogia a los canallas. Cabe decir: de la misma manera que quien anda siempre    metido en ambientes de prostitución, termina siendo un impuro; el que anda a diario en ambientes de riqueza, termina siendo un corrupto. 
¿Por qué somos más indulgentes con la riqueza que con la impureza? 
Hoy las cosas están cambiando. Y esta mentalidad también cambia. Pero aún nos queda mucho camino por andar.

SAN  LEON  MAGNO


Lo llaman "Magno porque fue grande en obras y en santidad. San León Magno. Es el Pontífice más importante de su siglo.
Tuvo que luchar fuertemente contra dos clases de enemigos: los externos que querían invadir y destruir a Roma, y los internos que trataban de engañar a los católicos con errores y herejías.
Nació en Toscana, Italia; recibió una esmerada educación y hablaba muy correctamente el idioma nacional que era el latín.
Llegó a ser Secretario del Papa San Celestino, y de Sixto III, y fue enviado por éste como embajador a Francia a tratar de evitar una guerra civil que iba a estallar por la pelea entre dos generales. Estando por allá le llegó la noticia de que había sido nombrado Sumo Pontífice. Año 440.
Desde el principio de su pontificado dio muestra de poseer grandes cualidades para ese oficio. Predicaba al pueblo en todas las fiestas y de él se conservan 96 sermones, que son verdaderas joyas de doctrina. A los que estaban lejos los instruía por medio de cartas. Se conservan 144 cartas escritas por San León Magno.
Su fama de sabio era tan grande que cuando en el Concilio de Calcedonia los enviados del Papa leyeron la carta que enviaba San León Magno, los 600 obispos se pusieron de pie y exclamaron: "San Pedro ha hablado por boca de León".
En el año 452 llegó el terrorífico guerrero Atila, capitaneando a los feroces Hunos, de los cuales se decía que donde sus caballos pisaban no volvía a nacer la yerba. El Papa San León salió a su encuentro y logró que no entrara en Roma y que volviera a su tierra, de Hungría.

 San León MagnoEn el año 455 llegó otro enemigo feroz, Genserico, jefe de los vándalos. Con este no logró San León que no entrara en Roma a saquearla, pero sí obtuvo que no incendiara la ciudad ni matara a sus habitantes. Roma quedó más empobrecida, pero se volvió más espiritual.
San León tuvo que enfrentarse en los 21 años de su pontificado a tremendos enemigos externos que trataron de destruir la ciudad de Roma, y a peligrosos enemigos interiores que con sus herejías querían engañar a los católicos. Pero su inmensa confianza en Dios lo hizo salir triunfante de tan grandes peligros. Las gentes de Roma sentían por él una gran veneración, y desde entonces los obispos de todos los países empezaron a considerar que el Papa era el obispo más importante del mundo.
Una frase suya de un sermón de Navidad se ha hecho famosa. Dice así: "Reconoce oh cristiano tu dignidad, El Hijo de Dios se vino de cielo por salvar tu alma".
Murió el 10 de noviembre del año 461.


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