27 DE NOVIEMBRE - LUNES
34ª- SEMANA DEL T.O.-A
Lectura del santo evangelio según san Lucas 21,
1-4
En aquel tiempo, alzando Jesús los ojos,
vio unos ricos que echaban donativos en el cepillo del templo; y también una
viuda pobre que echaba dos reales, y dijo:
"Sabed que esa pobre viuda ha echado más que nadie, porque
todos los demás han echado de lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad,
ha echado todo lo que tenía para vivir".
1. Se sabe
con seguridad que el templo de Jerusalén era un edificio suntuoso en el que
entraba mucho dinero, por los impuestos que cobraban los sacerdotes y por los
donativos que daban los fieles.
El más conocido estudioso de este asunto, J.
Jeremías, dice que "tan grande debe haber sido la riqueza de oro de
Jerusalén, y sobre todo del templo, que, después de la
conquista
de la ciudad, inundó la provincia de Siria una gigantesca oferta de oro; lo que
trajo como consecuencia, según Josefo
(De Bell. VI, 6. 1, 317), que la libra de oro se vendiese a la mitad de precio
que antes".
El templo y sus funcionarios, como ha ocurrido
en todas las religiones de todos los tiempos, han sido con frecuencia ávidos de
dinero.
2. Esta
avidez pecuniaria ha creado en muchos fieles y devotos una especie de "conciencia
mercantil" en la relación con Dios y, en general, en la religiosidad.
En el catolicismo se ha fomentado esta forma de
conciencia, con las mejores intenciones, pero con no tan buenas consecuencias. A Dios no se le
compra con dinero.
En las relaciones con Dios, lo que importa no
es la
"cantidad"
que se da, sino la "generosidad" de la persona. Por eso pudo decir Jesús
que la viuda pobre, al desprenderse solo de dos reales, había dado más que todos
los ricos.
3. No
es lo mismo "dar" que "darse". Son muchos los que están dispuestos a dar,
sobre todo a dar de lo que les sobra. Darse es ponerse uno, por completo y sin
condiciones, a disposición de alguien, de los demás, de una causa, de un
proyecto...
Con frecuencia, como no estamos dispuestos a
darnos a nosotros mismos a los demás, les damos cosas. Es la
"técnica" de los regalos, que la sociedad del comercio y del consumo sabe manejar
hábilmente. Así,
nos
sacan todo lo que pueden. Y lo damos gustosamente, con tal de no darnos
nosotros mismos, en el amor, la generosidad y la bondad sin reservas.
El tiempo que no damos a la familia, a los
niños, a los mayores, lo queremos suplir con regalos, con cosas, que muchas
veces no sirven para nada. Estos "detalles" ocultan una inmensa
"miseria".
Ntra. Sra. de la Medalla
milagrosa
ORIGEN DE LA MEDALLA
MILAGROSA
Las dos apariciones
origen de la advocación de la Santísima Virgen de la Medalla Milagrosa a Santa
Catalina Labouré en Paris (Francia)
PRIMERA APARICIÓN
En la calle del Bac,
número 140, en pleno centro de París, está la casa madre de la Compañía de las
Religiosas Hijas de la Caridad, que fundaran san Vicente de Paúl y santa Luisa
de Marillach.
En esta casa habitaba en
1830 una novicia llamada sor Catalina Labouré, a quien la Santísima Virgen
confió un mensaje salvador para todos los que con confianza y fervor lo
aceptaran y practicaran.
Mensaje
escrito por la misma santa Catalina Labouré.
"La noche del 18 de julio
de 1830, a eso de las 23'30, me oí llamar: "¡Sor Labouré, sor
Labouré!" Desperté y miré el lado de donde venía la voz, y veo un niño
vestido de blanco, de unos 4 a 5 años, que me dice: "VENGA A LA CAPILLA."
Me levanté y guiada por el niño me fui a la capilla: la puerta se abrió apenas
el niño la tocó con la mano. Sentada en un sillón, junto al altar, estaba la
Virgen. Yo dudaba que fuese la Virgen. Pero el niño me dijo: "¡ESA ES LA
SANTA VIRGEN!" Entonces la miré y di un salto hacia ella, arrodillándome a
sus pies y poniendo las manos sobre sus rodillas. Me dijo:
"HIJA Mía, EL BUEN DIOS QUIERE ENCOMENDARTE UNA MISIÓN. TENDRÁS
MUCHAS PENAS QUE SUPERARÁS, PENSANDO QUE LO HACES POR LA GLORIA DEL BUEN DIOS.
VENID A LOS PIES DE ESTE ALTAR: AQUÍ SE DISTRIBUIRÁN LAS GRACIAS A
TODOS CUANTOS LAS PIDAN CON CONFIANZA Y FERVOR."
La Virgen mostró su deseo
de que se fundara la Asociación de las Hijas de María, para celebrar el mes de
mayo a ella dedicado, con gran solemnidad. Me dijo:
"YO GUSTO MUCHO DE ESAS
FIESTAS Y CONCEDO MUCHAS GRACIAS."
Dijo
esto y desapareció por el lado de la tribuna.
Me alcé de las gradas del
altar y observé al niño donde lo había dejado. Me dijo: "SE HA IDO."
Volví al lecho a las 2 de
la mañana, oí dar la hora, pero ya no me dormí. "
SEGUNDA APARICIÓN
Leamos la aparición y el
mensaje que en ella se nos comunica, escrito por la misma santa Catalina
Labouré.
El día 27 de noviembre de
1830, a las 5'30 de la tarde, en medio de un profundo silencio, de nuevo la
Virgen se le aparece a sor Catalina Labouré, al pie del mismo altar, de pie
sobre la esfera del mundo a sus plantas con un globo en las manos, y le dijo:
""ESTE GLOBO QUE VES REPRESENTA EL MUNDO ENTERO Y CADA
ALMA EN PARTICULAR."
La figura de la Santísima
Virgen estaba llena de tanta belleza, que yo no podría describirla.
Advertí que sus dedos se
llenaban de anillos y piedras preciosas, y los rayos de luz que de ellos salían
se difundían por todas partes.
Se me dijo:
"ESTOS RAYOS DE LUZ SON EL SÍMBOLO DE LAS GRACIAS QUE LA
SANTÍSIMA VIRGEN CONCEDE A TODOS LOS QUE SE LAS PIDEN."
Se formó un cuadro un
poco ovalado alrededor de la Santísima Virgen con una inscripción con letras de
oro que decía:
¡OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE RECURRIMOS A
VOS!
"HAZ ACUÑAR UNA MEDALLA IGUAL A ESTE MODELO. TODAS LAS PERSONAS
QUE LA LLEVEN CON CONFIANZA, COLGADA AL CUELLO, RECIBIRÁN GRANDES
GRACIAS.""
En el reverso de la
medalla debía colocarse la letra M y encima una cruz, añadiendo en la parte
inferior dos corazones: uno coronado de espinas y otro traspasado por una
espada. Símbolo de los corazones de Jesús y de María.
Una vez acuñada la
medalla, y propagada profusamente, los acontecimientos dieron pruebas del
origen divino de su mensaje.
A vista de los hechos
extraordinarios, el Arzobispo de París Mons. de QUELEN mandó hacer una
investigación oficial sobre el origen y los hechos de la Medalla de la Calle
del Bac. He aquí la conclusión:
"La rapidez extraordinaria
con la cual esta medalla se ha propagado, el número prodigioso de medallas que
han sido acuñadas y distribuidas, los hechos maravillosos y las Gracias
singulares que los fieles han obtenido con su confianza parecen verdaderamente
los signos por los cuales el Cielo ha querido confirmar la realidad de las
apariciones, veracidad del relato de la vidente y la difusión de la
medalla".
Y en Roma, en 1846, como
consecuencia de la ruidosa conversión del Judío Alfonso de Ratisbona, el Papa
Gregorio XVI confirmaba con toda su autoridad las conclusiones del Arzobispo de
París.
Llevar la santa medalla
es proclamar nuestra fe en la súplica de la Santísima Virgen María, como
medianera universal ante la presencia de Dios.
LOURDES Y LA MEDALLA
MILAGROSA
La Medalla, Milagrosa es
conocida en el mundo entero . Pero con frecuencia se ignora que las apariciones
de la Capilla de la Calle del Bac prepararon los grandes acontecimientos de
Lourdes.
"La Señora de la
Gruta se me ha aparecido tal como está representada en la Medalla
Milagrosa", declaró Santa Bernadita. que llevaba al cuello la Medalla de
la Calle del Bac.
La
invocación de la Medalla. .
"OH MARÍA SIN PECADO CONCEBIDA, ROGAD POR NOSOTROS QUE
RECURRIMOS A VOS",
Difundida por todas
partes por la Medalla Milagrosa, suscitó el gran movimiento de fe que
"movió al Papa Pío IX en 1854, a definir el dogma de la Inmaculada
Concepción. Cuatro años después,. la aparición de Massabielle confirmaba de
manera inesperada la definición de Roma.
En 1954, con ocasión del
centenario de esta definición, la Santa Sede hizo acuñar una medalla
conmemorativa. En el reverso de la misma, la imagen de la Medalla Milagrosa y
la de la gruta de Lourdes, asociadas estrechamente, ponían de relieve el lazo
íntimo que une las dos apariciones de la Virgen con la definición de¡ dogma de
la Inmaculada Concepción..
Lo, mismo que Lourdes es
una fuente inagotable de Gracias, la Medalla Milagrosa es siempre el
instrumento de la incansable bondad de la Santísima Virgen con todos los
pecadores y desdichados de la tierra.
Los Cristianos que sepan
meditar su significado encontrarán en ella el simbolismo de toda la doctrina de
la Iglesia sobre el lugar providencia¡ que María ocupa en la Redención, y en
particular su mediación universal.
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