miércoles, 1 de noviembre de 2017

Parate un momento: El evangelio del dia 2 DE NOVIEMBRE - JUEVES – TODOS LOS FIELES DIFUNTOS



2 DE NOVIEMBRE -  JUEVES –
TODOS LOS FIELES DIFUNTOS

Lectura del santo evangelio según san Juan 17, 24-26
     En aquel tiempo, elevando los ojos al cielo, Jesús oró diciendo:
"Padre, este es mi deseo: que los que me confiaste estén contigo, donde yo estoy, y contemplen mi gloria, la que me diste porque me amabas, antes de la fundación del mundo.
     Padre justo, si el mundo no te ha conocido, yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Les he dado a conocer y les daré a conocer tu Nombre, para que el amor que me tenías esté en ellos, como también yo estoy en ellos'.

1.   Es inevitable que el día de los difuntos    recordemos a los que murieron, especialmente a quienes, por vínculos de sangre, amistad o admiración, representan algo importante en la vida. Sin embargo, lo que más importa en este día, no es mirar a lo que ya pasó, sino centrar nuestra atención en lo que todos
tenemos que afrontar: el problema del futuro, de nuestro futuro, en la muerte y después de la muerte.

2.   Para poner algo de claridad en este asunto, lo primero debe ser esto: el ser humano no es un compuesto de dos elementos, el cuerpo y el alma.
Esta distinción no tiene su fundamento en la Biblia. Ni tampoco en el pensamiento griego antiguo, anterior al s. V.
El pensamiento bíblico no es dualista, sino unitario. Y en el pensamiento griego más original el "alma" no era prisionera del cuerpo; era la vida o el espíritu del cuerpo (N. K. Chadwick).
El ser humano implica esencialmente corporalidad, es decir, se constituye por un cuerpo animado por el espíritu.

3.   La consecuencia lógica, que se sigue de lo dicho, es que la muerte no consiste en la separación del alma y el cuerpo. La muerte no es una separación, sino una
transformación de nuestra existencia entera.
Si creemos que Jesús Resucitado es EL VIVIENTE, de nuestra  fe en la resurrección tendríamos que deducir que el día de los difuntos es el día de la esperanza y, por tanto, de LA VIDA.

2 de noviembre día de los Difuntos
Sentido del día

Esta fiesta responde a una larga tradición de fe en la Iglesia: orar por aquellos fieles que han acabado su vida terrena y que se encuentran aún en estado de purificación en el Purgatorio. El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda que los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, pasan después de su muerte por un proceso de purificación, para obtener la completa hermosura de su alma.
La Iglesia llama "Purgatorio" a esa purificación; y para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: "La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego". (1Cor. 3, 14).
La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º de los Macabeos en el Antiguo Testamento dice: "Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados" (2Mac. 12, 46); y siguiendo esta tradición, la Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos.
Al respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso". Estos actos de piedad son constantemente alentados por la Iglesia.



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