22 DE DICIEMBRE - VIERNES –
3ª
- SEMANA DE ADVIENTO – B
San
Francisca Cabrini
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,
46-56
En aquel tiempo, María
dijo: "Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en
Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo. Y su misericordia
llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y
su descendencia para siempre'.
María se quedó con Isabel unos tres meses y
después volvió a su casa.
1. La fe y la humanidad (que se da en la vida y
en la conducta de quienes se comportan como
auténticamente humanos), brotan de la experiencia que vivía María, la
madre de Jesús. Es una experiencia que no se limita o se reduce a "lo
religioso", sino que abarca e invade la
totalidad de la conducta. Es honradez,
honestidad, buen trato y respeto con todos; es delicadeza, sinceridad,
servicialidad, sensibilidad especial hacia quienes sufren o lo pasan mal en la
vida.
2. Y esto es lo que expresa María en el llamado
himno del "Magníficat", que recoge los sentimientos y los deseos de
María. Son los sentimientos de los llamados (en aquel tiempo) los anawim, los
"pobres de Yahvé".
Estas gentes eran los
más humildes y necesitados de aquella sociedad. Personas que no tenían motivos
humanos para esperar un futuro y una vida mejor, una vida digna, segura, con
sus derechos garantizados, con esperanza y alegría.
Sin embargo, María
reconoce que ella tiene todo eso porque es lo que brota de su fe, de su
libertad, de la fuerza interior que le daba la
presencia de Jesús en su vida.
3. Entre los cristianos de mentalidad tradicional,
se habla de "devoción a María".
Esta
"devoción" se puede expresar en oraciones, plegarias, ritos,
costumbres relacionadas con "lo sagrado", etc.
Todo eso es bueno,
por supuesto. Pero con tal que todo eso no sirva de tapadera que oculte
formas de conducta que son la
contradicción más repugnante con los sentimientos que María expresó en su
"Magníficat".
- ¿De qué nos sirve
la devoción a María, si somos egoístas, tenemos orgullo, vivimos apegados al
dinero y a la riqueza, no tratamos con respeto a los demás, sobre todo si se
trata de personas pobres,
ignorantes, débiles, marginadas, excluidas?
Con este tipo de cristianismo no vamos a
ninguna parte. Eso no es devoción a la Virgen. Eso es egoísmo y hasta una forma
de ateísmo disfrazado de "piedad madama".
San Francisca Cabrini
Fundadora el Instituto de Misioneras
del Sacratísimo Corazón de Jesús
Vida
En Chicago, del estado de Illinois, en los Estados
Unidos de Norteamérica, santa Francisca Javiera Cabrini, virgen, que fundó el Instituto de Misioneras del Sacratísimo Corazón
de Jesús, y con eximia caridad se dedicó al cuidado de los emigrantes.
Nació en la Lombardía italiana, en Sant´Angelo
Logidiano el 15 de Julio de 1850, de Agustín y Stela; la penúltima de once
hermanos. Es una familia corriente de campesinos cristianos. La niña se
confirma con ocho años y hace la primera comunión a los nueve.
Cursa sus estudios y el primer trabajo como
maestra es en el pueblo que se llama Vidardo. Allí desempeña además una
importante labor apostólica y social.
Luego la vemos como superiora en el Hospicio de la
Providencia en Codoño. Pero fue una aventura que duró poco y acabó mal porque
el obispo tuvo que disolver aquella fundación: eran pocas y mal avenidas. Con
este motivo, el obispo que conocía sus posibilidades, su inclinación a las
misiones y la rectitud de su vida le recomienda que haga una fundación
misionera.
Han nacido las Misioneras del Sagrado Corazón. En
1907 obtiene la aprobación Pontificia y comienzan siete profesas.
En poco tiempo se multiplican sobremanera; cuando
muere Francisca Javiera a los sesenta y siete años ha fundado personalmente sesenta
y siete casas entre Europa (Italia, Francia, Inglaterra, España), EE. UU.
(Nueva York, Nueva Orleáns, Los Ángeles, Chicago, Filadelfia), y América
Central (Costa Rica, Panamá, Nicaragua...).
Ella siempre alimentó en su alma impulsiva,
generosa y valiente la posibilidad de llevar y extender el Evangelio en las
tierras de Oriente Lejano, concretamente en China. Quizá por eso de niña se
divertía haciendo barquitos de papel y al ponerlos en el río para que los
llevara adelante la corriente les decía ¡A China! No pudo hacerlo. Fue el
propio papa León XIII quien le sugirió un cambio de ciento ochenta grados
encaminándola a la atención misionera en América centrándose en los emigrantes
italianos que pasaban dificultades de todo tipo a principios de siglo. Esos
emigrantes salieron ganando: hospitales, orfanatos, colegios, asilos... les
llegaron con Francisca Javiera y las Misioneras. Y, sobre todo, instrucción,
formación religiosa, el cariño testimonial de la caridad. Bueno, en realidad no
fueron sólo los emigrantes italianos... la iglesia entera se enriqueció.
Murió el 22 de diciembre del año 1917 y la
canonizó el papa Pío XII en 1943.
No hay comentarios:
Publicar un comentario