lunes, 7 de octubre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 de OCTUBRE – MARTES – 27ª – SEMANA DEL T. O. – C – Evodio de Antioquía





8 de OCTUBRE – MARTES –
27ª – SEMANA DEL T. O. – C –
Evodio de Antioquía

Lectura del libro de profeta Jonás (3,1-10):

En aquellos días, el Señor volvió a hablar a Jonás y le dijo:
«Levántate y vete a Nínive, la gran capital, para anunciar allí el mensaje que te voy a indicar».
Se levantó Jonás y se fue a Nínive, como le había mandado el Señor. Nínive era una ciudad enorme: hacían falta tres días para recorrerla.
Jonás caminó por la ciudad durante un día, pregonando:
«Dentro de cuarenta días Nínive será destruida».
Los ninivitas creyeron en Dios: ordenaron un ayuno y se vistieron de sayal, grandes y pequeños.
Llegó la noticia al rey de Nínive, que se levantó del trono, se quitó el manto, se vistió de sayal, se sentó sobre ceniza y en nombre suyo y de sus ministros mandó proclamar en Nínive el siguiente decreto:
«Que hombres y animales, vacas y ovejas, no prueben bocado, que no pasten ni beban. Que todos se vistan de sayal e invoquen con fervor a Dios, y que cada uno se arrepienta de su mala vida y deje de cometer injusticias. Quizá Dios se arrepienta y nos perdone, aplaque el incendio de su ira y así no moriremos».
Cuando Dios vio sus obras y cómo se convertían de su mala vida, cambió de parecer y no les mandó el castigo que había determinado imponerles.

Palabra de Dios

Salmo: 129

R/. Si llevas cuentas de los dleitos, Señor,
¿quién podrá resistir?

Desde el lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R/.

Si llevas cuentas de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R/.

Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R/.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas (10,38-42):

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Y Marta, se multiplicaba para dar abasto con el servicio; hasta que se paró y dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó:
«Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas; sólo una es necesaria. María ha escogido la parte mejor y no se la quitarán.»

Palabra del Señor

1.  Lo primero que llama la atención, en este breve episodio, es que en él se relata un hecho que, en el judaísmo del s. I, tenía que resultar extraño y posiblemente escandaloso.  En aquella sociedad no se veía bien que una mujer   acogiera en su casa a un hombre. Por ejemplo, en el libro cuarto de los Macabeos, se pone como ejemplo a la madre de los siete mártires que, antes
de su matrimonio, no recibió una sola visita masculina, ni siquiera en presencia de sus parientes (4 Mac 18, 7) (F. Bovon, U. Ruegg).
Una vez más, se pone en evidencia la libertad de Jesús, que se enfrenta al puritanismo y a los prejuicios morales de aquel tiempo.

2.  Flavio Josefo indica que el verbo que utiliza Lucas, y “podéchomai” significa "acoger", lo que implica hospitalidad. Como en el caso de Zaqueo (Lc 19, 6) o de Jasón respecto a Pablo (Hech 17, 7).
Alguien ha pensado que aquí se apunta a una "iglesia doméstica" (W. Magass).  Pero eso no es probable, ya que el lenguaje relativo a las "iglesias domésticas" es propio de las cartas de Pablo, nunca de los evangelios. Este relato tiene más conexión con el comportamiento de Jesús y su relación con las mujeres, que con las prácticas de las "iglesias primitivas".

3.  El relato está compuesto de manera    que en él se presentan dos formas de relación con Jesús. De Marta se destaca la sobre-actividad.  El texto utiliza el verbo “perispómai”, que significa "estar en tensión por todas partes", "estar absorbido", "andar inquieto" o "distraído" (Bauer, Jutta Brutscheck).
Mientras que, de María, lo que Jesús elogia es la "escucha", la dedicación a estar con Jesús, la concentración en acoger la palabra, que se entiende lógicamente la "Palabra de Dios". Y esto es lo que Lucas pone como ejemplo.  Al tiempo que se reprueba la tensión de actividad en que vive Marta.
No es lo mismo el "ser para" que el "estar con". Marta estaba para servir a Jesús. María "estaba con" Jesús.
A todos nos gusta más que nos   escuchen que el simple hecho de que
alguien nos preste un servicio. "Estar atento a todos", "escuchar siempre",
"interesarse por lo que piensa o dice el otro". En eso está "la mejor parte", lo
que contagia la mejor convivencia.



En Antioquía, san Evodio, el cual, como escribe san Ignacio a los Antioquenos, fue el primer Obispo, ordenado allí por el Apóstol san Pedro, y terminó la vida con glorioso martirio. († c.69)

Breve Biografía
Primer obispo de Antioquía después de San Pedro. Eusebio lo menciona así en su "Historia": "Y Evodio habiendo sido establecido como primer [obispo] de Antioquía, Ignacio floreció en este momento" (III, 22). El tiempo mencionado es el de Clemente de Roma y de Trajano, de los cuales Eusebio acaba de hablar. Harnack ha demostrado (después de descartar una teoría propia anterior) que Eusebio tenía una lista de los obispos de Antioquía, que no tenía sus fechas, y que se vio obligado a sincronizarlos aproximadamente con los Papas. Parece seguro que él tomó las tres listas episcopales de Roma, Alejandría y Antioquía de la "Cronografía", que Julio Africano publicó en 221. La "Crónica de Eusebio" se ha perdido, pero en la traducción de San Jerónimo de la misma encontramos en tres años sucesivos las tres entradas
 - que Pedro, habiendo fundado la Iglesia de Antioquía, es enviado a Roma, donde persevera como obispo durante 25 años;
- que Marcos, el intérprete de Pedro, predica a Cristo en Egipto y Alejandría, y
 - que Evodio es ordenado primer obispo de Antioquía.
No tenemos ninguna mención de Evodio antes de la de Africano, pero ésta se ve confirmada por su contemporáneo, Orígenes, quien llama Ignacio al segundo obispo después de Pedro (Hom. IV, en Luc., III, 938A). Es curioso que la ordenación de Evodio no debiera haber sido dada en la "Cronografía" en el mismo año que la fundación de la Iglesia Antioqueña por Pedro, y Hort supone que las tres entradas deben haber pertenecido a un solo año en Eusebio; pero la evidencia no está a favor de esta simplificación. El año de la accesión de Ignacio, que es el de la muerte de Evodio, era desconocido para Eusebio, pues simplemente lo coloca en la "Crónica", junto con la muerte de Pedro y la accesión de Lino en Roma (Nerón 14-68), mientras que en la "Historia" lo menciona al comienzo del reinado de Trajano.
La fama de Ignacio causó que escritores posteriores, como San Atanasio y San Juan Crisóstomo, hablasen de él como si hubiese sido el sucesor inmediato de los Apóstoles. Jerónimo (De Vir. Ill., 16) y Sócrates (HE, VI, 8) lo llaman el "tercer" obispo después de San Pedro, pero esto es sólo porque ilógicamente incluyen a Pedro entre sus propios sucesores. Teodoreto y Pseudo-Ignacio representan a Ignacio como consagrado por Pedro. La dificultad que surgió así sobre Evodio se resolvió en las Constituciones Apostólicas que afirman que Evodio fue ordenado por Pedro e Ignacio por Pablo. El cronógrafo bizantino, Juan Malalas (X, 252), relata que cuando Pedro iba de camino a Roma pasó por la gran ciudad de Antioquía, sucedió que Evodo (sic), el obispo y patriarca, murió y lo sucedió Ignacio; él le atribuye a Evodio la invención del nombre cristiano. Salmon no parece estar justificado en suponer que Malalas le atribuye cualquiera de esta información a Teófilo, el obispo de Antioquía del siglo II. Podemos estar seguros que Evodio es un personaje histórico, y realmente fue el predecesor de San Ignacio, pero las fechas de su ordenación y muerte son realmente inciertas. Ningún testigo anterior lo menciona como mártir.


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