martes, 1 de octubre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 2 de OCTUBRE – MIÉRCOLES – 26ª – SEMANA DEL T. O. – C – Santos Ángeles Custodios





2 de OCTUBRE – MIÉRCOLES –
26ª – SEMANA DEL T. O. – C –

Lectura del libro de Nehemías (2,1-8):

Era el mes de Nisán del año veinte del rey Artajerjes. Tenía el vino delante, y yo tomé la copa y se la serví. En su presencia no debía tener cara triste.
El rey me preguntó:
«¿Qué te pasa, que tienes mala cara? Tú no estás enfermo, sino triste.»
Me llevé un susto, pero contesté al rey:
«Viva su majestad eternamente. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas, y sus puertas consumidas por el fuego?»
El rey me dijo:
«¿Qué es lo que pretendes?»
Me encomendé al Dios del cielo y respondí:
«Si a su majestad le parece bien, y si está satisfecho de su siervo, déjeme ir a Judá a reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres.»
El rey y la reina, que estaba sentada a su lado, me preguntaron:
«¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?»
Al rey le pareció bien la fecha que le indiqué y me dejó ir.
Pero añadí:
«Si a su majestad le parece bien, que me den cartas para los gobernadores de Transeufratina, a fin de que me faciliten el viaje hasta Judá. Y una carta dirigida a Asaf, superintendente de los bosques reales para que me suministren tablones para las puertas de la ciudadela de templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me instalaré.»
Gracias a Dios, el rey me lo concedió todo.

Palabra de Dios

Sal: 136,1-2.3.4-5.6

R/. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti

Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R/.

Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión.» R/.

¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R/.

Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9,57-62):

En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos le dijo uno:
«Te seguiré adonde vayas.»
Jesús le respondió:
«Las zorras tienen madriguera, y los pájaros nido, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza.»
A otro le dijo:
«Sígueme.»
Él respondió:
«Déjame primero ir a enterrar a mi padre.»
Le contestó:
«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios.»
Otro le dijo:
«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de mi familia.»
Jesús le contestó:
«El que echa mano al arado y sigue mirando atrás no vale para el reino de Dios.»

Palabra del Señor

1.  Es llamativo que la síntesis de las llamadas de Jesús al seguimiento, el
evangelio de Lucas las ha puesto cuando Jesús acaba de anunciar su Pasión y muerte violenta. Y después de destacar la contradicción que se daba entre el proyecto de Jesús y el proyecto de los discípulos.
En estos tres casos, de llamadas de Jesús al seguimiento suyo, hay una cosa clara: seguir a Jesús es más importante que tener una instalación, aunque sea mínima; más importante que cumplir   con el deber fundamental de cuidar al propio padre y darle sepultura; más importante que portarse bien con la familia.  
Como es lógico, si el seguimiento de Jesús es más importante que estas cosas tan básicas, sin duda alguna, cuando hablamos de seguir a Jesús, estamos hablando de algo que es más determinante en la vida que los bienes más básicos.
Es algo más fundamental que la familia, más fundamental que el    cumplimiento de los deberes sociales y religiosos más necesarios.

2.  Pues bien, si es que tomamos todo esto en serio, la pregunta que se plantea es lógica e inevitable: 
- ¿puede haber "exigencias religiosas" que sean más fuertes y decisivas que las "exigencias humanas" más básicas, como es tratar debidamente a la familia o enterrar al propio padre? 
Dicho de otra forma:
- ¿puede haber exigencias "religiosas" que entren en conflicto y se superpongan a las exigencias "humanas" más elementales y necesarias?

3.  Aquí es fundamental dejar muy claro que cuando la "religiosidad" suplanta o anula la "humanidad", esa religiosidad no viene de Dios, ni lleva a Dios.
Porque un Dios que entra en conflicto con lo humano es un Dios que se niega a sí mismo. Y otro tanto hay que decir de Jesús, en cuanto que es la encarnación de Dios, la imagen de Dios, la presencia de Dios entre los humanos.
Entonces, - ¿por qué dijo Jesús lo que se lee en este relato?
Porque, con demasiada frecuencia, la posesión de bienes, las relaciones de familia, y los deberes sociales o religiosos, todo se organiza y se gestiona de forma que no nos humaniza, sino que nos deshumaniza. Y eso es lo que Jesús quiere evitar, a toda costa.
El seguimiento de Jesús es la forma de humanización más profunda que podemos   imaginar. 
Un seguimiento que no nos hace más    humanos no es seguimiento, sino otra cosa, que seguramente a nosotros nos   conviene o nos interesa, por lo que sea.
Jesús es la llamada.
Vivir como vivió Jesús es la respuesta.

Santos Ángeles Custodios


En la Biblia, la palabra ángel significa «mensajero», un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos.
En el siglo II el gran sabio Orígenes señalaba que «los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja».
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio que, cuando san Pedro es sacado de la cárcel y llama a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, estos no creen al principio que sea Pedro en persona y exclaman: «Será su ángel» (Hch 12,15). En el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Finalmente, en el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre.

«Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día. Aunque espíritu invisible, sé que te hayas a mi lado, escuchas mis oraciones, y cuentas todos mis pasos. En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho, tus alas de nácar y oro. Ángel de Dios, que yo escuche, tu mensaje y que lo viva, que vaya siempre contigo, hacia Dios, que me lo envía. Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía».
Así de hermosa es la poesía con que dan comienzo las laudes de este día. En ella ya se encuentra sintetizada la espiritualidad y sentido de esta fiesta.
La existencia de los ángeles está fuera de duda y siempre la Iglesia los veneró y difundió su culto. San Gregorio Magno llega a decir esta hipérbole: «En casi todas las páginas de las Sagradas Escrituras está contenida la existencia de los Ángeles». El Antiguo Testamento habla repetidas veces de su acción prodigiosa en favor de los hombres: Un ángel avisa a Lot del peligro que corre Sodoma y el castigo que va a recibir esta ciudad. Un ángel conforta a la criada de Abrahán, Agar, cuando es despedida y camina por el desierto. Un ángel socorre al Profeta San Elías y le alimenta con pan y agua fresca por dos veces cuando huye de la persecución de la reina Jezabel. Un ángel acompaña y colma de gracia al joven Tobías y a su padre y demás familiares. Casi todo el libro de Tobías está en torno al arcángel San Rafael. También en el Nuevo Testamento aparece el ángel liberando a Pedro de las cadenas y abriéndole la puerta de la cárcel...
En las vidas de los Santos, tanto antiguos, como Santa Inés, tanto de la Edad Media, como San Francisco de Asís, y, modernos, como Santa Micaela del Smo. Sacramento, Santa Gema Galgani y San Francisco de Sales... la presencia del Ángel de su Guarda en sus vidas es como algo inseparable. Mucho lo vivió también el Beato Manuel Domingo y Sol.
Desde que tenemos uso de razón en nuestros hogares cristianos se nos infunde la devoción al Ángel de nuestra Guarda y se nos recomienda que no demos oído al ángel malo que nos instigará al pecado y que tratemos de oír siempre al Ángel bueno que nos inspirará lo que hemos de hacer y hemos de evitar.
Es doctrina comúnmente admitida que, al nacer, el Señor ya nos señala un ángel para nuestra custodia y que cada familia, cada pueblo, cada nación tienen su propio ángel. El sabio Orígenes ya decía algo parecido en el siglo III: «Sí, cada uno de nosotros tenemos un ángel que nos dirige, nos acompaña, nos gobierna, nos amonesta y presenta a Dios nuestras plegarias y buenas obras».
Santo Tomás de Aquino dividió los Coros angélicos en nueve categorías diferentes: «Los Serafines, Querubines y Tronos, forman la augusta corte de la Santísima Trinidad; las Dominaciones presiden el gobierno del Universo; las Virtudes, la fijeza de las leyes naturales; las Potestades refrenan el poder de los demonios; los Principados tienen bajo su amparo a los reinos y naciones; lo Arcángeles defienden a las comunidades menores, y los Ángeles guardan a cada uno de los hombres».
Los mismos Salmos hablan con frecuencia de los Ángeles. Jesucristo se refirió en varias ocasiones a la misión de estos Espíritus purísimos. San Agustín afirmaba en su tiempo que «el Ángel de la Guarda nos ama como a hermanos y está con una santa impaciencia por vernos ocupar en el cielo aquellas sillas de que se hicieron indignos los ángeles rebeldes». ¿Qué hacer nosotros por el Ángel, ya que tanto hace él por nosotros? Dice el Éxodo: «Respétale y escucha su voz... Si oyes su voz y ejecutas cuanto te ordene, seré enemigo de tus enemigos».

(Fuente: magnificat.ca)


No hay comentarios:

Publicar un comentario