martes, 29 de octubre de 2019

Párate un momento: El Evangelio del dia 31 de OCTUBRE – JUEVES – 30ª – SEMANA DEL T. O. – C – San Alonso Rodríguez




31 de OCTUBRE – JUEVES –
30ª – SEMANA DEL T. O. – C –
San Alonso Rodríguez

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos (8,31b-39):

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él?
¿Quién acusará a los elegidos de Dios? ¿Dios, el que justifica? ¿Quién condenará? ¿Será acaso Cristo, que murió, más aún, resucitó y está a la derecha de Dios, y que intercede por nosotros?
¿Quién podrá apartarnos del amor de Cristo?: ¿la aflicción?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?, como dice la Escritura: «Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza.»
Pero en todo esto vencemos fácilmente por aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni criatura alguna podrá apartarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, Señor nuestro.

Palabra de Dios

Salmo: 108,21-22.26-27.30-31

R/. Sálvame, Señor, por tu bondad

Tú, Señor, trátame bien, por tu nombre,
líbrame con la ternura de tu bondad;
que yo soy un pobre desvalido,
y llevo dentro el corazón traspasado. R/.

Socórreme, Señor, Dios mío,
sálvame por tu bondad.
Reconozcan que aquí está tu mano,
que eres tú, Señor, quien lo ha hecho. R/.

Yo daré gracias al Señor con voz potente,
lo alabaré en medio de la multitud:
porque se puso a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los jueces. R/.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (13, 31-35):

En aquella ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:
«Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte.»
Él contestó:
«ld a decirle a ese zorro: "Hoy y mañana seguiré curando y echando demonios; pasado mañana llego a mi término."
Pero hoy y mañana y pasado tengo que caminar, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían! ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la clueca reúne a sus pollitos bajo las alas! Pero no habéis querido. Vuestra casa se os quedará vacía.
Os digo que no me volveréis a ver hasta el día que exclaméis: "Bendito el que viene en nombre del Señor."»

Palabra del Señor

1.   Parece lo más probable que   efectivamente Herodes quería acabar   con el movimiento profético de Jesús. Ya, en el relato de la curación del manco en la
sinagoga, aparecen los partidarios de Herodes que querían matar a Jesús (Mc 3, 6) (F. Bovon).
A Herodes le preocupaba la predicación y el influjo que Jesús tenía
sobre amplios sectores del pueblo (Mc 6, 14-16; Lc 9, 7-9; 13, 31-32; 23, 6-12; cf.
8, 3; Hech 13, 1).
Además, el recurso al espionaje era muy habitual en el Imperio durante el s. I (J. P. Meier).
¿Se puede asegurar que Herodes quiso realmente matar a Jesús?
Es lo más probable. En todo caso, la respuesta de Jesús, al calificar a Herodes de "zorro" "álopes", indica su absoluta libertad frente al poder político y, en general, frente a los notables de su tiempo.
La metáfora del "zorro" se asociaba a la "gallina" y se contraponía al "león" (A. W. Verrall).

2.  Pero lo más importante, que hay en este relato, es el lamento que hace Jesús sobre Jerusalén, la ciudad santa, en cuyo Templo el judaísmo localizaba la presencia divina y que era la alegría de todos los pueblos (Is 25, 6-10; Jer 4, 9-17). 
Pues bien, a esta ciudad precisamente, centro de la religiosidad de aquel pueblo, Jesús llama ciudad asesina. Era la ciudad que honraba a los sacerdotes y celebraba el culto sagrado, pero mataba a los profetas.
Se sabe que Jerusalén, en tiempos de Jesús, vivía del Templo y del enorme flujo  de peregrinos que acudían de todo el Imperio (J. Jeremias). Mientras que el Templo y el culto daban dinero, los profetas creaban problemas y malestar con sus denuncias.  
La religión no tolera estas situaciones. Y, si es preciso, mata a quien le estorba.

3.   Por otra parte, Jesús, imagen visible de Dios (Col 1, 15) y encarnación de Dios (Jn 1, 14), que revela al mismo Dios (Jn 1, 18; 14, 9-10), se presenta en la entrañable imagen de la gallina madre "órnis" (Mt 23, 37), representación de la solicitud protectora (cf. Deut 32, 11; Is 35, 5; Sal 36, 8), que cubre con su cuerpo y sus alas a sus hijos, de forma que prefiere morir ella en las garras de una de las grandes aves rapaces, antes que abandonar desamparados a sus polluelos. Es una de las más bellas e impresionantes metáforas del cariño maternal del Dios de Jesús.
Así tendría que ser y verse siempre esta Iglesia, que prolonga, en la historia, la presencia de Jesús, defensor y protector de los más débiles.

San Alonso Rodríguez



En la ciudad de Palma, en la isla de Mallorca, san Alfonso Rodríguez, que, al perder su esposa e hijos, entró como religioso en la Compañía de Jesús y estuvo como portero del colegio de aquella ciudad durante largos años, mostrando una gran humildad, obediencia y constancia en una vida penitente.

Vida de San Alonso Rodríguez
Estaba un día enfermo y le llevó el enfermero la comida a la cama con un mandato de parte del Padre Superior: «que se coma todo el plato». Cuando regresa el enfermero, le encuentra deshaciendo el plato y comiéndolo pulverizado. El santo se impuso a sí mismo una obediencia ciega; se exigió a sí mismo tanto que uno de los padres le dijo un buen día «que obedecía a lo asno».
Nació en Segovia en el año 1533, segundo de los once hijos del matrimonio formado por Diego Rodríguez y María Gómez que vivían del comercio de paños.
Su niñez y juventud estuvieron ligadas a la Compañía de Jesús. A los doce años fueron alojados en su casa Pedro Fabro y otro jesuita, cuyas enseñanzas atesoró. Estudió en el Colegio de los jesuitas de Alcalá de Henares.
A la muerte de su padre se encarga de sacar adelante el negocio familiar, pero su incompetencia es notable para el negocio de los paños.
Contrae matrimonio con María Juárez con quien tiene dos hijos. Pero la mala fortuna parece que le persigue: muere uno de sus hijos y su mujer y el negocio va de mal en peor; luego fallece su otro hijo y su madre. Alonso se ha quedado solo.
Se produce entonces una crisis fuerte que resuelve con confesión general y con el deseo de comenzar una nueva vida tomando un impresionante ritmo interior de trato con Dios y que mantiene por seis años. Cede a sus hermanos sus bienes y marcha a Valencia en 1569 con el propósito de ingresar en la Compañía; pero no contaba con insalvables obstáculos: su edad, la falta de estudios y escasa salud.

Trabaja entonces en comercio y de ayo.
Por fin es admitido en el Colegio Monte Sión en el año 1571; desde el año 1572 ocupa el cargo de portero hasta el 1610 que hacen casi cuarenta años
Es considerado en la Compañía como modelo para los hermanos legos por su ejercicio permanente para lograr auténtica familiaridad con Dios, por su obediencia absoluta y por su amor y deseo de tribulación.
Este humilde y santo portero fue durante su vida un foco radiante de espiritualidad de la que se beneficiaron tanto los superiores que le trataron como los novicios con los que tuvo contacto; un ejemplo representativo está en San Pedro Claver, el apóstol de los esclavos.
Con sus cartas ejerce un verdadero magisterio. Su lenguaje es sencillo y el popular de la época, pero logra páginas de singular belleza al tratar temas de mayor entusiasmo. La santidad que describe en sus escritos no es aprendida en los libros, es fruto de su experiencia espiritual.
Fue canonizado por el papa León XIII junto con San Pedro Claver.

(Fuente: archimadrid.es)


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