domingo, 17 de mayo de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 18 DE MAYO – LUNES – 6ª - SEMANA DE PASCUA – A – SAN JUAN – I




18 DE MAYO – LUNES –
6ª - SEMANA DE PASCUA – A –
SAN  JUAN – I

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (16,11-15):
Nos hicimos a la mar en Tróade y pusimos rumbo hacia Samotracia; al día siguiente salimos para Neápolis y de allí para Filipos, primera ciudad del distrito de Macedonia y colonia romana. Allí nos detuvimos unos días.
El sábado salimos de la ciudad y fuimos a un sitio junto al río, donde pensábamos que había un lugar de oración; nos sentamos y trabamos conversación con las mujeres que habían acudido. Una de ellas, que se llamaba Lidia, natural de Tiatira, vendedora de púrpura, que adoraba al verdadero Dios, estaba escuchando; y el Señor le abrió el corazón para que aceptara lo que decía Pablo.
Se bautizó con toda su familia y nos invitó:
«Si estáis convencidos de que creo en el Señor, venid a hospedaros en mi casa».
Y nos obligó a aceptar.
Palabra de Dios 
Salmo: 149,1-2.3-4.5-6a.9b

R/. El Señor ama a su pueblo
Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R/.
Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R/.
Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan (15,26–16,4a):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo. 
Os he hablado de esto, para que no os escandalicéis. Os excomulgarán de la sinagoga; más aún, llegará incluso una hora cuando el que os dé muerte pensará que da culto a Dios. Y esto lo harán porque no han conocido ni al Padre ni a mí.
Os he hablado de esto para que, cuando llegue la hora, os acordéis de que yo os lo había dicho».
Palabra del Señor

1.   Jesús avisa a sus discípulos que van a tener que soportar la peor violencia que una persona creyente puede sufrir. Se trata de la violencia de la propia religión.  Los discípulos de Jesús eran judíos. Y Jesús les dice que los van a expulsar de la Sinagoga, es decir, que la religión de ellos y de sus padres los va a excomulgar.   Más aún, llegará el día en que quien los mate pensará que así da culto a Dios.

2.   Sufrir persecución de los poderes civiles, militares o religiosos, de otras religiones distintas de la propia, es siempre difícil de soportar. Pero sentir que es tu propia religión la que te margina, te desprecia, te persigue y te amenaza, eso es muy duro.  Porque entonces, al sufrimiento físico y moral, se suma la duda, la inseguridad y el miedo a vivir equivocado. 
Al desprecio de los demás se suma el autodesprecio.  La destrucción que se vive, en esos casos, es total. Y además hay que vivir tal destrucción en soledad    porque, por lo general, te miran con recelo y sospechas hasta los de tu propia religión.
Esto es lo peor de todo.

3.  Pero la violencia religiosa puede llegar más lejos. Dice Jesús que se dará el caso en que quien te mate, pensará que da culto a Dios.
La perversión más asombrosa: el culto divino convertido en culto asesino.
¿Cómo es posible llegar a semejante contradicción?
Muy sencillo: desde el momento en que pensamos en Dios como El Trascendente, Dios ya no está a nuestro alcance, nadie lo conoce y, por eso, cada cual lo piensa o lo imagina como le conviene. Y le puede convenir que Dios justifique las venganzas, los odios y los asesinatos.
Un Dios "des-humanizado" es el mayor peligro para los mortales.
SAN  JUAN – I



(año 526)

Nació en Toscana, y fue elegido papa en el año 523. Enviado como legado de Teodorico a Justino, emperador de Constantinopla, fue detenido a su vuelta y encarcelado. Su gestión no había sido del agrado del monarca. Murió en Rávena en el año 526.
Era italiano, de Toscana. En 523 fue elegido Sumo Pontífice. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de los arrianos. Y sucedió que el emperador Justino de Constantinopla decretó cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los arrianos niegan que Jesucristo es Dios y esto es algo muy grave y contrario a la religión Católica). El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a Constantinopla y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes que habían dado contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que apoyaran a los herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad.
Más de 15,000 fieles salieron en Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos, y estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos.
Y Teodorico se encendió en furiosa rabia, y al llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió, que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes consejeros, Boecio y Símaco.
Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario