viernes, 8 de mayo de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 9 DE MAYO – SÁBADO – 4ª - SEMANA DE PASCUA – A – San Gregorio Ostiense





9 DE MAYO – SÁBADO –
4ª - SEMANA DE PASCUA – A –

Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles (13,44-52):
El sábado siguiente, casi toda la ciudad acudió a oír la palabra del Señor. Al ver el gentío, los judíos se llenaron de envidia y respondían con blasfemias a las palabras de Pablo. Entonces Pablo y Bernabé dijeron con toda valentía:
«Teníamos que anunciaros primero a vosotros la palabra de Dios; pero como la rechazáis y no os consideráis dignos de la vida eterna, sabed que nos dedicamos a los gentiles.
Así nos lo ha mandado el Señor:
“Yo te he puesto como luz de los gentiles, para que lleves la salvación hasta el confín de la tierra”».
Cuando los gentiles oyeron esto, se alegraron y alababan la palabra del Señor; y creyeron los que estaban destinados a la vida eterna.
La palabra del Señor se iba difundiendo por toda la región. Pero los judíos incitaron a las señoras distinguidas, adoradoras de Dios, y a los principales de la ciudad, provocaron una persecución contra Pablo y Bernabé y los expulsaron de su territorio.
Estos sacudieron el polvo de los pies contra ellos y se fueron a Iconio. Los discípulos, por su parte, quedaban llenos de alegría y de Espíritu Santo.
Palabra de Dios

Salmo: 97,1-2ab.2cd.3ab.3cd-4

R/. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R/.
El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R/.
Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R/.

Lectura del santo evangelio según san Juan 14, 7-14
    En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
"Si me conocierais a mí, conoceríais también a mi Padre. Ahora ya lo conocéis y lo habéis visto'.
Felipe le dice:
      "Señor, muéstranos al Padre y nos basta'.
Jesús le replica:
"Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces, Felipe?
Quien me ha visto a mí, ha visto al Padre.
¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?  - ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí?
Lo que yo os digo no lo hablo por cuenta propia. El Padre, que permanece en mí, Él mismo hace las obras.
Creedme que yo estoy en el Padre y el Padre en mí... Si no, creed a las obras.
Os lo aseguro: el que cree en mí, también él hará las obras que yo hago, y aún mayores.  Porque yo me voy al Padre, y lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.
Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré'.
Palabra del Señor

1.  Jesús plantea aquí directamente el problema que representa conocer a Dios. No olvidemos que, en el lenguaje del Nuevo Testamento, el Padre es el nombre propio de
Dios. 
Pues bien, Jesús afirma que quien le conoce a él, por eso mismo conoce a Dios. Lo que es tanto como decir que Jesús es la imagen de Dios.

2.  Pero Jesús da aquí un paso más.  Se trata de un conocimiento que entra por los ojos, es decir, por lo sensible, por lo más carnal y humano que hay en nosotros. Esto explica la intervención de Felipe y la respuesta que Jesús le da.
La propuesta de Felipe es enteramente lógica: "Muéstranos al Padre", o sea, "Muéstranos a Dios", dinos cómo es Dios. Lo que no parece lógico es la respuesta de Jesús: "Tanto tiempo que estoy yo con vosotros y ¿todavía no me conoces?
Felipe veía en Jesús a un hombre.  No se había enterado todavía de que, en aquel hombre que él veía y palpaba, allí estaba viendo y palpando a Dios.

3.  Felipe seguía creyendo en el Dios Infinito y Absoluto del que siempre había oído hablar. A veces, quizá se preguntaría si en Jesús no había algo del antiguo Dios de siempre. Pero lo que seguramente no le cabía en su cabeza es que el Dios fulminante del Sinaí, el Dios vencedor de todas las batallas, estaba allí, delante de él, cenando, despidiéndose de sus amigos. 
Dios se había vaciado, había renunciado a su grandeza y había enfilado el camino que, para los hombres de aquel tiempo, era un escándalo y una locura (1 Cor 1, 23).
Más difícil de entender y aceptar que el Dios infinito es el Dios humanizado.  Por eso no entendemos ni aceptamos a Jesús, aunque pensemos que lo entendemos y lo aceptamos.

San Gregorio Ostiense 


Son bastante confusas las noticias que tenemos sobre este santo muy venerado en las tierras de Rioja y Navarra.
Se le conoce como abad del monasterio de san Cosme y san Damián, en Roma.
El papa Juan XVIII lo hace obispo de Ostia y luego lo eleva al cardenalato, pasando a ser Bibliotecario Apostólico, puesto que mantuvo durante cuatro papados. Participa en el gobierno de la Iglesia, tomando parte en asuntos arduos y complicados de política exterior al tiempo que procura no descuidar el ministerio pastoral.
Parece ser que vino a España en la primera mitad del siglo XI, como Legado papal ante las Cortes de Burgos y Pamplona. Muy probablemente tuvo que ver su envío desde Roma con las cuestiones relativas a la organización eclesiástica de España en una coyuntura en la que se hacía muy necesaria la determinación de los límites de las diócesis que era origen y fuente de numerosos conflictos y no sólo por interferencias de jurisdicción episcopal, sino también por la pertenencia a distintos soberanos. Ello conllevaba negociaciones con los reyes y con los obispos interesados, y para esa labor hacía falta un hombre con tacto político y gran sentido eclesial.
Era asunto difícil y espinoso por los muchos intereses que encerraba era la delimitación de la diócesis de Valpuerta cuya extensión perteneció en gran parte a la desaparecida diócesis visigoda de Calahorra y que llegó a perdurar hasta el 1086, después de la muerte del santo, fecha en que quedó incorporada a Burgos (Campus Castellae) que absorbió en torno a sí a todos los obispados circundantes.
También en el sur de Pamplona, en torno a Nájera, erigen los reyes Santa María la Real como panteón real. Ya había aparecido la figura del Nagalensis o Navarensis o Nazarensis episcopus desde el 925, abarcando las fronteras diocesanas hasta territorios que interfieren Valpuerta y Alava, amén de ocupar toda la Rioja, donde habían proliferado, durante los tres siglos de dominación musulmana, y con la ilusión de ser cada una la continuidad de Calahorra, las diócesis de Albelda, Castella Vetus, San Millán de la Cogolla y Nájera, cuya historia constituye una verdadera maraña, complicada aún más todavía por la presencia de prelados auxiliares u honorarios hasta que se reconquistó Calahorra, en el 1046, y recuperó su antigua capitalidad, aglutinando a las mencionadas.
No siempre dieron buen fruto, o el fruto apetecido, las negociaciones del Legado, pero sí que pudieron hacerse sin discordias entre los reyes y sin enfrentamientos entre los obispos y, desde luego, sentaron las bases para que la obra trascendiera al gestor.
Gregorio no olvidó nunca lo principal de su persona, el ejercicio del ministerio sacerdotal. Predicó en Calahorra y Logroño entre otras poblaciones de la Rioja y Navarra, destacando en sus pláticas la necesidad de conversión y penitencia. Parece ser que esta fue la ocasión en que santo Domingo de la Calzada vivió algún tiempo en su compañía, sirviéndole de paje.
Se cuenta que en cierta ocasión libró los campos riojanos de una plaga de animalitos, y por eso le invocan los agricultores de una manera especial contra la langosta.
Vivió alrededor de cinco años en España.
Agotado y enfermo se retiró a Logroño donde parece que murió alrededor del año 1044; pero su cuerpo se venera en la iglesia de san Gregorio de Pinave, entre Viana y Logroño.



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