18 DE JUNIO – JUEVES –
SAN CIRIACO Y SANTA PAULA,
PATRONOS DE MÁLAGA
Lectura
del libro del Eclesiástico (48,1-15):
Surgió
Elías, un profeta como un fuego, cuyas palabras eran horno encendido. Les quitó
el sustento del pan, con su celo los diezmó; con el oráculo divino sujetó el
cielo e hizo bajar tres veces el fuego. ¡Qué terrible eras, Elías!; ¿quién se
te compara en gloria?
Tú
resucitaste un muerto, sacándolo del abismo por voluntad del Señor; hiciste
bajar reyes a la tumba y nobles desde sus lechos; ungiste reyes vengadores y
nombraste un profeta como sucesor. Escuchaste en Sinal amenazas y sentencias
vengadoras en Horeb. Un torbellino te arrebató a la altura; tropeles de fuego,
hacia el cielo. Está escrito que te reservan para el momento de aplacar la ira
antes de que estalle, para reconciliar a padres con hijos, para restablecer las
tribus de Israel. Dichoso quien te vea antes de morir, y más dichoso tú que
vives. Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo recibió dos tercios de
su espíritu. En vida hizo múltiples milagros y prodigios, con sólo decirlo; en
vida no temió a ninguno, nadie pudo sujetar su espíritu; no hubo milagro que lo
excediera: bajo él revivió la carne; en vida hizo maravillas y en muerte obras
asombrosas.
Palabra
de Dios
Salmo:
96,1-2.3-4.5-6.7
R/.
Alegraos, justos, con el Señor
El
Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas
innumerables.
Tiniebla y nube lo
rodean,
justicia y derecho
sostienen su trono. R/.
Delante
de él avanza fuego,
abrasando en torno a los
enemigos;
sus relámpagos deslumbran
el orbe,
y, viéndolos, la tierra
se estremece. R/.
Los
montes se derriten como cera
ante el dueño de toda la
tierra;
los cielos pregonan su
justicia,
y todos los pueblos
contemplan su gloria. R/.
Los
que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo
en los ídolos;
ante él se postran todos
los dioses. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (6,7-15):
En
aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando
recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por
hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo
que os hace falta antes que lo pidáis.
Vosotros
rezad así:
"Padre
nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu
voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy el pan nuestro de cada día,
perdónanos nuestras ofensas, pues nosotros hemos perdonado a los que nos han
ofendido, no nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del Maligno.
"
Porque si perdonáis a los demás sus culpas, también vuestro Padre del cielo os
perdonará a vosotros. Pero si no perdonáis a los demás, tampoco vuestro Padre
perdonará vuestras culpas.»
Palabra
del Señor
1. No
rezamos para informar a Dios de lo que pensamos que nos hace falta. Según
la idea comúnmente aceptada, Dios sabe lo que necesitamos antes de que se
lo digamos. Tampoco rezamos para mover a Dios a que quiera lo que nosotros
queremos.
Rezamos porque
es humano acudir a quien pensamos que nos puede ayudar. Lo cual quiere decir
que, cuando rezamos, expresamos nuestros deseos más sinceros y más
apremiantes.
2. Según
lo dicho, la oración es la mejor expresión de cómo es nuestra religiosidad y
para qué nos moviliza. En esto radica la importancia singular que
tiene la oración que Jesús nos enseñó. En esta oración, Jesús nos
dice lo que, ante todo, nos tiene que interesar en la vida. Es decir, los
motivos y los valores que han de movilizar nuestro comportamiento.
3. El
tema de Dios es decisivo, quizá lo más decisivo, para movilizarnos hacia el
bien o hacia el mal. La creencia en Dios ha hecho santos y ha humanizado
a mucha
gente. Como
ha hecho criminales y ha deshumanizado
a tantas personas. Por eso Jesús dice que, cuando acudimos a Dios, solo
tengamos en la cabeza a un Padre, jamás a un Déspota o un Tirano.
Que le pidamos,
es decir, que lo más apremiante para nosotros sea que nadie le falte al respeto
a ese nombre, o sea que no lo utilice para mandar, en nombre de Dios, lo que
nunca se debe mandar: privar a las personas de su libertad, de su dignidad, de
su felicidad.
Y, menos aún,
para conseguir que la gente se sienta mal, se sienta culpable, amenazada,
indigna. Si de Dios pensamos y sentimos así, lo demás que dice el "Padre
nuestro" resulta lógico y es la mejor oración que se puede hacer.
SAN CIRIACO Y SANTA PAULA,
PATRONOS DE MÁLAGA
Los Reyes
Católicos consagraron a los Santos Mártires Ciriaco y Paula una de las cuatro
parroquias fundacionales tras la reconquista en 1487, designaron a los Santos
Mártires Ciriaco y Paula Patronos de la ciudad de Málaga en 1490, e incluyeron
a los Santos Patronos en el Escudo de Armas en 1494. Todos estos aspectos han
permanecido inalterados hasta el momento presente. El día 18 de Junio ha sido
una fiesta fundamental en la ciudad durante siglos, aunque de forma
intermitente. Hasta el año 1986, el día 18 de Junio era fiesta local civil.
La
tradición transmitida ampliamente en la historiografía local afirma que los
Santos Ciriaco y Paula fueron dos jóvenes malagueños pertenecientes a una
floreciente comunidad cristiana existente en nuestra ciudad y presidida por el
Obispo San Patricio. Apresados en el contexto de la décima persecución del
emperador Diocleciano y Maximiano, fueron sometidos a dolorosos tormentos con
el propósito de que renunciaran a su fe y adorasen a las divinidades
paganas. Como no consiguieron tal propósito, fueron condenados a
muerte y lapidados, atados a sendos troncos de unas palmeras, esto sucedió en
el margen del río Guadalmedina el día 18 de Junio del año 303 de nuestra era,
en el lugar que aún hoy conocemos como Paseo de Martiricos. Ocurrida la muerte,
cayó un fuerte aguacero que impidió que sus cuerpos fuesen quemados, y sus
hermanos cristianos los recogieron y procedieron a su sepultura. Se desconocen
los datos en torno a su nacimiento, infancia o juventud. se ignora dónde han
sido depositados sus cuerpos, aunque tradicionalmente se afirmaban que no
podían estar muy lejos de la ciudad, junto a la ribera del río Guadalmedina, de
donde se arrancaron las piedras para lapidarlos.
En
1581 se dejó sentir un fuerte terremoto en la iglesia de los Santos Mártires,
como apenas hubo que lamentar pérdidas, decidieron el 16 de Junio de 1582 hacer
un voto solemne y declarar día festivo con obligación de oír misa el 18 de
junio, día de los Santos Mártires, en la ciudad y sus arrabales. En el mismo
cabildo la Ciudad acordó mandar labrar dos estatuas de plata para que fueran
sacadas en procesión en el día de su fiesta. Estas imágenes, donadas por el
Cabildo municipal, fueron procesionadas por primera vez el 18 de junio del año
1604. El 5 de Febrero de 1810 entraron los franceses en Málaga y arrebataron a
los malagueños las dos estatuas de los Santos Patronos debido a su precioso
metal.
Hay
buena prueba de la memoria de los Santos Ciriaco y Paula en el callejero de la
ciudad: La Barriada de Santa Paula y unos jardines, están dedicados en honor de
nuestra Patrona. El Paseo de Martiricos, junto al río Guadalmedina, guarda
tradición del lugar del martirio. En Ciudad Jardín tenemos calle San Ciriaco y
calle Santa Paula. La denominada Plaza de los Mártires Ciriaco y Paula, y la
calle Mártires junto al templo parroquial de los Santos Mártires Ciriaco y
Paula. Muy cerca, además, está la calle Santos, también dedicada a los
Patronos, recogiendo la tradición que afirmaba que los jóvenes Santos se
conocieron en una panadería situada en esa vía, en la que trabajaban ambos.
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