lunes, 8 de junio de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 10 DE JUNIO – MIÉRCOLES – 10ª – SEMANA DEL T. O. – A – San Asterio de Petra






10 DE JUNIO – MIÉRCOLES –
10ª – SEMANA DEL T. O. – A –
San Asterio de Petra

Lectura del primer libro de los Reyes (18,20-39):
En aquellos días, el rey Ajab despachó órdenes a todo Israel, y los profetas de Baal se reunieron en el monte Carmelo. Elías se acercó a la gente y dijo:
«¿Hasta cuándo vais a caminar con muletas?
Si el Señor es el verdadero Dios, seguidlo; si lo es Baal, seguid a Baal.»
La gente no respondió una palabra. Entonces Elías les dijo:
«He quedado yo solo como profeta del Señor, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. Que nos den dos novillos: vosotros elegid uno; que lo descuarticen y lo pongan sobre la leña, sin prenderle fuego; yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, sin prenderle fuego. Vosotros invocaréis a vuestro dios, y yo invocaré al Señor; y el dios que responda enviando fuego, ése es el Dios verdadero.»
Toda la gente asintió: «¡Buena idea!»
Elías dijo a los profetas de Baal:
«Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, porque sois más. Luego invocad a vuestro dios, pero sin encender el fuego.»
Cogieron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando a Baal desde la mañana hasta mediodía:
«¡Baal, respóndenos!»
Pero no se oía una voz ni una respuesta, mientras brincaban alrededor del altar que habían hecho.
Al mediodía, Elías empezó a reírse de ellos:
«¡Gritad más fuerte! Baal es dios, pero estará meditando, o bien ocupado, o estará de viaje; ¡a lo mejor está durmiendo y se despierta!»
Entonces gritaron más fuerte; y se hicieron cortaduras, según su costumbre, con cuchillos y punzones, hasta chorrear sangre por todo el cuerpo. Pasado el mediodía, entraron en trance, y así estuvieron hasta la hora de la ofrenda. Pero no se oía una voz, ni una palabra, ni una respuesta.
Entonces Elías dijo a la gente:
«¡Acercaos!»
Se acercaron todos, y él reconstruyó el altar del Señor, que estaba demolido: cogió doce piedras, una por cada tribu de Jacob, a quien el Señor había dicho: «Te llamarás Israel»; con las piedras levantó un altar en honor del Señor, hizo una zanja alrededor del altar, como para sembrar dos fanegas; apiló la leña, descuartizó el novillo, lo puso sobre la leña y dijo:
«Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre la víctima y la leña.»
Luego dijo:
«¡Otra vez!»
Y lo hicieron otra vez.
Añadió:
«¡Otra vez!»
Y lo repitieron por tercera vez.
El agua corrió alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó de agua.
Llegada la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y oró:
«¡Señor, Dios de Abrahán, Isaac e Israel! Que se vea hoy que tú eres el Dios de Israel, y yo tu siervo, que he hecho esto por orden tuya.
Respóndeme, Señor, respóndeme, para que sepa este pueblo que tú, Señor, eres el Dios verdadero, y que eres tú quien les cambiará el corazón.»
Entonces el Señor envió un rayo que abrasó la víctima, la leña, las piedras y el polvo, y secó el agua de la zanja. Al verlo, cayeron todos sobre su rostro, exclamando:
 «¡El Señor es el Dios verdadero! ¡El Señor es el Dios verdadero!»
Palabra de Dios

Salmo: 15

R/. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti

Protégeme, Dios mío,
que me refugio en ti;
yo digo al Señor:
«Tú eres mi bien.» R/.
Multiplican las estatuas de dioses extraños;
no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios. R/.
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa;
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R/.
Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (5,17-19):
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
 «No creáis que he venido a abolir la Ley o los profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.
Os aseguro que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la Ley. 
El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes, y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el Reino de los cielos.»
Palabra del Señor

1.  Estas palabras de Jesús, después de lo que ha dicho en las bienaventuranzas y con las metáforas de la sal y de la luz, tienen su razón de ser. Es más, Jesús tenía que decir algo de esto. Porque él hablaba a gente educada en la religión de la ley y los profetas. Pero ahora acaban de escuchar que lo central en la vida no es someterse a la ley religiosa o escuchar las diatribas de los profetas de Dios.
Lo central para Jesús es la felicidad de los humanos.  De forma que eso es la sal y la luz de este mundo.
Pero, entonces,
 - ¿no es eso acabar con la religión?
        - ¿Qué queda en pie de la ley y los profetas?

2.  Jesús sale al paso de quienes, entonces o ahora, se hacen tales preguntas.
El punto de vista de Jesús es muy claro:
"No ha venido a suprimir (katal) la ley o los profetas, sino a llevar todo eso a su plenitud (pleróo)".
Con esto Jesús quiso decir lógicamente que la religión alcanza su plenitud, no cuando se centra en sí misma y se reduce a la perfecta observancia de sus ritos y normas.
La religión alcanza su plenitud cuando ella deja de ser el centro y se pone al servicio de la felicidad humana, no mediante promesas para otra vida, sino mediante hechos tangibles para esta vida.

3. El que entiende y vive así la religión de la ley y los profetas es el que alcanza grandeza en el Reino de Dios.  O sea, así la religión alcanza su pleno sentido.
Jesús no anuló la religión. La puso en su sitio.

Asterio de Petra
  

San Asterio, obispo de Petra, en Arabia, s. IV. Intervino en las contiendas religiosas de su tiempo. Estuvo al principio afiliado al partido de los arrianos, pero en el Concilio de Sárdica (347) se puso de parte de la ortodoxia, y contribuyó a desenmascarar las intrigas de sus antiguos correligionarios.
Constancio le desterró a los arenales de Libia, de donde salió al advenimiento de Juliano el apóstata. En 362 aparece en el Concilio de Alejandría al lado de [San Atanasio], que hace su elogio en varios de sus escritos. Murió algún tiempo después.


VIDA DE SAN ASTERIO DE PETRA

Este hombre cristiano, con un pasado arriano, sería nombrado con el tiempo como obispo de Petra, en Arabia, y debido a sus declaraciones en contra de la herejía que representaba el arrianismo en aquella época, San Asterio obtendría el odio de los herejes, sobre todo al momento de terminar de hacer pública su opinión durante el concilio de Sárdica en el 347.
Debido a estas declaraciones, San Asterio termina por ser exiliado a Libia por orden del emperador Constancio II, y sería llamado en el año 362 por el edicto de Juliano, quien se encargaría en aquel momento de volver a reinstalar a todos los obispos que habían llegado a ser desterrados.
Para el año 362, San Asterio formaría parte del Concilio de Alejandría, el cual llegó a ser convocado por diversas razones, principalmente para lograr sanar el cisma meleciano que la Iglesia de Antioquía sufría en aquel momento, y también para lograr apoyar a San Atanasio, hombre también de convicciones y costumbres cristianas, que se encargaría de elogiar muchos de los escritos de San Asterio.
San Asterio fue un hombre devoto a sus convicciones, dotado de una gran sabiduría, bondad, nobleza y extrema humildad. Llegó a ser uno de los más importantes portadores de la carta que dirigía el concilio al empecinado San Lucifer de Cagliari y al resto de los obispos antioquenos de aquel momento.
Aun así, sus medidas pacificadoras no serían del todo suficientes, debido a la precipitación por parte de Lucifer en consagrar a San Paulino como el sucesor de San Melecio de Antioquía. Si bien no se tiene muchos datos sobre la vida santa de este cristiano, se sabe que muere un 10 de junio del año 365, fecha en la que hoy lo celebramos como Santo de la Iglesia Católica.


No hay comentarios:

Publicar un comentario