27 DE JUNIO – SÁBADO –
12ª – SEMANA DEL T. O. – A –
San Cirilo de
Alejandría
Lectura
de las Lamentaciones (2,2.10-14.18-19):
El
Señor destruyó sin compasión todas las moradas de Jacob, con su indignación
demolió las plazas fuertes de Judá; derribó por tierra, deshonrados, al rey y a
los príncipes. Los ancianos de Sión se sientan en el suelo silenciosos, se
echan polvo en la cabeza y se visten de sayal; las doncellas de Jerusalén
humillan hasta el suelo la cabeza. Se consumen en lágrimas mis ojos, de
amargura mis entrañas; se derrama por tierra mi hiel, por la ruina de la
capital de mi pueblo; muchachos y niños de pecho desfallecen por las calles de
la ciudad.
Preguntaban
a sus madres: «¿Dónde hay pan y vino?», mientras desfallecían, como los
heridos, por las calles de la ciudad, mientras expiraban en brazos de sus
madres.
¿Quién
se te iguala, quién se te asemeja, ciudad de Jerusalén? ¿A quién te
compararé, para consolarte, Sión, la doncella?
Inmensa
como el mar es tu desgracia: ¿quién podrá curarte? Tus profetas te ofrecían
visiones falsas y engañosas; y no te denunciaban tus culpas para cambiar tu
suerte, sino que te anunciaban visiones falsas y seductoras.
Grita
con toda el alma al Señor, laméntate, Sión; derrama torrentes de lágrimas, de
día y de noche; no te concedas reposo, no descansen tus ojos. Levántate y grita
de noche, al relevo de la guardia; derrama como agua tu corazón en presencia
del Señor; levanta hacia él las manos por la vida de tus niños, desfallecidos
de hambre en las encrucijadas.
Palabra
de Dios
Salmo:73
R/.
No olvides sin remedio la vida de tus pobres
¿Por
qué, oh Dios, nos tienes siempre abandonados, y está ardiendo tu cólera contra
las ovejas de tu rebaño?
Acuérdate de la comunidad
que adquiriste desde antiguo,
de la tribu que
rescataste para posesión tuya,
del monte Sión donde
pusiste tu morada. R/.
Dirige
tus pasos a estas ruinas sin remedio;
el enemigo ha arrasado
del todo el santuario.
Rugían los agresores en
medio de tu asamblea,
levantaron sus propios
estandartes. R/.
En
la entrada superior
abatieron a hachazos el
entramado;
después, con martillos y
mazas,
destrozaron todas las
esculturas.
Prendieron fuego a tu
santuario,
derribaron y profanaron
la morada de tu nombre. R/.
Piensa
en tu alianza: que los rincones del país
están llenos de
violencias.
Que el humilde no se
marche defraudado,
que pobres y afligidos
alaben tu nombre. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (8,5-17):
En
aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó
rogándole:
«Señor,
tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho.»
Jesús
le contestó:
«Voy
yo a curarlo.»
Pero
el centurión le replicó:
«Señor,
no soy quién soy yo para que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de
palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y
tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: "Ve", y va; al otro:
"Ven", y viene; a mi criado: "Haz esto", y lo hace.»
Al
oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«Os
aseguro que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán
muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el
reino de los cielos; en cambio, a los ciudadanos del reino los echarán fuera, a
las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.»
Y
al centurión le dijo:
«Vuelve
a casa, que se cumpla lo que has creído.» Y en aquel momento se puso bueno el
criado.
Al
llegar Jesús a casa de Pedro, encontró a la suegra en cama con fiebre; la cogió
de la mano, y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirles.
Al
anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los
espíritus y curó a todos los enfermos. Así se cumplió lo que dijo el profeta
Isaías:
«Él
tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades.»
Palabra
del Señor
1. Impresiona
en este relato la humanidad de Jesús. Y la humanidad del centurión. Jesús
atiende la petición de un hombre que es: extranjero, militar de
graduación, de las tropas
de ocupación. Y lo atiende de forma que quiere ir a su casa, le concede lo que
pide y, sobre todo, lo elogia hasta decir que tiene más fe
que cualquier judío. Más aún, Jesús afirma que se acabaron los
privilegios de cualquier religión, ya que del
mundo entero (Oriente y Occidente) vendrán los que, ante
Dios, tendrán el mismo premio que los patriarcas de Israel.
2. El
centurión no quiere que su criado siga sufriendo. No se considera digno de que
Jesús vaya a su casa. No menciona su autoridad, sino su sumisión a la disciplina establecida, y
muestra una fe sin límites en Jesús. Es la fe-confianza que acepta la palabra
de Jesús con tal convicción, que está completamente seguro de que esa palabra
suprime el sufrimiento y da vida.
3. El
relato no habla de la "conversión" del centurión. No dice que dejara
su religión y se hiciera prosélito judío. Ni dice que los que vendrán de
Oriente y Occidente,
para alcanzar tanta gloria como los patriarcas, abandonarán sus "falsas
creencias". - ¿No se puede decir que, para Jesús, lo decisivo no es la
pertenencia a una determinada religión, sino la humanidad y la fe que muestra
el centurión?
San Cirilo de Alejandría
Obispo y Doctor de la Iglesia
Nació en el año 370. Practicó la vida
monacal. Una vez ordenado presbítero, acompañó a su tío, obispo de Alejandría,
y en el año 412 le sucedió en el cargo. Combatió con energía las enseñanzas de
Nestorio y fue la figura principal del Concilio de Éfeso. Escribió mucho y
sabiamente con el fin de explicar y defender la fe católica.
Murió en 444.
Martirologio Romano: San Cirilo, obispo y doctor de la Iglesia, que, elegido para ocupar la sede
de Alejandría, en Egipto, trabajó con empeño para mantener íntegra la fe
católica, y en el Concilio de Éfeso defendió los dogmas de la unidad de persona
en Cristo y la divina maternidad de la Virgen María († 444).
Etimológicamente: Cirilo = Aquel que es un gran Rey, es de origen griego.
Breve Biografía
San Cirilo
nació en el año 370, y desde el 412 al 444, año de su muerte, tuvo firmemente
en mano las riendas de la Iglesia de Egipto, dedicándose al mismo tiempo en una
de las épocas más difíciles en la historia de la Iglesia de Oriente a la lucha
por la ortodoxia, en nombre del Papa san Celestino. En esta firmeza al servicio
de la doctrina y en la valentía demostrada en defensa de la verdad católica
está la santidad del luchador obispo de Alejandría, aunque reconocida
tardíamente, por lo menos en Occidente.
En efecto,
solamente bajo el pontificado de León XIII su culto se extendió a toda la
Iglesia latina, y tuvo el título de “doctor”.
Por la
defensa de la ortodoxia, contra el error de Nestorio, obispo de Constantinopla,
corrió el riesgo de ser desterrado y durante algunos meses vivió la humillación
de la cárcel: “Nosotros—escribió—por la fe de Cristo estamos listos a padecerlo
todo: Las cadenas, la cárcel, todas las incomodidades de la vida y la misma
muerte”.
En el
concilio de Éfeso, del que Cirilo fue protagonista, quedó derrotado su
adversario Nestorio, que había suscitado una verdadera tempestad en el seno de
la Iglesia, pues negaba la maternidad divina de María.
Título
de gloria para el obispo de Alejandría fue el haber elaborado en esta ocasión
una auténtica y límpida teología de la Encarnación. “El Emanuel tiene con
seguridad dos naturalezas: la divina y la humana. Pero el Señor Jesús es uno,
único verdadero hijo natural de Dios, al mismo tiempo Dios y hombre; no un
hombre deificado, semejante a los que por gracia se hacen partícipes de la
divina naturaleza, sino Dios verdadero que por nuestra salvación apareció en la
forma humana”. De particular interés es la cuarta de las siete homilías que
pronunció durante el concilio de Efeso, el célebre Sermo in laudem Deiparæ. En
este importante ejemplo de predicación mariana, que da comienzo a un rico
florecimiento de literatura en honor de la Virgen, Cirilo celebra las grandezas
divinas de la misión de María, que es verdaderamente Madre de Dios, por la
parte que tuvo en la concepción y en el parto de la humanidad del Verbo hecho
carne.
Controversista
maravilloso, Cirilo volcaba los ríos de su fecunda oratoria. Teólogo de mirada
aguda, fue al mismo tiempo celoso pastor de almas. En efecto, además de sus
tratados exclusivamente doctrinales, tenemos de él 156 Homilías sobre san Lucas
de carácter pastoral y práctico, y las más conocidas Cartas pastorales, que se
encuentran en 29 homilías pascuales.
Hipatia y Cirilo de Alejandría, errores en una leyenda negra
El
uso, y abuso, de leyendas negras con el único fin de querer desprestigiar a la
Iglesia. no es una novedad, es algo que históricamente se repite cíclicamente
pese a que ya una y otra vez la verdad siempre brilla.
La
relación entre Hipatia y San Cirilo, actualizada en nuestros días por una
película que no vamos a nombrar, no fue tan truculenta como nos quieren hacer
creer. Veamos algunos de los tantos errores históricos en que caen los enemigos
de la Iglesia, ahora disfrazados de productores cinematográficos:
1) Hipatia, protagonista de la misma, no fue asesinada siendo joven y hermosa,
sino que murió en el año 415, a los 61 años de edad (una anciana en aquella
época) Claro, que sabiendo que el espectador se suele identificar con el
protagonista -y por tanto también con la ideología que pretende transmitir-, no
se ha dudado en recurrir a la guapa actriz Rachel Weisz, de 38 años. Es más
fácil que el espectador se identifique con alguien atractivo, joven y bello (el
caso de esta actriz), que con un personaje histórico feo o viejo (la verdadera
Hipatia a la edad en que murió)
2) Hipatia no destacó por ser astrónoma, ni se adelantó a Kepler en más de mil
años, sino que simplemente fue una filósofa de la escuela platónica. Esta es la
única referencia histórica que existe sobre ella, y se debe al obispo cristiano
Sinesio de Cirene, quien, al contrario de cómo le pinta la película, hablaba
bien de ella.
3) Dicho obispo, a quien la película muestra como traidor y cómplice en el
asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, por lo que es
imposible que tuviera nada que ver con su muerte.
4) Hipatia también tenía buenas relaciones con otros cristianos, como es el
caso del curial Amonio o del Patriarca Teófilo, así como de muchos cristianos
fervientes que, contemporáneos con los sucesos, no dudaron en defender su
personalidad. Como, por ejemplo, Timoteo, en su Historia Eclesiástica. También
fue un cristiano, Sócrates Escolástico, quien en su Historia Eclesiástica
(VII,15), escrita con posterioridad a la muerte de la alejandrina, la encomió
como "modelo de virtud".
5) Hipatia no fue virgen "para ser igual que un hombre y poder ejercer
una profesión con plena dedicación", como ha declarado la protagonista de
la película, quien se considera "feminista radical", sino porque,
coherente con su filosofía platónica, ejercía la "Sofrosine" (el
dominio de uno mismo a través de las virtudes, entendidas como el control de
los instintos y las pasiones).
6) La mujer no fue libre en Grecia y Roma hasta que llegó el cristianismo y la
sometió la sujeción del hombre, como quiere transmitir la película, sino que en
Grecia la mujer era considerada como un objeto más de la casa, y en Roma no era
una «sui iuris», es decir, titular de derechos, sino que era considerada
"capiti diminutio", como un niño o un incapacitado y, por tanto,
estaba sometida a la tutela o la "manus" del padre o del marido. Por
el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer
iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y
prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres
autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las
primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como
Santa Inés, Santa Ágata o Santa Cecilia.
Presentar
a la mujer en el ámbito de lo que fue la sociedad pagana, en unas condiciones
de emancipación como las que caracterizan a Hipatia, resultaría absolutamente
incomprensible si no se advierte al mismo tiempo que es el creciente desarrollo
del cristianismo y su concepción de igual dignidad de hombre y mujer que lo
hacen posible. El paganismo, los clásicos griegos y romanos, confieren a la
mujer un papel subalterno y esencialmente doméstico y para nada vinculado a las
instituciones públicas, excepto en determinados y específicos cultos
religiosos. Es decir, Hipatia es el resultado de la evolución de una sociedad
influenciada de manera creciente por el cristianismo. Esto Amenábar lo oculta.
De la
misma manera que Amenábar presenta a Hipatia, es necesario recordar otras
figuras de mujeres filósofas o escritoras, como Eudocia, nacida en una familia
pagana como Atenais y convertida luego al cristianismo. La presencia pública de
mujeres en una sociedad que se estaba cristianizando sólo se explica por este
último hecho, lo cual contradice frontalmente lo que Amenábar nos relata.
7) Fue precisamente San Cirilo de Alejandría -personaje que en el fondo
persigue la leyenda de Hipatia- el que más ha exaltado en la historia de la
humanidad la condición femenina, pues a él se debe la expresión
"Theotokos", palabra griega que significa "Madre de Dios".
Él fue quien derrotó a la herejía nestoriana en el Concilio de Éfeso del año
431. En esencia, la disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre
de Dios. San Cirilo consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, lugar
donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase
el primer dogma mariano de la historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel
momento nadie en la historia había conseguido colocar a un ser humano mujer por
encima de cualquier hombre.
8) Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue
destruida por los cristianos, sino que fue incendiada por Julio César, saqueada
como el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por
Diocleciano en 297. En el año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del
Serapeo después de la destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y
también el repaso que le pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña,
puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya
que él era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos
años. Pero lo que allí quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba
en otros sitios.
9) El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes.
Concretamente, el neoplatonismo siguió floreciendo allí hasta varios siglos
después de la muerte de Hipatia: la escuela platónica de Alejandría continuó
funcionando con normalidad durante más de 200 años, hasta que lo recuperó el
Renacimiento cristiano. Además, su más brillante exponente fue San Agustín,
coetáneo de Hipatia.
La historia de Hipatia ha sido objeto de una
recurrente manipulación, fundamentalmente con el fin de atacar a la Iglesia:
desde la Ilustración hasta el feminismo radical actual. Amenábar, pues, no es
original ni siquiera en eso. Según el "iluminado" Voltaire,
"desde la muerte de Hipatia hasta la Ilustración, Europa está sumida en la
oscuridad; la Ilustración, al rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la
revelación y los dogmas, vuelve a abrir la iluminación de la razón". En
cuanto al segundo ejemplo de manipulación -el del feminismo radical-, podemos
observar el que hace Úrsula Molinaro, según el cual Hipatia fue la campeona del
amor libre, pese a que en realidad era virgen.
La
verdadera historia de Hipatia se ha transformado artificialmente en la leyenda
del "Crimen de Alejandría", cuyo protagonista principal es el obispo
San Cirilo. La atribución directa a este último del asesinato de Hipatia se
debe al escritor pagano Damascio, último escolarca de la Academia de Atenas y
autor de la "Vida de Isidoro" (una apología del paganismo de finales
del s.V y principios del s.VI), quien exiliado en Persia tras su cierre por
orden de Justiniano, y dispuesto a azuzar las maledicencias contra San Cirilo,
a quien tuvo por rival -en un tiempo de rivalidades religiosas fortísimas y
extremas-, le atribuyó el homicidio sin más fundamento que sus propias
conjeturas. Porque esto y no otra cosa es lo que, desde entonces y hasta hoy,
siguen haciendo cuantos rivalizan endemoniadamente contra la Fe católica. Han
pasado siglos desde el lamentable episodio y nadie ha podido aportar otro cargo
contra el gran santo de Alejandría que no fuera la sospecha, el rumor, la
hipótesis trasnochada o la presunción prejuiciosa.
Pero
la leyenda en sí misma surge en 1720, con la obra de John Toland (irlandés,
hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y
posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres)
Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para
argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la
decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo
responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V.
Más tarde llegarán las versiones románticas de Leconte de Lisle y otros, y
finalmente el feminismo radical, para el que Hipatia fue la primera mártir de
la misoginia propia del cristianismo. Todos los autores citados, y alguno más,
tienen una cosa en común: son masones reconocidos. De nuevo, la Masonería
aparece de fondo, entre bambalinas, cada vez que surgen ataques mediáticos
contra la religión, y concretamente contra el cristianismo (enemigo secular de
su ideología y por tanto de su imposición a todo el mundo) como ha hecho
siempre, empleando para ello diferentes medios adaptados a cada momento
histórico)
El
maltrato y la muerte de Hipatia no es imputable a los cristianos, como tampoco
lo es a San Cirilo de Alejandría. El origen de tal acusación se debe, como se
ha señalado antes, al pagano Damascio, enemigo acérrimo de San Cirilo, y
simplemente ha sido repetida desde entonces por todos los enemigos de la
Iglesia para atacarla. No hay mentira mayor que la que sostiene que "los
historiadores coinciden en responsabilizar a Cirilo de Alejandría por el
asesinato de Hipatia". Coinciden los enemigos frenéticos de la Iglesia
Católica, no los historiadores o los genuinos estudiosos del caso:
No
coinciden (y discrepan con la leyenda negra oficial impuesta finalmente por el
Iluminismo) el arriano Filostorgio, el sirio Juan de Éfeso, los jansenistas Le
Nain de Tillemont y Claude Pierre Goujet, o el erudito Christopher Haas en su
"Alexandria in Late Antiquity: Topography and Social Conflict",
publicado en 2006. No coincide tampoco Thomas Lewis, quien redactara ya en 1721
la célebre impugnación de la mentira a la que tituló sugestivamente "La
Historia de Hypatia, la imprudentísima maestra de Alejandría: asesinada y
despedazada por el populacho, en defensa de San Cirilo y el clero alejandrino.
De las calumnias del señor Toland". No coincide Miguel Ángel García Olmo,
quien advierte en la maniobra acusadora un "afán de mancillar la
ejecutoría de un pastor teólogo de vida esforzada y ejemplar como fue Cirilo de
Alejandría, venerado en Oriente y en Occidente"; y ni siquiera se atreve a
coincidir Gonzalo Fernández, quien en su obra "La muerte de Hypatia",
del año 1985, a pesar de la ninguna simpatía que manifiesta hacia el santo, llamando
tiránico a su ministerio, concluye en que "ninguna de las fuentes sobre el
linchamiento de Hipatia alude a la presencia de parabolani entre sus
asesinos". Los parabolani eran los miembros de una hermandad de monjes
alistados voluntariamente para el servicio, principalmente entre los enfermos,
y que en su momento respondieron incondicionalmente a San Cirilo, recibiendo la
acusación de consumar el linchamiento de Hipatia. Recuérdese que también
Aguinis menciona a "un grupo de monjes", como causa instrumental del
delito. No coinciden los hechos. Porque el mismo San Cirilo, que lamentó y
reprobó el crimen de Hipatia, amonestó enérgicamente en su Homilía Pascual del
419 a la plebe alejandrina, dada a participar en turbamultas feroces y
sanguinarias como la que puso desdichado fin a la vida de la filósofa. Si no se
le cree al santo, las novelas de Lawrence Durrel -concretamente las de su
Cuarteto de Alejandría- resultan una buena fuente para conocer el carácter
sangriento y cruel de esas tropelías feroces del populacho alejandrino. Sin
olvidarnos de que fueron esas mismas hordas las que dieron muerte a dos obispos
cristianos, Jorge y Proterio, en el 361 y 457 respectivamente.
El
anticristianismo de la película es, pues, más que obvio, y nada disimulado; el
mensaje de fondo se puede resumir en tres puntos:
1) Los cristianos son violentos, machistas y contrarios al progreso, la
cultura y la razón.
2) Jesús podría haber sido magnífico, pero no sus seguidores.
3) Según el propio Amenábar, la civilización antigua era un prodigio de
ilustración "de no haberse dado ese traspiés que fue la Edad media y la
caída del Imperio Romano, y de no haberse paralizado el mundo durante 500
años".
Con
estos prejuicios ideológicos, totalmente ajenos a la verdad histórica, es
lógico que Amenábar denuncie el inventado fanatismo de la intolerancia
religiosa. Lo curioso es que para ello tenga que mirar al pasado, manipulándolo
además -¿más desmemoria histórica?- y no refleje uno de los mayores integrismos
actuales, que justamente va en la dirección opuesta: la actual intolerancia
antirreligiosa, de la que él es, de nuevo hay que decirlo, simple punta de
lanza. La Hipatia que retrata el director no es la real, pero a los
espectadores no se les va a advertir esa ausencia de base histórica, sino que
se les pretende hacer creer justo lo contrario.
Parece
que Amenábar ha ´olvidado´ un pequeño detalle en su película: los que
persiguieron masivamente, reprimieron, torturaron y mataron fueron los paganos
a los cristianos en nombre del paganismo y de razones que hoy nos parecen
brutalmente irracionales, como lo constatan las propias actas de los juicios
romanos. Amenábar engaña y miente con las imágenes y el
argumento, que hace de la película más cara rodada en España un simple panfleto
político anticristiano. Al final va a tener razón: la situación de entonces se
parece a la actual (los paganos persiguiendo a los cristianos, y no como él nos
lo quiere vender).
P.
Ángel Amo. Fuente: Catholic.net
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