28 DE JULIO – MARTES –
17ª – SEMANA DEL T. O. – A –
Lectura
del profeta Jeremías (14,17-22):
Mis
ojos se deshacen en lágrimas, día y noche no cesan: por la terrible desgracia
de la Doncella de mi pueblo, una herida de fuertes dolores. Salgo al campo:
muertos a espada; entro en la ciudad: desfallecidos de hambre; tanto el profeta
como el sacerdote vagan sin sentido por el país. «¿Por qué has rechazado del
todo a Judá? ¿Tiene asco tu garganta de Sión? ¿Por qué nos has herido sin
remedio?
Se
espera la paz, y no hay bienestar, al tiempo de la cura sucede la turbación.
Señor, reconocemos nuestra impiedad, la culpa de nuestros padres, porque
pecamos contra ti. No nos rechaces, por tu nombre, no desprestigies tu trono
glorioso; recuerda y no rompas tu alianza con nosotros. ¿Existe entre los
ídolos de los gentiles quien dé la lluvia? ¿Soltarán los cielos aguas
torrenciales? ¿No eres, Señor Dios nuestro, nuestra esperanza, porque tú lo
hiciste todo?»
Palabra
de Dios
Salmo:
78
R/. Por
el honor de tu nombre, líbranos, Señor.
No
recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos
alcance pronto,
pues estamos
agotados. R/.
Socórrenos,
Dios salvador nuestro,
por el honor de tu
nombre;
líbranos y perdona
nuestros pecados,
a causa de tu
nombre. R/.
Llegue
a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso
salva a los condenados a muerte.
Mientras, nosotros,
pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias
siempre,
contaremos tus alabanzas
de generación en generación. R/.
Lectura del santo evangelio
según san Mateo (13,36-43):
En
aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa. Los discípulos se
acercaron a decirle:
«Acláranos
la parábola de la cizaña en el campo.»
Él
les contestó:
«El
que siembra la buena semilla es el Hijo del Hombre; el campo es el mundo; la
buena semilla son los ciudadanos del Reino; la cizaña son los partidarios del
Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el fin del
tiempo, y los segadores los ángeles.
Lo
mismo que se arranca la cizaña y se quema: así será el fin del tiempo: el Hijo
del Hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su Reino a todos los
corruptores y malvados y los arrojarán al horno encendido; allí será el llanto
y el rechinar de dientes.
Entonces
los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre. El que tenga oídos,
que oiga.»
Palabra
del Señor
1. La
parábola de la cizaña afirma:
1)
Que, en este mundo y por todas partes, la buena hierba está siempre mezclada con la mala
hierba.
2)
Que "los obreros del Señor" (Mt 13, 27 s) quieren enseguida arrancar
la mala hierba.
3) Que
Jesús no quiere que se haga eso porque nadie está capacitado para
distinguir la mala hierba de la buena y puede suceder que, pensando que se
arranca la cizaña, lo que en realidad se hace es arrancar la buena semilla.
4)
Que por eso hay que dejar las cosas de forma que solo cuando llegue la cosecha,
o sea, "el fin del tiempo", entonces será el momento en que "los
ángeles" harán la debida separación y darán a cada cual su merecido.
2. Hay
demasiada gente que, no solo se siente capacitada, sino que además está
empeñada en arrancar cuanto antes lo que ellos piensan que es la mala
hierba. Son los intolerantes, los que no soportan al que hace o dice lo que
ellos creen que no se debe hacer ni decir. Por eso no respetan el pluralismo,
ni la diversidad.
Exigen
que todo el mundo les respete a ellos, pero ellos se consideran con derecho a
no respetar al disidente, al diferente o sencillamente al otro.
3. En
la sociedad civil existen los tres poderes (legislativo, judicial y ejecutivo)
que tienen el deber de velar por el respeto de los derechos de los ciudadanos.
Esto
pertenece al poder civil. Pero lo que Jesús no quiere es que los "obreros
del Reino de Dios" se dediquen a decidir ellos y a castigar a quienes no
hacen las cosas como los hombres de la religión piensan que se tienen que
hacer.
La
religión no tiene ni autoridad ni competencia para decidir lo que es cizaña en
la sociedad, y menos aún tiene competencias para arrancar esa presunta
cizaña.
XIV
Papa de la Iglesia y Mártir
Martirologio
Romano: En Roma, san Víctor I, papa, africano de nacimiento, que fijó para
todas las Iglesias la celebración de la fiesta de Pascua en el domingo que
sigue inmediatamente a la Pascua judía (c. 200).
Breve Biografía
Natural
de África. Hijo de Félix. Sucedió a san Eleuterio en el 189. Será el primer
papa que afirme la existencia de un magisterio moral del obispado de Roma sobre
los otros obispados de la Iglesia y comienza a sustituir el griego utilizado en
la liturgia por el latín, aunque la misa seguirá celebrándose en griego hasta
el año 230.
Durante
su pontificado, Víctor sentó las bases para la celebración de los concilios al
ordenar a los obispos del orbe cristiano que se reunieran en sínodos para
considerar -confiaba él- la condena de la celebración de la Pascua según la costumbre
judía que la celebraba el día 14 del mes de Nisán aunque no coincidiera en
domingo.
Los
obispos de Asia Menor, encabezados por Polícrates obispo de Éfeso, rehusaron
abandonar la práctica que, según ellos y tal y como le expresó Polícrates al
papa en una carta que le envió hacia 190 D.d J.C., esta práctica, conocida como
“cuarto decimal” fue la de los apóstoles Felipe y Juan, y la de los santos
Policarpo de Esmirna y Melitón de Sardes. Como respuesta, Victor envió una
carta a los obispos declarando excluidos de la comunión a las iglesias de Asia.
Esta decisión trajo un gran revuelo entre los obispos. Entonces intervino san
Ireneo de Lyon y, después de afirmar que él personalmente mantenía el domingo
para la celebración de la Pascua, le rogaba al Papa Víctor a seguir la posición
de sus predecesores y que aceptara la duplicidad de costumbre.
Parece
ser que Víctor quiso imponer su voluntad sobre la celebración dominical de la
Pascua, pues Blasto, que era un fuerte defensor de la práctica cuarto decimal se
separó de la Iglesia creando un cisma.
Aproximadamente
en el 198, Víctor excomulgó a Teodoto, un curtidor de Bizancio por practicar la
doctrina adopcionista, aunque no pudo impedir que sus discípulos siguieron
propagando sus ideas en Roma.
Por
otra parte, estableció que, en casos de emergencia, se pudiese utilizar
cualquier agua para el bautismo, sin necesidad de estar bendecida.
Mantuvo
relaciones con la casa imperial a traves de Marcia, catecúmena cristiana que
era la concubina del emperador Cómodo. Víctor le entregó una lista de
cristianos condenados a las minas en Cerdeña y consiguió su liberación. Le
sucedió san Ceferino.
San
Víctor murió antes de que comenzase la persecución de Septimio Severo, pero las
persecuciones que debió sufrir por su enérgico celo para defender la fe, le
merecen el título de mártir. Según San Jerónimo, este santo fue el primero en
celebrar los sagrados misterios en latín.
Por: Cristina Huete García | Fuente: hagiopedia.blogspot.com
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