lunes, 6 de julio de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 8 DE JULIO – MIÉRCOLES – 14ª – SEMANA DEL T. O. – A – SANTOS AQUILA Y PRISCILA





8 DE JULIO – MIÉRCOLES –
14ª – SEMANA DEL T. O. – A –
SANTOS AQUILA Y PRISCILA

    Lectura de la profecía de Oseas (10,1-3.7-8.12):

Israel era una viña frondosa, y daba fruto: cuanto más eran sus frutos, más aumentó sus altares; cuanto mejor era la tierra, mejores monumentos erigía. Tiene el corazón dividido, ahora lo expiará: él mismo destruirá sus altares, abatirá sus estelas.
Ahora dicen:
«No tenemos rey, no respetamos al Señor, ¿qué podrá hacernos el rey?»
Desaparece Samaria, y su rey, como espuma sobre la superficie del agua. Son destruidos los altozanos de los ídolos, el pecado de Israel.
Cardos y abrojos crecen sobre sus altares; gritan a los montes:
«Cubridnos», a los collados:
«Caed sobre nosotros.»
Sembrad justicia y cosecharéis misericordia. Roturad un campo, que es tiempo de consultar al Señor, hasta que venga y llueva sobre vosotros la justicia.

Palabra de Dios

Salmo: 104

R/. Buscad continuamente el rostro del Señor

Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas;
gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R/.

Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R/.

¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (10,1-7):

En aquel tiempo, Jesús llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y dolencia.
Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y su hermano Andrés; Santiago el Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo, el publicano; Santiago el Alfeo, y Tadeo; Simón el Celote, y Judas Iscariote, el que lo entregó.
A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:
«No vayáis a tierra de gentiles, ni entréis en las ciudades de Samaria, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que el reino de los cielos está cerca.»

Palabra de Dios

1. El capítulo 10 del evangelio de Mateo presenta el segundo gran discurso de Jesús.
El primer discurso, el del sermón del monte (cap. 5-7), trata principalmente de las relaciones mutuas entre los seres humanos; el segundo discurso, se refiere a la misión de los discípulos, que el mismo Jesús ha elegido.
Mateo ha preparado este nuevo discurso -como hemos visto en el evangelio de ayer- hablando de la misión del propio Jesús, que iba de pueblo en pueblo,
anunciando la llegada del reinado de Dios y curando enfermos y aliviando penas, al tiempo que el mismo Jesús se quejaba de la escasez de obreros para la inmensa tarea que urgía realizar.
- ¿De qué tarea se trata? O sea,
- ¿qué pensaba Jesús de la tarea que debían realizar aquellos discípulos que él mismo había elegido y designado?

2. Jesús no los envió a una tarea o misión universal. Todo se tenía que concentrar en las "ovejas descarriadas de Israel".
Jesús no los envió tampoco a una misión religiosa o sagrada. No les habla de templo, ni de culto sagrado, ni de rituales o normas litúrgicas.
Su destino es anunciar que se acerca el Reino (reinado) de Dios. Se trata de decirle a la gente que se acerca el momento en que Dios va a ser el que reina, el que determina lo que tenemos que hacer los humanos: hacer lo que Dios quiere.
Por otra parte -y, sobre todo- aquel grupo de "los Doce" no se iba a perpetuar, es decir aquello no era una especie de pequeño grupo dirigente.
Cuando se suicidó Judas, eligieron a Matías para completar el número de doce (Hech 1, 15-26). Pero este número de "los doce" duró hasta que vino el Espíritu en Pentecostés. Después, los que fueron muriendo de aquellos doce, nunca fueron cargos renovados. Hasta que se extinguieron.
La Iglesia nunca tuvo conciencia de que aquellos doce hombres se tenían que mantener.
El origen del episcopado y de los obispos, como "sucesores de los apóstoles", es una idea que se fijó en el s. III (Y. Congar, J. A. Estrada).

3. A estos discípulos, Jesús les dio "autoridad". Ellos prolongan la autoridad que tuvo Jesús para anunciar el reinado de Dios y curar enfermos (Mt 7,29; 9,6. 8).
Jesús los envía a expulsar demonios (que era una forma de indicar en aquel tiempo algunas enfermedades) (O. Bócher) (Mt 4, 23-24; 8, 1-4. 5-13. 14-16; 9, 1-8...) y a curar enfermedades y dolencias (Mt 4, 23-24; 8, 1-4, etc.).
La misión de estos discípulos, tal como la presenta Mateo, era reformar la religión de Israel, dándole otra orientación: una religión no centrada en el templo, el culto y los sacerdotes, sino en:
1) Presentar una nueva imagen de Dios, el Padre de bondad y misericordia.
2) Un nuevo proyecto, el reinado de Dios.
3) Fomentar una nueva conciencia ética, las relaciones más profundamente humanas (sermón del monte).
4) Mejorar la situación del pueblo oprimido, aliviando sus males, dolencias y opresiones.
Este proyecto tendría que ser la base del proyecto y de la misión de la Iglesia en el mundo.

SANTOS AQUILA Y PRISCILA



Este matrimonio (Áquila fue judío originario del Ponto trasplantado a Roma, mientras Prisca también dicha Priscilla fue romana), convertidos al cristianismo, fueron muy atados a San Paolo apóstol y fueron sus colaboradores en la difusión del Evangelio. Fueron echados por Roma por un edicto del emperador Claudio que expulsó a los judíos, y vinieron a establecerse a Corinto.

Aquí Paolo los encontró a su llegada en la ciudad, en el 50: “se estableció en su casa y trabajó"; de profesión fueron los tejedores de cortinas. Cuándo Paolo le fue a Efeso, hacia el año 54, ambos lo acompañaron. En su casa se reunieron los cristianos, como el mismo apóstolprecisa: "Os saludan mucho en la Señor Áquila y Prisca, con las comunidades que se junta en su casa."

Y siempre ellos, a Efeso, completaron la instrucción cristiana de Apolo. Hacia el 57 volvieron a Roma, como todavía Paolo certifica: "Saludáis Prisca y Áquila, mis colaboradores en Cristo Jesús." Él añade, aludiendo a acontecimientos por otros desconocidos "para salvarme la vida, ellos han arriesgado su cabeza, y a ellos no solamente yo estoy agradecido, pero todas las iglesias de los gentiles”.

Hacia el final de su vida Paolo ruega a Timoteo de saludar "Prisca y Áquila", los que fueron evidentemente de nuevo a Efeso, dónde Timoteo residió. Las reliquias de Áquila están en Roma, dónde la tradición sustenta sea muerto; lo han reivindicado como patrón los fabricantes de tele por cortinas, naturalmente, pero también los arquitectos.

MARTIROLOGIO ROMANO.

Conmemoración de los santos esposos Águila y Prisca o Priscila, colaboradores del apóstol Pablo, a quien acogían en su casa y por cuya protección expusieron sus propias vidas.

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