21 DE JULIO – MARTES –
16ª –
SEMANA DEL T. O. – A –
San Lorenzo de Brindisi
Lectura
de la profecía de Miqueas (7,14-15.18-20):
Señor,
pastorea a tu pueblo con el cayado, a las ovejas de tu heredad, a las que
habitan apartadas en la maleza, en medio del Carmelo. Pastarán en Basán y
Galaad, como en tiempos antiguos; como cuando saliste de Egipto y te mostraba
mis prodigios.
-
¿Qué Dios como tú, que perdonas el pecado y absuelves la culpa al resto de tu
heredad?
No
mantendrá por siempre la ira, pues se complace en la misericordia. Volverá a
compadecerse y extinguirá nuestras culpas, arrojará a lo hondo del mar todos
nuestros delitos. Serás fiel a Jacob, piadoso con Abrahán, como juraste a
nuestros padres en tiempos remotos.
Palabra
de Dios
Salmo:
84,2-4.5-6.7-8
R/.
Muéstranos, Señor, tu misericordia
Señor,
has sido bueno con tu tierra,
has restaurado la suerte
de Jacob,
has perdonado la culpa de
tu pueblo,
has sepultado todos sus
pecados,
has reprimido tu cólera,
has frenado el incendio
de tu ira. R/.
Restáuranos,
Dios salvador nuestro;
cesa en tu rencor contra nosotros.
¿Vas a estar siempre
enojado,
o a prolongar tu ira de
edad en edad? R/.
¿No
vas a devolvernos la vida,
para que tu pueblo se
alegre contigo?
Muéstranos, Señor, tu
misericordia
y danos tu
salvación. R/.
Lectura
del santo evangelio según san Mateo (12,46-50):
En
aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos
se presentaron fuera, tratando de hablar con él.
Uno
se lo avisó:
«Oye,
tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo.»
Pero
él contestó al que le avisaba:
«¿Quién
es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
Y, señalando con la mano
a los discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos. El que cumple la
voluntad de mi Padre del cielo, ése es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.»
Palabra
del Señor
1. Es
evidente que cuando Jesús, ya en torno a los treinta años, decidió irse de su
pueblo y de su casa, abandonar su familia y su trabajo, para andar como carismático itinerante por
ciudades y aldeas, tomó una decisión arriesgada para su futuro. Pero, por el
solo hecho de alejarse de la familia, no se puede decir que cortara con ella.
Para casi todo el mundo, llega el día en que se aleja de la casa paterna. Es
ley de vida. Además, sabemos que Jesús tenía cuatro hermanos y algunas hermanas
(Mc 6, 1-6), que sin duda siguieron cerca de la madre en la pequeña aldea donde
vivían.
2. De
este episodio no se puede deducir que Jesús se hubiera distanciado de su
familia o que la hubiese dejado en un segundo plano en su vida. Ni con su
respuesta Jesús quiso decir que la familia no tiene importancia o debe ser
marginada.
Lo
que Jesús deja claro es que las relaciones de parentesco no son las más
fuertes. Ni tienen que ser las más determinantes para una
persona. De ser así, los hijos nunca deberían dejar a sus padres
para formar ellos una nueva familia.
Las
relaciones de parentesco son enteramente necesarias. Pero ni son un
fin, sino un medio. Más aún, las relaciones de parentesco son sanas
constructivas cuando producen personas libres, que se relacionan por la fuerza
de una "relación pura", la relación basada en la comunicación
emocional transparente y libre.
3. Cuando
Jesús habla de los discípulos como su nueva familia, lo que en realidad está
diciendo es que lo importante en la vida es la "relación pura", no
basada en ataduras que se nos imponen o en conveniencias e intereses que
corrompen las relaciones entre personas.
Los
discípulos de Jesús le seguían y estaban con él porque entre ellos existía ese
tipo de relación que debería ser motivadora para todos.
San Lorenzo de Brindisi
Año 1619
Lorenzo
significa: coronado de laurel. Laureado. Este santo
ha sido quizás el más famoso predicador de la comunidad de Padres Capuchinos.
Nació
en Brindis (Italia) cerca de Nápoles. Desde pequeño demostró tener una memoria
asombrosa. Dicen que a los ocho años repitió desde el púlpito de la Catedral un
sermón escuchado a un famoso predicador, con gran admiración de la gente.
Cuando
pidió ser admitido como religioso en los Padres Capuchinos, el superior le
advirtió que le iba a ser muy difícil soportar aquella vida tan dura y tan
austera. El joven le preguntó: "Padre, ¿en mi celda habrá un
crucifijo?". "Si, lo habrá", respondió el superior. "Pues
eso me basta. Al mirar a Cristo Crucificado tendré fuerzas para sufrir por amor
a Él, cualquier padecimiento".
La
facilidad de Lorenzo para aprender idiomas y para grabarse en la memoria todo
lo que leía, dejó atónitos a sus superiores y compañeros. Prácticamente se
aprendía de memoria capítulos enteros de la S. Biblia y muchas páginas más de
libros piadosos. Hablaba seis idiomas: griego, hebreo, latín, francés, alemán e
italiano.
Y su
capacidad para predicar era tan excepcional, que, siendo simple seminarista, ya
le fue encomendado el predicar los 40 días de Cuaresma en la Catedral de
Venecia por dos años seguidos. Las gentes vibraban de emoción al oír sus
sermones, y muchos se convertían.
Un
sacerdote le preguntó: "Fray Lorenzo, ¿a qué se debe su facilidad para
predicar? ¿A su formidable memoria?" Y él respondió: "En buena parte
se debe a mi buena memoria. En otra buena parte a que dedico muchas horas a
prepararme. Pero la causa principal es que encomiendo mucho a Dios mis
predicaciones, y cuando empiezo a predicar se me olvida todo el plan que tenía
y empiezo a hablar como si estuviera leyendo en un libro misterioso venido del
cielo".
Los
capuchinos nombraron a Fray Lorenzo superior del convento y luego superior de
Italia. Más tarde al constatar las grandes cualidades que tenía para gobernar,
lo nombraron superior general de toda su comunidad en el mundo. En sus años de
superiorato recorrió muchos países visitando los conventos de sus religiosos
para animarlos a ser mejores y a trabajar mucho por el reino de Cristo. Había
días que caminaba a pie 50 kilómetros. No le asustaba desgastarse en su salud
con tal de conseguir la salvación de las almas y la extensión del reino de
Dios. La gente lo amaba porque era sumamente comprensivo y bondadoso, y porque
sus consejos hacían un gran bien. Siendo superior, sin embargo, servía a la
mesa a los demás, y lavaba los platos de todos.
El
Santo Padre, el Papa, lo envió a Checoslovaquia y a Alemania a tratar de
extender la religión católica en esos países. Se fue con un buen grupo de
capuchinos, y empezó a predicar. Pero en esos días un ejército de 60 mil turcos
mahometanos invadió el país con el fin de destruir la religión, y el jefe de la
nación pidió al Padre Lorenzo que se fuera con sus capuchinos a entusiasmar a
los 18 mil católicos que salían a defender la patria y la religión. La batalla
fue terriblemente feroz. Pero San Lorenzo y sus religiosos recorrían el campo
de batalla con una cruz en alto cada uno, gritando a los católicos:
"Ánimo, estamos defendiendo nuestra santa religión". Y la victoria
fue completa. Los soldados victoriosos exclamaban: "La batalla fue ganada
por el Padre Lorenzo".
El
Papa Clemente VIII decía que el Padre Lorenzo valía él solo más que un
ejército.
El
Sumo Pontífice lo envió de delegado suyo a varios países, y siempre estuvo muy
activo de nación en nación dirigiendo su comunidad y fundando conventos,
predicando contra los protestantes y herejes, y trabajando por la paz y la
conversión. Pero lo más importante en cada uno de sus días eran las prácticas
de piedad. Durante la celebración de la Santa Misa, frecuentemente era
arrebatado en éxtasis, y su orar era de todas las horas y en todos los sitios.
Por eso es por lo que obtuvo tan grandes frutos apostólicos.
Dormía
sobre duras tablas. Se levantaba por la noche a rezar salmos. Ayunaba con
frecuencia. Su alimento era casi siempre pan y verduras. Huía de recibir
honores, y se esforzaba por mantenerse siempre alegre y de buen humor con
todos. La gente lo admiraba como a un gran santo. Su meditación preferida era
acerca de la Pasión y Muerte de Jesucristo.
En
1959 fue declarado "Doctor de la Iglesia", por el Sumo Pontífice Juan
XXIII. Y es que dejó escritos 15 volúmenes de enseñanzas, y entre ellos 800
sermones muy sabios. En Sagrada Escritura era un verdadero especialista.
Cuando
viajaba a visitar al rey de España enviado por la gente de Nápoles para pedirle
que destituyera a un gobernador que estaba haciendo mucho mal, se sintió sin
fuerzas y el 22 de julio de 1619, el día que cumplía sus 60 años, murió
santamente. Ha sido llamado el "Doctor apostólico".
Ruega
por nosotros, querido San Lorenzo, para que no tengamos miedo a gastarnos y
desgastarnos por Cristo y su Santa Iglesia, como lo hiciste tú.
Dijo Jesús: "Si el grano de trigo muere, produce mucho fruto".
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