martes, 28 de julio de 2020

Párate un momento: El Evangelio del dia 30 DE JULIO – JUEVES – 17ª – SEMANA DEL T. O. – A – San Pedro Crisólogo





30 DE JULIO – JUEVES –
17ª – SEMANA DEL T. O. – A –
San Pedro Crisólogo

Lectura del libro de Jeremías (18,1-6):
Palabra del Señor que recibió Jeremías:
«Levántate y baja al taller del alfarero, y allí te comunicaré mi palabra.»
Bajé al taller del alfarero, que estaba trabajando en el torno. A veces, le salía mal una vasija de barro que estaba haciendo, y volvía a hacer otra vasija, según le parecía al alfarero.
Entonces me vino la palabra del Señor:
«¿Y no podré yo trataros a vosotros, casa de Israel, como este alfarero? –oráculo del Señor–.
Mirad: como está el barro en manos del alfarero, así estáis vosotros en mi mano, casa de Israel.»

Palabra de Dios

Salmo: 145

R/. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob
Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R/.
No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes. R/.
Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R/.

Lectura del santo evangelio según san Mateo (13,47-53):
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
 «El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final del tiempo: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno encendido. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Entendéis bien todo esto?»
Ellos les contestaron:
«Sí.»
Él les dijo:
«Ya veis, un escriba que entiende del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando del arca lo nuevo y lo antiguo.»
Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.

Palabra del Señor

1.   Con una imagen que tenía que resultar familiar para gentes que vivían de la pesca en el lago, Jesús les asegura que en el Reino de Dios cabemos todos sin distinciones de buenos y malos. Esas distinciones se harán al final de los tiempos.  Porque el juicio 
corresponde a Dios, no a los hombres.  Lo cual es tanto como decir que el proyecto de Jesús es constitutivamente tolerante respetuoso y acepta a todos sin distinciones ni rechazos. Es el proyecto de la humanidad, el proyecto en el que coincidimos todos los humanos, sean cuales sean nuestras culturas, creencias e ideologías. El proyecto de Jesús no es proyecto de religión, es un proyecto de humanidad.

2.   Toda "religión monoteísta" es, por su misma naturaleza, un "proyecto excluyente".  
Porque, como bien se ha dicho, "ningún dios que verdaderamente se precie tolera otro dios junto a él. Su pretensión es absoluta: pretensión de verdad, de evidencia y de obediencia. ¿Qué dios sería aquel que consiente. la existencia de otros dioses junto a él?...
Los ídolos exigen el reconocimiento de todos, la sumisión a todo precio" (Wolfgang Sofsky).
Es evidente que religión así, no coincide ni encaja con el Evangelio, que es tolerante y acerca a pecadores, extranjeros, personas de otras religiones...

3.   Jesús habla de la separación final de buenos y malos.   Y de castigo al "horno encendido" para los malos, con "rechinar de dientes". Con eso nos indica que Dios hace justicia para gentes que en este mundo causan tanto sufrimiento.
No podemos acabar todos igual si es que Dios es Dios de justicia. Pero lo que no sabemos es en qué consistirá la aplicación de esa justicia para los causantes del sufrimiento humano. En todo caso, una cosa es el castigo del infierno, tal como se ha enseñado tradicionalmente como se nos ha dicho.
Ese infierno eterno no existe, ni puede existir. Porque el castigo nunca puede ser fin, sino que siempre tiene que ser medio (para corregir, evitar otros males mayores, educar...). Pero un infierno eterno no puede ser medio para nada. Es el castigo por el castigo, como fin en sí. Ahora bien, eso es literalmente contradictorio con un Dios que se define como Amor.
     San Pedro Crisólogo


Año 451

Nació alrededor del año 380 en Imola, en la Emilia, y entró a formar parte del clero de aquella población.
En el año 424 fue elegido obispo de Rávena, e instruyó a su grey, de la que era pastor celosísimo, con abundantes sermones y escritos.
Murió hacia el año 450.

Crisólogo significa: el que habla muy bien.
Este santo ha sido uno de los oradores más famosos de la Iglesia Católica. Nació en Imola (Italia) y fue formado por Cornelio obispo de esa ciudad, por el cual conservó siempre una gran veneración. Este santo prelado lo convenció de que en el dominio de las propias pasiones y en el rechazar los malos deseos reside la verdadera grandeza, y que este es un medio seguro para conseguir las bendiciones de Dios.
Pedro gozó de la amistad del emperador Valentiniano y de la madre de este, Plácida, y por recomendación de ellos los dos, fue nombrado Arzobispo de Ravena (la ciudad donde vivía el emperador). También gozó de la amistad del Papa San León Magno.
Cuando empezó a ser arzobispo de Ravena, había en esta ciudad un gran número de paganos. Y trabajó con tanto entusiasmo por convertirlos, que cuando él murió ya eran poquísimos los paganos o no creyentes en esta capital.
A la gente le agradaban mucho sus sermones (y por eso le pusieron el sobrenombre de Crisólogo, o sea: el que habla muy bien). Su modo de hablar era conciso, sencillo y práctico. Sabía explicar muy claramente las principales verdades de la fe. A ratos se entusiasmaba tanto mientras predicaba, que la misma emoción le impedía seguir hablando, y el público se contagiaba de su entusiasmo y empezaban muchos a llorar. En los dos meses más calurosos del verano dejaba de predicar y explicaba así jocosamente a sus oyentes el porqué de esta determinación: "en este tiempo de calores tan bochornosos no les predico, porque ustedes se apretujan mucho para escucharme y con estas temperaturas tan altas llegan los ahogos y trastornos, y después le echan toda la culpa de ello a mis sermones". La gente se admiraba de que en predicaciones bastante breves, era capaz de resumir las doctrinas más importantes de la fe. Se conservan de él, 176 sermones, muy bien preparados y cuidadosamente redactados. Por su gran sabiduría al predicar y escribir, fue nombrado Doctor de la Iglesia, por el Papa Benedicto XIII.
Recomendaba mucho la comunión frecuente y exhortaba a sus oyentes a convertir la Sagrada Eucaristía en su alimento de todas las semanas.
Murió el 30 de julio del año 451.
Quiera nuestro buen Dios concedernos que muchos predicadores y catequistas de nuestro tiempo merezcan también el apelativo de Crisólogos: los que hablan muy bien.
Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica. (Lc, 8, 21)



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